NOVENA AL
MILAGROS NIÑO JESUS DE PRAGA
Compuesto
en 1902
Práctica;
Honrar el Divino Corazón del Niño Jesús.
Oh Santo Niño Jesús, muy dulce Cordero de Dios, yo me postro
ante Vos y adoro vuestro Santo Corazón, ardiente de amor por vuestro Padre y
por nosotros. Vos sois verdaderamente el Dios de Amor, cuya propiedad es amar y
ser amado. Hay dos movimientos perpetuos en vuestro Corazón: se eleva hacia
vuestro Padre Celestial con el más ardiente y más Santo afecto para amarlo en
vez de tantos hombres que olvidan que el gran deber de todos es amar a su Creador;
y vuestro Corazón también se inclina a mí, que os he ofendido tantas veces.
Sois tan bondadoso que siempre os vayáis dispuesto a hacerme bien, aunque yo os
haya hecho tanto mal. ¿Para qué os habéis convertido en un Niñito tan gracioso,
tan amable, sino para hacerme comprender que sois sólo la bondad y atraerme hacia
Vos? lo habéis dicho, habéis venido sobre todo para los pecadores como yo para
los pobres y para todos los que sufren. Oh corazón tan bueno de mi Jesús, ¿cómo
no amaros? ¿Cómo querer maltrataros aún con mis pecados? ¿Cómo, sobre todo, no
tener confianza en Vos que a ninguno rechazáis de los que os invocan, que tenéis
el poder de borrar nuestras faltas y reparar nuestros males? Vuestra bondad se
manifiesta hoy en esta piadosa Imagen de Praga, que os representa, y por la cual
repartió vuestros beneficios por todo el universo. Espero que, al honraros,
obtendré también vuestra gracia, muy particularmente amaros por toda la
eternidad.
LETANÍA DEL SANTO NIÑO JESÚS DE PRAGA
Señor, ten piedad de nosotros.
Jesucristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Jesucristo, óyenos.
Jesucristo, escúchanos.
Padre Celestial que eres Dios ten piedad de nosotros.
Hijo Redentor del Mundo
Espíritu Santo, que eres Dios
Santísima Trinidad, que eres un solo Dios,
Santo Niño Jesús, lleno de gracia.
Santo Niño Jesús, cuyo poder obra tantas maravillas.
Santo Niño Jesús, cuya sabiduría escudriña nuestro corazón
y nuestros sentidos.
Santo Niño Jesús, cuya bondad está siempre pronta a
socorrernos.
Santo Niño Jesús, cuya providencia nos conduce á nuestro
último fin.
Santo Niño Jesús, cuya verdad disipa las tinieblas de
nuestro corazón.
Santo Niño Jesús, cuya amabilidad consuela a los
afligidos.
Santo Niño Jesús, cuya misericordia perdona nuestros
pecados.
Santo niño Jesús, cuya fuerza sostiene nuestra debilidad.
Santo Niño Jesús, cuyo poder nos protege contra todos los
males.
Santo Niño Jesús, cuya justicia nos hace temer el pecado.
Santo Niño Jesús, cuyo soberano poder triunfa del
infierno.
Santo Niño Jesús, cuya graciosa imagen atrae tantos
corazones.
Santo Niño Jesús, cuya mano sostiene el mundo.
Santo Niño Jesús, cuyo Corazón ardiente de amor hace
derretir el hielo de nuestros corazones.
Santo Niño Jesús, cuya mano llena de gracia nos colma de
bendiciones celestes.
Santo Niño Jesús, cuyo dulce y santo nombre regocija a los
fieles.
Santo Niño Jesús, cuya majestad llena el Universo.
De todo mal, líbranos,
¡oh Jesús!
De todo pecado
De toda desconfianza de vuestra inefable bondad,
De toda duda de vuestro poder maravilloso,
De la apatía en honraros
De toda pena y necesidad
Por los misterios de vuestra Santa Infancia,
Pobres pecadores, te
rogamos que nos escuches.
Por María, vuestra muy pura madre y por
San José, vuestro padre putativo.
A fin de que nos perdonéis nuestros pecados.
A fin de que nos mandéis las penas debidas por nuestros
pecados.
A fin de que aumentéis más y más el amor y la devoción
hacía vuestra Santa Infancia.
A fin de que nunca retiréis de nosotros vuestras manos que
obran tantas maravillas.
A fin de que nos conservéis un corazón siempre agradecido
por vuestros beneficios.
A fin de que nos abraséis más y más de amor por vuestro
divino Corazón.
A fin de que os dignéis escuchar a todos los que os
imploran con confianza.
A fin de que prolonguéis la paz de nuestra patria.
A fin de que os dignéis preservarnos de las desgracias que
nos amenazan.
A fin de que concedáis la dicha eterna a todos los que se
muestren generosos con Vos.
A fin de que nos concedáis una santa muerte.
A fin de que seáis un Juez misericordioso para nosotros.
A fin de que siempre seáis nuestro consuelo y nuestro
refugio en vuestra milagrosa imagen,
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, perdónanos, Jesús.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, óyenos, Jesús.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros, Jesús, óyenos.
Jesús, escúchanos.
Niño lleno de gracias, os suplicamos, postrados ante
vuestra Santa Imagen, arrojéis una mirada de clemencia sobre nuestros corazones
suplicantes y llenos de angustia. Que vuestro Corazón tan bueno, tan inclinado a
la piedad, se vuelva hacia nosotros y nos conceda la gracia que os pedimos con insistencia.
Libradnos de la tristeza y del desaliento, de todos los males y dificultades
que nos agobian. Por los méritos de vuestra Santa Infancia, dignaos escucharnos
y concedernos el consuelo y el socorro de que tenemos necesidad, a fin de que os
alabemos con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amen.
[Padre Nuestro, Ave María y Gloria.]
ORACIÓN DEL P. CIRILO
Oh Santo Niño Jesús, á V o s recurro; os suplico, por
vuestra Santísima Madre, me asistáis en esta necesidad [se hace la petición], pues
creo firmemente que vuestra Divinidad puede socorrerme. Espero con confianza
obtener vuestra santa gracia. Os amo con todo mi Corazón con todas las fuerzas
de mi alma. Me arrepiento sinceramente de mis pecados y os suplico, oh buen
Jesús me deis la fuerza para triunfar de ellos. Tomo la resolución de no volver
a ofenderos y os ofrezco la disposición de sufrir todo antes que desagradaros.
De hoy en adelante, quiero serviros con fidelidad. Por nuestro amor, oh Divino Niño,
amaré a mi prójimo como a mí mismo. Niño lleno de poder, oh Jesús, os pido de
nuevo me ayudéis en esta circunstancia [nombradla] y hacedme la gracia que os
posea eternamente con María y José en el cielo, y que os adore con los Santos
Ángeles. Amen.
SEGUNDO DÍA
Honrar la Sagrada Cabeza del Niño Jesús.
¡Oh! Santo Niño, me postro a vuestros pies y adoro vuestra
Sagrada Cabeza coronada de gloria y majestad. Sois mi Dios que os habéis hecho
hombre por mí. Sois mi Creador y mi Rey Supremo. Qué dulce es para nosotros
tener un soberano como Vos. Con cuánta razón habéis dicho: "Mi yugo es
suave; la carga que impongo es ligera. Venid a hacer la experiencia: soy dulce
y humilde de corazón." Sí, es muy dulce serviros, Dios mío, ¡pero qué ruda
esclavitud es servir a las pasiones, al mundo y al demonio! A Vos, Divino Niño,
a quien de hoy en adelante tendré por único Señor. Vos sois nuestro modelo, oh
Jesús; en vuestra calidad de hombre, también Vos habéis servido a vuestro Padre,
que está en los cielos, y observado sus mandamientos. Le habéis adorado interiormente,
en espíritu, y exteriormente postrando vuestra frente ante su infinita majestad
Cada día le ofrecéis el tributo de vuestras alabanzas y homenajes. Oh, Jesús,
hermano mío; quiero, como Vos, rendir mis deberes diarios a mi Creador. Pero
también me humillo ante Vos, oh Divino Niño; reconozco que sois mi Dios, como
el Padre Celestial, pues sois solo uno con El.
Os adoro humildemente, Santo Niño Jesús, me
regocijo de los honores que recibís por todo el Universo en vuestra
piadosa Imagen de Praga. Quiero también honraros como todos vuestros servidores,
esperando recibir, como ellos, vuestros preciosos favores: os pido,
sobre todo, la gracia de una humilde sumisión a vuestra divina voluntad.
TERCER DÍA
Honrar el Rostro tan dulce y gracioso
del Niño Jesús.
¡Oh! Santo Niño Jesús de Praga, me postro a vuestros pies
y quedo maravillado de la encantadora y muy dulce belleza de vuestro Divino Postro.
¡Qué tierna majestad! ¡Qué dulce y serena bondad! Ya no me admira que atraigáis
a todo el mundo cerca de Vos. Oh, el más bello de los niños, atraedme á Vos con
el poder de vuestros puros encantos, y llevadme hasta los brazos de vuestro
Padre. Desprended mi corazón de toda belleza vana y perecedera, de todo afecto
peligroso o impuro. Cread en mí un corazón puro y libre, a fin de que merezca
ver vuestro Rostro, pues solo a las almas puras se lo reveláis. Señor Jesús,
mostradme un rostro favorable, y estaré salvado. Muchas veces los pecadores os han
visto, en vuestra Imagen, ocultar vuestro Santo Rostro, o hacerlo aparecer
triste y severo. Os ruego no seáis para mí el Cordero irritado, puesto que sinceramente
me arrepiento de mis pecados; sino sed el Cordero misericordioso que borra los
pecados del mundo. Me regocijo de que tantos fieles sean atraídos hacia vuestra
graciosa Imagen de Praga, que la maldad de los infieles ocultó por siete años
dentro del polvo. Quiero honraros hoy a fin de que por ella os dignéis mirarme
y bendecirme. Os pido, en particular, el perdón de mis pecados y el
desprendimiento de las criaturas.
CUARTO DÍA
Honrar los sagrados pies del Santo Niño
¡Oh! Santo Niño Jesús, me postro mil veces a vuestros pies
benditos, y los beso con respeto y amor. ¡Qué bellos son estos pies que han
traído la paz y salud del mundo! Los habéis cansado y herido por mí, Divino
Niño, durante vuestro regreso de Egipto y vuestro viaje a Jerusalén, cuando
teníais doce años. Más tarde os los habéis dejado traspasar sobre el árbol de
la cruz a fin de rescatar mi pobre alma cautiva. Como Magdalena reconocida,
quiero ahora abrazarlos y lavarlos con mis lágrimas. Señor Jesús, no habéis
dado ningún paso que no haya sido para la gloria dé vuestro Padre por amor a
mí. ¡Y yo, cuántas maldades he metido por la vanidad y la iniquidad! ¡Cuántas
Veces me he avergonzado de seguiros, abandonándoos para aliarme a vuestros
enemigos, los peores enemigos de mi alma! De hoy en adelante quiero vivir con
Vos y consagraros todos mis actos. Oh, divino Rey, soy dichoso al ver que
vuestra Santa Imagen de Praga recorre triunfante el mundo entero, recibiendo
por donde quiera los
divinos honores y el afecto de los corazones. Espero que,
siendo yo uno de vuestros fervientes adoradores, tendré parte en la promesa que
habéis hecho: "Mientras más me honraréis, más os favoreceré." El favor
que solicito, en primer lugar, es caminar siempre por el sendero de la verdad y
de la justicia y obrar siempre por amor de Dios que me ha creado.
QUINTO DÍA
Honrar las divinas manos del Niño Jesús
¡Oh! Santo Niño Jesús, me postro a vuestros pies y adoro
vuestras muy Santas Manos, tan puras y llenas siempre de bendición. Reconozco que
soy, como todo lo que existe, obra del poder de vuestras manos. ¡Oh mano
creadora, que sostenéis el Universo! ¡Oh manos bienhechoras, que repartís
vuestros dones sobre toda criatura y vuestras gracias sobre los que os
imploran! Mano izquierda que gobernáis con sabiduría y proporcionáis justicia y
misericordia; mano derecha que bendecís, aliviáis protegéis, permitid que pegue
a Vos mis labios repitiendo; Gracias mil veces por todos vuestros beneficios. Gracias
por todas las aflicciones que me habéis enviado para mi bien; gracias por
aquellas dé las
cuales me habéis preservado, Qué acción de gracias os debo
por no haberme precipitado al tueco del infierno como merecía!... ¡Oh! Santo
Hiño Jesús, os bendigo por todos los beneficios que concedéis a todos los que
veneran vuestra Santa escultura de Praga: en un tiempo los herejes la han
despreciado y mutilado
las manos y con esto la han hecho más venerada y más querida
para nuestros corazones. Hoy os suplico me concedáis por ella un corazón, siempre
reconocido a vuestros beneficios.
SEXTO DÍA
Honrar la boca y los muy san/os labios
del Niño Jesús
-Oh Santo Niño Jesús, me postro a vuestros pies y adoro
vuestra sagrada boca. Muy a menudo permanecía callada durante vuestros primeros
años, y cuando hablaba sólo profería palabras de alabanza para vuestro Padre,
de celo y caridad para el prójimo. ¡Oh labios divinos! De los cuales se desprende la sabiduría,
instruidnos. Enseñadnos a callar cuando se necesita, y a hablar a tiempo, según
convenga, y siempre la verdad. Enseñadnos a huir de la maledicencia y de la
falsía, de toda palabra dura, altiva o escandalosa. Se dice que muchas veces
habéis dejado oír. vuestra muy dulce voz por vuestra Santa Imagen de Praga. Las
maravillas que por ella practicáis son tan numerosas, que parecen decirnos:
"Venid los que sufrís y os aliviaré. Pedid y
recibiréis. Poneos a mi servicio y hallareis la paz del alma." ¡Oh! Santo
Niño Jesús, quiero ser contado entre el número de vuestros servidores, y os
suplico me prestéis vuestra ayuda para que mi lengua no os ofenda más. "Quien
lio peca con la palabra, dice el apóstol Santiago, es perfecto."
SÉPTIMO DÍA
Honrar al muy santo y paciente oído del
Niño Jesús
¡Oh! Santo Niño Jesús, me postro a vuestros pies y adoro, vuestro
muy santo oído, siempre pronto a escucharme. ¡Cuántas veces os han lastimado las
impiedades que escucháis! ¡Cuánto deploro tantas blasfemias lanzadas todavía
contra vuestro Santo Nombre! Lejos de querer herir vuestro oído con malas
expresiones, quiero escuchar fielmente vuestras palabras y seguir vuestra voz,
oh dulce Pastor. Entonces escuchareis mi súplica, porque hacéis la voluntad de
los que os temen. A pesar de mi indignidad os suplico no cerréis vuestro oído a
mi súplica y atended al grito de mi corazón. Divino niño, que sois la misma
bondad, escuchadme: Vos, para quien nada es imposible, escuchadme como habéis
escuchado a tantos otros. Os suplico me concedáis lo que os pido, si ha de ser
para mayor gloria de Dios, salud y bien de mi alma. Delante de vuestra
Santa Imagen os pido, sobre todo, la virtud de ser
paciente, que me es tan necesaria. Que noceda al desaliento ni a la cólera, a
la venganza o a la desesperación, con el socorro de vuestra santa gracia.
OCTAVO DÍA
Honrar Jos ojos llenos de dulzura y
modestia del Santo Niño
¡Oh! Santo Niño Jesús, me postro delante de Vos y adoro
humildemente vuestros ojos, para los cuales nada hay oculto. Las cosas más
profundas. como los abismos del mar v las interioridades de la tierra; las
cosas más elevadas, como el firmamento y los astros, las extremidades del mundo
todo está descubierto a vuestros ojos. Vuestra mirada penetra al rincón más
oculto de nuestra conciencia; hasta los misterios más hondos de nuestro
pensamiento. ¿Para qué disimular, engañar, y ocultarse para cometer el mal? Vos
veis todo y nada se escapa a vuestra mirada. Si hubiera tenido siempre presente
esta verdad,
no hubiera sido tan temerario para ofenderos y ultrajaros
con mis crímenes. ¡Oh! Jesús que tanto habéis llorado mis pecados, haced que no
cese yo de llorar hasta mi muerte. Jesús, que habéis llorado de compasión ante
las aflicciones de los hombres, tened piedad de mí, pecador, y vedare con ojos
de misericordia. Os pido delante de vuestra Santa Imagen, me concedáis la
gracia de conservar habitualmente el recuerdo de la presencia de Dios y de ser
modesto en mis miradas, según el consejo
del Espíritu Santo.
NOVENO DÍA
Adorar al Santo Niño Jesús con la muy
Santa Virgen y San José, honrándolos, á ejemplo del Niño Jesús
¡Oh! Santo Niño Jesús, me postro a vuestros pies, con
María, vuestra muy Santa Madre, y San José vuestro Padre putativo, y os adoro
como mi Señor v mi Dios. Después de la complacencia que por Vos siente vuestro
Padre Celestial, y del amor con que os rodea el Espíritu Santo, nada tengo
mejor que ofreceros que los piadosos homenajes a vuestros Santos Padres y todos
los servicios que os dedicaron durante vuestra infancia. ¡Qué no han sufrido
por Vos, sobre todo en el viaje de Belén, para vuestro glorioso nacimiento;
durante la huida a Egipto, cuando Herodes trataba de matarlos, y durante los tres
días que os buscaron en Jerusalén. ¡Con qué ternura, con qué dedicación os han
servido! Y Vos, oh divino Niño, el más juicioso y el más amante de los hijos,
habéis estado sometido a sus órdenes, respetuoso para su autoridad, y lleno de
reconocimiento y de efecto por el amor que les tenéis; os pido tengáis piedad
de mí. Y vosotros, oh María, oh José, recomendadme a vuestro Hijo muy amado. Es
por intercesión
vuestra como espero hallarlo favorable y propicio. Dadme
un tierno y verdadero amor por El. ¡Oh! Santo Niño Jesús, os bendigo por
haberme dado a María por madre y a San José por protector. Os pido la gracia de
una constante devoción hacia ellos y una perfecta obediencia á mis superiores
por amor a Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario