DÍA
VIGÉSIMO TERCERO
EL
MILAGROSO NIÑO JESÚS DE PRAGA INFINITAMENTE SABIO
El
Niño Jesús como Dios que es, lo conoce y lo sabe todo, sin ser posible que cosa
alguna se oculte a sus divinos ojos. Pero, como dice Santo Tomás (1 P. q. XXVI)
no es bienaventurado y dichoso por conocer las cosas que son fuera de sí, sino
por conocerse a sí, en cuanto que es fuente y principio de todas ellas. El
hombre, pues a su vez, es preciso que ponga su dicha principal, no en conocer y
estudiar las criaturas, sino conocer a Jesucristo, Dios y hombre verdadero, con
conciencia cristiana y sabiduría celestial y amorosa, pues sólo este
conocimiento lo dejará satisfecho. Tal fe tenían los Santos, en este método de
alcanzar la sabiduría, mediante el conocimiento y unión interior con Jesús que
uno de ellos, San Gregorio Magno llegó a decir en sus Diálogos: "¿Qué no
conoce y ve el que ve y conoce al que conoce y ve todas las cosas?".
El
Niño Jesús tiene esta portentosa e infinita sabiduría por su esencia, en cuanto
Dios; y en ella, como en clarísimo espejo, ve y comprende todas las cosas.
EL
ÚLTIMO PÁRRAFO DE UNA CARTA
Una
madre pobre, pero agradecida de Málaga, España, escribe una carta a la revista
Mensajero del Niño Jesús de Praga; "Gracias, te doy divino Niño Jesús de
Praga, por el favor tan grande que de Ti he recibido. Por circunstancias de la
vida he llegado al momento de no tener pan que dar a mis hijos; y en tan grande
apuro recurrí a Ti, Milagroso Niño, y no sólo no les falta, sino que nos
disteis medios con que ganar para atender a todas la necesidades, y esta es la
hora en que no nos ha faltado tu apoyo. Con toda mi alma te pido nos lo sigas
presentando, Niño omnipotente"
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