NOVEN A LA SACRATÍSIMA VIRGEN DEL CARMEN
COMPUESTA
POR EL
M.
R. P. MTRO. FR. LUIS DE SANTA TERESA
Religioso observante de dicho sagrado
Orden.
Puesto de rodillas delante de la Virgen Santísima del
Carmen, con profunda humildad y reverencia, se persignará devotamente, y
avivando la fe de que está presente Dios, levantará a Su Majestad el corazón y
dirá el acto de contrición:
ACTO DE CONTRICIÓN
¡Dios
mío y Señor mío! Postrado delante de tu Majestad Soberana, con toda mi fe, mi
alma y mi corazón, te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. A ti te
reconozco por mi Dios y Señor. En ti creo, y creo firmemente todos los
misterios de la Santa Fe católica, en que quiero vivir y morir. En ti espero me
has de perdonar mis culpas, dar tu gracia y perseverancia en ella y la gloria
que tienes ofrecida a los que perseveran en tu amor. A ti amo sobre todas las
cosas por tu bondad infinita. A ti doy infinitas gracias por todos los
beneficios que me has hecho y me estás haciendo siempre. A ti confieso mi suma
ingratitud y todas mis culpas y pecados; de todo me arrepiento y te pido me
perdones. Pésame, Dios mío, de haberos ofendido, por ser Yos quien sois. Pésame
de todo corazón porque sois mi Dios infinitamente bueno y digno de ser amado.
Propongo firmemente, ayudado de vuestra, gracia, nunca más pecar y apartarme de
las ocasiones de ofenderos, confesarme y satisfacer por mis culpas y procurar
en todo serviros y agradaros. Espero en vos, Señor, que por vuestra
misericordia infinita me perdonaréis y me daréis vuestros auxilios para que,
perseverando en vuestra gracia, logre gozaros eternamente en la gloria.
Perdonadme, Señor, para que con alma limpia y pura alabe a María Santísima,
vuestra Madre y mi Señora, y alcance por su intercesión lo que en esta Novena pido,
si ha de ser para mayor honra y gloria vuestra y provecho de mi alma. Amén.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Virgen
María, Madre de Dios y de los pecadores, especial protectora de los que visten
tu sagrado Escapulario: por lo que Su Majestad te ha engrandecido escogiéndote
para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo Jesús el
perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el
remedio de mis necesidades, el consuelo de mis aflicciones y lo que en esta
Novena especialmente pido, si conviene para su mayor honra y gloria y bien de
mi alma; que yo, Señora, para conseguirlo me valgo de tu intercesión poderosa,
y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles, santos y justos para
alabarte dignamente; y uniendo con sus afectos mis voces, te saludo una y mil
veces diciendo:
Se rezan tres Avemarías.
PRIMER DÍA
¡Oh Virgen del Carmen María Santísima, que
fuiste figurada en aquella nubecita que el grande profeta de Dios, Elías, vio
levantarse del mar, y con su lluvia se fecundó copiosamente toda la tierra,
significando la purísima fecundidad con que diste al mundo a tu querido Hijo
Jesús para remedio universal de nuestras almas! Ruego te, Señora, me alcances
de Su Majestad copiosas lluvias de auxilios para que mi alma lleve abundantes
frutos de virtudes y buenas obras, con que, sirviéndole con perfección en esta
vida, merezca gozarle en la eterna, y al presente consiga lo que en esta Novena
por tu intercesión especialmente le pido; que así, Señora, te lo suplico humildemente,
diciendo:
Dios te salve, Reina y Madre…
GOZOS
Pues
sois de nuestro consuelo
El
medio más poderoso,
Sed
nuestro amparo amoroso,
Madre
de Dios del Carmelo.
Desde
que en la nubecilla
Que
sin mancha os figuró
De
Virgen Madre adoró
Ellas
la maravilla,
Á
vuestro culto capilla
Erigió
en primer modelo:
Tan
primeros para Vos
Los
hijos de Elías fueron,
Que
por timbre merecieron
Ser
de la Madre de Dios;
Es
título que por Vos
Le
dio a su heredado anhelo:
Por
eso Vos honras tantas,
Señora,
al Carmelo hicisteis,
Que
viviendo le asististeis
Mil
veces con vuestras plantas;
Con
vuestras pláticas santas
Doblasteis
su antiguo celo:
Del
Carmelo descendieron
De
Elías los sucesores,
Y
en la Iglesia coadjutores
De
los Apóstoles fueron;
Del
Evangelio esparcieron
La
verdad por todo el suelo:
A
San Simeón, general,
El
Escapulario disteis,
Insignia
que nos pusisteis
De
hijos para señal;
Contra
el incendio infernal
Es
defensivo consuelo:
Quien
bien viviere y muriere
Con
tal señal, es notorio
Que
por Vos del purgatorio
Saldrá
presto, si allá fuere;
Por
tu patrocinio, espere
Tomar
a la gloria el vuelo:
Vuestro
Escapulario santo
Escudo
es tan verdadero,
Que
no hay plomo ni hay acero
De
quien reciba quebranto;
Puede,
aunque es de lana, tanto,
Que
vence al fuego y al hielo:
De
vuestro Carmelo flores
Son
la variedad de Santos,
Profetas,
mártires tantos,
Vírgenes
y confesores,
Pontífices
y doctores,
Que
hacen vuestro monte cielo:
Dando
culto a vuestro honor
Durará
siempre el Carmelo,
Porque
así lo alcanzó el celo
De
Elías, su fundador;
Cuando Cristo en el Tabor
Mostró
su gloria sin velo:
L/: ¡Oh Virgen sagrada!
Dígnate que yo te alabe.
R/: Dame
virtud contra tus enemigos
ORACIÓN:
¡Oh Dios, que hermoseaste la Orden del monte Carmelo con el singular título de
tu Madre la bienaventurada siempre Virgen María! Concédenos benigno que,
amparados con la protección de Aquella cuya memoria solemnemente celebramos,
merezcamos llegar a los gozos eternos de la gloria. Que vives y reinas por
todos los siglos de los siglos. Amén.
OFRECIMIENTO
¡Oh
Madre amantísima del Carmen! Pues gozo la honrosa adopción de hijo tuyo,
vistiendo tu santo Escapulario, dádiva de tus virginales manos y señal cierta
de tu maternal cariño, consiga yo, Madre mía, de tu poderosa protección lo que
en esta Novena pido, si ha de ser para mayor gloria de Dios, honra tuya y bien
de mi alma. Dirige, Señora, como celestial Maestra, nuestras súplicas, para
que, aceptándolas tu Santísimo Hijo, nos conceda el exacto cumplimiento de las
obligaciones de cristiano y de mi estado; y que yo le sirva tan perfectamente
en esta vida, que merezca verle y gozarle en la eterna. Amén.
SEGUNDO DÍA
¡Oh Virgen del Carmen María Santísima, que por tu singular
amor a los carmelitas les favoreciste con tu familiar trato y dulces coloquios,
alumbrándolos con las luces de tu enseñanza y ejemplo, de que dichosamente
gozaron! Ruégote, Señora, me asistas con especialidad, alcanzándome de tu
bendito Hijo Jesús luz para conocer su bondad y amarle, y conocer mis culpas y
llorarlas, lo que debo ejecutar para con toda perfección servirle, y que mi
trato y conversación sea siempre para su mayor honra y gloria y edificación de
mis prójimos; y al presente consiga lo que en esta Novena por tu intercesión
especialmente le pido; que así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios
te salve, Reina y Madre, etc.
TERCER DÍA
¡Oh
Virgen del Carmen María Santísima, que te dignaste admitir piadosa con singular
amor el obsequio de los carmelitas, que entre todos los mortales fueron los
primeros que te edificaron templo en el monte Carmelo, donde concurrían
fervorosos y devotos a darte cultos y alabanzas! Ruégote, Señora, me alcances
sea mi alma templo vivo de la majestad de Dios, adornado de virtudes donde Su
Majestad habite, siempre por mí amado, adorado y alabado, sin que jamás le
ocupen los afectos desordenados de lo temporal y caduco, y al presente consiga
lo que en esta Novena por tu intercesión especialmente le pido; que así,
Señora, te lo suplico humildemente, diciendo:
Dios
te salve, Reina y Madre, etc.
CUARTO DÍA
¡Oh
Virgen del Carmen María Santísima, que, para mostrar tu especialísimo amor a
los carmelitas, los honraste con el dulce nombre de hijos y hermanos tuyos,
alentando con este sin guiar favor su confianza para buscar en
ti, como en amorosa Madre, el remedio, el consuelo y el amparo en todas sus
necesidades y aflicciones, y empeñándolos en procurar imitar tus excelentes
virtudes! Ruégote, Señora, me mires como amorosa Madre, y me alcances te imite
yo de modo que dignamente goce el nombre de hijo tuyo, para que mi nombre sea
escrito en el libro de la predestinación con los de los hijos de Dios y
hermanos de mi Señor Jesucristo, y al presente consiga lo que en esta Novena
por tu intercesión especialmente le pido; que así, Señora, te lo suplico
humildemente, diciendo:
Dios
te salve, Reina y Madre, etc.
QUINTO DÍA
¡Oh
Virgen del Carmen María Santísima, que, para defender a los carmelitas, tus
hijos, cuando se intentaba extinguir la sagrada religión del Carmen, mostrando
el singular amor con que los amparas, mandaste al Sumo Pontífice Honorio III
los recibiese benignamente y confirmase su instituto, dan dolé
por señal de que esta era tu voluntad y la de tu Santísimo Hijo Jesús la
repentina muerte con que castigó a los que especialmente lo contradecían!
Ruégote, Señora, me defiendas de todos mis enemigos de alma y cuerpo, para que
con quietud y paz me emplee siempre fervoroso en el servicio de Dios y tuyo, y
al presente consiga lo que en esta Novena por tu intercesión especialmente le
pido; que así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo:
Dios
te salve, Reina y Madre, etc.
SEXTO DÍA
¡Oh
Virgen del Carmen María Santísima, que para señalar a los carmelitas por
especiales hijos tuyos los enriqueciste con la singular prenda del sagrado
Escapulario, vinculando en él tantas gracias y favores para los que devotamente
le visten y, cumpliendo con sus obligaciones, procuran vivir mostrando que en
imitar tus virtudes son tus hijos! Ruégote, Señora, me alcances lo ejecute yo
así siempre, y, señalándome en servirte con amorosos obsequios, merezca lograr
los frutos de esta santa devoción, y me muestre agradecido á tan singular
favor, y al presente consiga de la Majestad de Dios lo que en esta Novena por
tu intercesión especialmente le pido; que así, Señora, te lo suplico
humildemente, diciendo:
Dios
te salve, Reina y Madre…
SÉPTIMO DÍA
¡Oh
Virgen del Carmen María Santísima, que diste en tu santo Escapulario a los que
le visten un firmísimo escudo para defenderse de todos los peligros de este
mundo y de las asechanzas del demonio, acreditando esta verdad con tantos y tan
singulares milagros! Ruégote, Señora, sea mi defensa poderosa en esta mortal
vida, para que en todas las tribulaciones y riesgos halle la seguridad, y en
las tentaciones salga con victoria, logrando siempre tu especial asistencia
para conseguirlo, y al presente me alcances de tu bendito Hijo Jesús lo que en
esta Novena por tu intercesión especialmente le pido; que así, Señora, te lo
suplico humildemente, diciendo:
Dios
te salve, Reina y Madre…
OCTAVO DÍA
¡Oh
Virgen del Carmen María Santísima, que ofreciste tu especial asistencia en la
hora de la muerte a los que visten tu santo Escapulario, para que logren por
medio de la verdadera penitencia salir de esta vida en gracia de Dios y
librarse de las penas del infierno! Ruégote, Señora, me asistas, ampares y
consueles en la hora de mi muerte, y me alcances verdadera y perfecta
penitencia y contrición de todos mis pecados, encendido amor de Dios y deseo de
verle y gozarle, para que mi alma no se pierda ni condene, sino vaya segura a
la felicidad eterna de la gloria, y al presente consiga de Su Majestad lo que
en esta Novena por tu intercesión especialmente le pido; que así, Señora, te lo
suplico humildemente, diciendo:
Dios
te salve, Reina y Madre…
DÍA ÚLTIMO
¡Oh
Virgen del Carmen María Santísima, que, extendiendo tu amor a favorecer a los
carmelitas aun después de la muerte, como piadosísima Madre de los que visten
tu santo Escapulario, consuelas sus almas cuando están en el purgatorio, y con
tus ruegos consigues salgan de aquellas penas cuanto antes, para ir a gozar de
Dios en la gloria! Ruégote, Señora, me alcances de Su Majestad cumpla yo con
las obligaciones de cristiano y de mi estado, y con la devoción de tu santo
Escapulario, de tal modo, que logre este singularísimo favor, y al presente
consiga lo que en esta Novena pido por tu intercesión; que así, Señora, te lo
suplico especialmente, diciendo con la Santa Iglesia:
Dios te salve, Reina y Madre…
CANCIÓN DEVOTA
A LA
VIRGEN SANTÍSIMA DEL CARMEN
Salve,
Virgen pura;
Salve,
Virgen Madre;
Salve,
Virgen bella;
Reina
Virgen, salve.
Gózate,
María,
Patrona
del Carmen,
Con
las alabanzas
Que
dan tus cofrades.
Vuestros
amparos buscan
Benigno
y suave
Hoy
los desterrados
En
aqueste valle.
Eres
del Carmelo
La
Pastora amable
Que
a tus ovejuelas
Das
pasto suave.
A
ti, pues, clamamos
Buscando
piedades;
Ea,
pues, Señora,
No
nos desampares.
Es
tu Escapulario
La
cadena grande
Con
que se aprisiona
El
dragón infame.
Volved
a nosotros
¡Oh
piadosa Madre!
Esos
vuestros ojos
Llenos
de piedades.
Con
vuestra defensa
Viven
tus cofrades
Libres
de peligros
Y
de todos males.
Muéstranos,
María,
Benigno
y afable,
De
tu puro vientre
El
fruto admirable.
Es
contra el infierno
Tu
poder tan grande,
Que
libras las almas
De
eternos volcanes.
Si
por nuestras culpas
Penas
a millares
Merecemos
todos,
Tu
favor nos salve.
Y
si al purgatorio
Bajan
tus cofrades,
Pedimos,
Señora,
Que
al punto los saques.
¡Oh
clemente! ¡Oh pía!
¡Oh
cándida ave!
¡Oh
dulce María!
¡Salve,
Salve, Salve!
GOZOS
Pues
eres nuestro consuelo
Y
medianera con Dios,
Ruega,
Señora, por nos
Virgen
del monte Carmelo.
Que
orando tuvo en el huerto
Jesús,
en sangre cubierto
Que
del rostro le salía;
Cuando
el ángel le traía
El
suave licor del cielo:
Por
los nudosos cordeles
Con
que sus manos prendieron
Al
pilar, donde le dieron
Cinco
mil azotes crueles;
Para
que las almas fieles
Tengan
divino consuelo:
Por
el terrible dolor
Que
la corona de espinas
Causó
en las sienes divinas
De
Jesús el Redentor;
Para
aplacar el dolor
De
la malicia del suelo:
Por
la púrpura y la caña
Con
que la mostró Pilato
Al
tropel del pueblo ingrato
Para
mitigar su saña;
Con
la sangre que le baña
Desde
la cabeza al suelo:
Por
el tránsito postrero
Que
hasta el Calvario pasó
Cuando
en sus hombros llevó
Aquel
pesado madero;
Y
como Isaac verdadero
Hizo
sacrificio al cielo:
Las
tinieblas y la luz
Cuando
clavado en la Cruz
Al
Rey de la gloria vieron,
Y
con clamores rompieron
Las
piedras, el templo y velo:
Por
la sensible lanzada
Que,
después de Cristo muerto,
Dejó
su costado abierto
Y
tu alma traspasada;
Puesto
que sois abogada
De
los que están en el suelo:
L/: La espada del mismo
dolor traspasó tu alma.
R/: Para
que revelasen los pensamientos de muchos corazones.
ORACIÓN: ¡Oh
Santísima María, Madre de Dios y hermosura del Carmelo! Por aquellas cuarenta horas en que tu Hijo
Nuestro Señor Jesucristo permaneció en el sepulcro, y por el gozo que tuviste
la noche de su resurrección, te suplicamos nos conviertas nuestras tribulaciones
en gozos para bendecirte y alabarte todo el tiempo que vivamos. Por nuestro
Señor Jesucristo, Hijo tuyo, que vive y reina por todos los siglos de los
siglos. Amén.
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