lunes, 12 de marzo de 2018

DIA DIEZ Y SEIS A SAN SIMÓN STOCK



DEVOCIÓN DEL 16 DE MES EN HONOR DE NUESTRO PADRE SAN SIMÓN STOCK, GENERAL DE LA ORDEN DEL CARMEN

ORACION
Yo os adoro ¡oh Dios mío! con la más profunda humildad, como quien se halla ante vuestra soberana grandeza. Creo en Vos, porque sois la verdad misma. Espero en Vos, porque sois infinitamente bueno y poderoso. Os amo con todo mi corazón, porque sois infinitamente amable; y amo a mi prójimo como a mí mismo por amor vuestro. Os doy las más rendidas gracias por todos los beneficios que me habéis dispensado en este día, sin merecerlos por mi parte. Os ofrezco el descanso a que voy a entregarme para reponer mis perdidas fuerzas y poder serviros con más vigor en el día de mañana, si vos me lo concedéis. Os suplico que apartéis de esta morada todas las asechanzas del enemigo; que habiten en ella vuestros santos ángeles para conservarme en paz y que vuestra santa bendición permanezca siempre sobre mí. Bendecid también a mis padres, hermanos, parientes, bienhechores, a mis amigos y enemigos. Compadeceos, Dios de bondad y misericordia, de las almas de los fieles difuntos que se hallen en el Purgatorio. Dad tregua. Señor, a sus enormes penas; y, sobre todo, a aquellas por quienes tengo más obligación de pedir, concededles
el descanso y bienaventuranza eterna. Amén.
Padrenuestro, Avemaría y Credo.

DEPRECACION
Bienaventurado Confesor de Cristo, glorioso Padre mío San Simón, que merecisteis por vuestras heroicas virtudes, y especialmente, por 1a afectuosísima devoción que profesasteis a la purísima Virgen María, y los incesantes afanes y desvelos con que atendisteis al mayor brillo y esplendor de su Orden predilecta durante el tiempo de vuestro generalato, que la misma sacratísima Señora bajase de los cielos a la tierra para haceros entrega de la sagrada divisa con que quiso honrar a sus amados hijos los carmelitas: yo, vuestro devoto, y también vuestro hermano, como miembro que soy, aunque indigno, de la Cofradía del Carmen, os doy mil parabienes por la señaladísima distinción con que se dignó favoreceros la Madre de Dios, eligiéndoos por heraldo suyo y pregonero de las muchas y singularísimas gracias que están vinculadas en su Santo Escapulario; y os suplico, me alcancéis de Su Divina Majestad el que yo sepa apreciar cual se merece tan preciosa dádiva, llevándola siempre con verdadera devoción, para que pueda servirme, según la promesa que os hizo la Santísima Virgen, de señal de salud eterna y de salvación en todos los peligros de alma y cuerpo, haciéndome a la, vez acreedor en vida y en muerte, por medio de la imitación de vuestras virtudes, a la bondadosa protección de nuestra amorosísima Madre del Carmelo y también a la vuestra ¡oh dichoso Santo mío! Amén.



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