NOVENA
EN HONOR DE LA DIVINA INFANTITA
MARÍA SANTÍSIMA
MADRE DE DIOS Y MADRE NUESTRA
PARA CELEBRAR SU GLORIOSO NACIMIENTO EN LOS NUEVE DÍAS ANTERIORES A SU FESTIVIDAD
COMPUESTA
POR DOÑA M. M. C.
EN ORIZABA
MÉXICO
TIP. Y LIT. «LA EUROPEA DE J. AGUILAR VERA Calle de Santa Clara núm. 15
ACTO DE CONTRICIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, que para manifestar el infinito amor que nos tenéis, has querido vestirte de nuestra naturaleza en el vientre purísimo de la criatura más bella que tu Omnipotencia ha criado, y de este modo satisfacer á la Divina justicia la deuda contraída por el pecado: á mí me pesa, con el dolor más vivo y penetrante, de haberte ofendido, y haber hecho inútiles los esfuerzos de tu amor, todas las veces que con mis pecados he quebrantado tu santa ley; pero ¡Jesús mío! hoy que el atributo dulce de tu misericordia toca mi corazón con un rayo de tu amor, vengo a postrarme á vuestros sagrados pies, pidiéndoos el perdón de todos mis pecados, por los méritos de vuestra santísima vida, pasión y muerte, y por los méritos de esta bellísima Niña, que has criado tan llena de gracias desde el primer instante de su concepción, y que
perseverando en tu santo servicio hasta el último instante de mi vida, vaya á cantar tus alabanzas en la Jerusalén celestial. Amén.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Dios te salve, purísima María, divina y tierna Infantita, Madre de mi Dios, y madre mía poderosísima y llena de ardentísima caridad; vos sois, Niña hermosa, más noble que todos los espíritus celestiales, más pura que todos los rayos del Sol, más digna de honor que todos los querubines, más santa que todos los serafines, más gloriosa sin comparación que todas las jerarquías de los ángeles. ¡Oh Santísima Niña! Recibidme y conservadme bajo las alas de vuestra caridad y a la sombra de vuestra protección; tened piedad de mí, miserable pecador, manchado con innumerables culpas, con las cuales ofendí a Jesucristo vuestro hijo, mi Dios y mi Juez. ¡Oh virgen llena de gloria! Ilustrad mi entendimiento, poned palabras en mi boca; dad movimiento á mi lengua, para que con todo el afecto de mi corazón, cante vuestras alabanzas, y os salude con el mismo respeto y devoción debida á la Madre de Dios, con que os saludó el ángel Gabriel, cuando dijo: "Dios te salve, María, llena de gracia, el Señor es contigo," y os digo con el mismo espíritu y ternura que os dijo Isabel: "Bendita eres entre las mujeres," bendiciendo al mismo tiempo al precioso fruto de tu vientre Jesús. Amén.
DÍA PRIMERO
CONSAGRADO A SU CONCEPCIÓN
Dios te salve, purísima María, Niña preciosísima de los ojos de Dios, concebida en los candores de la pureza; más limpia en el primer instante de vuestra concepción, que las más puras inteligencias; tú, bellísima Niña, fuiste la preservada desde ab-eterno de aquella original culpa, que contaminó á toda la humana naturaleza; tú fuiste la dichosísima Esther, á quien el divino Asuero exceptuó de la general ley de la corrupción: en ti, purísima Niña, venimos hoy á alabar el atributo divino de la justicia de Dios, uniéndonos con los coros de los ángeles; pues era justo que te criara tan pura y limpia, como convenía á los altos designios á que te tenía destinada, pues era para ser un templo en que debía residir toda la plenitud de la Divinidad; pues con razón te ha poseído desde el principio de tus caminos: por eso en este primer instante de tu concepción, apareces con un resplandor que deslumbra á los mismos ángeles, colmada de tan dulces delicias, que son el pasmo y admiración de las celestiales inteligencias: pues por este privilegio te pedimos, graciosísima Niña, nos alcances de aquel Señor que te crió tan pura y santa, nos conceda la pureza de alma y cuerpo, y también la pobreza de espíritu, con que despreciando las honras y riquezas mundanas, nos dediquemos á buscar la honra verdadera, que consiste en servir á Dios en esta vida, para así lograr las riquezas celestiales. Amén.
-Aquí se rezan cinco Avemarías en honra de las cinco letras de su Dulcísimo Nombre, y se hace la petición.
HIMNO
¡Oh la más gloriosa
De las Virgenes castas,
Que sobre las estrellas
Te miras elevada!
¡Hecho pequeño niño,
Con tu leche sagrada
Al Eterno sustentas,
Que te hizo de la nada!
¡Qué criatura tan bella
A la tierra nos bajas:
Dándonos en tus manos
Lo que Eva nos defrauda!
¡Con tus manos divinas
Las lágrimas estancas:
Abres el cielo, y entran
A la eterna morada!
Tú, del Eterno eres
La ciudad coronada;
Tú, la puerta del cielo,
Tú, Madre de la gracia!
¡Mortales redimidos,
Cantad las alabanzas
De María, que rompe
Las prisiones amargas!
¡Jesús, á ti la gloria
Y á María soberana,
Que es la más gloriosa
De las Vírgenes castas! Amén.
ORACIÓN PARA FINALIZAR TODOS LOS DÍAS
Dios te salve, Divina Niña María: ¡cuánto es mi regocijo al ver tu grandeza y tu exaltación! ¿Cómo es posible explicar ni el exceso de tu gloria, ni el exceso de tu trono? Eras un santuario augusto de gracia, y Dios hizo de vos un sublime trono de gloria: como Reina del universo, sólo dais la preferencia á la persona del rey: tan elevada estáis, que parece haberte comunicado Dios toda su gloria, según excede á la que gozan los ángeles y los hombres. Colocada en el tono más elevado del reino de tu hijo, ¡con qué aclamaciones fuiste declarada por reina! Pero siendo tu poder proporcionado al alto lugar que ocupas, ¡cuántos motivos das á nuestra esperanza y á nuestra alegría, puesto que este mismo poder nos asegura tu protección, y la gloria que posees es prenda de la que nos está prometida. Es así joh preciosa Niña! que el cielo os posee; pero nosotros no por eso os hemos perdido; en medio de vuestra gloria jamás nos olvidaréis, y desde el trono en que estáis sentada os dignaréis de volver a nosotros, vuestros benignísimos ojos: con esta confianza nos postramos a vuestros pies á rendiros nuestros humildes cultos, y a pediros por todas las necesidades de la Santa Iglesia Católica, por el Sumo Pontífice que la gobierna, por todos los Prelados y demás individuos que la componen y muy en particular por todas las necesidades espirituales y temporales de la Iglesia Mexicana: acuérdate, Niña hermosa, que es heredad tuya, y que por lo mismo no has de permitir que le vuelva las espaldas al verdadero Dios; también te pedimos por todos aquellos por quien la justicia, el reconocimiento y la caridad nos obligan; atiende á nuestras necesidades particulares, oye nuestras oraciones, compadécete de nosotros en la terrible hora de nuestra muerte; muéstrate verdadera Madre, librándonos de nuestros enemigos, y alcanzándonos la perseverancia final, para morir en tu gracia y alabar eternamente tus misericordias. Amén.
DÍA SEGUNDO
CONSAGRADO A SU CORAZÓN
Dios te salve, divina y tierna Infantita; hoy vengo uniendo mis alabanzas con los coros de los ángeles á adorar el atributo divino de la bondad de Dios al criar para ti un corazón tan bueno, tan tierno, tan amable y tan lleno de caridad. ¡Oh corazón santísimo de la Madre de Dios, siempre inmaculado! Corazón el más puro, el más venerable después del corazón de Jesucristo, que formó la mano todopoderosa del Criador, manantial inagotable de dulzura, de amor y de misericordia, imagen perfecta del Sagrado Corazón de Jesús mi Salvador, siempre sensible á nuestros males, siempre abrasado en el ardiente deseo de mi salvación; pues aquí, divina Niña, vengo a refugiarme y a buscar el remedio de todas mis necesidades de alma y cuerpo, y á pediros me alcancéis de la bondad infinita de Dios, aquellas abundantes gracias que derramáis en el corazón de los que os aman; dignate admitir mis humildes afectos de respeto y veneración, y alcánzame que yo sepa mortificar en todo mis pasiones, para que así logre la limpieza del corazón, con la que merezca ver á Dios en la eterna bienaventuranza. Amén.
DÍA TERCERO
CONSAGRADO A SU NACIMIENTO
Dios te salve, divina y tierna Infantita: hoy vengo con los principados á adorar en vos el atributo divino de la perfección de de Dios, al veros en vuestro nacimiento tan perfecta, que eres el objeto de las divinas complacencias, colmada de tan abundantes bendiciones, y enriquecida con los dones de su espíritu; vos venisteis al mundo como resplandeciente aurora, previniendo con la luz de vuestra santidad la venida del Sol de justicia. ¡Oh día dichoso en que aparecistes al mundo! Bien puede llamarse día de salvación y de gracia. ¡Pues con cuánta razón te llamamos nuestra esperanza, nuestro refugio, nuestro asilo y nuestro consuelo! ¿Cuáles deberán ser nuestras ancias, nuestro regocijo y ternura en tu alegre nacimiento? Pues por él, preciosísima Niña, vengo á pediros me alcancéis de aquel Señor que te crió tan perfecta, las virtudes de la humildad y mansedumbre, para que reprimiendo los furiosos ímpetus de la ira, logre la bienaventuranza de poseer la tierra de mi corazón dominado, y de esta manera hacer mi vida agradable á mi Jesús y a ti, para gozaros eternamente en la gloria. Amén.
DÍA CUARTO
CONSAGRADO A SU DULCE NOMBRE
Dios te salve, divina y tierna Infantita: hoy vengo con las potestades á adorar en vos el atributo divino de la santidad de Dios, al daros un Nombre tan santo, tan dulce, tan glorioso y tan admirable. ¡Oh María! Cuánto regocijo siente mi alma al pronunciar tu dulce nombre; él es más dulce al paladar que la miel; más grato al oído que la más armoniosa melodía; más delicioso al corazón que el júbilo más exquisito. ¡Oh Virgen pura! Qué glorioso, qué admirable es tu nombre, pues los que lo invocan con devoción y confianza, ni se asustan ni dan lugar al temor á la hora de la muerte, pues aunque me vea atropellado de desgracias, combatido de tentaciones y sumergido en toda clase de adversidades, invocando tu nombre ¡oh María! me veré libre de todo, porque él es de tal excelencia, que el cielo le aplaude, la tierra se regocija y los ángeles saltan de gozo siempre que le pronuncian. Pues por él te pido la bienaventuranza que gozan los pacíficos, para que así merezca ser llamado hijo de Dios y tuyo, y así poseer á Dios eternamente, que es la verdadera bienaventuranza. Amén.
DÍA QUINTO
CONSAGRADO A SU PRESENTACIÓN
Dios te salve, divina y tierna Infantita: hoy vengo con las virtudes á adorar en voz el atributo divino de la liberalidad de Dios cuando os veo que en la tierna edad de tres años, dejando á vuestros amados padres, os dedicáis totalmente á Dios en el templo, consagrándole liberalmente todos vuestros pensamientos, palabras y obras, ¡Oh día dichoso! ¡Oh momento feliz! por el cual habéis suspirado tres años, para consagraros solemnemente á Dios, con el voto de perpetua virginidad. ¡Qué hermosos son tus pasos, hija del Príncipe! ¡Qué ceremonia tan augusta! ¡Qué sacrificio tan precioso! ¡Qué bien recibida fué esta ofrenda! El aire, la modestia, la majestad, la compostura con que entrasteis en el templo, divina Niña María, fueron la admiración de los ángeles y de los hombres; pero los interiores afectos, las amorosas disposiciones de tu purísimo corazón ¡que gratos serían á los ojos divinos! Sólo tú pudiste ser hostia tan santa y tan pura, que llenase su corazón, y excitase su misericordia, mientras se llegaba el día de su grande sacrificio. Recibid ¡oh Dios de la Majestad! los votos de la más Santa entre todas las puras criaturas, la ofrenda de una Virgen que fué el esmero de vuestra misericordia, destinada por vos mismo( para refugio de los pecadores: recibid al mismo tiempo el corazón de quien desea por su medio entregarse del todo al divino servicio, empleándose con ansia y esmero en cumplir en todo su deber, para así lograr la hartura que prometéis á los que han hambre y sed de justicia, Amén.
DÍA SEXTO
COMO HIJA DEL PADRE
Dios te salve, divina y tierna infantita: hoy vengo con las dominaciones á adorar el atributo del poder divino, que te comunicó el Eterno Padre, como á su predilecta hija: sí, divina María, tú eres la poderosa hija á quien el Eterno no puede negar cosa alguna; tú, con tu humildad en medio de tu exaltación, le has robado el corazón, y el grande mérito que has adquirido con las virtudes que en sublime grado has practicado, te hacen acreedora á ser el canal seguro por donde se nos comunican las gracias ¡Oh única esperanza mía después de Dios! ¡Oh refugio mío! ¡Oh asilo seguro de mi salvación! Pues emplea ¡oh poderosa hija! emplea tu valimiento en favor de los que veneramos tu divina infancia: pídele tiernísima Niña, al Padre que tanto te ama, nos conceda aquella luz divina que nos haga salir del estado miserable de la culpa, para caminar seguros por el borrascoso mar del mundo, en la guarda de sus divinos mandamientos, y que las fluctuosas olas de las tentaciones y aflicciones, no nos hagan caer de ánimo, sino que nos esfuercen á padecer gustosos por la justicia y virtud, aunque nos vea más perseguidos, para que así nos hagamos dueños del reino de los cielos. Amén.
DÍA SÉPTIMO
COMO MADRE DEL HIJO
Dios te salve, divina y tierna Infantita: hoy vengo con los tronos á adorar el atributo divino de la sabiduría de Dios, al veros constituída á la sublime dignidad de Madre suya: sí, divina María, eres Madre de Dios; pues ¿cómo podrás negar tu gracia y tu protección á los pecadores? No, Madre mía, no os aprovechéis con reserva de mi poder, te dice tu Hijo, con más razón que Salomón dijo á su Madre Bernabé: pues ¿quién duda de tu poder? ¿Y quién pondrá limites á su confianza? Pues por el mismo hecho de ser Madre de Dios quedaste constituída Madre de los hombres: pues ¿quién dudará ya de la ternura con que nos amas? ¡Oh Virgen amada de Dios! Tú eres el consuelo más dulce que he recibido en todos mis trabajos, tú el rocío que refresca mis ardores: en el seno de tu misericordia encuentra mi corazón refugio en sus arideces y sequedades. Después de Dios, tú eres mi fortaleza, mi apoyo y toda mi confianza: pues por el Augusto Título de Madre de Dios de que gozas, alcánzame, Madre mía la virtud de la misericordia, para que siendo piadoso con todos mis prójimos, alcance la misericordia de Dios en esta vida, para poder gozarlo en la eterna bienaventuranza. Amén.
DÍA OCTAVO
COMO ESPOSA DEL ESPÍRITU SANTO
Dios te salve, divina y tierna Infantita: hoy vengo con los querubines á adorar el atributo divino del amor, al veros elegida para Esposa amada del divino Espíritu ¡Oh María! todas las obras del Señor te bendigan, te alaben y te glorifiquen: bendita seas ¡oh Esposa del Espíritu Santo! Bendita seas, gloria de la Jerusalén triunfante: aunque te humilles, divina Niña, el olor de tus virtudes y de tu santidad es más excelente que el de los campos llenos de fragancia: alabad á vuestra Reina, habitadores del empíreo, glorificadla en las alturas. Bendito sea ¡oh María dulcísima! bendito sea el Omnipotente que te ha criado, benditos sean Joaquín y Ana, que te produjeron al mundo, bendita seas ¡oh hermosísima Niña! En
el Cielo y en la Tierra seas alabada, glorificada y exaltada eternamente; pero desde tu elevación vuelve tus tiernos ojos á nuestra miseria; y por aquel amor de que te llenó tu Divino Esposo, te pedimos, el que dejando los placeres de esta vida, logremos el consuelo prometido á los que lloran en esta vida, para descansar eternamente en la gloria. Amén.
DÍA NOVENO
COMO TEMPLO Y SAGRARIO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD
Dios te salve, divina y tierna Infantita:
hoy vengo con los Serafines á adorar el
atributo divino de la misericordia de Dios, al darme por Madre á una criatura, que es el templo y sagrario de toda la Santísima Trinidad: todas las criaturas os alaben y os bendigan. ¡Oh Niña llena de gracia. Todos los ángeles y todos los hombres os honren y os reconozcan por templo santo de la augusta Trinidad; paraíso espiritual y gloria de las Vírgenes: dignáos recibir nuestros humildes obsequios, oíd nuestras oraciones y reconciliadnos con Dios, alcazándonos los auxilios que necesitamos para salvarnos: recibid nuestros corazones que os ofrecemos en vuestra intercesión, afiánzanos el premio de nuestras buenas obras y la perseverancia final, para lograr el ver á
Dios en sí mismo, amarle y gozarle eternamente, que es en lo que consiste nuestra bienaventuranza. Amén.
ÚLTIMA ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
¡Oh divina Niña María! dignáos recibirnos en el número de vuestros hijos: con este fin nos consagramos para siempre á vuestro servicio, y uniendo nuestras alabanzas con las de toda la Iglesia, queremos desahogar nuestros afectos amorosos, prorrumpiendo en tu elogio de esta manera:
TODOS: Santa, Santa, Santa María, Virgen inmaculada, Madre de Dios y refugio de pecadores.
-Repitamos por segunda vez nuestros afectos en alabanza de esta Niña tierna.
TODOS: Santa, Santa, Santa María, Virgen inmaculada, Madre de Dios y refugio de pecadores.
-Unamos nuestras voces con las de la celeste esfera, para decirle por tercera vez á nuestra reina.
TODOS: Santa, Santa, Santa María, Virgen inmaculada, Madre de Dios y refugio de pecadores.
GOZOS
Tú eres un canal de gracia
Para tu escogida viña:
Alcánzanos, bella Niña,
La final perseverancia.
Si en gracia el Omnipotente
Crió á los ángeles bellos,
A ti, como Reina de ellos,
Te la concedió ampliamente:
Emplea, pues, eficazmente
En mi favor esta gracia:
Tú eres la arca misteriosa
Que en su seno deposita
La preciosa Margarita
De la redención copiosa;
Bendita seas tan hermosa
Desde tu más tierna infancia:
Tú eres el canal seguro
De las gracias eficaces,
Con que el corazón deshaces
Aun del pecador más duro;
Y en nuestro más triste apuro
Nos sacas con eficacia;
Si tú fuiste exaltada
A ser madre de tu Autor,
Tu santidad y fervor
Te hacen de Dios toda amada:
Tu caridad abrasada
No permite mi desgracia:
Tú eres hija singular,
Tú eres Madre muy selecta,
Tú eres Esposa perfecta,
Y en todo eres celestial;
Tu hermosura corporal
Es diseño de tu gracia:
Tu eres todo el embeleso
De la Trinidad sagrada,
Trono en que fué colocada
La Majestad del Excelso:
Corresponde con esmero
A este cúmulo de gracias:
Elevada á tal grandeza,
Y constituída por Dios
A amparar al pecador,
¿Qué no espera mi pobreza
De tu caridad inmensa.
De tu amor y tu eficacia?
La Iglesia toda ¡oh María!
Espera tu protección,
En la presente ocasión
Que es combatida á porfía:
Tú le servirás de guía,
Le darás valor y audacia:
Salve, en fin, Niña preciosa,
En quien rendido de amor
Descanzó tu mismo Autor,
Llamándote toda hermosa:
Bendita seas tan preciosa,
Tan llena de amor y gracia:
Tú eres el canal de gracia
Para tu escogida viña,
Alcánzanos, bella Niña,
La final perseverancia.
LAUS DEO.
SALUTACIÓN A LOS EXCELSOS PADRES DE MARÍA SANTÍSIMA
Santísimo Patriarca Joaquín, el más afortunado de todos los padres, que en tu Hija María diste Madre á los hombres, Reina á los ángeles, y Gloria á todo el universo: Ruega por nosotros, y válganos tu Patrocinio ahora y en la hora de nuestra muerte.
Gloriosísima Señora Santa Ana, arca milagrosa en donde se depositó por la Divina Omnipotencia la joya más preciosa MARÍA, que produjo la rosa más delicada del paraíso, Cristo. Jesús! Felicísima Señora Santa Ana, concha inestimable, que encerró la margarita más hermosa, la Madre de Dios; á ti bendicen eternamente los ángeles, por el dichoso momento en que después de tu larga esterilidad, concebiste á la agraciada Niña, que para Rescate del mundo dió á luz á nuestro Redentor. Yo en unión de los Coros angélicos, magnifico y alabo al todopoderoso por los grados de perfección á que te sublimó, y te pido humildemente enciendas mi Devoción á tu culto, y me asistas en la hora de mi muerte. Amén.
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