lunes, 12 de marzo de 2018

NOVENA A LA SACRATÍSIMA VIRGEN DEL CARMEN





NOVEN A LA SACRATÍSIMA VIRGEN DEL CARMEN

COMPUESTA POR EL
M. R. P. MTRO. FR. LUIS DE SANTA TERESA
Religioso observante de dicho sagrado Orden.

Puesto de rodillas delante de la Virgen Santísima del Carmen, con profunda humildad y reverencia, se persignará devotamente, y avivando la fe de que está presente Dios, levantará a Su Majestad el corazón y dirá el acto de contrición:

ACTO DE CONTRICIÓN
¡Dios mío y Señor mío! Postrado delante de tu Majestad Soberana, con toda mi fe, mi alma y mi corazón, te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. A ti te reconozco por mi Dios y Señor. En ti creo, y creo firmemente todos los misterios de la Santa Fe católica, en que quiero vivir y morir. En ti espero me has de perdonar mis culpas, dar tu gracia y perseverancia en ella y la gloria que tienes ofrecida a los que perseveran en tu amor. A ti amo sobre todas las cosas por tu bondad infinita. A ti doy infinitas gracias por todos los beneficios que me has hecho y me estás haciendo siempre. A ti confieso mi suma ingratitud y todas mis culpas y pecados; de todo me arrepiento y te pido me perdones. Pésame, Dios mío, de haberos ofendido, por ser Yos quien sois. Pésame de todo corazón porque sois mi Dios infinitamente bueno y digno de ser amado. Propongo firmemente, ayudado de vuestra, gracia, nunca más pecar y apartarme de las ocasiones de ofenderos, confesarme y satisfacer por mis culpas y procurar en todo serviros y agradaros. Espero en vos, Señor, que por vuestra misericordia infinita me perdonaréis y me daréis vuestros auxilios para que, perseverando en vuestra gracia, logre gozaros eternamente en la gloria. Perdonadme, Señor, para que con alma limpia y pura alabe a María Santísima, vuestra Madre y mi Señora, y alcance por su intercesión lo que en esta Novena pido, si ha de ser para mayor honra y gloria vuestra y provecho de mi alma. Amén.



ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Virgen María, Madre de Dios y de los pecadores, especial protectora de los que visten tu sagrado Escapulario: por lo que Su Majestad te ha engrandecido escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo Jesús el perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis necesidades, el consuelo de mis aflicciones y lo que en esta Novena especialmente pido, si conviene para su mayor honra y gloria y bien de mi alma; que yo, Señora, para conseguirlo me valgo de tu intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles, santos y justos para alabarte dignamente; y uniendo con sus afectos mis voces, te saludo una y mil veces diciendo:
Se rezan tres Avemarías.


PRIMER DÍA
 ¡Oh Virgen del Carmen María Santísima, que fuiste figurada en aquella nubecita que el grande profeta de Dios, Elías, vio levantarse del mar, y con su lluvia se fecundó copiosamente toda la tierra, significando la purísima fecundidad con que diste al mundo a tu querido Hijo Jesús para remedio universal de nuestras almas! Ruego te, Señora, me alcances de Su Majestad copiosas lluvias de auxilios para que mi alma lleve abundantes frutos de virtudes y buenas obras, con que, sirviéndole con perfección en esta vida, merezca gozarle en la eterna, y al presente consiga lo que en esta Novena por tu intercesión especialmente le pido; que así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo:

Dios te salve, Reina y Madre…


GOZOS
Pues sois de nuestro consuelo
El medio más poderoso,
Sed nuestro amparo amoroso,
Madre de Dios del Carmelo.

Desde que en la nubecilla
Que sin mancha os figuró
De Virgen Madre adoró
Ellas la maravilla,
Á vuestro culto capilla
Erigió en primer modelo:

Tan primeros para Vos
Los hijos de Elías fueron,
Que por timbre merecieron
Ser de la Madre de Dios;
Es título que por Vos
Le dio a su heredado anhelo:

Por eso Vos honras tantas,
Señora, al Carmelo hicisteis,
Que viviendo le asististeis
Mil veces con vuestras plantas;
Con vuestras pláticas santas
Doblasteis su antiguo celo:

Del Carmelo descendieron
De Elías los sucesores,
Y en la Iglesia coadjutores
De los Apóstoles fueron;
Del Evangelio esparcieron
La verdad por todo el suelo:

A San Simeón, general,
El Escapulario disteis,
Insignia que nos pusisteis
De hijos para señal;
Contra el incendio infernal
Es defensivo consuelo:

Quien bien viviere y muriere
Con tal señal, es notorio
Que por Vos del purgatorio
Saldrá presto, si allá fuere;
Por tu patrocinio, espere
Tomar a la gloria el vuelo:

Vuestro Escapulario santo
Escudo es tan verdadero,
Que no hay plomo ni hay acero
De quien reciba quebranto;
Puede, aunque es de lana, tanto,
Que vence al fuego y al hielo:

De vuestro Carmelo flores
Son la variedad de Santos,
Profetas, mártires tantos,
Vírgenes y confesores,
Pontífices y doctores,
Que hacen vuestro monte cielo:

Dando culto a vuestro honor
Durará siempre el Carmelo,
Porque así lo alcanzó el celo
De Elías, su fundador;

Cuando Cristo en el Tabor

Mostró su gloria sin velo:



L/: ¡Oh Virgen sagrada! Dígnate que yo te alabe.
R/: Dame virtud contra tus enemigos

ORACIÓN: ¡Oh Dios, que hermoseaste la Orden del monte Carmelo con el singular título de tu Madre la bienaventurada siempre Virgen María! Concédenos benigno que, amparados con la protección de Aquella cuya memoria solemnemente celebramos, merezcamos llegar a los gozos eternos de la gloria. Que vives y reinas por todos los siglos de los siglos. Amén.


OFRECIMIENTO
¡Oh Madre amantísima del Carmen! Pues gozo la honrosa adopción de hijo tuyo, vistiendo tu santo Escapulario, dádiva de tus virginales manos y señal cierta de tu maternal cariño, consiga yo, Madre mía, de tu poderosa protección lo que en esta Novena pido, si ha de ser para mayor gloria de Dios, honra tuya y bien de mi alma. Dirige, Señora, como celestial Maestra, nuestras súplicas, para que, aceptándolas tu Santísimo Hijo, nos conceda el exacto cumplimiento de las obligaciones de cristiano y de mi estado; y que yo le sirva tan perfectamente en esta vida, que merezca verle y gozarle en la eterna. Amén.


SEGUNDO DÍA
¡Oh Virgen del Carmen María Santísima, que por tu singular amor a los carmelitas les favoreciste con tu familiar trato y dulces coloquios, alumbrándolos con las luces de tu enseñanza y ejemplo, de que dichosamente gozaron! Ruégote, Señora, me asistas con especialidad, alcanzándome de tu bendito Hijo Jesús luz para conocer su bondad y amarle, y conocer mis culpas y llorarlas, lo que debo ejecutar para con toda perfección servirle, y que mi trato y conversación sea siempre para su mayor honra y gloria y edificación de mis prójimos; y al presente consiga lo que en esta Novena por tu intercesión especialmente le pido; que así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te salve, Reina y Madre, etc.

TERCER DÍA
¡Oh Virgen del Carmen María Santísima, que te dignaste admitir piadosa con singular amor el obsequio de los carmelitas, que entre todos los mortales fueron los primeros que te edificaron templo en el monte Carmelo, donde concurrían fervorosos y devotos a darte cultos y alabanzas! Ruégote, Señora, me alcances sea mi alma templo vivo de la majestad de Dios, adornado de virtudes donde Su Majestad habite, siempre por mí amado, adorado y alabado, sin que jamás le ocupen los afectos desordenados de lo temporal y caduco, y al presente consiga lo que en esta Novena por tu intercesión especialmente le pido; que así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo:
Dios te salve, Reina y Madre, etc.


CUARTO DÍA
¡Oh Virgen del Carmen María Santísima, que, para mostrar tu especialísimo amor a los carmelitas, los honraste con el dulce nombre de hijos y hermanos tuyos, alentando con este sin guiar favor su confianza para buscar en ti, como en amorosa Madre, el remedio, el consuelo y el amparo en todas sus necesidades y aflicciones, y empeñándolos en procurar imitar tus excelentes virtudes! Ruégote, Señora, me mires como amorosa Madre, y me alcances te imite yo de modo que dignamente goce el nombre de hijo tuyo, para que mi nombre sea escrito en el libro de la predestinación con los de los hijos de Dios y hermanos de mi Señor Jesucristo, y al presente consiga lo que en esta Novena por tu intercesión especialmente le pido; que así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo:
Dios te salve, Reina y Madre, etc.


QUINTO DÍA
¡Oh Virgen del Carmen María Santísima, que, para defender a los carmelitas, tus hijos, cuando se intentaba extinguir la sagrada religión del Carmen, mostrando el singular amor con que los amparas, mandaste al Sumo Pontífice Honorio III los recibiese benignamente y confirmase su instituto, dan dolé por señal de que esta era tu voluntad y la de tu Santísimo Hijo Jesús la repentina muerte con que castigó a los que especialmente lo contradecían! Ruégote, Señora, me defiendas de todos mis enemigos de alma y cuerpo, para que con quietud y paz me emplee siempre fervoroso en el servicio de Dios y tuyo, y al presente consiga lo que en esta Novena por tu intercesión especialmente le pido; que así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo:
Dios te salve, Reina y Madre, etc.


SEXTO DÍA
¡Oh Virgen del Carmen María Santísima, que para señalar a los carmelitas por especiales hijos tuyos los enriqueciste con la singular prenda del sagrado Escapulario, vinculando en él tantas gracias y favores para los que devotamente le visten y, cumpliendo con sus obligaciones, procuran vivir mostrando que en imitar tus virtudes son tus hijos! Ruégote, Señora, me alcances lo ejecute yo así siempre, y, señalándome en servirte con amorosos obsequios, merezca lograr los frutos de esta santa devoción, y me muestre agradecido á tan singular favor, y al presente consiga de la Majestad de Dios lo que en esta Novena por tu intercesión especialmente le pido; que así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo:
Dios te salve, Reina y Madre…


SÉPTIMO DÍA
¡Oh Virgen del Carmen María Santísima, que diste en tu santo Escapulario a los que le visten un firmísimo escudo para defenderse de todos los peligros de este mundo y de las asechanzas del demonio, acreditando esta verdad con tantos y tan singulares milagros! Ruégote, Señora, sea mi defensa poderosa en esta mortal vida, para que en todas las tribulaciones y riesgos halle la seguridad, y en las tentaciones salga con victoria, logrando siempre tu especial asistencia para conseguirlo, y al presente me alcances de tu bendito Hijo Jesús lo que en esta Novena por tu intercesión especialmente le pido; que así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo:
Dios te salve, Reina y Madre…


OCTAVO DÍA
¡Oh Virgen del Carmen María Santísima, que ofreciste tu especial asistencia en la hora de la muerte a los que visten tu santo Escapulario, para que logren por medio de la verdadera penitencia salir de esta vida en gracia de Dios y librarse de las penas del infierno! Ruégote, Señora, me asistas, ampares y consueles en la hora de mi muerte, y me alcances verdadera y perfecta penitencia y contrición de todos mis pecados, encendido amor de Dios y deseo de verle y gozarle, para que mi alma no se pierda ni condene, sino vaya segura a la felicidad eterna de la gloria, y al presente consiga de Su Majestad lo que en esta Novena por tu intercesión especialmente le pido; que así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo:
Dios te salve, Reina y Madre…


DÍA ÚLTIMO
¡Oh Virgen del Carmen María Santísima, que, extendiendo tu amor a favorecer a los carmelitas aun después de la muerte, como piadosísima Madre de los que visten tu santo Escapulario, consuelas sus almas cuando están en el purgatorio, y con tus ruegos consigues salgan de aquellas penas cuanto antes, para ir a gozar de Dios en la gloria! Ruégote, Señora, me alcances de Su Majestad cumpla yo con las obligaciones de cristiano y de mi estado, y con la devoción de tu santo Escapulario, de tal modo, que logre este singularísimo favor, y al presente consiga lo que en esta Novena pido por tu intercesión; que así, Señora, te lo suplico especialmente, diciendo con la Santa Iglesia:
Dios te salve, Reina y Madre…



CANCIÓN DEVOTA
 A  LA
 VIRGEN SANTÍSIMA DEL CARMEN




Salve, Virgen pura;
Salve, Virgen Madre;
Salve, Virgen bella;
Reina Virgen, salve.

Gózate, María,
Patrona del Carmen,
Con las alabanzas
Que dan tus cofrades.

Vuestros amparos buscan
Benigno y suave
Hoy los desterrados
En aqueste valle.

Eres del Carmelo
La Pastora amable
Que a tus ovejuelas
Das pasto suave.

A ti, pues, clamamos
Buscando piedades;
Ea, pues, Señora,
No nos desampares.

Es tu Escapulario
La cadena grande
Con que se aprisiona
El dragón infame.

Volved a nosotros
¡Oh piadosa Madre!
Esos vuestros ojos
Llenos de piedades.

Con vuestra defensa
Viven tus cofrades
Libres de peligros
Y de todos males.

Muéstranos, María,
Benigno y afable,
De tu puro vientre
El fruto admirable.

Es contra el infierno
Tu poder tan grande,
Que libras las almas
De eternos volcanes.

Si por nuestras culpas
Penas a millares
Merecemos todos,
Tu favor nos salve.

Y si al purgatorio
Bajan tus cofrades,
Pedimos, Señora,
Que al punto los saques.

¡Oh clemente! ¡Oh pía!
¡Oh cándida ave!
¡Oh dulce María!
¡Salve, Salve, Salve!



GOZOS


Pues eres nuestro consuelo
Y medianera con Dios,
Ruega, Señora, por nos
Virgen del monte Carmelo.

Por la pena y agonía
Que orando tuvo en el huerto
Jesús, en sangre cubierto
Que del rostro le salía;
Cuando el ángel le traía
El suave licor del cielo:

Por los nudosos cordeles
Con que sus manos prendieron
Al pilar, donde le dieron
Cinco mil azotes crueles;
Para que las almas fieles
Tengan divino consuelo:

Por el terrible dolor
Que la corona de espinas
Causó en las sienes divinas
De Jesús el Redentor;
Para aplacar el dolor
De la malicia del suelo:

Por la púrpura y la caña
Con que la mostró Pilato
Al tropel del pueblo ingrato
Para mitigar su saña;
Con la sangre que le baña
Desde la cabeza al suelo:

Por el tránsito postrero
Que hasta el Calvario pasó
Cuando en sus hombros llevó
Aquel pesado madero;
Y como Isaac verdadero
Hizo sacrificio al cielo:

Por las señales que hicieron
Las tinieblas y la luz
Cuando clavado en la Cruz
Al Rey de la gloria vieron,
Y con clamores rompieron
Las piedras, el templo y velo:

Por la sensible lanzada
Que, después de Cristo muerto,
Dejó su costado abierto
Y tu alma traspasada;
Puesto que sois abogada
De los que están en el suelo:



L/: La espada del mismo dolor traspasó tu alma.
R/: Para que revelasen los pensamientos de muchos corazones.

 ORACIÓN: ¡Oh Santísima María, Madre de Dios y hermosura del Carmelo!  Por aquellas cuarenta horas en que tu Hijo Nuestro Señor Jesucristo permaneció en el sepulcro, y por el gozo que tuviste la noche de su resurrección, te suplicamos nos conviertas nuestras tribulaciones en gozos para bendecirte y alabarte todo el tiempo que vivamos. Por nuestro Señor Jesucristo, Hijo tuyo, que vive y reina por todos los siglos de los siglos. Amén.






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