DÍA DE LA SÚPLICA A NUESTRA SEÑORA DEL PERPETUO SOCORRO
Tomado del “Pequeño Manual de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro”
Buenos Aires, Argentina, 1953
ORACIÓN
Yo os saludo, ¡oh Reina de misericordia, Madre del Perpetuo Socorro! - Vos sois vida, dulzura y esperanza perpetua - de los desterrados hijos de Eva, - que a Vos clamamos gimiendo, llorando y suspirando en este valle de lágrimas. - Vos, como Madre del Redentor Divino, - sois todo para nosotros los redimidos: - Reina soberana y Madre, del cielo, - puerta patente estrella - salvadora de los mares, puerto de seguridad, - áncora firme de esperanza,- recurso en todas nuestras necesidades. - Por eso a Vos acudimos llamándoos Madre del Perpetuo Socorro - y acogiéndonos bajo vuestro amparo; escuchad siempre nuestras súplicas y atendednos perpetuamente con piedad y misericordia maternales. - Sed siempre nuestra intercesora y abogada cerca de Dios, preservándonos de los castigos que por nuestras culpas hemos justamente merecido. Libradnos de todo mal de alma y cuerpo y de todos los peligros que amenazan nuestra vida temporal y eterna. En una palabra ¡oh Madre del Perpetuo Socorro! tened siempre fija en nosotros la mirada de esos vuestros ojos misericordiosos durante la vida y en la hora de la muerte. Y después de este destierro haced que se nos muestre propicio Jesús, vuestro bendito Hijo, y ante El aparezcamos dignos de alcanzar y gozar las promesas de gloria que nos hizo. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María! - sed nuestra Madre del Perpetuo Socorro ahora y en la hora de nuestra muerte. Así sea.
ACORDAOS - oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que haya acudido a Vos, implorado vuestra asistencia y reclamado vuestro socorro, haya sido abandonado de Vos. Animado con esta confianza, a Vos también acudo, oh Virgen, Madre de la vírgenes, y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante Vuestra presencia Soberana. No despreciéis mis súplicas, oh Madre del Verbo, antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente. Así sea.
ORACIÓN
¡Oh dulcísima Virgen María, -Madre del Perpetuo Socorro!, - vedme aquí, humildemente postrado y sinceramente arrepentido - ante vuestra Sagrada Imagen, - vengo confiado a implorar vuestro perpetuo y mater socorro. - Vos sois la dispensadora de las gracias y dones del Altísimo, - este título consolador y magnífico, - de Madre del Perpetuo Socorro, - con que os invocamos, es el compendio de las maravillas de vuestra misericordia. Esto me inspira la dulce confianza de que atenderéis benigna mis humildes súplicas. Haced pues, Madre querida, - que os venere perpetuamente y os invoque siempre con ese título que nos revela tanta bondad, - por el cual se obran cada día tan admirables prodigios - para consuelo de los afligidos, - para alivio de los enfermos - y para conversión de los pecadores. ¡Madre amada !, pedid a vuestro Divino Hijo, - que ilumine mi entendimiento - y purifique mi corazón, para que sea digno de impetrar vuestros favores. Amén.
Bajo tu amparo nos ponemos, - santa Madre de Dios; - no despreciéis las plegarias que te dirigimos en nuestras necesidades, mas líbranos siempre de todos los peligros. - ¡Oh Virgen gloriosa y bendita!
5 años de indulgencias.
Colaboración de Tommy Gutiérrez
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