DÍA
DÉCIMO QUINTO
EL
NIÑO JESÚS Y LA TRINIDAD DE DIOS
Parte
principal de nuestro Credo es aquella que nos manda venerar y adorar a un solo
Dios en la Trinidad y a la Trinidad en la unidad, como profundamente enseña San
Anastasio. Sí porque Dios de tal manera es uno en esencia, que justamente es
trino en personas Padre, Hijo y Espíritu Santo; y aunque no alcance con mi
entendimiento el modo como esto es, he de forzar mi razón y cautivar mi
entendimiento a creer esta salubre verdad. Porque la primera persona, que es
Padre, al conocerse y comprenderse a sí mismo y a su divina esencia, con
infinita mayor claridad que uno se ve en la tersa luna de un espejo, forma con
este conocimiento dentro de sí, como dice Santo Tomás, un concepto e imagen
viva de sí, que es el Hijo, quien como enseña San Pablo "es resplandor de
la gloria del Padre y figura en su sustancia". Este Hijo es el que llama
san Juan Verbo y palabra de Dios, la cual habla dentro de sí y contiene cuanto
Dios sabe. Así que el Padre produce al Hijo de manera que queda dicho,
necesariamente le ama y lo complace. De la misma manera, el Hijo ama al Padre,
por la infinita bondad que recibe de Él. En seguida los dos por este infinito
amor mutuo, producen su ímpetu o impulso de su divina voluntad al que la
ciencia teológica llama Espíritu Santo, y al que comunican su misma divinidad y
es un solo Dios con ellos.
DOS
MÉDICOS: UNO CELESTIAL Y OTRO TERRENO
He
aquí cómo se expresa en El Mensajero de 1917, un médico agradecido de Sarriá
(Barcelona) "Niñito mío, Jesús de Praga, te doy millones de gracias por
las muchas que te has dignado en concederme, entre las cuales voy a suplicar
está a continuación. Meses atrás venia padeciendo de u catarro intestinal,
rebeldísimo a todo tratamiento. que me debilitó en extremo y me hizo
enflaquecer hasta tal punto que parecía un cadáver. "Una señora amiga mía,
muy piadosa me dio a conocer la devoción del Milagroso Niño Jesús de Praga.
Inmediatamente, comencé hacerle una novena, y a los pocos días quedé curado
completamente de mi antigua enfermedad que amenazaba concluir en breve mi vida.
(Testimonio de Adolfo Torreblanca)
No hay comentarios:
Publicar un comentario