DÍA
VIGÉSIMO QUINTO
EL
MILAGROSO NIÑO JESÚS DE PRAGA Y LA PROVIDENCIA
En
la providencia como doctamente señala Santo Tomás de Aquino, una disposición y
orden de todos los medios que tiene Dios para salir con sus intentos, y de
todos los medios con que acude y provee a sus criaturas, para que fueron
creadas. En atención a esta su continua evidencia, o suma de infinitos
cuidados, con que el Señor atiende a nosotros a todas nuestras cosas, nos
encarga en el Evangelio y nos dice. "No queráis ser solícitos con demasía
y con desorden para vuestra alma de que lo que habéis de comer, ni para vuestro
cuerpo de lo que habéis de vestir. Por ventura, ¿el alma no es más que el
manjar, y el cuerpo no es más que el vestido?" ¡Qué admirable y profunda
doctrina la que se encierra en estos textos!
SERMÓN
EN UN TRANVÍA
Hace
unas semanas que tuve que tomar el tranvía número 19, que sube de la Puerta del
Sol por Hortaleza al barrio de la Prosperidad. Iba casi completamente lleno. En
el trayecto esperaba una mujer pobre con una niña en brazos, como uno de unos
tres o cuatro años. Por más que clamo al conductor, éste no hizo caso. Pero un
municipal, compadecido de la mujer y de la niña, gritó fuerte, y hasta logró
sentarse cómodamente, porque uno de los viajeros le cedió su puesto. Había que
ver el agradecimiento grande de esta pobre mujer, y aun el de su niña, y aun el
de su niña, en la cual consiste el sermón del tranvía, ya que la madre, así que
éste echó a andar, exclamó mirando a su niña, a quien tenía junto a sí: Gracias
a Dios, hija, que pudimos tomar el tranvía para llegar pronto con las medicinas
para el pobrecito de tu padre, Jesús, bendito sea Dios, y su Madre la Virgen
del Carmen. La niña callada, y vuelta, otra vez, su madre con el gracias a Dios
que hemos podido tomar el tranvía.
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