domingo, 16 de enero de 2022

NOVENA A SAN ANTONIO ABAD


NOVENA OBSEQUIOSA EN GLORIA Y VENERACION DEL ESCLARECIDO PADRE DE LOS ANACORETAS SAN ANTONIO ABAD

 

CON LICENCIA.

 

Librería de los Sucesores de Font, Bajada de la Cárcel Núm. 5.

Barcelona, España. Año 1860.

 

ADVERTENCIAS

I. Que procuren implorar la Divina Gracia, confesando y comulgando primero, y último día de la novena; y cuando no pudieren en estos, lo harán en cualquiera de los nueve, preparándose con toda la diligencia posible, para agradar a Dios, y alcanzar, mediante la intercesión de nuestro Santo, los favores, que cada cual pidiere.

 

II. Que en el discurso de esta novena, se ejerciten en algún acto de humildad, de obediencia, de caridad, o misericordia, perdonando de corazón las injurias de nuestros prójimos, dando limosna á pobres, visitando enfermos, o encarcelados, rogando a Dios por las benditas almas del Purgatorio, por la paz, y concordia entre los Príncipes cristianos, extirpación de las herejías, y exaltación de la santa madre Iglesia católica romana; por ser semejantes obras, y ejercicios tan del gusto de su Majestad Divina y obsequio de nuestro Santo.

 

III. Que no pudiendo venir a la Iglesia, donde se practicare esta novena, por algún impedimento, o por distancia, enfermedad, o ausencia, o faltaren algún día de los nueve, por el mismo respeto, podrán hacerla en otra Iglesia, o en un retiro decente de sus casas, o en algún oratorio, delante de una Imagen de nuestro Santo, conformándose en cuanto fuere posible, con las advertencias dichas.

 

IV. Que en caso de no poder confesar y comulgar, se ejercitarán en alguna obra de piedad, o virtud, a discreción, y parecer de un Confesor prudente.

 

V. Que no sabiendo leer las deprecaciones, y oraciones contenidas en esta novena, harán que las lea otro; y en falta de este, lo podrán practicar en el mejor modo, que les dictare su devoción, y afecto, rezando los tres padres nuestros, tres aves marías, y tres gloria patris, con el credo, al Santo, rogándole, que por su intercesión, nos libre a todos, de nuestros tres mayores enemigos, para merecer una santa, y buena muerte. Amen.

 

 

MODO

Congregado que estuviere el pueblo en la Iglesia, a la hora competente, sea por la mañana, o por la tarde, bien que lo más oportuno suele ser por las tardes, hincados todos de rodillas, delante la Imagen de San Antonio Abad, hacen la señal de la cruz, y acompañando al sacerdote que hará de Preste, dirán con voz clara, y distinta, muy compungidos de corazón, lo que irá leyendo, del tenor siguiente:

 

 

ACTO DE CONTRICION

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, padre de mi vida, y redentor de mi alma, por ser quien sois, bondad infinita, perfección inmensa, me pesa de haberos ofendido, pésame mi buen Jesús de haber pecado, únicamente por quien eres, digno de ser amado, y porque os amo, y adoro más que a mi vida, más que a mí alma, sobre todas las cosas: merezca, Señor, vuestra piedad, y clemencia, para no volver más al miserable estado de la culpa, que de lo íntimo de mi corazón aborrezco una y mil veces, os prometo firmemente de nunca más pecar, ni ofenderos, asistido de vuestra divina gracia, que espero y confío, para serviros en esta vida, y ala baros después en la eternidad de la Gloria. Amen.

 

 

ORACION PARA TODOS LOS DIAS DE ESTA NOVENA

Poderoso, grande, y divino Antonio, a quien, cual Sol luminoso del Oriente, puso el Cielo en los incultos Páramos de la Tebaida, y Egipto, para desterrar las confusas tinieblas del infernal abismo, que infectaban atrozmente aquellas soledades: postrado a vuestras plantas con todo rendimiento, os ruego, intercedáis con mi Dios y Señor, para que ahuyentadas de mi alma las lobregueces de la culpa, y obscuras sombras del pecado, logre al influjo de vuestras peregrinas luces, en este valle triste, lleno de miserias, el venturoso triunfo de mis tres mayores enemigos, Mundo, Demonio, y Carne, así como vos supiste repetidas veces, en la vasta soledad del Yermo, vencer sus crueles asaltos, y combates: merezca, Oh santo mío! tan singular favor, como os suplico, y la deseada felicidad de una buena muerte, que es el principal fin, a que aspiran mis clamores, en esta pía y obsequiosa novena, que a mayor gloria vuestra, y para bien de mi alma, muy humilde os ofrezco en vuestras Aras. Amen.

 

DIA PRIMERO

Este día podrá meditarse a nuestro Santo, como camino de perfección, por aquel gran desapropio, que hizo de todos los bienes, y riquezas, que heredó de sus nobles padres, y como liberalmente las repartió entre pobres, por seguir el consejo de Cristo Señor nuestro, cuando dijo en boca del sagrado Evangelista S. Mateo, al capítulo diez y nueve de su evangélica historia: Si quisieres ser perfecto, anda , y vende cuanto tienes, dalo a los pobres, ven, y sígueme, y tendrás el más rico tesoro allá en el Cielo.

 

ORACION

¡Oh mi Dios y Señor, siempre inefable! Pues que vuestra arcana providencia dispuso en nuestro venerable Antonio, que desde los primeros albores de su edad temprana, a la voz del Evangelio Sacro, supiera desprenderse de todo lo terreno, con que hallara el seguro camino de perfección en sus progresos: Suplicoos humildemente, la dicha de imitar a nuestro Santo, aborreciendo con todas veras lo instable, y caduco de esta vida, para que con seguridad consiga semejante camino, por donde todas mis operaciones se encaminen, conforme al gusto, y obsequio de vuestra Majestad Divina, y para bien de mi alma. Amen.

 

-Aquí se rezarán con voz clara, e inteligible tres Padre nuestros, tres Ave Marías, y tres Gloria Patris, con un Credo, y acabados, podrá cada cual pedir al Santo interiormente, con muy devoto afecto, y firme confianza, el favor especial, que deseare y después decirle la siguiente:

 

 

ORACION TAMBIEN PARA TODOS LOS DIAS DE ESTA NOVENA

Amabilísimo Padre, príncipe excelso de los Anacoretas, valiente defensor de los cristianos, azote formidable de la proterva herejía, agricultor divino, émulo ilustre del profeta Elías, remedio del gran Bautista, Antonio soberano, nuevo Miguel contra el infierno todo; vuestra augusta protección me asista, para que mis instantes ruegos sean atendidos de la Majestad divina, y hallen en su innata piedad, asilo favorable: bien sé, que por mis siniestras obras podré desmerecerlo, como siervo inútil; más confío, Oh gloriosísimo santo! que vuestros sobresalientes méritos, y adelantadas virtudes, conocidamente heroicas, han de ser tan eficaces, que a su eficacia poderosa deba alcanzar, aunque indigno, el logro feliz de mis deseos. ¡Así lo espero de vuestra dignación, y que, por vuestro medio, Oh santo mío!  he de triunfar en esta miserable vida, del príncipe infernal de las tinieblas, librándome de sus ardides halagüeños, para merecer después en compañía vuestra, en la eternidad celeste, la inmarcesible Corona de la Gloria. Amen.

-Después se acabará con la Antífona, Versículos, y oraciones siguientes:

 

 

ANTIFONA

V. Este hombre, despreciando el mundo y lo terrenal, creó riquezas triunfalmente en el Cielo con su boca y su mano.

 

V. El Señor guía a los justos por caminos rectos.

R. Y les muestra el reino de Dios.

 

OREMOS. Te suplicamos, Señor, por intercesión del bienaventurado abad Antonio, aquellos que a él nos encomendamos para que con su patrocinio obtengamos lo que no podemos por nuestros propios méritos. Por Cristo nuestro Señor.

R. Amén.

 

 

-Ahora, si pareciere, para más obligar a nuestro Santo, podrán decírsele los gozos, que están al fin de esta novena. Nótese, que así el acto de contrición, como la inmediata oración y la Antífona, Versículos, y oración del Santo, son comunes para todos los nueve días, y solo tienen estos de especial la oración que en cada uno va expresada, con la meditación del epíteto y virtud correspondiente a la vida del Santo.

 

 

DIA SEGUNDO

MEDITACION

Este día podrá meditarse a nuestro Santo, como Norte de la Religión Monástica, por la Pobreza Voluntaria, con que abdicado totalmente de cuanto el mundo ofrece, se retiró a una ermita, donde ejercitándose en la vida Anacoreta, de lo que lucraba por sus manos, no retenía parte alguna más que un poco de pan, para alimentar su cuerpo, y restante distribuía a pobres, sirviendo su proceder de suma edificación, y ejemplo a los demás monjes, que habitaban aquellas desiertas soledades.

 

ORACION

¡Oh mi Dios y Señor, siempre inefable! Pues tan peregrinamente dotaste a nuestro ínclito Antonio, de la verdadera pobreza voluntaria, con que gustosamente pobre se ejercitaba, con admiración de todos, en la eremítica vida, siendo norte de la religión monástica, por su exacta observancia, y cumplimiento: Suplicoos rendidamente, sea merecedor de imitar a nuestro Santo, en la apreciable pobreza, que adquirió en el siglo, para que los falibles bienes temporales de este mundo, no impidan en mi alma, la dulce posesión de los que eternamente duran en la Glorias, conforme al gusto, y obsequio de vuestra Majestad Divina. Amen.

 

 

DIA TERCERO

MEDITACION

Este día podrá meditarse a nuestro Santo, como Idea y Ejemplar de Vírgenes, por aquella Pureza inviolable, que mantuvo siempre, sin que pudieran hacer mella alguna, en la constancia de su noble espíritu, las frecuentes representaciones impuras de la carne, con que Satanás solía combatirle sagazmente, por derribar el muro incontrastable de su Castidad insigne.

 

ORACION

¡Oh mi Dios y Señor, siempre inefable! Pues has arcanamente engrandeciste a nuestro invicto Antonio con la heroica virtud de la Castidad inviolable, sin que las estratagemas sutiles del Demonio, pudiesen jamás manchar el purísimo esplendor, y candidez de su espíritu, con que supo acreditarse, por idea y ejemplar de vírgenes: Suplicoos humildemente el favor de semejante virtud, para que a imitación de nuestro Santo, pueda resistir varonilmente las asechanzas venenosas del Infierno, y mantener mi alma pura y castamente, conforme al gusto, y obsequio de vuestra Majestad Divina. Amen.

 

 

DIA CUARTO

MEDITACION

Este día podrá meditarse a nuestro Santo, como Lustre Inmortal de los Desiertos, por la vida admirable y penitente que en ellos solía ejercitar gustoso, con pasmo y admiración universal de todos, por parecerles, que tales soledades, eran por su naturaleza inhabitables de los hombres, y que la clara virtud de nuestro Santo, las volvía con sus loables ejercicios, un nuevo Paraíso de delicias.

 

ORACION

¡Oh mi Dios y Señor, siempre inefable! Pues que prodigiosamente hiciste a nuestro esclarecido Antonio tan admirable en su eremítica penitente vida, y tan bien hallado en lo fragoroso del Yermo, que la misma soledad desapacible le servía de Jardín ameno, y delicioso, donde connaturalizado solía de continuo gustosamente ejercitarse, en vuestras divinas alabanzas, siendo el lustre inmortal de los desiertos: Suplicoos muy humilde, que imitando a nuestro Santo, sepa apartarme del bullicio, y caos confuso de este mundo, y que abdicados del lodo mis afectos, hallen con seguridad su mayor consuelo en el retiro interior de mis potencias, conforme al gusto y obsequio de vuestra Majestad Divina, y para bien de mi alma. Amen.

 

 

DIA QUINTO

MEDITACION

Este día podrá meditarse a nuestro Santo como Terror del Infernal Abismo, según lo acreditan los continuos triunfos y victorias, que logró de todo el infierno junto en las repetidas batallas formidables y espantosas, que entre confusas sombras le trató el demonio, con su altiva soberbia y presuntuosa arrogancia, a quien la intensa humildad de nuestro Santo, dejó avergonzado y corrido.

 

ORACION

¡Oh mi Dios y Señor, siempre inefable! Pues tan conocidamente resplandeció nuestro insigne Antonio, en la apreciable virtud de la humildad profunda, por medio de la cual le acreditaste, como terror del infernal abismo, triunfando siempre de su arrogancia y soberbia, con valor intrépido, en las insidiosas peleas, con que osadamente se atrevió invadirle repetidas veces: Suplicoos rendidamente, la gracia de semejante virtud, para que bien pertrechado de ella, pueda a imitación de nuestro Santo, vencer las tentaciones diabólicas, y en todas mis operaciones hallarme muy conforme al gusto, y obsequio de vuestra Majestad Divina y para bien de mi alma. Amen.

 

 

DIA SEXTO

MEDITACION

Este día podrá meditarse a nuestro Santo, como Doctor Máximo, por la celestial sabiduría de que fue altísimamente ilustrado su entendimiento, con noticias superiores, y con soberana inteligencia de las Sagradas Escrituras, con cuyas sabias y poderosas armas, acérrimamente defendió en público, que los Arrianos, y sus secuaces, eran la peste más execrable de la Iglesia, sin tener más conexión con los católicos, que con el Sol las tinieblas, y el Cielo con el abismo.

 

ORACION

¡Oh mi Dios y Señor, siempre inefable! Pues tan soberanamente hiciste merecedor a nuestro prodigioso Antonio, del altísimo Don de la celestial sabiduría, e ilustrasteis su entendimiento, para que, como Doctor máximo, obrando y enseñando a un mismo tiempo, en las consultas dudosas de sus monjes, con sus acertadas resoluciones, pudiera su alto saber y discurrir profundo, justamente equipararse a su obrar perfectísimo en extremo: Suplicoos rendidamente, que imitando a nuestro Santo, sean en todo  y por todo mis obras asociadas de la verdadera inteligencia, y sentir de vuestra santa ley; muy conformes al gusto y obsequio de vuestra Majestad Divina, y para bien de mi alma. Amen.

 

 

DIA SÉPTIMO

MEDITACION

Este día podrá meditarse a nuestro Santo, como Vivo Retrato del Bautista, por su heroica infatigable Penitencia, mortificación y ayuno, siendo sus vigilias, y abstinencias de calidad, que solo su robustez pasmosa podría soportarlas, pasando las noches más obscuras de claro en claro, en continua meditación divina, alimentando su cuerpo una vez al día, puesto el Sol, con pan y agua; y aun algunos días solía abstenerse de tal suerte, que aun tan solamente el agua no gustaba.

 

ORACION

¡Oh mi Dios y Señor, siempre inefable! Pues que heroicamente diste aliento, robustez a nuestro admirable Antonio, para que sin quiebra de su salud no solo en su varonil edad, si también en su vejez cansada, fuese en la penitencia, mortificación, y ayuno, un vivo retrato del Bautista, macerando sin cesar sus carnes, con singular abstinencia, y penitente vida: Suplicoos humildemente, que a imitación de nuestro Santo, sepa mortificar mis pasiones templar mis apetitos, y reprimir mis afectos, para que purificada mi alma de imperfecciones todas, sea siempre del agrado, gusto y obsequio de vuestra Majestad Divina. Amen.

 

 

 

DIA OCTAVO

MEDITACION

Este día podrá meditarse a nuestro Santo, como Volcán del Amor Divino, por su incansable y fervorosa oración; de forma que ordinariamente se ponía a orar al anochecer el día, y sin retirarse de la Divina presencia, le amanecía el Sol y a este tiempo se enojaba con sus luces, culpándole de que madrugase tan aprisa, interrumpiéndole aquel delicioso ejercicio, en que se experimentaba tan fervoroso, y ardiente, que parecía su cuerpo un animado Etna, y su espíritu, un racional Mongibelo.

 

ORACION

¡Oh mi Dios y Señor, siempre inefable! Pues vuestro poder previno tan augustamente, a nuestro heroico Antonio, para que, con excelencia, se ostentara en la virtud de la oración muy singular, y observante; en su continuo ejercicio, muy aventajado; y en la meditación celeste, tan enardecido, que mereciera ser su abrasado pecho un volcán de vuestro amor divino: Suplicoos rendidamente, os dignéis concederme la felicidad de que pueda imitar a nuestro Santo, y que mi corazón arda continuamente en amaros, serviros y engrandeceros, conforme al gusto, y obsequio de vuestra Majestad Divina, y para bien de mi alma. Amen.

 

 

DIA NONO

MEDITACION

Este día podrá meditarse a nuestro Santo, como Insigne Moisés de la Ley de Gracia, por ser ambos en la vida y santidad sumamente parecidos: porque si Moisés condujo a los del pueblo de Israel, por el desierto a la tierra de promisión, Antonio encaminó a los Monjes de la Tebaida y Egipto, por el Yermo a la Bienaventuranza prometida. Si Moisés triunfó de los egipcios, Antonio supeditó a los demonios, más negros y abominables, que aquellos. Si Moisés venció a los Magos, Antonio convenció a los herejes Arrianos. Y finalmente, si Moisés hizo prodigios, Antonio es un portento de milagros.

 

ORACION

¡Oh mi Dios y Señor, siempre inefable! Pues tan superiormente enriqueciste a nuestro portentoso Antonio, haciéndole ejemplarísimo en el Orbe, dotándole de una santidad perfecta, y de una virtud muy sólida, que profesó constante y animoso, por todo el discurso de su incomparable y dilatada vida, y para que fuera tenido y reputado por un insigne Moisés de la ley de gracia: Suplicoos humildemente, que imitando la vida, virtud, y santidad insigne de nuestro Santo, sean mis procederes muy perfectos, y todos mis empleos y ejercicios muy conformes al gusto y obsequio de vuestra Majestad Divina, y para bien de mi alma. Amen.

 

 

GOZOS AL ÍNCLITO Y GLORIOSO PATRIARCA SAN ANTONIO ABAD

Pues fuiste Antonio dotado

De admirable perfección;

Sed de amparo, y protección,

A quien os busca abogado.

 

Nobles padres os dio el Cielo,

Cuya virtud heredaste,

Y en ella os adelantaste,

Con soberano desvelo;

Siendo vuestro ardiente celo,

Aun desde niño aclamado:

 

Cuando noticia tu viste

De la palabra divina,

Con acción muy peregrina,

Los bienes todos vendiste;

Con su precio enriqueciste

Al pobre, y necesitado.

 

Amante de la pobreza,

Encontraste en el desierto,

Como en venturoso puerto,

La más superior riqueza;

Allí, pues, con la aspereza

Estabais muy bien hallado:

 

Todo el abismo infernal,

Al veros, cual Sol luciente,

Os invadió cruelmente,

Como enemigo mortal;

Más con valor celestial,

Quedó por vos humillado:

 

Vuestra inimitable vida,

En continuas penitencias,

De vigilias y abstinencias,

Por ejemplar fue tenida;

Y como a tal aplaudida,

Es del Bautista un traslado:

 

De claro en claro pasabais

Las noches en oración,

Y en santa meditación,

A todos edificabais;

Así en el Yermo habitabais;

De Dios siempre enamorado:

 

La voracidad activa

Del fuego, fuerte elemento

Por vos se extingue al momento

De la menor rogativa;

Vuestra gran piedad perciba

Nuestra aflicción, y cuidado.

 

En cualquier mal y dolencia,

Sois médico esclarecido,

Pues encuentra el desvalido,

Salud, por vuestra clemencia,

Debiendo a vuestra asistencia,

El consuelo deseado:

 

Dios con su inmenso poder,

Os hizo tan valeroso,

Contra el Infierno horroroso,

Que siempre os llega a temer;

Defendednos de caer

En su miserable estado.

 

V. Ruega por nosotros San Antonio.

R. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

 

OREMOS. Dios todopoderoso y eterno, que hiciste salir ileso a nuestro glorioso padre Antonio, probado por diversas pruebas, entre los torbellinos de este mundo; concédenos a tus siervos que avancemos en la santa profesión con su ejemplo tan brillante, y seamos librados de los peligros de esta vida presente por los méritos de su intercesión. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

 

Alabado sea Dios, junto con nuestra Madre la Purísima Virgen María y el gran San Antonio Abad.

 


 -Colaboración de Carlos Villaman 

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