NOVENA EN HONOR DE LA MILAGROSA IMAGEN QUE CON EL TÍTULO
DE
NUESTRA
SEÑORA DE LOS DOLORES DEL RAYO
Que
se venera en la Parroquia de San Miguel Zinacantepec
Compuesta
por el
Lic.
Don Juan de Dios Revelo,
Cura
Juez eclesiástico encargado de dicha Parroquia.
El
Exemo. y Revmo. Señor Obispo en Acuerdo de hoy ha tenido a bien disponer diga a
Ud., como tengo el honor de hacerlo, que como Ud. lo pide. autoriza la reimpresión
de la NOVENA EN HONOR DE LA MILAGROSA IMAGEN DE NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES
DEL RAYO, debiendo observar las correcciones que se han hecho. Póngase en una
de las primeras páginas:
Nihil
Obstat.
Mons.
J. Trinidad Ambris,
Censor.
IMPRIMATUR
+
Arturo,
Obispo
de Toluca.
Toluca,
Méx. Marzo 16 de 1962.
El
Exemo. y Revmo. Sr. Obispo concede 100 días de indulgencia cada día de la
Novena.
Zinacantepec,
Méx. Diciembre del 2013
DEDICATORIA
El consuelo y alegría,
En la Imagen poderosa
Del Rayo, Virgen hermosa,
A la Sagrada María
como a Madre luce pila
con justicia y con razón
Probando con devoción
Zinacantepec su amado,
Le dedica con agrado
Esta pequeña oblación
ACTO
DE CONTRICIÓN
Dulcísimo
Jesús crucificado, amantísimo Padre y Redentor mío, bien conozco que el peso de
mis enormes inquietudes me debía apartar de vuestra soberana presencia,
avergonzado y confuso al advertir mi delincuente ingratitud. Pero persuadido
íntimamente de vuestra infinita misericordia, me acerco arrepentido a vuestros
pies, confiando en la bondad con que recibís a toda criatura que pide humilde y
contrita el perdón de sus pecados. Yo soy quien os tenga más agraviado con mis
culpas. Yo soy el hijo ingrato, que ignorante me he separado vuestra casa. Yo
soy la desagraciada oveja, que ciega me he extraviado de vuestro redil. Mas ya
conozco lo torcido de mis caminos: ya quiero corresponder a los impulsos de
vuestra gracia y ya anegado en un torrente de lágrimas solicito con ansia
vuestra amistad. Ea, dulcísimo Padre mío, acábense los enojos: vea yo ese
Rostro inclinado en mi favor; suspéndanse los efectos de vuestra justicia, y
escúchense los gemidos de mi pobre corazón, que, a pesar del demonio y su
poder, con arrepentimiento clama: pequé, Señor ten piedad de mí, pequé, Padre
amoroso, tened misericordia de mí. Esta espero y prometo con vuestra gracia no
volver a ofenderos. Amén.
DÍA
PRIMERO
ORACIÓN
¡Oh
Señora la más digna del amor y respeto de los hombres! llegó el día feliz
determinado en los decretos del Altísimo, para que por medio de un prodigio
comenzaras a recibir de estos ingratos hijos tuyos, los humildes homenajes que
te habían negado. ¡Cuánto tiempo nos fue desconocida esta tu imagen
hermosísima! Yo adoro los ocultos secretos de la Provincia: me avergüenzo al
recordar los desprecios y abandono con que fue tratada la belleza de tu
simulacro; más en ellos mismos veo tu generosa protección, eres la Soberana
bienhechora de los hombres; y deseando manifestarte en todas mis acciones
cuánto te amo, acudo a ti animado de los beneficios con que siempre me has
favorecido. Tu liberalidad alego: alcánzame lo que te pido, para que, siendo
hijo amante tuyo en esta vida, sea tu pequeño compañero en la otra. Amén.
-Se
rezan tres Aves Marías
ORACIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS
Hermosísima
Reina y Madre mía, que, bajo la advocación consoladora de Nuestra Señora del
Rayo, te has dignado favorecer con tanta largueza a este pueblo, dichoso
ciertamente por ser tuyo: ¿Quién pudiera corresponder dignamente a los afectos
admirables de tu amor? ¿Quién lograra estar en un todo dedicado a tu servicio?
¿Quién pudiera hacer acciones tales que le granjearan el título de hijo digno
de tan soberana Princesa? Tú, desde el prodigio en que comenzó nuestra
felicidad, has querido derramar a manos llenas sobre todos nosotros los tesoros
de tu poder y beneficencia. Tú has puesto aquí tu asiento, como allá en la
imagen de Guadalupe, para oír piadosa las peticiones de los que menesterosos te
suplicamos. Tú, tierna y compasiva Madre, miras con ternura las lágrimas de tus
hijos que imploran tu valimiento. Tú, en fin, has dispuesto ser el baluarte
inexplicable, el fuerte escudo y la invencible defensa de este querido pueblo tuyo
de Zinacantepec. Pues ahora es tiempo, Señora, que manifiestes más que nunca
los impulsos poderosos de tu amor. En otras ocasiones has traído amante las
aguas, has calmado poderosa las hambres, has retirado las desgracias, has
bendecido los campos y has defendido a tus devotos: pues retira ahora, ahuyenta
y aleja de nosotros el azote que tan justamente nos amenaza, ya que
arrepentidos nos acogemos a tu favor. Bien conocemos que, irritado Jesucristo
por nuestras iniquidades, tiene el brazo levantado para castigar tanta ofensa y
tanta ingratitud. Pero dile, que este es tu pueblo; dile, que somos tus hijos;
dile que tú eres la defensa para que en nosotros no se ejecute el castigo que
merecemos; dile que ayudados con su gracia nunca más volveremos a. pecar. ¡Ah!
ya me parece que veo ese Rostro risueño; ya levanto la vista y observo una
hermosura, una mansedumbre, un cariño que llena mi corazón de las más completa
confianza; ya adquiero nuevos alientos, y ya cuento por conseguido lo que
pretendo. Muévante mis lágrimas, muévate mi miseria, y muévate el que en todo
momento amante repito: bendita seas, ¡oh Virgen poderosa! bendita seas,
tiernísima Madre mía: bendita seas para siempre. Amén.
GOZOS
Ya
que eres la protectora
de
este tu pueblo querido,
Escucha
el triste gemido
con
que tu favor implora.
Este pueblo no invocaba
en tu imagen tu poder:
no sabía corresponder
a la que tierna la amaba.
Por ti ya feliz aurora,
de su letargo ha salido:
Sin aquel culto especial
que tu imagen merecía
nadie te reconocía
cual remedio universal:
Siempre, Madre, como ahora
tu pueblo te ama rendido:
Cuando a ti menos clamó
un rayo horrible espantoso,
qué signo tan prodigioso!
tu dulce amor le advirtió:
Y pues luego, gran Señora
fue tu pueblo distinguido.
Desde entonces, con razón
reconoce en tu pintura,
la soberana hermosura,
que roba su corazón.
Y pues como bienhechora
te venera agradeciendo:
Ea, Virgen toda hermosa,
Ea, Purísima María,
Ea, Madre dulce y pía,
Ea, Princesa poderosa:
Mira el mal que a otro devora;
mira tu pueblo querido:
Y si en cualquier ocasión
que amantes te hemos buscado,
al punto hemos alcanzado
tu amorosa protección:
Osténtate defensora
de un vecindario afligido:
Ya conoce que irritado
está el Dios Omnipotente;
advierte que el delincuente
con sus culpas le ha excitado
Pero sus pecados lloran
y se acerca arrepentido:
Oh Virgen santa, perdón,
oh Virgen tierna, piedad,
oh Virgen dulce, templad
nuestra pena y aflicción!
Y pues como protectora
el pueblo te ha conocido:
Ave, del cielo alegría;
Belleza del firmamento:
Ave, del Rayo escarmiento,
Azote de la herejía.
Ave, Sagrada María:
Ave, matizada rosa,
Por excelencia, la hermosa
Hija del mismo Dios Padre
De Dios Hijo, digna Madre,
Del Santo Espíritu Esposa.
DÍA
SEGUNDO
ORACIÓN
¡Oh
Madre amantísima! cuando Jesucristo irritado con las maldades y ofensas de este
pueblo, parece que iba a tomar venganza de ellas, cubriendo el cielo de
espantosas nubes que amenazaban con horribles rayos a todos sus ingratos
habitantes; tú tierna y compasiva bienhechora, te interpones entre Dios y los
hombres, ruegas, alegas, tu favor, suplicas por los que habían de ser amados
hijos tuyos, y sirviendo tu imagen sacrosanta como de un escudo impenetrable
defiendes de la indignación divina al desgraciado pecador que la había
provocado con sus culpas. Justo era, Madre mía, que desde entonces te miraran
como el blanco de su amor y reconocimiento, cuántos no habían tenido la
felicidad de corresponder a tus primeros beneficios. Por tan señalado favor te
suplicamos, Señora, que, continuando los oficios tiernos de Madre cariñosa, nos
alcances del Eterno lo que te pedimos siendo para gloria tuya, honra suya y
bien de nuestras almas. Amén.
-Se
rezan tres Aves Marías
DÍA
TERCERO
ORACIÓN
Emperatriz
Soberana de los cielos, en cuyo honor al descargar una deshecha tempestad sobre
tu hermosa imagen, quiso Dios dejarnos un testimonio auténtico de respeto y
veneración con que debes ser tratada, haciendo que el rayo, sin tocar las
perfecciones de tu simulacro, ejerciese su poder en el lienzo que lo contenía,
y manifestando así que aun las cosas inanimadas te reconocen como su Reina y
Señora: yo te suplico, que encendido mi corazón en amor tuyo y penetrado de
aquella sumisión con que los mortales deben venerarte, lo manifieste siempre
con mis obras y que, alcanzando en esta vez lo que te pido, me sirva para
alabarte y bendecirte en la mansión del cielo Amén.
-Se
rezan tres Aves Marías
DIA
CUARTO
ORACIÓN
¡Oh
tierna y afligida Madre de Jesús! Cuantos motivos de vergüenza y confusión se
me presentan cuando fijando vista en esta dolorosa imagen tuya, advierto esa
cruz, que rayo de una manera casual parecer dejó bien estampada en manto que la
cubre. Al observarla en tu pintura, recuerdo los amarguísimos dolores que
dividieron tu inocente Corazón, y conozco que me enseñas mortificación y
penitencia, gusto y la conformidad en los trabajos, la necesidad en que estamos
de la cruz hasta muerte. Ya me conformo, Señora, con las disposiciones del
Altísimo, bendeciré mil veces pode rosa mano de mi Padre celestial aún en momentos
que enojado por mis culpas castigue. Pero esto no me pide el que, como hijo
tuyo verdadero, me acoja en tu soberano patrocinio, para librarme de la pena
eterna que tan justamente he merecido. Yo sé, Madre mía, que mis lágrimas
mezcladas con las tuyas serán agradables a mi Dios, y que, alcanzándome ahora
una sincera penitencia, se convertirán después en el inefable gozo que por tu
amor espero. Amén.
-Se
rezan tres Aves Marías
DÍA
QUINTO
ORACIÓN
¡Dulcísimo
encanto y poderoso imán de nuestro Corazón! Virgen sagrada María, que después
de los maravillosos prodigios con que Dios nos obligó a venerarte en la belleza
de esta imagen, comenzaste a hacernos más sensible tu poderoso patrocinio para
atraerte el Corazón de los que, siendo tuyos por justicia, aún no te habías
servido como su Reina y Señora: por esos mismos beneficios te suplico que,
entrando yo en el número de los queridos hijos tuyos, a quienes te has dignado
proteger singularmente, participe también de los ricos e inagotables tesoros de
tu amparo, alcance lo que te pido en esta novena, y que mi corazón, agradecido
a tus favores, no ame sino a ti después de Dios, para adorarle en tu compañía
en la gloria. Amén.
-Se
rezan tres Aves Marías
DÍA
SEXTO
ORACIÓN
¡Oh,
Excelsa Señora del cielo y de la tierra! tú eres el canal rectísimo por donde
Dios derrama, en beneficio del miserable pecador, los inmensos raudales de su
misericordia infinita: así lo publican los favores sin número que disfrutamos
los que, con efecto de hijos, humilde confianza y constante resignación en las
disposiciones del Altísimo, nos acogemos a ti, venerándote en esa tu imagen
hermosísima del Rayo. Aun cuando la naturaleza obediente siempre a los decretos
de su autor, lucha contra nosotros para castigar nuestras maldades y nos niega
las lluvias tan necesarias a los campos para que nos den el alimento
indispensable; apenas se implora tu favor, y el corazón humillado se manifiesta
arrepentido; cuando enternecidas tus entrañas de dulzura, escuchas con agrado
los clamores de los que te invocan. ¡Oh, cuántas veces este venturoso pueblo no
ha podido acabar de tributar sus obsequios, por las abundantes lluvias que te
has dignado enviarles a sus primeras súplicas! El poder de tus ruegos es
inmenso, el amor a tus devotos, sin medida. Yo, pues, confiado en ese mismo
amor, espero alcanzar por ti lo que te pido, vivir siempre con arreglo a la ley
de Jesucristo, para no provocar su indignación, y conseguir al fin la inmarcesible
corona de la gloria. Amén.
-Se
rezan tres Aves Marías
DÍA
SÉPTIMO
ORACIÓN
¡Oh
Madre consoladora de los afligidos! Con qué satisfacción escucho a tantos
pobres y necesitados, que, al bendecirte agradecidos, si publican sus miserias
e indigencia, publican también las liberalidades de una Madre, que, compasiva y
cariñosa, los consuela en su necesidad, y les alcanza cuanto le piden. Cuando
más afligidos parece que van ya a perecer en la mendicidad, un socorro
inesperado, una limosna no pedida, les hace advertir que los ruegos de su Reina
saben inclinar en su favor la inescrutable providencia del Altísimo. Sí, la
grandeza de los príncipes del mundo se conoce por la multitud de ricos y
poderosos cortesanos que los cercan; la tuya, oh Reina soberana, brilla tanto
más agradable y majestuosa, cuanto es mayor el número de personas infelices que
confiadas en tus misericordias te rodean. Yo como una de ellas, postrada a tus
plantas te suplico, me alcances del señor lo que te pido, y que siendo yo tu
pobre en esta vida, sea tu cortesano al rededor del trono que ocupan en el
cielo. Amén.
-Se
rezan tres Aves Marías
DÍA
OCTAVO
ORACIÓN
¡Oh
María dulcísima! No puedo menos que derramar las más tiernas lágrimas de
regocijo, cuando dirigiendo la vista por la extensión toda del templo, no
encuentro más que monumentos clarísimos de la gratitud y reconocimientos de tus
hijos, que comprueban hasta la evidencia Lo seguro y poderoso de tu patrocinio.
El pobre tullido el triste ciego, el desgraciado enfermo, el miserable
afligido, todos publican que de aquí han sacado su alivio, su alegría su salud
y su descanso: todos ensalzan tus singulares beneficios al colocar agradecidos
sus ofrendas en presencia de tu hermosa imagen. Yo, pues, confío, Señora, que
conseguiré lo que te pido en esta vez y que ofreciéndote en presente todo mi
corazón en esta vida, quedaré limpio de las asquerosas manchas de mis culpas, y
hermoseado con la gracia y las virtudes, poseeré a Dios en la gloria, en donde
espero bendecirte eternamente. Amén.
-Se
rezan tres Aves Marías
DÍA
NOVENO
ORACIÓN
¡Oh,
agraciada princesa de los cielos, hija amabilísima del Eterno Padre, no halla
mi afectuosa devoción expresiones bastante significativas, para declararte la
humilde confianza con que dirijo a ti mis ruegos, en presencia de esta imagen
tuya! El recuerdo de los infinitos males que han afligido a nuestra débil y
quebradiza naturaleza, me hace formar la más sublime idea de tu poderosa
protección. Mientras otros desgraciados pueblos han sufrido otras veces recios
golpes de la justicia divina irritada por la culpa, nosotros protegidos
singularmente por tu amor y escudados con tu imagen soberana, hemos sido tratados
como hijos predilectos, como unos hijos para quienes fueron tiernas miradas de
misericordia, lo que para otros eran terribles señales de cólera y de
indignación. Ruega, pues, ahora, por nosotros, alcánzanos lo que te pedimos en
esta novena; para que siendo felices en este mundo con la felicidad que trae
consigo la virtud, lo seamos también en la patria verdadera. Amén.
-Se
rezan tres Aves Marías
ORACION
QUE SE DIRÁ EL ÚLTIMO DÍA
Llegó por último el momento, amada Madre mía, en que se concluyan los humildes reverentes cultos que te hemos tributado. Convencidos de nuestra iniquidad hemos clamado a la presencia de tu prodigiosa imagen, con la dulce confianza que inspira tu poder; hemos implorado tu favor, hemos procurado poner de nuestra parte el arrepentimiento y penitencia. Nuestras peticiones serán bien despachadas, si tú, Virgen clemente, te dignas dirigir hacia nosotros una mirada de piedad. Vuelve, pues, hacia estos desgraciados pecadores que te buscan ese tu rostro amabilísimo; atiende nuestros ruegos, con aquel tierno interés con que una madre escucha a su hijo miserable y afligido. Tú eres la Madre de los pecadores: alcánzanos lo que te pedimos, y, sobre todo, que, creciendo más y más nuestra confianza en ti, te miremos siempre como el remedio universal de nuestros males y logremos al fin de nuestra vida alabar y bendecir a Dios en la mansión del cielo. Amén.
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