NOVENA AL SEÑOR DE LA
COLUMNA DE VALLEDUPAR
VENERADO EN LA CIUDAD DE VALLEDUPAR, COLOMBIA
ORACIÓN |
¡Oh
Jesús mío Nazareno, lazo fuerte y protector mío, no me abandones en tan
apurado trance! Protege y ampara esta alma abatida y desesperada. No
desoigas, Jesús mío, las súplicas de este corazón triste, afligido y lleno de
amor hacia ti. Tú que eres el lazo fuerte y poderoso que todo lo puedes,
Jesús mío, Jesús de mi alma, Jesús sacrificado, espejo de luz, ven a mi con
tu corona de espinas, con tu costado abierto, con tu soga a la garganta y
cintura. Jesús mío, Jesús de mi alma, que tus ojos vean y tus oídos oigan lo que te
pido. Amén.
DÍA
PRIMERO
Detén
¡Oh Dios benigno!
tu
azote poderoso
y
calma bondadoso
tu
justa indignación.
MEDITACIÓN
La
hora de la Pasión ha llegado. Jesús se dirige con sus discípulos al Huerto de
los Olivos, y allí, de rodillas, ora y ofrece a su eterno Padre sus dolores.
La vista de las afrentas y muerte próxima es tan horrible, que le hace
desfallecer hasta sudar sangre. Sólo le anima el pensamiento de que cumple la
voluntad de su Padre y que de su muerte de cruz dependía nuestra salvación.
Haced,
Jesús mío, que enjugue vuestro sudor, detestando mis pecados, causa de
vuestra pasión y muerte.
GOZOS
|
Tus
tormentos, oh Santo Ecce Horno,
Hoy
meditan tus hijos con fe;
Ellos
fueron quienes ante Pilatos
Amarguras
te hicieron beber.
De este pueblo sé protector amante,
De tus hijos guía fiel y constante,
Y
de cuantos vienen a visitarte
Las
promesas de eterno galardón.
En
las pruebas de este destierro
Descubridnos
a nuestro Jesús.
Oh
María, haced que lloremos
Los
pecados que claváronle en cruz.
De este pueblo sé protector amante,
etc.
Por
tu Madre amante y llorosa
Alcanzadnos
sus huellas seguir
Y
por ella, tras de sus tormentos
Ir
al cielo a gozarte sin fin.
Reina
siempre en la Patria querida,
Reina
siempre en el pueblo piadoso,
Reina
siempre como padre amoroso
Y
has que triunfen la fe y el amor.
ORACIÓN FINAL
¡Oh mi buen Jesús!, que fuiste golpeado, atado a una
columna y flagelado. Tú que pasaste por el suplicio de tan gran Dolor, para el
bien de Los hombres y el perdón de sus pecados. Tú
que fuiste despojado de tus vestiduras y fuiste vestido con un manto de
Púrpura. Por las muchas burlas que recibiste, Señor, dame la gracia
necesaria para no volver a pecar, a fin de que pueda gozar contigo en el Cielo,
a la hora de mi muerte. Sé siempre mi
Guía y mi Salvaguardia. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
DÍA SEGUNDO
Perdónanos
y olvida
que
te hemos ofendido
y
que hemos afligido
tu
amante corazón.
Acuérdate
que siempre
que
te hemos invocado,
benigna
se ha mostrado
tu
soberana faz.
MEDITACIÓN
Judas llega con sus soldados a prender a Jesús. Este sale
a su encuentro, y al recibir el beso del traidor discípulo, los judíos caen
sobre Jesús, como lobos sobre un manso cordero. Preso, pues, con gruesos
cordeles, Jesús es llevado, entre insultos y golpes, como un facineroso, a
presencia del Sumo Sacerdote. Concédeme, Jesús mío, que yo sea manso y humilde como
Vos, sufriendo los desprecios de mis prójimos.
DÍA
TERCERO
No nos niegues
ahora tu gracia y tus
favores
suspende tus rigores
concédenos la paz.
Acuérdate que un tiempo,
¡Señor Omnipotente!
nuestra Plegaria ardiente
tu compasión movió.
MEDITACIÓN
¿Quién podrá declarar lo que Jesús padeció de parte de los
judíos? Un vil criado del Pontífice le abofetea, y Caifás y los príncipes del
pueblo le declaran reo de muerte. Los ministros del Sanedrín pasan la noche
injuriándole y maltratándole ignominiosamente, algunos le escupen en el rostro
y Herodes le desprecia por loco. Hasta Pedro, su fiel discípulo, se avergonzó
de conocerle. Y ¿me quejaré yo de las penas que he merecido por mis
pecados? Señor, quiero sufrir algo por vuestro amor.
DÍA
CUARTO
Acuérdate que entonces
tu diestra poderosa
tendiste, y la espantosa
borrasca se calmó.
Mas luego te enojaron
tus míseras ovejas:
¿y sus dolientes quejas,
no quieres ya escuchar?
MEDITACIÓN
Los judíos piden a gritos la muerte de cruz para el
Salvador. Pilatos, temiendo las amenazas del pueblo, cree que podrá aplacarle
si mandan castigar a Jesús. Atado, pues, a una columna el divino Maestro es
azotado tan bárbaramente por los sayones que su cuerpo es del todo desgarrado y
cubierto de llagas y de sangre. Oh, divino Redentor, haced que yo ame la mortificación,
que necesito para borrar mis pecados.
DÍA
QUINTO
Y clama el sacerdote,
la virgen y el anciano,
¿más la irritada mano
no quieres levantar?
Tan enojado te hallas
contra la grey amada
que al verla esclavizada,
llorando su orfandad,
MEDITACIÓN
Como Jesús habla afirmado que era Rey, los soldados de
Pilatos quisieron burlarse de su realeza. Para eso mandan sentar a Jesús; echan
sobre sus desnudas espaldas un manto viejo de púrpura, clavan en su cabeza una
corona de punzantes espinas, y en sus manos ponen una caña a modo de cetro.
Unos de rodillas le encarnecen vilmente, otros le llenan de saliva, y,
cogiéndole la caña, le golpean con ella la cabeza, hincándole más y más las
espinas. Y yo, ante esta escena tristísima, ¿no aprenderé a tener
paciencia, sufriendo por quien tanto sufrió por mi?
DÍA SEXTO
¿dejas que el lobo
hambriento
empiece a
devorarla,
pudiendo consolarla
y darle libertad?
¿Nada esperar
podremos
Señor de tu
indulgencia?
¿Tu amor y tu
clemencia
se han agotado ya?
MEDITACIÓN
Pilatos, al ver la figura lastimosa que presentaba Jesús
después de la coronación de espinas, creyó que los judíos se conmoverían con
sólo verle. Lo sacó en público y dijo: Ecce Homo: Ved aquí al hombre; yo no
encuentro en El causa de muerte. Pero los judíos, al ver a Jesús y oír las
palabras del Presidente, contestaron a gritos: "Crucifícale,
crucifícale". ¡Oh, Jesús mío, al oír los desprecios de los judíos y las
blasfemias de muchos cristianos, protestaré en mi corazón diciendo “Viva
Jesús!" "Bendito sea su santo Nombre!".
DÍA SÉPTIMO
¿Si tú nos
abandonas,
en quién
esperaremos
a quién acudiremos
y quién nos
salvará?
¡Oh Padre! Si no
bastan
los males que
sufrimos
y el llanto que
vertimos
para alcanzar
perdón.
MEDITACIÓN
Dada por Pilatos sentencia de muerte contra Jesús, los
judíos se apresuraron a ponerla en ejecución. Visten de nuevo a Jesús con su
túnica, cargan sobre sus hombros una pesada cruz, y le obligan a caminar así
por las calles de Jerusalén. La turba corre tras de Jesús, ansiosa de llenarle
de insultos. Iba el Salvador tan fatigado, que varias veces cayó en tierra, y
temiendo los soldados que desfalleciese en el camino, obligaron al Cirineo a
que le ayudara hasta el Calvario. Hacer, Jesús mío, que Yo sea vuestro cirineo, llevando
gustoso la cruz que me queráis enviar.
DÍA OCTAVO
Al menos, Dios
eterno,
nuestra plegaria
escucha
y haz que venza en
la lucha
tu santa religión.
Protege a tu
ministro
nuestro Pastor
amado,
que hoy gime
atribulado,
del santo altar al
pie
MEDITACIÓN
Casi sin vida llegó Jesús al Calvario, y los crueles
sayones al punto lo clavaron en la cruz con gruesos clavos. Entre gritos e
insultos, lo levantaron después en alto, quedando Jesús en el más horrible
suplicio. Al oír las injurias de sus enemigos, levantó el Salvador la voz y
pidió para ellos el perdón y para nosotros la salvación. No fueron los judíos, oh paciente Jesús mío, los que os
crucificaron, sino mis pecados. Por eso diré de continuo: Jesús mío,
misericordia.
DÍA NOVENO
Y haz que nosotros
antes
perdamos la
existencia
que nuestra santa
creencia,
nuestra divina fe.
Mas tus decretos,
Señor,
en todo cumplido
sean:
Es todo lo que
desean
mi fe, esperanza y
amor.
ORACIÓN
¡Oh Jesús amantísimo! ¡oh Divino Ecce Homo, hecho rey de
burlas por la redención del hombre, llagado por nuestras ingratitudes! Vedme
aquí humildemente postrado ante vuestro acatamiento; si la gravedad de mis
pecados me confunde, el abismo de tu inagotable bondad me da confianza para
arrojarme a vuestras plantas. Yo, hijo pródigo, me arrepiento y prometo
enmendarme con vuestra gracia y fortaleza.
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