NOVENITA
AL
SANTO
NIÑO DE ATOCHA
(Por
el Pbro. JESUS BENITO MILLAN)
Este
portentoso Niño que se venera en el Santuario de Plateros, cerca de Fresnillo,
es milagrosísimo y nadie que lo haya implorado de todo corazón ha dejado de ser
socorrido en sus necesidades. És imán de los corazones y el tesoro más rico y
hermoso de la Creación; de El pueden esperarse todos los consuelos; los
enfermos su alivio, los afligidos su esperanza, guía es de los caminantes y
quien a El acude en cualesquiera necesidad complace sus peticiones o cuando
menos consuela en su amargura y a sus fieles devotos da una muerte feliz y los
recibe en su compañía en el cielo, por toda una Eternidad.
Después
del Acto de Contrición se rezan tres Padres Nuestro y Tres Aves Marías.
ORACIÓN
PREPARATORIA:
¡Oh
Divino Jesús, Redentor del mundo! postrado a tus plantas soberanas, aunque
indigno por mis innumerables infidelidades a la voluntad de nuestro Padre
Celestial, deseo y quiero purificarme de todas mis manchas espirituales, para
hacerme digno de obtener las gracias que necesito, para serviros, como es
vuestra voluntad soberana. Mas mi purificación la espero de vuestra bondad para
conmigo, y del dolor de mi pobre corazón, arrepentido de tanta iniquidad contra
vos, y ayudado de la divina gracia, obtenida por la poderosa intercesión de
vuestra Santísima Madre y Refugio de pecadores a la que me acojo, como un hijo
a su madre, para hacer bien esta novena.
Amén.
PRIMER
DÍA
Cuando
os considero. ¡Oh Niñito de Atocha! en traje de peregrino, buscando las almas
redimidas con vuestra preciosísima sangre, mi alma se extasía porque conoce el
amor, que le profesáis; amor infinito, pues que es amor de todo un Dios
humanado y anonadado hasta tomar la forma de tierno infante. Por los pasos que
distes en el mundo, os suplico me concedáis la gracia de aprovecharme de
vuestra preciosísima sangre y lo que deseo obtener en esta novena. Amén.
Hágase
la petición y récese tres credos.
SEGUNDO
DÍA
Al
contemplaros ¡Divino Jesús! bajo la advocación de "El Niño de Atocha"
mi alma con la confianza, que se acerca uno a un niño, acude a vuestros pies,
para saludaros cariñosamente y suplicaros que la miréis con ojos de
misericordia y de piedad, y compadecido de mis necesidades así espirituales
como temporales, le socorráis en todas ellas, en especial en las que motiva
esta novena, si ha de ser para su salvación eterna. Amén. (Hágase la
Petición, etc.).
TERCER
DÍA
¡Divino
Emmanuel! ¡Niñito de Atocha! Si todos los niños son amables y cariñosos para
todos sus semejantes, con mayor razón lo sois vos Divino Jesús, que no por
haber tomado la naturaleza humana, dejásteis de ser Dios, sino que sirvió para
perfeccionar la misma naturaleza humana, y así vuestra amabilidad y caridad
para nosotros fue mayor que en los demás niños; por lo mismo pues acudo con más
confianza a vuestras plantas suplicándo el remedio de todas mis necesidades, en
especial lo que solicito de vuestro corazón en esta novena, si así consigo mi
salvación eterna. Amén.
CUARTO
DIA
¡Oh
Jesús bajo la advocación del Niño de Atocha! yo os adoro y os venero, como mi
salvador, que quisísteis haceros párvulo para que más confiados acudiésemos a
vos, lleno, pues, de la confianza que vuestra tierna persona inspira, acudo a
vuestras plantas soberanas, para suplicaros encarecidamente me remediéis mis
necesidades, sobre todo lo que solicito de vuestro infantil corazón en esta
novena, si es para mi salud eterna. Amén.
QUINTO
DIA
¡Portentoso
Niño de Atocha! hermosura sin igual que con vuestro semblante de infante
ocultáis vuestra grandeza divina, para que así animado invoque vuestro socorro
el mísero mortal. Animado de esta suerte, me atrevo a postrarme ante vuestro
acatamiento, para exponeros mis necesidades, confiado que me las despacharéis
propicio con especialidad lo que me he propuesto obtener en esta novena,
siempre que ceda a mayor gloria vuestra y mi bien espiritual, y si no lo que
más me conviniere. Amén.
SEXTO
DIA
¡Prodigioso
Emmanuel! vuestra grandeza superior a toda ponderación, unida a vuestra
compasión para el mísero mortal, me mueve a postrarme a vuestras divinas
plantas, para implorar misericordia en mis necesidades. Socórreme, pues queréis
y podéis hacerlo, en especial en la necesidad, que motiva esta novena, si cede
a vuestra honra y gloria y a mi salvación. Amén.
SÉPTIMO
DIA
¡Poderosísimo
Niño Jesús! vuestro poder resplandece de una manera especial, cuando al ver la
impotencia de vuestro redimido con vuestra preciosísima sangre, le atendéis en
sus necesidades, que os expone por esta razón, acudo a vuestras divinas
plantas, suplicando me otorguéis el remedio de mis necesidades, en especial la
que os pido en esta novena, siendo para vuestra gloria y mi bien espiritual.
Amén.
OCTAVO
DIA
¡Cariñosísimo
Niño de Atocha! en vos todo es grande, todo admirable, por lo que vuestra
caridad es inmensa hacia el pobre mortal. Si esa caridad as hizo descender del
cielo a la tierra por salvar al hombre, con mayor facilidad le despacháis las
demás necesidades. Por esto mismo acudo a vos, pidiéndoos el remedio de mi
necesidad, que me he propuesto al rezarle esta novena, siempre que redunde a
vuestro gloria y para mi salvación. Amén.
ULTIMO
DÍA
¡Amabilisimo
Niño de Atocha! con vuestra dulzura sin comparación, expresada en vuestro
risueño semblante activáis los corazones de los mortales que os contemplan; así
cautivado el mío se postra ante vuestras soberanas plantas, para pediros el
remedio de mis aflicciones en especial el socorro de la presente necesidad, que
ha motivado el obsequio de esta novena, siempre que sea a mayor gloria vuestra
y salvación mía. Amén.
NOTA. Lo que se refiere
a las gracias obtenidas no merecen más fe, que la humana, pues como hijo sumiso
de nuestra Santa Madre la Iglesia las someto a su fallo autoritario, teniendo
presente lo decretado por su Santidad Urbano VII de feliz recordación.
A.M.D.G.
Con
licencia Eclesiástica.
Después
del Acto de Contricción se rezan tres Padres Nuestro y tres Ave Marías con
Gloria Patri, luego se hace la petición y las siguientes oraciones para
implorar la protección divina:
ORACIÓN
Admirable
y agraciadísimo Niño de Atocha que regocijándote en la Compañía de tu Santísima
Madre la Sma. Virgen María tuviste que cumplir con la misión que tu Padre te
había encomendado y te alejaste del hogar paterno para ir al Santo Templo de
Jerusalem a discutir con los doctores y maestros de la Ley sobre el exacto
texto de los Libros del Antiguo Testamento, dejándoles perplejos con la lucidez
de tus explicaciones y con la sabiduría de tu divina palabra: Vuelve a mí tus
ojos, divino Niño, y hazme conocer las dulzuras de tus Divinas enseñanzas para
merecer gracia a tus dulcisimos ojos y que me guien por el sendero de la Virtud
y Fe; pido también que por los trabajos con que te crió tu purisima Madre me
concedas el favor que te imploro en esta hora, que me des consuelo en lo
que solicito, pues que te lo pido humildemente confia do no en mis ningunos
merecimientos sino en los muy grandes de tu Santísima Madre que por Tí padeció
lo que nadie en el mundo por un Hijo ha padecido; por ello espero que accederás
a mi petición, o si no me darás fuerza para sufrir con paciencia mis
penalidades y dame una vida virtuosa y una muerte feliz para ir a alabarte en
el cielo por los siglos de los siglos. Amén.
ALABADO
Niñito
de Atocha,
Niñito
divino,
sé
siempre mi amparo,
cuida
mi camino.
A
los presos sacas
de
dura prisión,
haz
que no sea preso,
dame
protección.
Has
curado pronto
a
los que han herido,
cúrame,
Niñito
si
me ha sucedido.
Si
alguna desgracia
me
llega a pasar
Oh
Niño de Atocha
Tu
me has de salvar! !
A
un enfermo grave
muy
pronto lo sanas,
Yo
espero me cures
cuando
esté en la cama.
Los
hierros quebrantas
de
cualquier prisión,
sé,
Niño precioso
mi
Consolación.
Tu
poder infinito
oye
al que te implora
y
de las criaturas,
eres
tú su aurora.
Cuando
el caminante,
peligro
temiendo
te
pide tu ayuda,
Tú
lo vas cubriendo.
En
una pobreza
socórreme,
Niño,
que
eres un portento
de
amor y cariño.
Del
huérfano triste
eres
siempre hermano
y
acogen tus brazos
todo
ser humano.
Llévame
a tu lado,
Niño
Celestial,
y
dame consuelo
en
el trance fatal.
Mitiga
mis penas,
mándame
alegrías,
y
haz que sea yo bueno
en
todos los días.
Haz
que allá en el cielo
te
adore rendido
y
a tu santo nombre
cante
agradecido.
Si
tú me protejes,
si
eres tan amable,
que
no oigas mis quejas
eso
es improbable.
A
tu Madre Santa
por
siempre bendigo
y
que sea mi Madre
con
fervor te pido!
De
ti me despido
Niñito
adorado,
todos
mis apuros
dejo
a tu cuidado.
(Transcripción
y digitalizacion del texto por el Hno. Félix Becerra O.F.S. / Con la
colaboración de Leo Olguín Calderón, año 2023 )
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