TRIDUO
AL
NIÑO REY DE LOS CORAZONES
Compuesto
por un sacerdote devoto de la Imagen
Con
aprobación de la Autoridad Eclesiástica
Santander
Imp.
La Propaganda Católica
Año
de 1908
ACTO
DE CONTRICIÓN
Rey
excelso y soberano de los cielos y tierra, que por mi amor quisisteis aparecer
en forma de tierno niño, para conquistar mi corazón y unirlo a ti con el más
dulce vínculo, hoy vengo a tus plantas a llorar mi falta de correspondencia a
tan grande merced, diciéndote con el corazón penetrado del más vivo dolor, que
he pecado contra el cielo y contra ti, haciéndome indigno de ser llamado hijo
tuyo. Asísteme con tu gracia, para que forme la firme resolución de nunca
ofenderte y siempre amarte hasta el punto de preferir la muerte antes que
pecar. Piedad, Jesús mío, piedad, Rey amabilísimo de los corazones. Amén.
DÍA
PRIMERO
ORACIÓN
Niño
divino y amabilísimo, ¡Que lengua podrá jamás publicar tus liberalidades para
con los hombres! ¡Que corazón podrá agradecer dignamente tus finezas y
bendiciones! Grande es mi pena, Niño amoroso, al ver cuánto te debo, y mi
pobreza para retribuirte. ¿Qué quieres, oh buen Jesús, que yo te dé? ¿Quieres
aceptar mi corazón con todos sus afectos? Tómalo, pues. Pero esto es muy poco
todavía, y así yo convido a todos los Ángeles y bienaventurados del cielo y a
todos los justos de la tierra a que te bendigan conmigo y te rindan las gracias
que yo no puedo darte. ¡Ojalá que tu alabanza nunca se aparte de mis labios, ni
la gratitud de mi corazón, para que pueda un día amarte y alabarte en el cielo
por una eternidad! Amén.
-Ahora
se rezarán tres credos al Niño Rey de los corazones, diciéndole antes de cada
uno de ellos lo siguiente:
Ten, dulce dueño,
Mi corazón,
Y dame en cambio
Tu bendición.
-Luego
se hará la petición especial.
ORACIÓN
FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Jesús
bondadosísimo, que continuamente estas intercediendo por nosotros con el Eterno
Padre, como abogado el más eficaz, dirige sobre mi tu mirada de clemencia.
Mira, bien mío, cuan necesitado estoy de tu amparo y protección. Todos los que
te invocan con el título de Niño Rey de los corazones en esa imagen tan
encantadora, reciben de ti mercedes sin cuento: pues, Jesús mío, yo también te
invoco así con sentimiento de fe y piedad. Escuchad mis súplicas, remedia mis
males, enjuga mis lágrimas y sobre todo haz que crezca más y más en tu amor,
para que adorándote como a mi amantísimo Rey aquí en la tierra, llegue a ser un
día cortesano del cielo. Amén.
DÍA
SEGUNDO
ORACIÓN
Rey
Supremo de los corazones, que, con tan celestial doctrina y admirables
ejemplos, nos trazasteis la senda que nos conduce al cielo, concédeme Jesús
mío, que yo camine siempre en pos de tus huellas sacrosantas, y me aplique con
gran esmero a copiar en mi alma las virtudes de tu Sagrado Corazón. Bienes espirituales
son los que han de asegurar mi destino eterno. Busque yo ante todo el reino de
Dios, pues así me serán dadas las demás cosas que por vía de añadidura. Busquete
yo, Jesús mío, en todas las cosas, para que unido íntimamente a ti en la
tierra, logre que estos vínculos se estrechen más y más hasta cantar tu gloria
en el cielo. Amén.
-Ahora
se rezarán tres credos al Niño Rey de los corazones, diciéndole antes de cada
uno de ellos lo siguiente:
Corazón recto
Dadme, Señor,
Y haz que en el arda
Tu Santo amor.
DÍA
TERCRO
ORACIÓN
Rey
magnánimo y Dios de todo consuelo, si en el tiempo de tu vida mortal sobre la
tierra fuiste el bienhechor firmísimo de todos los necesitados que te rodeaban,
sanando toda dolencia y derramando finezas por todas partes, yo creo firmemente
¡Oh Niño amantísimo! Que ahora como entonces, estás dispuesto a prodigarnos todo
bien, y por eso, lleno de confianza clamo a ti en medio de la tribulación que
hoy me aflige, pidiéndote consuelo. ¡Jesús
mío! Si es posible, dispénsame beber este cáliz de amargura, pero si conviene
que yo lo apure, hágase tu voluntad y no la mía, que yo espero me darás
fortaleza para sufrir con mérito y labrar así la corona que he de ceñir por
toda una eternidad en el cielo. Amén.
-Ahora
se rezarán tres credos al Niño Rey de los corazones, diciéndole antes de cada
uno de ellos lo siguiente:
Cálmese mi pena
Si es tu voluntad,
Y si no a mi alma
Da conformidad.
-Se
hace la petición y la oración final, y después esto:
Niño de mi alma,
Lindo sin igual,
Líbranos a todos
De culpa mortal. Amén.
-Una
Salve a Nuestra Señora del Sagrado Corazón de Jesús.
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