NOVENA PIADOSA AL PROTOMARTIR SAN
ESTEBAN
Para alcanzar por su mediación el remedio y alivio en cualquiera
enfermedad corporal o espiritual.
A devoción de un apasionado suyo.
Imprenta de Galván. A cargo de Mariano
Arévalo. Calle de Cadena, No. 2.
México, año 1841.
ADVERTENCIA.
Aunque por necesidad o devoción puede
hacerse esta novena en cualquier tiempo del año, parece será más a propósito
señalar dos, atendiendo a la festividad con que en ellos celebra la Iglesia a
nuestro Santo. En el primero deberá comenzarse el día veintiséis de Julio, para
concluirse el tres de agosto, día de la Invención del Cuerpo de San Esteban: y
en el segundo, se comenzará el diez y ocho de diciembre, para concluirse el veintiséis,
día de su glorioso Tránsito.
-Puesto ante la imagen
del Santo, y hecha la señal de la cruz, reza el siguiente
ACTO DE CONTRICION
Jesús mío
amantísimo, Dios y hombre verdadero, dulce vida de mi alma, única esperanza mía;
movido de vuestra piedad, seguro de vuestra clemencia, y confiado en vuestra
misericordia, os digo, penetrado mi corazón de dolor, que me pesa en el alma de
haberos ofendido. No más pecar, Padre mío amabilísimo, os lo prometo asistido
de vuestra divina gracia. Concedédmela, Jesús mío, para perseverar en vuestro
servicio hasta el fin de mi vida. Amen.
ORACION PARA TODOS LOS DIAS
Altísimo
Señor y Dios eterno, reconocido a la multitud de beneficios que he recibido sin
méritos de tu mano liberal, os doy cuantas gracias puedo con toda la extensión
de mi alma. En cambio, de tanto amor, me someto gustoso a hacer ahora y siempre
vuestra santísima voluntad. Padeceré, si vos queréis que padezca; pero
permitidme, dulce bien mío, que os repita los gemidos de mi corazón. Esta
enfermedad que ahora me aqueja, me es demasiado sensible por las circunstancias
que la acompañan. Vos solo podéis sanarme. No me atrevo a pediros por mí mismo
esta gracia, porque conozco mi indignidad: elijo en abogado a vuestro
protomártir Esteban, y por su mediación espero firmísimamente conseguir el
consuelo que solicito, para gloria vuestra y provecho de mi alma. Amen.
DIA PRIMERO
San Esteban
en su juventud se distinguió de los demás por la pureza de sus costumbres.
ORACIÓN
Bienaventurado
protomártir Esteban, con la confianza que me inspira tu poderosa protección,
recurro a ti en este día para que la ejercites en mi favor: tú en la presencia
de Dios estás mirando mi aflicción, mi congoja, mi dolor. Compadécete de mí por
quien eres: interésate por mí con el Señor: que me sane de esta molesta
enfermedad, si me conviene, para la salvación de mi alma. Para obligarte,
propongo con la gracia del Señor, imitar tus virtudes; y en tu obsequio me esmeraré
hoy en dar buen ejemplo a los demás, acordándome de la pureza de costumbres que
desde tu juventud te distinguió del resto de los fieles. Alcánzame los auxilios
que necesito para no desfallecer en mis propósitos, y que después del destierro
de esta miserable vida, merezca en tu compañía la posesión de la gloria. Amen.
-En conclusión,
se rezan todos los días siete Padrenuestros, en memoria de los siete dones del
Espíritu Santo, que podrán alternarse con su himno en la forma siguiente:
Ven, Criador,
Espíritu divino,
Nuestra potencia
con tu amor inflama,
Y los humanos
pechos que criaste,
Llena benigno de
divina gracia.
Padre nuestro.
Tú eres aquel Paráclito
bendito
Del Altísimo Dios,
dádiva santa,
Caridad, fuente
viva, fuego puro,
Remedio general y unción
sagrada.
Padre nuestro.
Tú por tus siete
sacrosantos dones,
Dedo de la paterna
diestra sabia,
Eres promesa suya
que enriquece
Apostólicas
lenguas y gargantas.
Padre nuestro.
Enciende en los
sentidos tu luz pura,
Infunde el santo
amor en nuestras almas,
Y a la fragilidad
de nuestros cuerpos,
Dé perpetuo vigor
tu mano grata.
Padre nuestro.
De nosotros arroja
al enemigo,
Danos la paz de
todos esperada,
Para que siendo
así tú nuestra guía,
Evitemos por ti
toda desgracia.
Padre nuestro.
Conozcamos al
Padre por tu influjo,
Al Hijo y a ti
mismo, su luz clara,
Espíritu supremo,
que procedes
Del amor de los
dos, divina llama.
Padre nuestro.
Sea al Eterno
Padre gloria eterna,
Y al Hijo
victorioso, que con palma
Resucitó del seno
de la muerte,
Por los siglos que
en ti nunca se acaban.
-Padre
nuestro.
ORACION
Oh
Dios, que con la luz del Espíritu Santo ilustraste los corazones de los fieles;
haz que el mismo Espíritu ilumine nuestras almas, imprimiendo en ellas su
verdad, y que las consuele siempre por medio de un gozo todo celestial. Por
nuestro Señor Jesucristo. Amen.
DIA SEGUNDO
De los
siete Diáconos que se escogieron, fue el primero Esteban, como que era el más
recomendable por su fe.
ORACION
Protector
mío San Esteban, que como estrella resplandeciente lucís en el firmamento de la
Iglesia; apiadaos de este pobre enfermo que espera el remedio de sus males por
vuestra intercesión y valimiento. Adoro respetuoso y bendigo el nombre del
Señor, o bien me dé salud, o me la quite: pero si me es lícito, sin oponerme a
su divina voluntad, suplicarle pase de mí el cáliz de esta tribulación, quiero
merecer este favor por vuestros poderosos ruegos. Para obligaros propongo, ayudado
de la gracia, no desmentir jamás con mis obras la fe que por mi dicho profeso.
En vuestro obsequio procuraré hoy no perder de vista la presencia de Dios, muy
confiado que por su infinita misericordia, alcanzaré el perdón de mis culpas,
que detesto, y después de mi muerte la eterna gloria. Amen.
DIA TERCERO
El
nuevo carácter de Diácono, aumentó la plenitud de gracias y de virtudes que ya tenía
Esteban antes de su elección.
ORACION
Mi
amado patrono San Esteban héroe invicto de la religión del Crucificado, cada día
crece en mi alma el afecto hacia vos y la esperanza en vuestro patrocinio. ¿Permitiréis,
Santo mío, que queden defraudados mis deseos? Si desatendéis mis súplicas por
mi indignidad, oídme si quiera por la gloria que le ha de resultar a Dios, de
que me impetréis el beneficio de la salud que por vuestra mediación solicito. Para
obligaros propongo, ayudado de la gracia, esmerarme desde hoy en hacer cierta
mi vocación al cristianismo por medio de buenas obras: y en obsequio vuestro,
socorrer en este día a tres pobres, para redimir con la limosna la deuda de mis
pecados pasados, que abomino con toda mi alma; pues ya no apetezco ni suspiro
por otra felicidad, que la de la eterna gloria, donde espero alabar eternamente
a Dios en vuestra compañía. Así sea.
DIA CUARTO
Jamás
interrumpió Esteban los ejercicios de su celo.
ORACION
Bienaventurado
Esteban, predicador celosísimo de la divina palabra: yo te saludo y te invoco
en este día, reproduciendo para mover vuestra compasión las voces de mi dolor.
Mi alivio, Santo mío, pende en gran parte de vos: así lo creo piadosamente.
Hablad en mi favor, interponed vuestros respetos; pedidle al Omnipotente que me
sane, y conseguiré la salud y el consuelo, si así conviene para mi salvación.
Para obligaros propongo, ayudado de la divina gracia, no interrumpir jamás por
respetos humanos los ejercicios de piedad y devoción: y en obsequio vuestro, me
esmeraré en este día en cumplir con exactitud todas mis obligaciones, pues
conozco que la verdadera felicidad consiste en vivir en gracia para merecer la
eterna gloria: concédamela Dios. Amen.
DIA QUINTO
De
todas las sinagogas salían muchos a disputar con San Esteban, pero no hubo
quien pudiese responder a los argumentos que les hacía.
ORACION
Esforzado
campeón de la milicia de Jesucristo, que con tu triunfadora elocuencia
postraste a todos sus enemigos; recibe del menor de tus devotos los plácemes y
parabienes por la gloria con que ha premiado el Omnipotente tus relevantes méritos.
Y ya que en esa patria dichosa conservas la caridad, te ruego vuelvas hacia mí
tus ojos y me compadezcas. Sé mi abogado; alcánzame la salud si me conviene.
Para obligarte propongo con la gracia del Señor, nivelar mis obras a las máximas
del Evangelio, aborreciendo siempre las pompas mundanas que renuncié en el
bautismo: y en tu obsequio aprovecharé hoy cuantas ocasiones se me ofrezcan de
humillarme. Alcánzame la gracia que necesito para perseverar en mis propósitos,
y tendré la dicha única a que anhelo, que es amar a Dios en esta vida y
poseerlo por una eternidad en la gloria. Amen.
DIA SESTO
Mientras
sus enemigos disponían darle la muerte, tenía Esteban fijos los ojos en el
cielo.
ORACION
¡Oh
feliz у afortunado patrón mío San Esteban! ¿Qué haré yo para merecer el favor
que solicito? Si no os mueve a favorecerme mi misma necesidad, tendré que ceder
de mi empeño. Mas no .... no se diga de vos que despreciáis al que en vos confía.
Atended a mis clamores, dejaos mover de mis lágrimas. Estoy enfermo; alcanzadme
la salud, si me conviene. Para obligaros propongo, ayudado de la gracia del
Señor, procurar desde hoy el vencimiento de mi pasión dominante, y en obsequio
vuestro tendré todo este día en mis pensamientos, palabras y obras, fijos los
ojos del alma en el cielo, para que nada de este mundo sea capaz de apartarme
del amor de mi Dios, a quien sea dada toda gloria ahora y en la eternidad.
Amen.
DIA SEPTIMO
Arrastraron
al Santo fuera de la ciudad para quitarle la vida con aquel género de suplicio
que ordenaba la ley contra los blasfemos.
ORACION
Gloriosísimo
levita Esteban, por la incomparable gloria que tuviste de ser el primero en dar
tu sangre y vida por Jesucristo, te pido lleno de confianza en tu patrocinio,
me compadezcas en la presente necesidad. No pretendo contrariar la voluntad de
Dios; pero sí deseo me dé la salud por tu mediación, para que los enemigos de
su santo nombre se conviertan o se confundan, y los que lo aman y adoran se
confirmen en la fe y alaben sus misericordias. Para obligarte propongo, con el
favor divino, morir antes que faltar a la fe, y en tu obsequio rezaré hoy el
Credo cuantas veces oyere el reloj. Espero intercederéis por mí para que acabe esta
vida en gracia y con siga la eterna gloria. Amen.
DIA OCTAVO
Mientras
lo apedreaban, exclamó Esteban en alta voz: Señor, no les imputéis a mis
enemigos este pecado.
ORACION
Bienaventurado
Esteban, discípulo fidelísimo de la escuela de Jesús: si abrasado en caridad
rogaste a imitación del divino Maestro por tus enemigos, ¿qué no deberé esperar
yo, que te amo, te venero, te aplaudo y celebro tu heroísmo? Creería agraviaros
si dudara que os interesáis por mi salud. Seguid, Santo mío, pidiéndosela al
Señor, si me conviene. Para obligaros, no solo perdono de corazón a todos mis
enemigos, sino que propongo, ayudado de la divina gracia, corresponder con
beneficios a los que me agraviaren; y en obsequio vuestro daré hoy de comer a
un pobre. Oídme, compadecedme; alcanzadme la gracia que os pido, y que después
de este destierro vuele mi alma a la gloria. Amen.
DIA ÚLTIMO
Pasó
San Esteban dulcemente al descanso del Señor.
ORACION
Protector
mío amantísimo, la memoria de vuestra dulce y santa muerte conforta hoy mi corazón.
Yo veo con la mayor complacencia que todo coopera a hacer más plausible, más
célebre vuestro último triunfo. Jesucristo que se os aparece .... la Iglesia
toda que os aplaude ... vuestros mismos enemigos que, impacientes por daros la muerte,
os anticiparon el goce de la verdadera felicidad. Pues yo también quiero
cooperar, si es posible, al aumento de vuestra gloria. Alcanzadme la salud que
os he pedido en esta novena, y conozca el mundo entero que sois poderosísimo
para alcanzar del Señor cuanto necesiten vuestros devotos. Para obligaros
propongo, ayudado de la gracia del Señor, hacer desde ahora lo que quisiera
haber hecho en la hora de mi muerte: y en obsequio vuestro recibiré el primer día
que pueda, como por viático, los santos sacramentos de confesión y comunión.
Pedidle, abogado mío, al Señor, fortalezca y confirme con sus auxilios mis
propósitos, para que algún día alabemos juntos al tres veces Santo por toda una
eternidad en el cielo. Amen.
-Se
reza en conclusión lo que todos los días, y después tres Ave Marías a la
Santísima Virgen, saludándola en ellas como a Hija de Dios Padre, Madre de Dios
Hijo y Esposa de Dios Espíritu Santo, Templo y Sagrario de la Santísima
Trinidad, las que se ofrecerán con la siguiente:
ORACION
Acuérdate
¡Oh piadosísima Virgen María! que no se ha oído hasta ahora que alguno que
recurriese a tu patrocinio, que implorase tu auxilio, que pidiese tu socorro,
haya sido desamparado: yo, animado de esta confianza, vengo a ti, me refugio a ti;
yo, pecador, gimo delante de ti. No quieras, ¡Oh Madre de la palabra eterna!
despreciar mis palabras: óyeme favorable, y haz lo que te suplico. Amen.
Hecho
un resumen de las indulgencias concedidas a los que recen esta Oración, ascienden
a veintidós años y trescientos días; y acostumbrándose a rezarla, ganarán indulgencia
plenaria en el día de Nuestra Señora de Guadalupe, si confesados y comulgados,
hicieren la Oración acostumbrada por la exaltación de nuestra santa fe, extirpación
de las herejías, etc.
FIN
-Colaboración de Carlos Villaman
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