lunes, 12 de marzo de 2018

NOVENA A LA VIRGEN DE LA NATIVIDAD DE CUNDUACAN






NOVENA EN PIADOSA PREVENCIÓN AL FESTIVO NACIMIENTO DE LA SAGRADA AURORA MARÍA SANTÍSIMA EN SU ADVOCACIÓN DE NUESTRA SEÑORA DE LA NATIVIDAD DE CUNDUACÁN
CUNDUACÁN, TABASCO

Reeditada por: Lic. André E. Ordóñez Capetillo


ORACIÓN PREPARATORIA Y ACTO DE CONTRICIÓN
Benignísimo Dios y señor mío, que habiendo de nacer en tiempo, para gozo y alegría del mundo elegiste desde vuestra eternidad, a la bendita entre las mujeres, toda pura y sin mancha, para vuestra dignísima madre que es María humildemente postrado en vuestra presencia, os doy gracias por el inmenso beneficio de habernos dado por Madre, a la que escogiste para que lo fuese vuestra y por haber querido que en su nacimiento nos anunciase los gozos de que habías de llenarnos: suplico  Señor que venerando este su nacimiento, logre mi alma, las luces que como sagrada aurora nos comunica, consiguiendo por su intercesión las abundantes con que vos como divino Sol nos ilustráis.
Haced que mi corazón ame estas luces, y aborrezca las tinieblas en que he vivido tan de asiento de mis culpas: de ellas me pesa, y de haber andado tan ciego y por vos solo me pesa, por ser tan digno de ser adorado, amado y servido con todo el corazón, con toda el alma; pero propongo Dios mío buscaros a vos que sois mi luz con la esperanza en que me habéis de alumbrar, dándome gracia para no volver a tropezar en las sombras, para no ofenderos más, así os lo pido por esta Soberana Niña María, que naciendo Aurora me anuncia cuando nace, las mismas luces que os pido y aquellos eternos gozos porque anhelo, y que comienzan en esta vida por gracia para no acabarse en la gloria.


ORACIÓN A LOS FELICES PADRES DE MARÍA SAN JOAQUÍN Y SANTA ANA
Esposos dichosísimos, Joaquín y Ana a quien después de una larga esterilidad llevada con tanta resignación y paciencia, concedió Dios en María el dulcísimo fruto que llenó al mundo de bendiciones, y a vosotros de incomparables gozos y alegrías, cuando la visteis nacida: yo me alegro de vuestras alegrías, y de vuestros gozos: me gozo y os doy parabién de tan inmensa felicidad, que fue felicidad y para bien de todo el mundo. Por ella os suplico seáis los medianeros con vuestras Hija, y Nieto para que me concedan parte de las bendiciones y gozos que anuncia vuestra Hija como Aurora bellísima, y franquea vuestro nieto, como divino Sol de Justicia, para que disipadas de mi alma las sombras de las culpas, me goce en vuestra compañía con las luces de la gracia, y merezca alcanzar por vuestra intercesión las que son interminables en la gloria. Amén.


DIA PRIMERO
Termina la noche con la Aurora, disipadas las sombras, y ahuyentándose la tristeza, que por la ausencia del Sol oprime a los mortales, y nace María para que tenga fin la noche de las culpas que introdujo la de nuestro primer Padre, apagando las luces de la gracia, y haciéndose se ausentase el divino Sol de Justicia. Considera a tu alma hecha una triste noche por el pecado, y suplica a esta Soberana Niña, nazca como Aurora en tu corazón, que disipe estas sombras, alcanzándote del Sol divino un verdadero dolor de haberle ofendido diciendo así.

ORACIÓN
Oh Amorosísima Niña María; aunque bien conozco no merecer ponerme en tu presencia, estando como está mi corazón tan envuelto en tinieblas, cuáles son mis culpas, noche, en que he dormido tibio y perezoso para buscar la luz de la gracia: pero también conozco, que sois la Aurora sagrada, que nacéis para desterrar estas sombras; haced que en mi se acabe la noche de mis culpas, que me levante de sueño tan pesado pues en todo me pesa sobre todo pesar, y con luz de vuestro soberano favor propongo, y espero no albergar semejantes sombras en mi corazón; recibid a éste mi corazón humillado y contrito, ofrecedlo a vuestro Hijo precioso, para que no lo desprecie; sino que lo junto, y una con el suyo con el vínculo estrecho de su amor. Amén.

Las nueve salves y luego el parabién a San Joaquín y Santa Ana.
Haz este día de tu corazón contrito una cuna en que repose esta Niña diciendo por jaculatoria.

Por cuna mi corazón

os ofrezco, sacra Aurora:
Que él descansa en lo que llora,
y vos en su contrición.



DIA SEGUNDO
Aunque el Sol es presidente del día, nace la Aurora primero que el Sol, y tiene el día su principio con el nacimiento de la Aurora: así en el día de la gracia preside el Sol de justicia Cristo, restituyéndonos esta soberana luz, que apagó la primera culpa: pero antes que el Sol Cristo, nació María como Aurora, para dar principio a este día. Considera que para que presida en tu alma este Sol de Justicia ilustrándola con las luces de su gracia, el más poderoso medio es el favor de María. Nazca en tu alma esta Soberana Aurora mediante su devoción: a que merezcan tus deseos: envíaselos fervoroso, para que el día de la gracia tenga en ti principio por ella. Lo cual implorarás de su piedad, diciendo.

ORACIÓN
Piadosísima Niña María Madre de gracia, a vos se dirigen los deseos de que presida en mi alma solamente el divino Sol de justicia, Jesús mi bien y vuestro preciosísimo Hijo merezco tal dicha; pero en vuestro favor la espero brille en mi alma alguna parte de la inmensa luz que como Aurora sagrada ostentáis en vuestro Nacimiento, para que así se goce con el principio de tan deseado día haced que comience, que proceda y crezca hasta su mayor perfección la cual deseo y juntamente gozaros en el eterno día de la gloria. Amén.
Lo demás como el día primero.
Entre día sean dijes tus deseos, que ofrecerás a esta Niña a quien por jaculatoria dirás.

Os doy, y no por archeros,

Sino por bellos despojos,
Unos Dijes en los ojos
Con que miran mis deseos.



DIA TERCERO
Nace la Aurora anunciando al mundo alegrías en el nacimiento del Sol, siendo su precursora, y con el nacimiento de María, llenóse el mundo de gozos, viéndose se acercaba el del Sol divino Cristo, que ya se apresuraba a nacer como gigante que corre, que tal es el Sol que vuelta, trayéndonos en sus alas la salud que había el mundo perdido, contagiado de aquella primera dolencia. Considera a tu alma enferma de muerte por la culpa; y si quieres que se apresure el Sol divino, Cristo, para gozarte sano, la Purísima Aurora María es su precursora: alégrate si ha nacido en tu alma, que cerca está tu salud, aviva la esperanza y con ella dile de esta suerte.

ORACIÓN
Llena de toda pena llego a vos piadosísima Niña porque me considero enfermo de muerte por la culpa: pues como sagrada Aurora me anunciáis el gozo de una sanidad perfecta en el Nacimiento del divino Sol que me la trae: haced Señora mía, extienda sobre mis dolencias, sus alas, e infundid en mi corazón un temor santo con que naciendo para mi salud, este Sol, nunca llegue a su Ocaso; pues lo será para mi alma, muriendo si él se me ausenta. Así os lo pido, y en vuestro favor lo espero, naciendo vos en mí para anunciarme tal gozo, que me asegura vuestra benignidad. Amén.
Los demás como en el día primero.
De tu esperanza has un Acerico entre día, para que descansando tú en ella, sirva de relicario a esta Niña, y se lo ofrecerás con esta jaculatoria.

Acerico es la esperanza,

Que en vos tengo aurora bella,
Porque os reclináis en ella
Si en ella mi amor descansa.



DIA CUARTO
Naciendo La Aurora, se ahuyentan las nocturnas aves amantes de las tinieblas, y los demonios como aves nocturnas; que tanto apetecen las tinieblas de los vicios, huyen medrosos cuando ha nacido María: considera a tu alma en tales tinieblas hecha funesta y triste habitación de a que estas aves: duélete de tu miseria, y si quieres se ahuyenten, naciendo en tu alma esta divina aurora, recíbela en tus brazos, estrecharte con ella con fina devoción, que ella los arrojará con sus soberanas luces: suplícaselo diciendo.

ORACIÓN
Confieso y avergonzado llego a vos Aurora bella considerándome en las sombras de mis culpas habitación de inmundas sabandijas, pero a vos me acojo para que estrechándome con vuestra luz, huyan de mi corazón: así os lo suplico, pues por eso nacéis y tanto lo deseáis, ilustradme con vuestra gracia luz, para que libre de las acechanzas de los demonios, sea mi alma, digna morada del Señor, quien la habite, y quien nunca de ella se aparte por su infinita misericordia. Amén.
Lo demás como en el día primero.
Haz cuenta entre día que recibes esta Santísima Niña en tus brazos, de los cuales harás una Faja, que ofrecerle con esta jaculatoria.

Huyendo del diablo, y sus lazos

De vos van cuando nacéis;
Yo, porque en mí os estrechéis;
Faja os ofrezco en mis brazos.



DIA QUINTO
Convida la Aurora, con su alegría en el nacer, a las cantoras aves, que deseosas el día, se alegran con su luz, para que en dulces gorjeos den con su canto alegres la bienvenida al Sol, y naciendo María, convidó a los ángeles para que saludasen a Cristo, que se acercaba a nacer; cantándole gozosos y festivos la gloria. Considera la fiesta de los Ángeles en el cielo, la gloria y alabanzas que dan a Dios por la conversión de un pecador; procura ser este tú, para que esta divina Aurora convide a estas celestiales aves que aplauden tu felicidad; suplícalo a esta piadosísima Niña diciendo.

ORACIÓN
Oh benignísima Señora, Niña agradecida, que tanto os alegráis en la conversión de un alma pecadora; aquí se os llega a esta miserable, deseos de desenojar al sumo bien que ha ofendido; haced que el dolor de mis culpas sea gozo y regocijo de los ángeles; concededme su asistencia, que me defienda en los peligros, me guarde en los caminos y gobierne en todas mis acciones, hasta conducirme por el camino de la infinita misericordia, que espero cantar eternamente en el cielo. Amén.
Lo demás como en el día primero.
Abrazada entre día con la Cruz de la mortificación, le ofrecerás a esta Purísima Niña saludándola con esta jaculatoria.

Los ángeles saludando
Os están: y al instrumento
De una Cruz en lo que siento
Yo los ayudo llorando.



DIA SEXTO
Envía la Aurora su rocío a la tierra y nace María para que descendiese Cristo divino rocío sobre el mundo. Considera cuan deseosa debe estar la tierra de tu corazón de este celestial rocío: ejercita en tu alma estos deseos, y si quieres que le llueva el Cielo sobre ella, acude a la divina Aurora María que lo haga descender mediante su protección. Esta implorarás diciendo:

ORACIÓN
A vos llega mi corazón o benditísima Niña, como tierra propiamente sin agua habiendo despreciado la fuente de agua viva, y fabricándose cisternas rotas que no pueden contener de esta agua: pero llega deseoso de que como benignísima Aurora le comuniquéis de este celestial rocío: así os lo suplico, para que con él se alegre la tierra de mi corazón, cantando en esta vida, debidas a tus piedades, las divinas alabanzas que espero no acabar eternamente en la gloria. Amén.
Lo demás como en el día primero.
Recoge entre día, las gotas de este rocío celestial, de que harás una gargantilla de perlas que ofrecer a esta soberana Niña, con esta jaculatoria.

Gargantilla, el amor mío,
Os ofrezco, perlas siendo
Las que Aurora estáis vertiendo,
Gotas del mejor rocío.


DIA SEPTIMO
Débese el rocío a la Aurora, y debiendo la tierra su fecundidad al rocío de ahí es que a la Aurora debe su fecundidad la tierra: y la de los corazones estéril por la culpa que producía espinas y abrojos fecundóse por Cristo divino rocío diónoslo María, y así naciendo esta Niña como soberana Aurora, deben a ella los corazones humanos verse tierra fecunda de fragantes flores de virtudes, y sazonados frutos de buenas obras. Considera en esto lo que debes a María y lo mal con que se lo pagas, duélete de ello y pídele no cese de fecundar la tierra de tu corazón, lloviendo continuamente sobre él, este rocío, para lo cual dirás.

ORACIÓN
Gracias os doy fecundísima María, que naciendo Aurora fecundáis con el divino rocío la tierra de nuestros corazones, suplicoos Señora fecundéis con él la del mío, convirtiendo cada gota suya en lágrima, que deseo tener abundantes para llorar, el descuido con que he dejado que brotar espinas y abrojos de culpas como frutos de maldiciones: haces que jamás las brote ya, mediante un continuo cuidado que propongo tener con vuestra ayuda, de recibir con mi corazón vuestro celestial rocío, para que fecunda tierra, dé frutos e bendición. Amén.
Lo demás como en el día primero.
Llore tu corazón entre día su descuido; y recogiendo sus lágrimas, has unas manillas de perlas que presentarás, a esta Niña, con esta jaculatoria.

Manillas quiero ofrecerlas,

Niña, a Vos a quien adoro
Siendo lágrimas que lloro
y a vos os están de perlas.



DIA OCTAVO
Fecunda la tierra con el rocío de la Aurora, vístese de hermosura, alegres los campos, y risueños los huertos con la frescura de las plantas, fragancia y suavidad de las flores, y la tierra de los corazones humanos fecunda con el rocío divino de la soberana Aurora María, queda con incomparable belleza hecha un vergel de olorosas y suavísimas flores de virtudes, considera cuanto te importa acudir a esta soberana Niña, para que benignísima Aurora fecunda con tal rocío la tierra de tu corazón, para que se vista de flores, floreciendo en virtudes. Estas le pedirás diciendo.

ORACIÓN
Suplícote Señora mía, sagrada Aurora por la suma fecundidad que gozas desde que naces, naciendo singularmente elegida para Madre verdadera de Dios alcances de su Majestad, que como sagrado rocío fertilice la tierra de mi corazón, para que como una perpetua primavera, siempre florezca en virtudes, por las cuales, mediante tu intercesión merezca con seguir el mejor fruto del celestial paraíso, procediendo del mejor árbol de vida, y vida mejor, la cual es la eterna. Amén.
Lo demás como en el día primero.
Dispón entre día un ramillete de flores en afectos a las virtudes que ofrecerás a esta Purísima Niña con esta jaculatoria.
En cada afecto una flor,
Niña os doy si la oléis
Sin duda que les daréis
Con vuestro aliento el olor.


DIA NOVENO
Nace la Aurora estimulando a los que duermen, se levanten, dejen el descanso y pongan manos a la obra con el trabajo, y dándonos en los ojos la luz de la benigna Aurora María cuando nace, avisa, a los dormidos en la culpa, se levanten para ser iluminados por Cristo, se aplique al trabajo, que no sin él se ha de ganar el Cielo. Considera la pereza en que has vivido entregado en el profundo letargo de la culpa: despierta abre los ojos de la consideración para conocer que es forzoso trabajar para conseguir el Reino de los Cielos que se alcanza no sin violencia, y esta es la que te has de hacer a ti mismo para vencer tus pasiones: y para conseguirlo, pide a esta sagrada Aurora que te ilustre diciendo.

ORACIÓN
Benignísima Niña Señora mía, ¿cómo me llegaré a vos si estoy dormido? ¿Cómo, si me hallo tan torpe, y perezoso? ¿Si me oprime el peso gravísimo de mis culpas? Mas ya sé cómo: ilustrándome vos que sois Aurora, y nacéis para mi luz, mi aliento y guía, que lo seáis os suplico, para que me aplique al trabajo mortificando mis sentidos y potencias, con un grande vencimiento de mis pasiones: guiadme por el camino de la virtud, y no me desamparéis en todo él, para que los siga con fervorosa perseverancia hasta llegar al monte de Dios que esa la gloria. Amén.
Lo demás como en el día primero.


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