miércoles, 4 de octubre de 2023

MES DE OCTUBRE A LOS SANTOS ÁNGELES


 

DÍA QUINTO

AMOR DE LOS ÁNGELES

MEDITACIÓN

PUNTO 1º. Considera, alma mía, que los Ángeles, siendo espíritus, están por esto mismo dotados de voluntad o sea la facultad de querer el bien, la cual tiene una relación tan estrecha con el entendimiento, que a medida que crece el conocimiento del bien, aumenta también en proporción la inclinación o adhesión de la voluntad hasta aquel grado que se llama amor, el cual no es otra cosa que la misma adhesión de la voluntad a un bien determinado, en cuanto que produce la unión del amante con el objeto amado, llenándolo de dulce arrobamiento. Así, pues, mientras más se conoce la bondad de un objeto; más se ama, y como los Ángeles, según vimos ayer, tienen un conocimiento elevadísimo no sólo de la bondad de Dios y de sí mismos, sino también de la de todos los demás seres de la creación, considera cuál será el amor que profesan a Dios, el que se tienen entre sí mismos y a nosotros por Dios. Si el entendimiento tiende a atraer y a unir los objetos de fuera a sí mismo, ya que no en la realidad, al menos en sus semejanzas intelectuales que los representan; la voluntad, por el contrario, o el amor tiende a unirse con el objeto amado, a ser una y misma cosa con él casi olvidándose de sí mismo. Los ángeles aman, pues, a Dios con un amor vehementísimo; aquel cúmulo de perfecciones atrae como un poderoso imán al hierro a sus corazones, que se sumergen en un piélago de éxtasis o arrobamientos tan dulces y deleitosos, que esto mismo constituye toda su felicidad o bienaventuranza.

 

PUNTO 2º.  Pero los Ángeles alamar a Dios con un afecto tan crecido é inefable no dejan de amar los demás bienes que no sean Dios y especialmente las criaturas racionales: en primer lugar, porque no pierden el conocimiento de su bondad, pues que ésta es el objeto del amor y los seres criados son todos buenos, según la expresión del Sagrado Texto: vio Dios todas las cosas que había criado y eran muy buenas, Vidit Deus cuneta quaé fecerat et erant xalde bona. y como conocen todos estos bienes, no pueden menos que amarlos; en segundo lugar, porque al hacerse una misma cosa con Dios participan de su misma naturaleza, puesto que Dios es amor, es caridad, Deus Charitas est. Por consiguiente, cuanto Dios ama, ellos también lo aman necesariamente; y como las criaturas racionales y su perfección moral son el objeto predilecto del amor de Dios, he aquí porque también los Ángeles nos aman sobremanera a nosotros, criaturas racionales. Aún hay más razones que nos demuestran cuan grande, cuan sumo es el amor de los Ángeles para con nosotros los hombres. El bien es de sí mismo difusivo, bonum est difusimim sui; pues bien, Dios para reparar todos los males que el género humano ha contraído por culpa del primer hombre, y para darnos una prueba la más patente de su infinito amor, no vacilo en dar al mundo a su Unigénito Hijo; Sic Deus dilexit mundum ut Filium suum unigenitum daret y tomó nuestra naturaleza, se Hizo Dios y hombre, padeciendo v muriendo por la humanidad entera; desde entonces quedamos todos los hombres hijos de Dios, hermanos suyos, miembros del cuerpo místico de Jesucristo que es Dios -Los espíritus angélicos contemplan asombrados nuestro ser así enaltecido, sublimado elevado y convertido en cierto modo en la misma Divinidad y superior al ser de ellos bajo este aspecto, y entonces prorrumpen en alabanzas a su Criador; nos rinden sus respetos, y sus corazones saltando de amor en sus pechos, no anhelan ni quieren para nosotros más que lo que Dios anhela y quiere, es decir, nuestra salvación y nuestra felicidad y esto no es más que amarnos.

 

JACULATORIA

Ángeles que os consumís de amor en el fuego de la caridad divina, abrasad nuestros corazones.

 

PRACTICA

Sed muy devotos de los Serafines a quienes se atribuye un amor más ardiente que a los demás Ángeles, y exclamad frecuentemente con ellos: Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos; llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria y majestad. Se rezan tres Padre Nuestros y tres A ve Marías con Gloria Patri y se ofrecen con la siguiente:

 

ORACION

Espíritus dichosos, Ángeles amantes, y en particular vosotros, enamorados Serafines, que os estáis abrasando eternamente en aquel fuego inextinguible de la Divinidad, desprended de ese incendio de amor algunas chispas que, cayendo en nuestros helados corazones los inflamen de tal modo, que se conviertan en llamas vivientes del amor divino y se haga n un solo corazón aquí en la tierra con el corazón amorosísimo de Jesús Sacramentado. Amen.

 

EJEMPLO

La gran Doctora, el Serafín humanado, Santa Teresa de Jesús, en su vida escrita por ella misma, refiere lo siguiente: "Quiso el Señor que viese aquí algunas veces esta visión, veía un Ángel cerca de mi hacía el lado izquierdo en forma corporal, lo que no suelo ver sino por maravilla, aunque muchas veces se me representan Ángeles es sin verlos, sino como la visión pasada, que dije primero. En esta visión quiso el Señor le viese ansí, no era grande, sino pequeño, hermoso mucho, el rostro tan encendido, que parecía de los Ángeles muy subidos que parece todos se abrasan: deben ser los que llaman Serafines, que los nombres no me lo dicen, más bien veo que en el cielo hay tanta diferencia de unos Ángeles a otros, y de otros a otros, que no lo sabría decir. Veíale en las manos un dardo de oro largo, y al fin del hierro me parecía tener un poco de fuego. Este me parecía meter por el corazón algunas veces, y que me llegaba a las entrañas: al sacarle me parecía las llevaba consigo, y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios. Era tan grande el dolor que me hacia dar aquellos quejidos, y tan excesiva la suavidad que me pone este grandísimo dolor, que no hay que desear que se quite, ni se contenta el alma con menos que Dios" [Vida de Santa Teresa Cap. 29 n 11.]

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