NOVENA
EN PIADOSA PREVENCIÓN AL FESTIVO NACIMIENTO DE LA SAGRADA AURORA MARÍA
SANTÍSIMA EN SU ADVOCACIÓN DE NUESTRA SEÑORA DE LA NATIVIDAD DE CUNDUACÁN
CUNDUACÁN,
TABASCO
Reeditada
por:
Lic. André E. Ordóñez Capetillo
ORACIÓN
PREPARATORIA Y ACTO DE CONTRICIÓN
Benignísimo
Dios y señor mío, que habiendo de nacer en tiempo, para gozo y alegría del
mundo elegiste desde vuestra eternidad, a la bendita entre las mujeres, toda
pura y sin mancha, para vuestra dignísima madre que es María humildemente
postrado en vuestra presencia, os doy gracias por el inmenso beneficio de
habernos dado por Madre, a la que escogiste para que lo fuese vuestra y por
haber querido que en su nacimiento nos anunciase los gozos de que habías de
llenarnos: suplico Señor que venerando
este su nacimiento, logre mi alma, las luces que como sagrada aurora nos
comunica, consiguiendo por su intercesión las abundantes con que vos como
divino Sol nos ilustráis.
Haced
que mi corazón ame estas luces, y aborrezca las tinieblas en que he vivido tan
de asiento de mis culpas: de ellas me pesa, y de haber andado tan ciego y por
vos solo me pesa, por ser tan digno de ser adorado, amado y servido con todo el
corazón, con toda el alma; pero propongo Dios mío buscaros a vos que sois mi
luz con la esperanza en que me habéis de alumbrar, dándome gracia para no
volver a tropezar en las sombras, para no ofenderos más, así os lo pido por
esta Soberana Niña María, que naciendo Aurora me anuncia cuando nace, las
mismas luces que os pido y aquellos eternos gozos porque anhelo, y que
comienzan en esta vida por gracia para no acabarse en la gloria.
ORACIÓN A LOS FELICES PADRES DE MARÍA
SAN JOAQUÍN Y SANTA ANA
Esposos
dichosísimos, Joaquín y Ana a quien después de una larga esterilidad llevada
con tanta resignación y paciencia, concedió Dios en María el dulcísimo fruto
que llenó al mundo de bendiciones, y a vosotros de incomparables gozos y
alegrías, cuando la visteis nacida: yo me alegro de vuestras alegrías, y de
vuestros gozos: me gozo y os doy parabién de tan inmensa felicidad, que fue
felicidad y para bien de todo el mundo. Por ella os suplico seáis los
medianeros con vuestras Hija, y Nieto para que me concedan parte de las
bendiciones y gozos que anuncia vuestra Hija como Aurora bellísima, y franquea
vuestro nieto, como divino Sol de Justicia, para que disipadas de mi alma las
sombras de las culpas, me goce en vuestra compañía con las luces de la gracia,
y merezca alcanzar por vuestra intercesión las que son interminables en la
gloria. Amén.
DIA PRIMERO
Termina
la noche con la Aurora, disipadas las sombras, y ahuyentándose la tristeza, que
por la ausencia del Sol oprime a los mortales, y nace María para que tenga fin
la noche de las culpas que introdujo la de nuestro primer Padre, apagando las
luces de la gracia, y haciéndose se ausentase el divino Sol de Justicia.
Considera a tu alma hecha una triste noche por el pecado, y suplica a esta
Soberana Niña, nazca como Aurora en tu corazón, que disipe estas sombras,
alcanzándote del Sol divino un verdadero dolor de haberle ofendido diciendo
así.
ORACIÓN
Oh
Amorosísima Niña María; aunque bien conozco no merecer ponerme en tu presencia,
estando como está mi corazón tan envuelto en tinieblas, cuáles son mis culpas,
noche, en que he dormido tibio y perezoso para buscar la luz de la gracia: pero
también conozco, que sois la Aurora sagrada, que nacéis para desterrar estas
sombras; haced que en mi se acabe la noche de mis culpas, que me levante de
sueño tan pesado pues en todo me pesa sobre todo pesar, y con luz de vuestro soberano
favor propongo, y espero no albergar semejantes sombras en mi corazón; recibid
a éste mi corazón humillado y contrito, ofrecedlo a vuestro Hijo precioso, para
que no lo desprecie; sino que lo junto, y una con el suyo con el vínculo
estrecho de su amor. Amén.
Las nueve salves y luego el parabién a San Joaquín y
Santa Ana.
Haz este día de tu corazón contrito una cuna en que
repose esta Niña diciendo por jaculatoria.
Por cuna mi corazón
os ofrezco, sacra Aurora:
Que él descansa en lo que llora,
y vos en su contrición.
DIA SEGUNDO
Aunque
el Sol es presidente del día, nace la Aurora primero que el Sol, y tiene el día
su principio con el nacimiento de la Aurora: así en el día de la gracia preside
el Sol de justicia Cristo, restituyéndonos esta soberana luz, que apagó la
primera culpa: pero antes que el Sol Cristo, nació María como Aurora, para dar
principio a este día. Considera que para que presida en tu alma este Sol de
Justicia ilustrándola con las luces de su gracia, el más poderoso medio es el
favor de María. Nazca en tu alma esta Soberana Aurora mediante su devoción: a
que merezcan tus deseos: envíaselos fervoroso, para que el día de la gracia
tenga en ti principio por ella. Lo cual implorarás de su piedad, diciendo.
ORACIÓN
Piadosísima
Niña María Madre de gracia, a vos se dirigen los deseos de que presida en mi
alma solamente el divino Sol de justicia, Jesús mi bien y vuestro preciosísimo
Hijo merezco tal dicha; pero en vuestro favor la espero brille en mi alma
alguna parte de la inmensa luz que como Aurora sagrada ostentáis en vuestro
Nacimiento, para que así se goce con el principio de tan deseado día haced que
comience, que proceda y crezca hasta su mayor perfección la cual deseo y
juntamente gozaros en el eterno día de la gloria. Amén.
Lo demás como el día primero.
Entre día sean dijes tus deseos, que ofrecerás a esta
Niña a quien por jaculatoria dirás.
Os doy, y no por archeros,
Sino por bellos despojos,
Unos Dijes en los ojos
Con que miran mis deseos.
DIA TERCERO
Nace
la Aurora anunciando al mundo alegrías en el nacimiento del Sol, siendo su
precursora, y con el nacimiento de María, llenóse el mundo de gozos, viéndose
se acercaba el del Sol divino Cristo, que ya se apresuraba a nacer como gigante
que corre, que tal es el Sol que vuelta, trayéndonos en sus alas la salud que
había el mundo perdido, contagiado de aquella primera dolencia. Considera a tu
alma enferma de muerte por la culpa; y si quieres que se apresure el Sol
divino, Cristo, para gozarte sano, la Purísima Aurora María es su precursora:
alégrate si ha nacido en tu alma, que cerca está tu salud, aviva la esperanza y
con ella dile de esta suerte.
ORACIÓN
Llena de toda pena
llego a vos piadosísima Niña porque me considero enfermo de muerte por la
culpa: pues como sagrada Aurora me anunciáis el gozo de una sanidad perfecta en
el Nacimiento del divino Sol que me la trae: haced Señora mía, extienda sobre
mis dolencias, sus alas, e infundid en mi corazón un temor santo con que
naciendo para mi salud, este Sol, nunca llegue a su Ocaso; pues lo será para mi
alma, muriendo si él se me ausenta. Así os lo pido, y en vuestro favor lo
espero, naciendo vos en mí para anunciarme tal gozo, que me asegura vuestra
benignidad. Amén.
Los demás como en el día primero.
De tu esperanza has un Acerico entre día, para que
descansando tú en ella, sirva de relicario a esta Niña, y se lo ofrecerás con
esta jaculatoria.
Acerico es la esperanza,
Que en vos tengo aurora bella,
Porque os reclináis en ella
Si en ella mi amor descansa.
DIA CUARTO
Naciendo
La Aurora, se ahuyentan las nocturnas aves amantes de las tinieblas, y los
demonios como aves nocturnas; que tanto apetecen las tinieblas de los vicios,
huyen medrosos cuando ha nacido María: considera a tu alma en tales tinieblas
hecha funesta y triste habitación de a que estas aves: duélete de tu miseria, y
si quieres se ahuyenten, naciendo en tu alma esta divina aurora, recíbela en
tus brazos, estrecharte con ella con fina devoción, que ella los arrojará con
sus soberanas luces: suplícaselo diciendo.
ORACIÓN
Confieso
y avergonzado llego a vos Aurora bella considerándome en las sombras de mis
culpas habitación de inmundas sabandijas, pero a vos me acojo para que
estrechándome con vuestra luz, huyan de mi corazón: así os lo suplico, pues por
eso nacéis y tanto lo deseáis, ilustradme con vuestra gracia luz, para que
libre de las acechanzas de los demonios, sea mi alma, digna morada del Señor,
quien la habite, y quien nunca de ella se aparte por su infinita misericordia.
Amén.
Lo
demás como en el día primero.
Haz
cuenta entre día que recibes esta Santísima Niña en tus brazos, de los cuales
harás una Faja, que ofrecerle con esta jaculatoria.
Huyendo del diablo, y sus lazos
De vos van cuando nacéis;
Yo, porque en mí os estrechéis;
Faja os ofrezco en mis brazos.
DIA QUINTO
Convida
la Aurora, con su alegría en el nacer, a las cantoras aves, que deseosas el
día, se alegran con su luz, para que en dulces gorjeos den con su canto alegres
la bienvenida al Sol, y naciendo María, convidó a los ángeles para que
saludasen a Cristo, que se acercaba a nacer; cantándole gozosos y festivos la
gloria. Considera la fiesta de los Ángeles en el cielo, la gloria y alabanzas
que dan a Dios por la conversión de un pecador; procura ser este tú, para que
esta divina Aurora convide a estas celestiales aves que aplauden tu felicidad;
suplícalo a esta piadosísima Niña diciendo.
ORACIÓN
Oh
benignísima Señora, Niña agradecida, que tanto os alegráis en la conversión de
un alma pecadora; aquí se os llega a esta miserable, deseos de desenojar al
sumo bien que ha ofendido; haced que el dolor de mis culpas sea gozo y regocijo
de los ángeles; concededme su asistencia, que me defienda en los peligros, me
guarde en los caminos y gobierne en todas mis acciones, hasta conducirme por el
camino de la infinita misericordia, que espero cantar eternamente en el cielo.
Amén.
Lo
demás como en el día primero.
Abrazada
entre día con la Cruz de la mortificación, le ofrecerás a esta Purísima Niña
saludándola con esta jaculatoria.
Los
ángeles saludando
Os están: y al instrumento
De una Cruz en lo que siento
Yo los ayudo llorando.
Os están: y al instrumento
De una Cruz en lo que siento
Yo los ayudo llorando.
DIA SEXTO
Envía
la Aurora su rocío a la tierra y nace María para que descendiese Cristo divino
rocío sobre el mundo. Considera cuan deseosa debe estar la tierra de tu corazón
de este celestial rocío: ejercita en tu alma estos deseos, y si quieres que le
llueva el Cielo sobre ella, acude a la divina Aurora María que lo haga
descender mediante su protección. Esta implorarás diciendo:
ORACIÓN
A
vos llega mi corazón o benditísima Niña, como tierra propiamente sin agua
habiendo despreciado la fuente de agua viva, y fabricándose cisternas rotas que
no pueden contener de esta agua: pero llega deseoso de que como benignísima
Aurora le comuniquéis de este celestial rocío: así os lo suplico, para que con
él se alegre la tierra de mi corazón, cantando en esta vida, debidas a tus
piedades, las divinas alabanzas que espero no acabar eternamente en la gloria.
Amén.
Lo
demás como en el día primero.
Recoge
entre día, las gotas de este rocío celestial, de que harás una gargantilla de
perlas que ofrecer a esta soberana Niña, con esta jaculatoria.
Gargantilla,
el amor mío,
Os ofrezco, perlas siendo
Las que Aurora estáis vertiendo,
Gotas del mejor rocío.
Os ofrezco, perlas siendo
Las que Aurora estáis vertiendo,
Gotas del mejor rocío.
DIA SEPTIMO
Débese
el rocío a la Aurora, y debiendo la tierra su fecundidad al rocío de ahí es que
a la Aurora debe su fecundidad la tierra: y la de los corazones estéril por la
culpa que producía espinas y abrojos fecundóse por Cristo divino rocío diónoslo
María, y así naciendo esta Niña como soberana Aurora, deben a ella los
corazones humanos verse tierra fecunda de fragantes flores de virtudes, y
sazonados frutos de buenas obras. Considera en esto lo que debes a María y lo
mal con que se lo pagas, duélete de ello y pídele no cese de fecundar la tierra
de tu corazón, lloviendo continuamente sobre él, este rocío, para lo cual
dirás.
ORACIÓN
Gracias
os doy fecundísima María, que naciendo Aurora fecundáis con el divino rocío la
tierra de nuestros corazones, suplicoos Señora fecundéis con él la del mío,
convirtiendo cada gota suya en lágrima, que deseo tener abundantes para llorar,
el descuido con que he dejado que brotar espinas y abrojos de culpas como
frutos de maldiciones: haces que jamás las brote ya, mediante un continuo
cuidado que propongo tener con vuestra ayuda, de recibir con mi corazón vuestro
celestial rocío, para que fecunda tierra, dé frutos e bendición. Amén.
Lo
demás como en el día primero.
Llore
tu corazón entre día su descuido; y recogiendo sus lágrimas, has unas manillas
de perlas que presentarás, a esta Niña, con esta jaculatoria.
Manillas quiero ofrecerlas,
Niña, a Vos a quien adoro
Siendo lágrimas que lloro
y a vos os están de perlas.
DIA OCTAVO
Fecunda
la tierra con el rocío de la Aurora, vístese de hermosura, alegres los campos,
y risueños los huertos con la frescura de las plantas, fragancia y suavidad de
las flores, y la tierra de los corazones humanos fecunda con el rocío divino de
la soberana Aurora María, queda con incomparable belleza hecha un vergel de
olorosas y suavísimas flores de virtudes, considera cuanto te importa acudir a
esta soberana Niña, para que benignísima Aurora fecunda con tal rocío la tierra
de tu corazón, para que se vista de flores, floreciendo en virtudes. Estas le
pedirás diciendo.
ORACIÓN
Suplícote
Señora mía, sagrada Aurora por la suma fecundidad que gozas desde que naces,
naciendo singularmente elegida para Madre verdadera de Dios alcances de su
Majestad, que como sagrado rocío fertilice la tierra de mi corazón, para que
como una perpetua primavera, siempre florezca en virtudes, por las cuales,
mediante tu intercesión merezca con seguir el mejor fruto del celestial
paraíso, procediendo del mejor árbol de vida, y vida mejor, la cual es la
eterna. Amén.
Lo
demás como en el día primero.
Dispón
entre día un ramillete de flores en afectos a las virtudes que ofrecerás a esta
Purísima Niña con esta jaculatoria.
En
cada afecto una flor,
Niña os doy si la oléis
Sin duda que les daréis
Con vuestro aliento el olor.
Niña os doy si la oléis
Sin duda que les daréis
Con vuestro aliento el olor.
DIA NOVENO
Nace
la Aurora estimulando a los que duermen, se levanten, dejen el descanso y
pongan manos a la obra con el trabajo, y dándonos en los ojos la luz de la
benigna Aurora María cuando nace, avisa, a los dormidos en la culpa, se
levanten para ser iluminados por Cristo, se aplique al trabajo, que no sin él
se ha de ganar el Cielo. Considera la pereza en que has vivido entregado en el
profundo letargo de la culpa: despierta abre los ojos de la consideración para
conocer que es forzoso trabajar para conseguir el Reino de los Cielos que se
alcanza no sin violencia, y esta es la que te has de hacer a ti mismo para
vencer tus pasiones: y para conseguirlo, pide a esta sagrada Aurora que te
ilustre diciendo.
ORACIÓN
Benignísima
Niña Señora mía, ¿cómo me llegaré a vos si estoy dormido? ¿Cómo, si me hallo
tan torpe, y perezoso? ¿Si me oprime el peso gravísimo de mis culpas? Mas ya sé
cómo: ilustrándome vos que sois Aurora, y nacéis para mi luz, mi aliento y
guía, que lo seáis os suplico, para que me aplique al trabajo mortificando mis
sentidos y potencias, con un grande vencimiento de mis pasiones: guiadme por el
camino de la virtud, y no me desamparéis en todo él, para que los siga con
fervorosa perseverancia hasta llegar al monte de Dios que esa la gloria. Amén.
Lo
demás como en el día primero.
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