miércoles, 14 de junio de 2023

NOVENA DEL MILAGRO A NUESTRA SEÑORA DEL PERPETUO SOCORRO


 NOVENA DEL MILAGRO A NUESTRA SEÑORA DEL PERPETUO SOCORRO


Oración para todos los días

¡Oh Madre del Perpetuo Socorro! El oro de tu cuadro, el fulgor de tu estrella, el verde azul de tu manto, tu corona de Reina, la luz de tu mirada, tu rostro compasıvo y maternal, tus manos, tu hechizo de Princesa celestial, todo me mueve en esta hora de angustia y de dolor a acercarme a Ti, para pedirte ese favor, este milagro, que tanto anhelo. Tú, mejor que yo, todavía, conoces la pena que me aflige, el peligro que me asedia, la necesidad en que me hallo. Escúchame, Madre mía. Te lo ruego por el inmenso y resignado dolor que se refleja en tu cara. Te lo suplico por el Nino, tu divino Hijo Jesús, que, asustado y tembloroso, busca, como yo, protección y amparo en tu regazo. No me atrevería a pedirte, después de tantos pecados e ingratitudes, este milagro. Pero tu título, tu nombre sin igual de Perpetuo Socorro, me alienta y me da confianza en esta hora. Si, yo creo firmemente que eres Socorro Perpetuo de todo el que te invoca. No desoigas, pues mi oración. Socórreme. Concédeme el milagro que te pido en esta Novena.


DIA PRIMERO

Es posible el milagro

En todos los tiempos han existido fenómenos maravillosos, inexplicables a la luz de las leyes de la naturaleza; fenómenos que han preocupado a las inteligencias no sólo de los sabios, sino también de los sencillos. A esos fenómenos se les ha llamado milagros. ¿Es posible el milagro? Sí. Y jamás la impiedad podrá convencernos de su imposibilidad, pues además de no repugnar en nada a las leyes inmutables de la naturaleza, ni a la sabiduría de Dios, que estableció esas leyes, los milagros son, según nos enseña la Teología, una afirmación más y más evidente de los atributos de la divinidad. La primera condición para alcanzar de Dios un favor es tener fe en Él, en su poder. He aquí lo primero que te pido en este día, Madre del Perpetuo Socorro: fe en tu poder. Fe, para que me concedas el milagro que deseo alcanzar en esta Novena.


-Pida cada quien la gracia que desee conseguir de nuestra Madre del Perpetuo Socorro.


Invocaciones

Oh Virgen del Perpetuo Socorro! Por tu inagotable poder de Madre del Hijo de Dios, R/: Concédeme este milagro.

Avemaría.


Oh Virgen del Perpetuo Socorro! Por tu inmaculada pureza desde el primer instante de tu existencia, R/: Concédeme este milagro.

Avemaría.


Oh Virgen del Perpetuo Socorro! Por tu inagotable bondad de Madre de toda la Humanidad, R/: Concédeme este milagro.

Avemaría.


Oración final

¡Oh Madre del Perpetuo Socorro! Todo me encanta en ti, cuando te miro: tu poder, tu pureza, tu hermosura. Más para el pobre, para el necesitado, para el que sufre, no hay nada más dulce que tu misericordia, Eso significa tu nombre de Perpetuo Socorro para mí. Por eso, Madre bondadosa, me dirijo a ti en esta hora triste de mi vida. Socórreme en esta necesidad. No desoigas mi oración. No olvides mi súplica ardiente y confiada. Madre del Perpetuo Socorro! concédeme el milagro que te pido en esta Novena. Así sea.


DIA SEGUNDO

El milagro no se opone a las leyes naturales

Todas las cosas están, en verdad, dotadas por el Creador de leyes que regulan su existencia. Estas leyes son ciertamente fijas y no pueden cambiarse por sí mismas ni por ninguna otra criatura. Así el sol, las plantas, los anímales, tienen leyes que son absolutamente inmutables y necesarias, pues dependen totalmente de la voluntad divina del que las puso; y ya sabemos que el que da una ley puede también derogar o abolirla cuando quiera. El milagro no es suspensión o destrucción de ninguna ley natural, sino solamente un efecto producido independientemente de las leyes naturales puestas por Dios. Tal es el milagro de la Virginidad de nuestra Madre María en el hecho de la Encarnación y nacimiento del Hijo de Dios. ¡Oh Madre del Perpetuo Socorro! Por el cúmulo inmenso de milagros que Dios Nuestro Señor obró en ti, otórgame el milagro que te pido en esta Novena.


DÍA TERCERO

El milagro no se opone a la Sabiduría de Dios

Dios es sabiduría infinita. Es esta, la Sabiduría, un atributo de la divinidad. Todo cuanto Dios hizo lo realizó con suma sabiduría. Por eso la Divina Escritura pondera con el calificativo de bueno a todo lo que Dios creó. Es, pues, una necedad más de la impiedad el sostener que el milagro se opone a la sabiduría de Dios, siendo así que el milagro es obra exclusiva del poder de Dios. Tal ocurriría si Dios realiza milagros por capricho o bien para corregir una ley suya, pues eso demostraría ligereza o ignorancia en Él, cosa que repugna absolutamente a la naturaleza divina, en la cual no cabe imperfección alguna. No oponiéndose, pues, el milagro a la sabiduría divina, la existencia de éste resulta por el contrario una prueba más de la existencia de ese atributo de Dios. La Virgen Santísima es llamada Trono de la Sabiduría en las Letanías lauretanas. Otro motivo más de confianza para acudir a ella. Madre del Perpetuo Socorro! Si el milagro que te pido ha de ensalzar la Sabiduría de tu divino Hijo, no me lo niegues en esta Novena.


DIA CUARTO

El milagro está de acuerdo con

la fe de los Libros Santos

El hecho de los milagros no es una fábula inventada por los hombres; antes bien es un hecho comprobado por la revelación divina tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. La historia del pueblo de Dios es en el Antiguo Testamento una cadena ininterrumpida de milagros. Así como las plagas de Egipto, el Maná, el paso del Mar Rojo, el agua que brota de la roca. Y en el Nuevo Testamento todavía se multiplican y se agigantan más los milagros. La vida de Jesucristo desde que nace hasta que sube al cielo es una historia de milagros inauditos y maravillosos. La Vida de los apóstoles del Señor es igualmente una prolongación de la historia divina del milagro. Tu propia vida, Madre mía Inmaculada, es un tejido de milagros, mientras viviste en este mundo. Con razón cantaste en el himno de tu reconocimiento al Señor: Dios hizo en Mí cosas grandes. ¡Oh Madre del Perpetuo Socorro! Concédeme este milagro que te pido para que yo pueda también cantar por ese favor esa misma alabanza de Ti.


DIA QUINTO

El milagro está de acuerdo con

la doctrina de la Iglesia

El milagro es un hecho ante las enseñanzas de la Iglesia Católica. Pues no solo es posible y razonable, como nos demuestra la filosofía escolástica y apologética, sino que además es también objeto de nuestra fe en la teología dogmática. La Santa Iglesia apoyándose en la palabra de Dios, en la palabra no menos cierta y segura de la tradición cristiana, así como en la voz dela razón y de la experiencia, no solo admite los milagros, sino que además nos obliga a creer en algunos, como por ejemplo, en el milagro de la Resurreccón de Jesucristo Nuestro Señor, y nos confirma en la creencia de otros, aunque no nos los propone como objeto de fe. Si el milagro fuera producto de la fantasía o de la superstición, ¿cómo podría una institución tan sabia y tạn santa como es la Iglesia Católica proponernos tales doctrinas? ¡Oh dulce Madre del Perpetuo Socorro! Tú que fuiste y sigues siendo la destructora de las herejías y el sostén de la fe del pueblo cristiano guárdanos siempre la fe en el dogma de la realidad de los milagros y sobre todo, dame a mí la fe y confianza que necesito para alcanzar el que ahora te pido.


DIA SEXTO

El milagro está de acuerdo con las

enseñanzas de la historia

El milagro es un hecho real e indiscutible no solo a la luz de la fe y de la razón, sino también a la luz de la historia. Es un hecho comprobado históricamente, o sea, con la misma objetıvidad y certeza que cualquier otro hecho histórico. Aún prescindiendo de los milagros consignados en las Sagradas Escrituras, hechos por lo demás rigurosamente históricos, bastarianos abrir las páginas del Santoral cristano para asegurarnos de la certeza de este aserto. En todos los tiempos es verdad atendió la Iglesia a este requisito del milagro para permitir el culto de uno de estos héroes cristianos; pero sobre todo desde que el Derecho Canónico exigió como condición indispensable la aprobación de cinco milagros al menos para poderle canonizar, ya no puede caber duda alguna acerca de la autenticidad histórica del milagro. Pues por un lado sabemos que la Iglesia sigue todavía canonizando Santos y por otro es bien conocido de todos el rigor y exigencia que pone en el estudio de los milagros que se le proponen. Mas, ¿para qué acudir a las páginas de los Santos? Tu cuadro bendito Madre del Perpetuo Socorro, es un libro inmenso escrito con letras de millares de milagros. El oro de tu cuadro no es oro, es una constelación de milagros. Madre mía, concédeme que desde hoy brille también en tu cuadro la estrella de este milagro que te pido.


DÍA SÉPTIMO

¿Qué es el milagro?

Son muchos los que no saben bien qué es un milagro. La idea incompleta e indefinida que tienen de él, les hace pecar, unas veces por exceso de credulidad y otras por defecto. Así los muy creyentes confunden una gracia o favor de Dios con un milagro, y en todo quieren ver milagros. Cualquier cosa pedida a un Santo de algo que podía ocurrir como ocurrió que creen que es un milagro, como por ejemplo el sanar de una enfermedad que no era mortal. Otros en cambio no admiten ningún milagro, y niegan, como vimos, hasta la posibilidad de los mismos. Es conveniente, pues, saber, que es un milagro para no equivocarse ni faltar por ninguno de los caminos expuestos. Milagro es un hecho a la vez sensible, extraordinario y divino. Sensible, es decir, que pueda ser apreciado por nuestros sentidos, como es, por ejemplo, el tan conocido de la licuación de la Sangre de San Genaro, que cada año se repite en Nápoles. Extraordinario, o sea, que suceda fuera del orden habitual de los fenómenos de la naturaleza, no de las leyes. Los fenómenos son resultados de las leyes de la naturaleza. El milagro es una fuerza, otra causa que hace que el fenómeno se produzca fuera de lo ordinario de las leyes de la naturaleza. La ley, pues, subsiste. Divino. Para que ese hecho extraordinario y sensible sea milagro ha de ser además divino, o sea, Que bien examinado todo, no pueda atribuirse más que al poder de Dios, o a la influencia divina. ¿Verdad que el Cuadro del Perpetuo Socorro está lleno de estos hechos que llamamos en el verdadero sentido de la palabra milagros? ¿Verdad que por ella reciben los que se encomiendan a Ella infinidad de favores y gracias extraordinarias? Madre querida, no me niegues este favor, esta gracia, este milagro que te pido.


DÍA OCTAVO

Fines del milagro

Dios no obra a ciegas. Todo lo hizo con un fin: la gloria de Dios. El es la luz de las cosas, y las cosas son por El luces que nos permiten conocerlo para servirlo. Por eso el milagro no es un fenómeno ciego, es algo en lo cual ha puesto Dios fines muy elevados, Por eso no se repiten con frecuencia ni están a merced de cualquier voluntad caprichosa que los profane. ¿Y cuáles son esos fines? El milagro en cuanto es obra del poder divino y procede de Dios, tiene un fin remoto universal, apologético, es decir, el milagro es ante todo y siempre una manifestación de poder y de la bondad de Dios, y un testimonio fehaciente de la revelación y de la verdad de la doctrina de Jesucristo y de la religión verdadera. El milagro en cuanto se refiere a nosotros tiene también un fin inmediato, que es el de beneficiar espiritual o temporalmente al hombre, sobre todo espiritualmente. Dios hace los milagros más por las almas que por los cuerpos, y aunque beneficie a éstos, el fin principal es siempre la salvación de las almas. Si este es el fin ¿por qué temer a la Virgen del Perpetuo Socorro pidiéndole un milagro? Madre del Perpetuo Socorro! Ahora que conozco bien lo que es el milagro te lo pido con más confianza y ansia que nunca. No me lo niegues.


 DIA NOVENO

Milagros de la Virgen del Perpetuo

Socorro.

¿Serán leyendas o realidades históricas? No lo sé. Las primeras páginas de la historia del Perpetuo Socorro, desde que sale de Creta hasta que es colocada en su templo de San Mateo, no son sino un relato ininterrumpido de milagros. Los milagros continúan sucediéndose en el Santuario de los Padres Agustinos de forma que los romanos la llaman Virgen milagrosa. En 1866 el Papa Pio IX entrega el Cuadro a los Redentoristas y desde entonces cada hijo de San Alfonso es un testigo cierto de algún milagro de esta Virgen bendita. Esto ya no es leyenda; es una realidad de nuestros días. No existe en el mundo moderno imagen ni más conocida, ni más milagrosa, Por Ella se puede decir que los ciegos ven, como el caso del niño de Huete (España) y el del soldado de Puchseim (Alemania); por Ella los cojos andan, como la niña paralítica de nacimiento que fue curada en Roma el día en que el culto del Perpetuo Socorro se restablece en 1866; por Ella los enfermos sanan, como el niño curado de meningitis en Roma, y el militar tuberculoso de Clonard (Irlanda), y el epiléptico de Puebla de los Ángeles. Por ella los afligidos son consolados como el Obispo lituano libertado de las prisiones rusas; por Ella los pobres son socorridos, los pecadores convertidos. ¡Madre del Perpetuo Socorro! Concédeme que sea yo por esta Norena un nuevo hijo tuyo, que pueda cantar el himno de un nuevo favor recibido de tus milagrosas manos.


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