NOVENA A NUESTRA SEÑORA DE LAS LÁGRIMAS
QUE SE VENERA
EN LA SANTA IGLESIA CATEDRAL DE SALTA
Impresa con licencia del Ordinario
SALTA
IMPRENTA DE LEONCIO BENNASAR
AÑO DE 1919
NOTICIA
En el año de 1749, a 4 de Agosto, víspera de Nieves, sucedió el caso prodigioso de que, teniendo y manteniendo por su devoción y para su compañía y consuelo espiritual una estampa o retrato en papel de Nuestra Señora de la Concepción el Padre Juan de Arrizaga, religioso Presbítero de la Compañía de Jesús, y residente en el Colegio de Salta, reparó la noche del día citado, a la luz de la vela, que el dicho retrato o Imágen de María Santísima comenzaba a brotar un copioso sudor de agua viva y cristalina que, a modo de lágrimas, se derramaba de los ojos, cuello y rostro de la adorable Imágen, y corría por todo el cuerpo hasta llegar a los piés, por espacio de dos horas, en el aposento o cuarto de dicho Padre, la tenía colocada sobre la mesa de leer y escribir en un hueco que hacía el estante de libros. Al segundo día, 5 de Agosto, sucedió lo mismo, pues a las 7 de la noche por espacio de dos horas y media, repitió el sudor milagroso en mayor copia, en rostro, manos y cuerpo. Al tercer día, 6 de Agosto, aconteció lo mismo, aunque no a la misma hora por que, acudiendo cuidadosos los PP. Jesuitas des pués de celebrarse la primera misa a visitar a la Santa Imágen, la hallaron toda anegada en sudor y lágrimas que corrían hasta la varilla hueca de abajo en que se embolsa el lienzo, y rebalsaban de ella y con lo que determinaron dichos PP. sacarla del cuarto y llevarla como la llevaron a su Iglesia, y la colocaron en el altar mayor sobre las puertas del Sagrario del Santísimo, a la vista y pública adoración de este pueblo, bajo de una vidriera y marco o lámina de plata curiosamente labrada, donde se mantiene hasta hoy, y donde también a los dos meses renovó su sudor y lágrimas, en el 5 de Octubre, en que cayó aquel año la fiesta del Santisimo Rosario, sin cortarlo ni enjugarlo hasta el día 7 a medio día que le paró, y de que fueron testigos oculares todo este pueblo, los dos cuerpos Religiosos Franciscanos y Mercedarios, el Cabildo Secular, y los dos Gobernadores de esta Provincia D. Juan Alonso Espinosa de los Monteros y D. Juan Victorino Martínez de Tineo, cuyos constantes y legales informes, y de lo que se notó al mismo tiempo, que el sudor solo se veía en el retrato o pintura de la imágen, y no en los blancos o vacios de la estampa, se ocurrió al Obispo Diocesano, Dr. D. Pedro Miguel Argandoña, quien considerando y consultando el caso con la madurez y reflexión que pide, lo declaró y autenticó por milagro de la extraordinaria Providencia de Dios.
MODO DE HACER LA NOVENA
Habiéndose persignado con todos, el que la enseña dirá el Acto de Contrición siguiente:
Poderoso Dios, y Señor de las piedades, que os complacéis tanto en la virtud de la Penitencia, que solo a este fin consentís, y disimulais benigno a los pecadores en este mundo, para que hagan penitencia de sus culpas, y den así un día de grande regocijo al cielo. Y fué tan de vuestro singular agrado y afición esta virtud, que no conociendo en voz la más leve mácula ni imperfección por qué ejercitarla, os hicisteis hombre pasible en las purísimas entrañas de una Virgen para abrasaros en la penitencia, sudando en un Huerto, llorando en la Pasión, gimiendo en los dolores, muriendo en la Cruz, y derramando vuestra preciosa sangre por los pecados ajenos del mundo, y su redención. Yo el mayor, pecador de los que er él habitan por vuestra adorable Providencia, me postro humilde a vuestros piés, y siguiendo vuestras dolorosas huellas y amarguras, digo, Señor, que me pesa de haber ofendido a tan buen Dios. Pésame, Jesús mío, de haber sido y mostrándome hasta aquí tan ciego, tan ingrato, y mal correspondido al amor infinito con que me criasteis, a la caridad ardentísima con que me redimisteis a la gracia, con que me santificasteis a la Providencia, con que me manteneis, a la sabiduría con que me gobernais, a la solicitud con que me buscais, a la paciencia con que me esperais, y a la misericordia con que me habeis librado hasta aquí de tantos y tan manifiestos peligros de mi perdición eterna. ¡Oh Señor y ¿quien considera estas finezas, y piedades de vuestra poderosa y liberal mano y no se le parte el corazón de dolor, y se le desatan los ojos en dos fuentes de lágrimas para aplacar a tan buen Dios, y hacer condigna penitencia de sus culpas? Perdonadme, Señor, por quien sois, y comunicadme el espíritu y la gracia de esta importante virtud, para que conociendo a fondo la gravedad de mis culpas, y lo sumo de vuestra bondad ofendida, llore aquellas, y las deteste constante y a vós solo ame, busque, y obedezca por todo el resto de mi vida, hasta merecer el veros, gozaros y dar con mi penitencia un día de gozo a los Ángeles en la Gloria. Amén.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS A NUESTRA SEÑORA DE LAS LÁGRIMAS
¡Oh Dulcísima María, y abogada tierna de pecadores, que previendo como Madre de la sabiduría increada los males, calamidades y desgracias que amenazaban a esta ciudad, así en la vida espiritual como en la temporal, por los pecados de sus habitadores, disteis bien claro a entender su gravedad y multitud enormísima en el copioso sudor y lágrimas que vertió y lloró el año de cuarenta y nueve, por el mes de Agosto a vista y presencia de este pueblo, en la Iglesia y Colegio de la Compañía de Jesús esa vuestra adorable Imágen de la Purísima, anegándose toda por tres días contínuos en el mar de sus amarguras, para satisfacer a Dios, por las amarguras de nuestras ingratitudes. Y como si fuera poca esa inefable dignación e incomparable demostración de vuestro singular amor a esta ciudad, renovasteis por segunda vez, en 5 de Octubre del mismo año, vuestro sudor y lágrimas milagrosas, con pasmo y admiración de los ojos que lo veían y manos que lo tocaban, en la misma o mayor copia. Concédenos, Madre piadosa y clementísima, que así como esas vivas y preciosas lágrimas, sirvieron de lenguas celestiales, para interceder por nosotros y aplacar la ira de Dios, que tan justamente teníamos merecida, así también sirva de abundante riego a la pertinaz dureza de nuestros corazones, para que ablandados y cultivados con ese suave rocío del Cielo de vuestro rostro, produzcan dignos y saludables frutos de penitencia, que nos reconcilien con Dios, y nos alcancen el don de la perseverancia final, junto con lo que, pedimos en esta Novena, si es para gloria suya y bien de nuestras almas. AMÉN.
-Aquí se rezan dos Salves a los dos purísimos Ojos de Nuestra Señora.
PRIMER DÍA
SOBRE EL PRIMER MISTERIO DE SU PURÍSIMA CONCEPCIÓN
ORACIÓN
Oh! Benditísima y Santísima María, a quien para llenarle Dios su Santo nombre María que quiere decir Mar de las Gracias, te comunicó todas tan sin reserva, que se entendiesen también en ellas la del primer instante de tu Concepción en gracia, quedando exenta del pecado original, que comprendió a todos los infelices hijos y descendientes de Adan, y tan llena de gracias y divinas perfecciones en tu primer ser, que te aventajas desde entonces en ellas a todos los Ángeles del Cielo, y a todos los Justos de la tierra. Nosotros nos gozamos, Señora, y te damos el parabien de tan singular y soberano privilegio entre todos los mortales, para que así te hicieses digna de ser y llamarte hija del Padre, Madre del Hijo, Esposa del Espíritu Santo, y Reina jurada de Cielos y Tierra; y te pedimos y suplicamos que, pues, bajo de este título y renombre de tu Inmaculada Concepción, te adora y reconoce toda la América española por su primera y singularisima Patrona, y como tal te dignastes mostrar lo fino y solicito de tu patrocinio, en derramar preciosas lágrimas en tu milagrosa Imagen de la Purísima y ofrecerlas a Dios por los pecados de este pueblo, no permitas que ciegos y endurecidos en ellos, no escuchemos la voz de Dios, ni atendamos señales tan del cielo para nuestra enmienda y corrección, sino que lloremos con vos, nuestras culpas, y acompañando nuestras lágrimas con las vuestras, consigamos por ellas y vuestra intercesión el perdón y la gracia que necesitamos para permanecer fieles en vuestro servicio, y alcanzar lo que pedimos en esta Novena, si es para gloria de Dios, honor vuestro, y bien de nuestras almas. AMÉN.
-Aquí alentando la confianza se pide a Dios lo que se desea alcanzar.
ORACIÓN FINAL A NUESTRO REDENTOR Y SALVADOR JESÚS
Adorado Señor, y compasivo Padre de nuestras almas, que para más esforzarlas a que esperen y confíen en tí, les aseguras en tu Santo Evangelio, que no has venido a este emundo a buscar en el Justos, sino pecadores; y que, como verdadero Padre, estás siempre dispuesto para recibir en tu casa al hijo más ingrato, pródigo y desperdiciado. Yo soy Señor, ese pecador infeliz, y ese pródigo desventurado, que he disipado en mis locos excesos y desórdenes sensuales la rica herencia y patrimonio que me señalastes en tu preciosa sangre, en tus Santos Sacramentos y en los demás dones de gracia y naturales que me confiaste, sirviéndome infiel de ellos, solo para ofenderte y hacer villana y vergonzosa fuga de tu casa. Más si vos soy el Pastor y el Padre de las misericordias ¿qué tengo que temer, sino levantarme de la vil servidumbre de mis culpas, e ir lloroso y confiado a buscar al que está ya con las puertas abiertas de su casa para recibirme, al que está con la rica estola de la gracia para vestir mi desnudez, al que está con la mesa puesta para regalarme con el generoso Pan y Vino de su cuerpo y sangre, y al que está, en fin, esperando una sola lágrima o gemido del corazón para perdonarme todos mis yerros? ¡Oh Dios purísimo, así lo creemos, y lo esperamos de la grandeza de tu clemencia, y del valor inestimable de las lágrimas que derramó por nosotros en esta ciudad tu Divina Madre, a cuyo soberano respeto os rogamos ahora atiendas, para recibirnos por vuestros hijos y dar vuestra Paternal bendición a esta ciudad, mantenerla en paz, defenderla de sus enemigos, fecundar sus campos, socorrerla en sus necesidades, y aumentar su vecindario en vuestro santo temor, que es la única y verdadera sabiduría para saber serviros en esta vida y gozaros en la eterna. AMÉN.
Siguen las devotas coplas que se cantan todos los dias para finalizar la Novena.
1.-De Salta la ingratitud
quiso el Señor castigar
e hicisteis con vuestros ruegos
la sentencia revocar.
2.- Oh Madre la más piadosa,
Iris de paz singular,
pues Dios suspendió sus iras
viendo a su Madre llorar.
3.- Nuestras culpas, gran Señora,
os obligan a brotar,
lágrimas con que a los cielos
les pudieran ablandar.
4. - Volved, Señora, a nosotros
esos ojos de piedad,
y no permitais perezca
vuestra escogida ciudad.
5.- ¡Oh clemente, oh piadosa;
oh néctar particular,
en quien esperamos todos
consuelo y felicidad!
SEGUNDO DÍA
SOBRE LA NATIVIDAD DE LA VIRGEN
ORACIÓN
¡Oh! entre todas las criaturas felicísima y dichosísima Virgen María que desde el primer paso de tu glorioso Nacimiento, ya anunciaste al mundo y al Cielo la mejor paz, júbilo y regocijo que deseaban los siglos, ansiosos por ver y adorar al mejor sol de justicia que había de desterrar las confusas tinieblas de la muerte, desatar las cadenas de la culpa y atraer las bendiciones de la gracia. Nosotros nos gozamos, Señora, de tu singular entrada en este mundo y os rogamos humildes que, pues vuestro excelso Nacimiento se destinó todo para gloria de Dios, para delicia del Cielo, para alegría de los Ángeles, regocijo de los hombres, consuelo de los Justos y esperanza de los pecadores, les alcanceis a estos el don de lágrimas y arrepentimiento de sus culpas, que tanto con vuestra poderosa intercesión necesitan para resucitar a la gracia, y renacer a la gloria. AMÉN.
TERCER DÍA
SOBRE LA PRESENTACIÓN DE NTRA. SEÑORA
ORACIÓN
Oh! Divina Señora y la más devota y religiosa entre todas las almas consagradas a Dios, pues a los tres años de nacida, con ejemplo nunca oído fuisteis presentada en el Templo de Jerusalén, donde hasta los catorce años de edad vivisteis consagrada al servicio del Altísimo y hecho un vivo y perfectísimo modelo de la vida religiosa, claustral y solitaria, que habían de observar después de la venida de vuestro precioso Hijo tantas y tan innumerables almas encerradas en los claustros, en los monasterios y en los desiertos para obrar su salvación y dar gloria a Dios en sus heróicas virtudes. Rogámoste, Señora, que así como allí con tu virginal; fervorosa y continúa oración, a que acompañaban siempre tiernos suspiros y lágrimas, no solo conseguiste, el que se abreviase la Redención humana, sino el que vos misma fueseis escogida para madre del Divino Redentor así alcanceis para nosotros el que con los suspiros y lágrimas de nuestro arrepentimiento y dolor, merezcamos en esta vida ser Templos vivos de Dios, para conseguir así ser presentado en el Templo de su gloria. AMÉN.
CUARTO DÍA
SOBRE LOS DESPOSORIOS DE NTRA. SEÑORA
ORACIÓN
Oh! Virgen sobre todas las Vírgenes, la más prudente y casta en tus Santos Desposorios con tu fidelísimo esposo San José, con quién juntando la alianza de Esposo y la pureza de Virgen, agregasteis tambien, aunque con pena y dolor, la celestial prudencia de guardar silencio y no disculpar vuestra divina Preñez, hasta que el Altísimo revelase el misterio a vuestro Santo Esposo; rogámoste Señora y Madre nuestra, que así como Dios para premiar vuestra inocencia, ensalzar vuestia pureza y templar vuestro dolor, y el de vuestro Santo Consorte, le reveló por su Angel Embajador que aquel fruto de vuestro Inmaculado Vientre era formado por obra y virtud del Espíritu Santo, para nacer el Hijo de Dios hecho hombre, así nos alcanceis la misma gracia y fortaleza para primero pasar por cualesquiera penas, quebrantos y lágrimas de esta vida miserable, que ir contra la voluntad de Dios en sus Divinas providencias y ocultos designios, sino esperar siempre de su mano nuestra defensa y amparo, con las demás gracias que pedimos en esta Novena, si es para mayor gloria suya y bien de nuestras almas. AMÉN.
QUINTO DÍA
SOBRE LA ANUNCIACIÓN DE NTRA. SEÑORA
ORACIÓN
¡Oh Soberana María, la más mínima y humilde a tus ojos entre todas las criaturas y por eso entre todas ellas la más engrandecida y exaltadas de Dios en tu magnífica Anunciación, en que al paso que con la presencia del Ángel Embajador te turbaste, te abatiste, te estremeciste y te tuviste por solo una humilde esclava del Señor y a ese mismo paso el Todopoderoso te honró como a Suprema Reina de los Cielos y tierra con su Embajada tan celestial y te mandó saludar por llena de gracia y por escogida y bendita entre todas las mujeres, te elevó a la Suprema Dignidad de Madre suya, te ofreció para ello la virtul y sombra del Altísimo Padre y toda la asistencia del Espíritu Santo, y habido que fué tu libre consentimiento, para obrarse en tí tan altos misterios, descendió a tí el Divino Verbo, el mismo Hijo de Dios, y se hizo hombre por nosotros en tus purísimas entrañas. Rogámoste, Señora, que así como vuestra eximia humildad os elevó al Supremo título de Madre del mismo Dios y Reina del Universo, nos alcanceis el que conociendo nuestra bajeza y nuestras grandes culpas con que sobervios ofendimos a Dios, nos postremos humillados a sus divinos piés a llorarlas con lágrimas de nuestros ojos y gemidos de nuestro corazón, para conseguir así de su divina mano la verdadera exaltación, que consiste en su gracia y en permanecer fieles en su servicios, con lo particular que pedimos en esta Novena, si es para gloria de Dios y bien de nuestras almas. AMEN.
SEXTO DÍA
SOBRE LA VISITACIÓN DE NTRA. SEÑORA
ORACIÓN
¡Oh Virgen, Madre de toda piedad y fuente perenne de caridad en tu Santa Visitación, pues para hacerla ésta a vuestra prima Santa Isabel, a distancia de cuarenta leguas, que había de tu casa y ciudad a la suya, y por entre ásperos y fragosos montes cuya incomodidad era forzoso vencer, ningun otro fin os movió el caritativo de ir presurosa a santificar al Precusor Baustista, en el vientre de su madre, libertarlo de la culpa original y en su nacimiento llenarlo a él y a toda su casa de las gracias, dones y bendiciones celestiales del divino Verbo, humanado en tu purísimo vientre. Nosotros os alabamos, Señora, por esta costosa obra de caridad, y os suplicamos que ya que te dignásteis de venir también a visitar a esta tu amada ciudad de Salta, por medio de esa tu adorable Imagen, y aún hacer en ella las portentosas demostraciones de llorar una y otra vez lágrimas vivas por nosotros, logren estas y tu maternal visita el caritativo fin de santificar nuestras almas, nuestras familias, y nuestras casas, librarias de la culpa y de todo lo que puede ser ocasion para ella, aficionarlas a vuestros culto, y devoción, y llenarnos a todos de vuestra bendiciones para que podamos más fácilmente serviros y merecer más y más vuestro poderoso amparo y protección, junto con lo que en esta Novena os pedimos, si es para mayor gloria de Dios. AMÉN.
SÉPTIMO DÍA
SOBRE LA PURIFICACIÓN DE NTRA. SEÑORA
ORACIÓN
¡Oh Virgen Santísima y obedientísima a Dios y a sus divinas leyes, pues aunque no te obligaba la Ley de la Purificación justamente impuesta a las demás mujeres, por que aunque fuisteis verdadera Madre, y paristeis a vuestro precioso Hijo Jesús, más fué por obra milagrosa de Dios, sin padecer ningun dolor, y quedando aún más Virgen, y más íntegra y pura en el Parto, que antes de él, por dar a luz a un Hombre-Dios, que cual otro divino Sol penetró y dejó bañado de divinas luces y resplandores el diáfano cristal de tu virginal cuerpo sin causarle la menor lesión ni quebranto; más por obedecer a Dios, por el buen ejemplo del prójimo, y por mortificar hasta en eso vuestra incomporable inocencia os sujetaistes a la ley, y después de los cuarenta días, aparecisteis en el Templo como una Madre comun a presentar a vuestro divino Hijo, y ofrecer por él el sacrificio y rescate acostumbrado; rogamoste Señora que yá que no os imitamos en la pureza y santidad de vuestra admirable vida, os imitemos a lo menos en la obediencia y mortificación, cumpliendo exactamente con las leyes de nuestro estado y profesión, mortificando nuestro amor propio, nuestro sentidos y pasiones, con el freno del temor de Dios, para salir así de esta vida purificados a acompañaros en la gloria. AMÉN.
OCTAVO DÍA
SOBRE LOS DOLORES DE NTRA. SRA.
ORACIÓN
Oh Madre entre todas las Madres, la más tierna y aflijida, pues desde el primer instante que se os relevó el haber nacido para Madre de un Dios hombre crucificado, fué tan aguda y penetranté la espada que atravesó continuamente vuestro amante corazón, que ni podíais pensar en Jesús ni ver ni oír, ni tratar con vuestro adorable Jesús, que no se anegase y sumergiese vuestra Santísima Anima en el mar amargo de la acerba Pasión y Cruz que lo esperaba. ¿Más cuál seria esta tormenta y amargura cuando llegó el caso funesto de verle preso y entregado con traición a sus enemigos, abofeteado y escupido con afrenta, azotado con crueldad, coronado de espinas con dolor, pospuesto a un Barrabás, contado entre ladrones, muerto al rigor inhumano de tres clavos en una Cruz, derramando toda su sangre y traspasado su dulcísimo costado y corazón con una acerada lanza? No hay, Señora, lengua angélica, ni humara que pueda explicar en este paso lo inmenso de vuestra amargura y de vuestras penas y angustias; y solo convienen todos en que al pie de la Cruz fuisteis Reina de los Mártires, pues voz sola padecisteis más que lo que todos ellos juntos padecieron y padecerán hasta el fin del mundo en sus atroces penas y suplicios. Y pues todo ese océano de lágrimas, penas y dolores junto con las que derramateis en este Templo os constituyeron Madre especial de los hombres y especialísima de esta ciudad, no permitais, Señor, que nos mostremos nunca ingratos a finezas tan singulares de vuestras misericordias, sino que llorando con vos todos y cada uno nuestras culpas, que fueron toda la causa de vuestros dolores se aumente de día en día el gremio de vuestros devotos, que haciendo gala de vuestro culto y servicio y de una verdadera reforma de vida, merezcamos perpétuamente vuestras complacencias y agrados, junto con lo que pedimos en esta Novena si es para mayor gloria de Dios y bien de nuestras almas. AMÉN.
NOVENO DÍA
SOBRE LA ASUNCIÓN DE NTRA. SEÑORA.
ORACIÓN
Virgen gloriosísima, Madre de Dios, Reina de Angeles y hombres, cuya muerte fué un amorosísimo deliquio del amor divino que, encendiéndose nás y más en vuestro amantísimo corazón, le abrazó como a un Fénix sagrado entre las aromas de las más heróicas virtudes, cuya felicisima alma voló a la gloria entre innumerables coro de Ángeles y Serafines, sin interrumpir un instante solo el divino amor y el tercero día volviendo en compañía de innumerables Ángeles y entrando en su Sacratísimo cuerpo, le llevó triunfante, acompañado de los celestiales espíritus al Cielo donde os coronásteis Reina gloriosísima de aquella augustísima corte en la cuál, sentada a la diestra de vuestro divino Hijo, gozais de una gloria incomparablemente excesiva, a todos los Ángeles y Santos juntos. Yo me gozo, oh Virgen gloriosísima, en vuestra dichosísima muerte, gloriosísima Asunción y augustísima coronación y os suplico por estos tres sagrados Misterios, tan gloriosos para vuestra Magestad, que me concedais una muerte feliz en gracia, bajo de vuestro amparo y protección, la gloria para que fuí creado, y la gracia que os pido en esta Novena, si es para mayor gloria de Dios, honor vuestro y provecho de mi alma. AMÉN.
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