DÍA
TRIGÉSIMO
EL
MILAGROSO NIÑO JESÚS DE PRAGA Y LA DEVOCIÓN A LA VIRGEN
Todas
las imágenes de Jesucristo en especial las del Niño Jesús, no están gritando a
voces y diciendo muy al oído del alma que no hay madre como su madre, que no
hay madre como María. Y siempre debió ser así, ya que como refiere el
Evangelio, cierto día, en presencia de Jesús, se levantó una mujer de entre la
multitud, y haciéndose eco de ella, exclamó: "Bienaventurada las entrañas
que te llevaron y los pechos que te amamantaron". ¿Y qué es tener devoción
a la Virgen? Es honrarla y ensalzarla como Dios quiere que la honremos y
ensalzemos, o sea honrado en ella a su misma e Inmaculada Concepción, admirando
en ella la obra maestra de la mano creadora, y amando en ella a la Virgen sin
mancha, por cuyo medio se obró nuestra copiosa redención. Estas consideraciones
son las que siempre han levantado en el pecho del hombre tempestad de aplausos
y perpetuos himnos de amor de Dios, del que sin cesar desciende abundante y
continua lluvia de gracias sobre la tierra.
SANTA
TERESA COMO AMOR A LA VIRGEN CON OBRAS POR AMOR DEL NIÑO JESÚS
Son
muchos los que aman a la Virgen Santísima con ese amor que cuesta poco, como es
rezarle ciertas oraciones en determinados tiempos; y muy pocos los que cifran
su amor en imitarla en sus excelsas virtudes y en hacer y sufrir mucho a ella.
Santa Teresa fu principalmente de estos últimos. Poquísimo escribió de la
Virgen. Casi nada lo que dijo ella en sus escritos inmortales. Pero ¡cuánto
hizo! ¡Qué de empresas acometió y qué árduas todas ellas para honrar y
enaltecer a la Virgen del Carmen y su Orden! Treinta y dos conventos fundó para
que con ellos se bendijese y alabase al Reina del Carmelo; pero después ella de
haber vencido treinta y dos mil dificultades en cada uno. Y en las menores de
ellas fueron las sufridas en caminos y posadas, ya que en aquellos tiempos no
se conocía esa pasmosa facilidad para viajar ni ese confort en los viajes que
ahora. La Santa, mejor que nadie, pudo repetir y hacer suyo el apotegma
español, tratándose de la devoción a la Virgen: Obras son amores y no buenas
razones.
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