NOVENA OBSEQUIOSA EN GLORIA Y VENERACION DEL
ESCLARECIDO PADRE DE LOS ANACORETAS SAN ANTONIO ABAD
CON LICENCIA.
Librería de los Sucesores de Font, Bajada de la Cárcel
Núm. 5.
Barcelona, España. Año 1860.
ADVERTENCIAS
I. Que procuren implorar la
Divina Gracia, confesando y comulgando primero, y último día de la novena; y
cuando no pudieren en estos, lo harán en cualquiera de los nueve, preparándose
con toda la diligencia posible, para agradar a Dios, y alcanzar, mediante la intercesión
de nuestro Santo, los favores, que cada cual pidiere.
II. Que en el discurso de esta
novena, se ejerciten en algún acto de humildad, de obediencia, de caridad, o
misericordia, perdonando de corazón las injurias de nuestros prójimos, dando
limosna á pobres, visitando enfermos, o encarcelados, rogando a Dios por las
benditas almas del Purgatorio, por la paz, y concordia entre los Príncipes
cristianos, extirpación de las herejías, y exaltación de la santa madre Iglesia
católica romana; por ser semejantes obras, y ejercicios tan del gusto de su Majestad
Divina y obsequio de nuestro Santo.
III. Que no pudiendo venir a
la Iglesia, donde se practicare esta novena, por algún impedimento, o por
distancia, enfermedad, o ausencia, o faltaren algún día de los nueve, por el
mismo respeto, podrán hacerla en otra Iglesia, o en un retiro decente de sus
casas, o en algún oratorio, delante de una Imagen de nuestro Santo, conformándose
en cuanto fuere posible, con las advertencias dichas.
IV. Que en caso de no poder
confesar y comulgar, se ejercitarán en alguna obra de piedad, o virtud, a discreción,
y parecer de un Confesor prudente.
V. Que no sabiendo leer las
deprecaciones, y oraciones contenidas en esta novena, harán que las lea otro; y
en falta de este, lo podrán practicar en el mejor modo, que les dictare su devoción,
y afecto, rezando los tres padres nuestros, tres aves marías, y tres gloria
patris, con el credo, al Santo, rogándole, que por su intercesión, nos libre a
todos, de nuestros tres mayores enemigos, para merecer una santa, y buena
muerte. Amen.
MODO
Congregado que estuviere el
pueblo en la Iglesia, a la hora competente, sea por la mañana, o por la tarde,
bien que lo más oportuno suele ser por las tardes, hincados todos de rodillas,
delante la Imagen de San Antonio Abad, hacen la señal de la cruz, y acompañando
al sacerdote que hará de Preste, dirán con voz clara, y distinta, muy compungidos
de corazón, lo que irá leyendo, del tenor siguiente:
ACTO DE CONTRICION
Señor mío Jesucristo, Dios y
Hombre verdadero, padre de mi vida, y redentor de mi alma, por ser quien sois,
bondad infinita, perfección inmensa, me pesa de haberos ofendido, pésame mi
buen Jesús de haber pecado, únicamente por quien eres, digno de ser amado, y
porque os amo, y adoro más que a mi vida, más que a mí alma, sobre todas las
cosas: merezca, Señor, vuestra piedad, y clemencia, para no volver más al miserable
estado de la culpa, que de lo íntimo de mi corazón aborrezco una y mil veces,
os prometo firmemente de nunca más pecar, ni ofenderos, asistido de vuestra
divina gracia, que espero y confío, para serviros en esta vida, y ala baros después
en la eternidad de la Gloria. Amen.
ORACION PARA TODOS LOS DIAS DE ESTA NOVENA
Poderoso, grande, y divino
Antonio, a quien, cual Sol luminoso del Oriente, puso el Cielo en los incultos
Páramos de la Tebaida, y Egipto, para desterrar las confusas tinieblas del
infernal abismo, que infectaban atrozmente aquellas soledades: postrado a
vuestras plantas con todo rendimiento, os ruego, intercedáis con mi Dios y
Señor, para que ahuyentadas de mi alma las lobregueces de la culpa, y obscuras
sombras del pecado, logre al influjo de vuestras peregrinas luces, en este
valle triste, lleno de miserias, el venturoso triunfo de mis tres mayores
enemigos, Mundo, Demonio, y Carne, así como vos supiste repetidas veces, en la
vasta soledad del Yermo, vencer sus crueles asaltos, y combates: merezca, Oh
santo mío! tan singular favor, como os suplico, y la deseada felicidad de una
buena muerte, que es el principal fin, a que aspiran mis clamores, en esta pía
y obsequiosa novena, que a mayor gloria vuestra, y para bien de mi alma, muy
humilde os ofrezco en vuestras Aras. Amen.
DIA PRIMERO
Este día podrá meditarse a nuestro Santo, como camino
de perfección, por aquel gran desapropio, que hizo de todos los bienes, y
riquezas, que heredó de sus nobles padres, y como liberalmente las repartió
entre pobres, por seguir el consejo de Cristo Señor nuestro, cuando dijo en
boca del sagrado Evangelista S. Mateo, al capítulo diez y nueve de su evangélica
historia: Si quisieres ser perfecto, anda , y vende cuanto tienes, dalo a los
pobres, ven, y sígueme, y tendrás el más rico tesoro allá en el Cielo.
ORACION
¡Oh mi Dios y Señor, siempre
inefable! Pues que vuestra arcana providencia dispuso en nuestro venerable
Antonio, que desde los primeros albores de su edad temprana, a la voz del
Evangelio Sacro, supiera desprenderse de todo lo terreno, con que hallara el
seguro camino de perfección en sus progresos: Suplicoos humildemente, la dicha
de imitar a nuestro Santo, aborreciendo con todas veras lo instable, y caduco
de esta vida, para que con seguridad consiga semejante camino, por donde todas
mis operaciones se encaminen, conforme al gusto, y obsequio de vuestra Majestad
Divina, y para bien de mi alma. Amen.
-Aquí se rezarán con voz
clara, e inteligible tres Padre nuestros, tres Ave Marías, y tres Gloria Patris,
con un Credo, y acabados, podrá cada cual pedir al Santo interiormente, con muy
devoto afecto, y firme confianza, el favor especial, que deseare y después
decirle la siguiente:
ORACION TAMBIEN PARA TODOS LOS DIAS DE ESTA NOVENA
Amabilísimo Padre, príncipe
excelso de los Anacoretas, valiente defensor de los cristianos, azote formidable
de la proterva herejía, agricultor divino, émulo ilustre del profeta Elías,
remedio del gran Bautista, Antonio soberano, nuevo Miguel contra el infierno
todo; vuestra augusta protección me asista, para que mis instantes ruegos sean
atendidos de la Majestad divina, y hallen en su innata piedad, asilo favorable:
bien sé, que por mis siniestras obras podré desmerecerlo, como siervo inútil; más
confío, Oh gloriosísimo santo! que vuestros sobresalientes méritos, y
adelantadas virtudes, conocidamente heroicas, han de ser tan eficaces, que a su
eficacia poderosa deba alcanzar, aunque indigno, el logro feliz de mis deseos. ¡Así
lo espero de vuestra dignación, y que, por vuestro medio, Oh santo mío! he de triunfar en esta miserable vida, del príncipe
infernal de las tinieblas, librándome de sus ardides halagüeños, para merecer después
en compañía vuestra, en la eternidad celeste, la inmarcesible Corona de la
Gloria. Amen.
-Después se acabará con la
Antífona, Versículos, y oraciones siguientes:
ANTIFONA
V. Este hombre, despreciando
el mundo y lo terrenal, creó riquezas triunfalmente en el Cielo con su boca y su
mano.
V. El Señor guía a los justos por caminos rectos.
R.
Y les muestra el reino de Dios.
OREMOS. Te suplicamos, Señor, por intercesión del bienaventurado abad Antonio,
aquellos que a él nos encomendamos para que con su patrocinio obtengamos lo que
no podemos por nuestros propios méritos. Por Cristo nuestro Señor.
R.
Amén.
-Ahora, si pareciere, para más
obligar a nuestro Santo, podrán decírsele los gozos, que están al fin de esta
novena. Nótese, que así el acto de contrición, como la inmediata oración y la
Antífona, Versículos, y oración del Santo, son comunes para todos los nueve días,
y solo tienen estos de especial la oración que en cada uno va expresada, con la
meditación del epíteto y virtud correspondiente a la vida del Santo.
DIA SEGUNDO
MEDITACION
Este día podrá meditarse a
nuestro Santo, como Norte de la Religión Monástica, por la Pobreza Voluntaria,
con que abdicado totalmente de cuanto el mundo ofrece, se retiró a una ermita,
donde ejercitándose en la vida Anacoreta, de lo que lucraba por sus manos, no retenía
parte alguna más que un poco de pan, para alimentar su cuerpo, y restante distribuía
a pobres, sirviendo su proceder de suma edificación, y ejemplo a los demás monjes,
que habitaban aquellas desiertas soledades.
ORACION
¡Oh mi Dios y Señor, siempre
inefable! Pues tan peregrinamente dotaste a nuestro ínclito Antonio, de la
verdadera pobreza voluntaria, con que gustosamente pobre se ejercitaba, con admiración
de todos, en la eremítica vida, siendo norte de la religión monástica, por su
exacta observancia, y cumplimiento: Suplicoos rendidamente, sea merecedor de
imitar a nuestro Santo, en la apreciable pobreza, que adquirió en el siglo,
para que los falibles bienes temporales de este mundo, no impidan en mi alma,
la dulce posesión de los que eternamente duran en la Glorias, conforme al gusto,
y obsequio de vuestra Majestad Divina. Amen.
DIA TERCERO
MEDITACION
Este día podrá meditarse a
nuestro Santo, como Idea y Ejemplar de Vírgenes, por aquella Pureza inviolable,
que mantuvo siempre, sin que pudieran hacer mella alguna, en la constancia de
su noble espíritu, las frecuentes representaciones impuras de la carne, con que
Satanás solía combatirle sagazmente, por derribar el muro incontrastable de su
Castidad insigne.
ORACION
¡Oh mi Dios y Señor, siempre
inefable! Pues has arcanamente engrandeciste a nuestro invicto Antonio con la
heroica virtud de la Castidad inviolable, sin que las estratagemas sutiles del
Demonio, pudiesen jamás manchar el purísimo esplendor, y candidez de su
espíritu, con que supo acreditarse, por idea y ejemplar de vírgenes: Suplicoos
humildemente el favor de semejante virtud, para que a imitación de nuestro
Santo, pueda resistir varonilmente las asechanzas venenosas del Infierno, y mantener
mi alma pura y castamente, conforme al gusto, y obsequio de vuestra Majestad
Divina. Amen.
DIA CUARTO
MEDITACION
Este día podrá meditarse a
nuestro Santo, como Lustre Inmortal de los Desiertos, por la vida admirable y penitente
que en ellos solía ejercitar gustoso, con pasmo y admiración universal de
todos, por parecerles, que tales soledades, eran por su naturaleza inhabitables
de los hombres, y que la clara virtud de nuestro Santo, las volvía con sus
loables ejercicios, un nuevo Paraíso de delicias.
ORACION
¡Oh mi Dios y Señor, siempre
inefable! Pues que prodigiosamente hiciste a nuestro esclarecido Antonio tan
admirable en su eremítica penitente vida, y tan bien hallado en lo fragoroso
del Yermo, que la misma soledad desapacible le servía de Jardín ameno, y
delicioso, donde connaturalizado solía de continuo gustosamente ejercitarse, en
vuestras divinas alabanzas, siendo el lustre inmortal de los desiertos: Suplicoos
muy humilde, que imitando a nuestro Santo, sepa apartarme del bullicio, y caos confuso
de este mundo, y que abdicados del lodo mis afectos, hallen con seguridad su
mayor consuelo en el retiro interior de mis potencias, conforme al gusto y obsequio
de vuestra Majestad Divina, y para bien de mi alma. Amen.
DIA QUINTO
MEDITACION
Este día podrá meditarse a
nuestro Santo como Terror del Infernal Abismo, según lo acreditan los continuos
triunfos y victorias, que logró de todo el infierno junto en las repetidas
batallas formidables y espantosas, que entre confusas sombras le trató el
demonio, con su altiva soberbia y presuntuosa arrogancia, a quien la intensa
humildad de nuestro Santo, dejó avergonzado y corrido.
ORACION
¡Oh mi Dios y Señor, siempre
inefable! Pues tan conocidamente resplandeció nuestro insigne Antonio, en la
apreciable virtud de la humildad profunda, por medio de la cual le acreditaste,
como terror del infernal abismo, triunfando siempre de su arrogancia y soberbia,
con valor intrépido, en las insidiosas peleas, con que osadamente se atrevió invadirle
repetidas veces: Suplicoos rendidamente, la gracia de semejante virtud, para que
bien pertrechado de ella, pueda a imitación de nuestro Santo, vencer las
tentaciones diabólicas, y en todas mis operaciones hallarme muy conforme al
gusto, y obsequio de vuestra Majestad Divina y para bien de mi alma. Amen.
DIA SEXTO
MEDITACION
Este día podrá meditarse a
nuestro Santo, como Doctor Máximo, por la celestial sabiduría de que fue
altísimamente ilustrado su entendimiento, con noticias superiores, y con
soberana inteligencia de las Sagradas Escrituras, con cuyas sabias y poderosas
armas, acérrimamente defendió en público, que los Arrianos, y sus secuaces,
eran la peste más execrable de la Iglesia, sin tener más conexión con los católicos,
que con el Sol las tinieblas, y el Cielo con el abismo.
ORACION
¡Oh mi Dios y Señor, siempre
inefable! Pues tan soberanamente hiciste merecedor a nuestro prodigioso
Antonio, del altísimo Don de la celestial sabiduría, e ilustrasteis su
entendimiento, para que, como Doctor máximo, obrando y enseñando a un mismo
tiempo, en las consultas dudosas de sus monjes, con sus acertadas resoluciones,
pudiera su alto saber y discurrir profundo, justamente equipararse a su obrar
perfectísimo en extremo: Suplicoos rendidamente, que imitando a nuestro Santo,
sean en todo y por todo mis obras asociadas
de la verdadera inteligencia, y sentir de vuestra santa ley; muy conformes al
gusto y obsequio de vuestra Majestad Divina, y para bien de mi alma. Amen.
DIA SÉPTIMO
MEDITACION
Este día podrá meditarse a
nuestro Santo, como Vivo Retrato del Bautista, por su heroica infatigable
Penitencia, mortificación y ayuno, siendo sus vigilias, y abstinencias de
calidad, que solo su robustez pasmosa podría soportarlas, pasando las noches más
obscuras de claro en claro, en continua meditación divina, alimentando su
cuerpo una vez al día, puesto el Sol, con pan y agua; y aun algunos días solía
abstenerse de tal suerte, que aun tan solamente el agua no gustaba.
ORACION
¡Oh mi Dios y Señor, siempre
inefable! Pues que heroicamente diste aliento, robustez a nuestro admirable
Antonio, para que sin quiebra de su salud no solo en su varonil edad, si también
en su vejez cansada, fuese en la penitencia, mortificación, y ayuno, un vivo
retrato del Bautista, macerando sin cesar sus carnes, con singular abstinencia,
y penitente vida: Suplicoos humildemente, que a imitación de nuestro Santo,
sepa mortificar mis pasiones templar mis apetitos, y reprimir mis afectos, para
que purificada mi alma de imperfecciones todas, sea siempre del agrado, gusto y
obsequio de vuestra Majestad Divina. Amen.
DIA OCTAVO
MEDITACION
Este día podrá meditarse a
nuestro Santo, como Volcán del Amor Divino, por su incansable y fervorosa oración;
de forma que ordinariamente se ponía a orar al anochecer el día, y sin retirarse
de la Divina presencia, le amanecía el Sol y a este tiempo se enojaba con sus
luces, culpándole de que madrugase tan aprisa, interrumpiéndole aquel delicioso
ejercicio, en que se experimentaba tan fervoroso, y ardiente, que parecía su
cuerpo un animado Etna, y su espíritu, un racional Mongibelo.
ORACION
¡Oh mi Dios y Señor, siempre
inefable! Pues vuestro poder previno tan augustamente, a nuestro heroico
Antonio, para que, con excelencia, se ostentara en la virtud de la oración muy
singular, y observante; en su continuo ejercicio, muy aventajado; y en la meditación
celeste, tan enardecido, que mereciera ser su abrasado pecho un volcán de
vuestro amor divino: Suplicoos rendidamente, os dignéis concederme la felicidad
de que pueda imitar a nuestro Santo, y que mi corazón arda continuamente en
amaros, serviros y engrandeceros, conforme al gusto, y obsequio de vuestra Majestad
Divina, y para bien de mi alma. Amen.
DIA NONO
MEDITACION
Este día podrá meditarse a
nuestro Santo, como Insigne Moisés de la Ley de Gracia, por ser ambos en la
vida y santidad sumamente parecidos: porque si Moisés condujo a los del pueblo
de Israel, por el desierto a la tierra de promisión, Antonio encaminó a los Monjes
de la Tebaida y Egipto, por el Yermo a la Bienaventuranza prometida. Si Moisés
triunfó de los egipcios, Antonio supeditó a los demonios, más negros y
abominables, que aquellos. Si Moisés venció a los Magos, Antonio convenció a
los herejes Arrianos. Y finalmente, si Moisés hizo prodigios, Antonio es un
portento de milagros.
ORACION
¡Oh mi Dios y Señor, siempre
inefable! Pues tan superiormente enriqueciste a nuestro portentoso Antonio,
haciéndole ejemplarísimo en el Orbe, dotándole de una santidad perfecta, y de
una virtud muy sólida, que profesó constante y animoso, por todo el discurso de
su incomparable y dilatada vida, y para que fuera tenido y reputado por un
insigne Moisés de la ley de gracia: Suplicoos humildemente, que imitando la
vida, virtud, y santidad insigne de nuestro Santo, sean mis procederes muy
perfectos, y todos mis empleos y ejercicios muy conformes al gusto y obsequio
de vuestra Majestad Divina, y para bien de mi alma. Amen.
GOZOS AL ÍNCLITO Y GLORIOSO PATRIARCA SAN ANTONIO ABAD
Pues fuiste Antonio dotado
De admirable perfección;
Sed de amparo, y protección,
A quien os busca abogado.
Nobles padres os dio
el Cielo,
Cuya virtud
heredaste,
Y en ella os
adelantaste,
Con soberano
desvelo;
Siendo vuestro
ardiente celo,
Aun desde niño
aclamado:
Cuando noticia tu
viste
De la palabra
divina,
Con acción muy peregrina,
Los bienes todos
vendiste;
Con su precio
enriqueciste
Al pobre, y
necesitado.
Amante de la
pobreza,
Encontraste en el
desierto,
Como en venturoso
puerto,
La más superior
riqueza;
Allí, pues, con la
aspereza
Estabais muy bien
hallado:
Todo el abismo
infernal,
Al veros, cual Sol
luciente,
Os invadió
cruelmente,
Como enemigo
mortal;
Más con valor
celestial,
Quedó por vos
humillado:
Vuestra inimitable
vida,
En continuas
penitencias,
De vigilias y
abstinencias,
Por ejemplar fue
tenida;
Y como a tal
aplaudida,
Es del Bautista un
traslado:
De claro en claro
pasabais
Las noches en oración,
Y en santa meditación,
A todos
edificabais;
Así en el Yermo
habitabais;
De Dios siempre
enamorado:
La voracidad
activa
Del fuego, fuerte
elemento
Por vos se extingue
al momento
De la menor
rogativa;
Vuestra gran
piedad perciba
Nuestra aflicción,
y cuidado.
En cualquier mal y
dolencia,
Sois médico
esclarecido,
Pues encuentra el
desvalido,
Salud, por vuestra
clemencia,
Debiendo a vuestra
asistencia,
El consuelo
deseado:
Dios con su
inmenso poder,
Os hizo tan valeroso,
Contra el Infierno
horroroso,
Que siempre os
llega a temer;
Defendednos de
caer
En su miserable
estado.
V. Ruega por nosotros San Antonio.
R.
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
OREMOS. Dios todopoderoso y eterno, que hiciste salir ileso a nuestro glorioso
padre Antonio, probado por diversas pruebas, entre los torbellinos de este
mundo; concédenos a tus siervos que avancemos en la santa profesión con su
ejemplo tan brillante, y seamos librados de los peligros de esta vida presente
por los méritos de su intercesión. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Alabado sea Dios, junto con
nuestra Madre la Purísima Virgen María y el gran San Antonio Abad.
-Colaboración de Carlos Villaman
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