viernes, 27 de septiembre de 2024

TRIDUO POR LA PATRIA A NUESTRA SEÑORA DEL PERPETUO SOCORRO

 



TRIDUO A NUESTRA SRA. DEL PERPETUO SOCORRO


POR EL P. JUAN NEP. GOY, C. SS. R.

AÑO DE 1940


ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

¡Madre dulcísima! Perpetuo Socorro de todos los mortales que vamos caminando por el valle de las lágrimas, desgarrados por punzadoras espinas, expuestos a tantos peligros y necesitados de auxilio y protección. Pedid por mí a vuestro Hijo divino, que en Vos me dió la mejor de las madres, mi refugio, mi consuelo, mi esperanza, mi Perpetuo Socorro. Aceptad, Madre mía amabilísima, el mezquino obsequio que os ofrezco en este Triduo, y concédeme las gracias especiales que en él os pido, si han de ayudarme a conseguir mi eterna salvación, Amén.


DÍA PRIMERO

¡VIRGEN DEL PERPETUO SOCORRO! ROGAD POR EL MUNDO

En estos últimos tiempos la Virgen Santísima ha sido saludada: Reina de la paz, Regina pacis. Invocada con este título, impuso silencio al medroso tronar de los cañones, y el Ángel exterminador volvió su espada a la vaina. Lo que no consiguieron los hombres con sus parlamentos y conferencias lo logró la Madre del Perpetuo Socorro con sus ruegos. Otra vez el mundo se desangra en guerra fratricida. Queremos la paz. La que un día trajo al mundo a Cristo, que venía a pacificar cuanto estaba en guerra en el cielo y en la tierra, ha de traernos también ahora la paz tan suspirada, base de felicidad para los pueblos.


ORACIÓN

¡Virgen del Perpetuo Socorro! ¡Reina de la paz! Con tu poder soberano, destierra lejos, muy lejos, el pecado, el verdadero enemigo de la paz, hostem repellas longius: caigan las armas de las manos de los combatientes; Reina de los corazones, Vos sola podéis, con vuestra intercesión, reconciliar los hombres con Dios, y reconciliarlos entre sí. Tráenos pronto la paz, pacemque dones protinus. Dadnos a probar la dulzura de aquella paz, preludio de la vida eterna. ¡Así sea!


(Récense tres Avemarias.)



DÍA SEGUNDO

¡VIRGEN DEL PERPETUO SOCORRO! ROGAD POR NUESTRA PATRIA

Malos han sido los tiempos que han caído sobre nuestra Patria. Ruinas, desolación, crímenes sin cuento, Pero hay algo más importante que quejarnos de la malicia de los tiempos y de nuestra horrenda tribulación nacional. Practiquemos la perpetua devoción a la Madre del Perpetuo Socorro, y cambiaremos felizmente la fisonomía de nuestra Patria, Digamos, con San Agustín: "Malos son los tiempos! Vivid bien, y mudaréis los tiempos, y no tendréis ya por qué murmurar". Buena ocasión para interesar a favor de nuestra Patria el Perpetuo Socorro de María. 


ORACIÓN

¡Virgen del Perpetuo Socorro! Conservad la Fe en los buenos ciudadanos que todavía no la perdieron. Devolvédsela a aquellos hermanos nuestros que de ella apostataron. Mandadnos legiones de verdaderos patriotas que no nieguen con la ruindad de sus obras las verdades prácticas de sus leyes, que son los preceptos de la moral y de la justicia social cristiana. Y así está patria estará muy alta y será madre honrada de sus hijos honrados que la glorificarán por sus nobles acciones. ¡Así sea!


(Récense tres Avemarias.)



DÍA TERCERO

¡VIRGEN DEL PERPETUO SOCORRO! ROGAD POR NUESTRA CIUDAD 

¡La queríamos mucho! Era nuestra ciudad. Para nosotros la más bella de la tierra, Con sus banquetas fuera: con su plaza en el centro: con la Madre de Dios en nuestro corazón! Y por ella pasó la desgracias, la iniquidad, el ateísmo, la herejía. Y la destrozó ¡cómo la dejó! ¡Cómo abatió tantos cuerpos! ¡Cómo perdió tantas almas! ¡Cómo nos dejó tantas ruinas de templos! Pero todo no se ha perdido.  ¡Virgen del Perpetuo Socorro! Esta es tu hora. Sana las llagas de esta Ciudad. Restaura nuestros templos. Seca la fuente del odio. Que merced a tu Perpetuo Socorro vuelva a ser la ciudad de la Eucaristía y la ciudad Mariana.


ORACIÓN

¡Oh Madre del Perpetuo Socorro! Monstra Te esse matrem, Qué buena ocasión tienes para mostrarte madre nuestra y madre de esta ciudad. Deja caer tus miradas, bálsamo celestial, sobre tantos huerfanitos, sobre tantas desoladas viudas, sobre tantas madres sin hijos, sobre tantos que lloran, deshecho el nido de sus hogares, sobre tantos despojados de sus bienes. Madre del Perpetuo Socorro, protege a esta ciudad, protege a tus Archicofrades y devotos para que aquí te alaben entusiastas, te invoquen fervorosos, te amen con ternura y vayan a cantar en el cielo tu Perpetuo Socorro por perpetuas eternidades. ¡Así sea!


(Récense tres Avemarias.)


Con licencia eclesiástica

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