DÍA
SÉPTIMO
EL
MILAGROSO NIÑO JESÚS DE PRAGA Y EL NÚCLEO DE PIEDAD
Entre
los centros o núcleos de piedad existentes en la Iglesia Católica, se cuenta
éste de la Archicofradía del Milagroso Niño Jesús de Praga, formado por el celo
y actividad del P. Carmelita o sacerdote director, quien, con la ayuda de la
gracia, y secundado por los socios que la integran, va formando la piedad de
todos sus devotos. Esta formación, como se ve, que no viene a ser otra cosa que
enseñar a los niños teórica y prácticamente cuán amable y dulces y cariñoso es
para con ellos Jesús, y cuán agradable y fácil cosa el servirle y darle siempre
contento, como dice Santa Teresa, Sin duda alguna, esta meritoria labor es
agradable a Dios y provechosa a los pueblos. Agradable a Dios, pues el
sacerdote que tal hace, forma con las almas piadosas de los niños coronas de
claveles y margaritas para adornar las sienes y recrear el Corazón del
verdadero real Jesús de Praga, oculto en el Sagrario. Provechosa a los pueblos,
porque si es verdad que estos sin piedad son yelmos y jardines de la gloria, ya
que es un pueblo donde hay almas piadosas, Dios, no sólo es creído, sino
tratado y amado y respetado como tal. ¡Oh Niño lleno de resplandores, dulcísimo
Jesús de Praga! Sea bienvenida a este nuestro pueblo (ciudad o región) tan
devota y provechosa Archicofradía, mediante la cual esperamos que, en él se
afiance más y más la piedad de nuestros antepasados, y que los lazos de caridad
de unos con otros cada día sean más estrechos. Esta misma gracia y favor te lo
pedimos a ti, oh Reina y Madre del Carmelo, fiados de tu poder sin límites y en
tu amor omnipotente de Madre.
HALLAZGO
DE LA IMAGEN
Siete
años se habían cumplido desde que los herejes arrancaron las manos del Niño
Jesús. Fue así como un día el P. Cirilo de la Madre de Dios encuentra la imagen
entre los escombros del oratorio. Sorprendido el fraile, se siente apenado por
encontrarla tan maltratada y la falta sus manos, quebradas por el terrible
ataque. La abrazó lleno de alegría y la llevó al resto de sus hermanos
carmelitas, quienes llenos de júbilo la arreglaron y engalanaron y la pusieron
de nuevo en su oratorio para la veneración de dicha comunidad.
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