PIADOSA NOVENA Y DÍA 21 A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
EN SU ADVOCACIÓN DE NUESTRA SEÑORA
DE LA PAZ
Que se venera en la Catedral Basílica de San Miguel
Arcángel, Ciudad de San Miguel de la Frontera, El Salvador
PRIMITIVA
NOVENA A LA SANTÍSIMA VIRGEN DE LA PAZ
Compuesta en 1766 por el Rev. Pbro. Martín García de Posadas, Rector Parroquial de la Ciudad de San Miguel de la Frontera
y que fue impresa en la Ciudad de Guatemala.
Mons. Miguel Ángel Moran Aquino,
Obispo de San Miguel, concede Cien días de indulgencias a quienes devotamente
recen esta novena.
ACTO DE CONTRICIÓN
¡Poderoso Dios! ¡Admirable Autor Supremo de
todo lo creado! ¡Augusta y excelsa Majestad, ante cuya Divinidad se humillan
todas las criaturas! Yo, la más ingrata y miserable de cuantas existen en la
tierra, me posterno ante Vos, implorando misericordia. Conozco, Dios mío, la
sublimidad de vuestra esencia y lo incomprensible de vuestras obras, y quedo
confundido ante la inmensidad de tanto poder y grandeza. Reconozco que sois un
ser inmutable y severo, que la justicia y el juicio son el apoyo constante de
vuestro trono, y tiemblo anonadado al recuerdo de lo mucho que te eh ofendido,
y de terrible y eterno castigo al que podéis sujetarme. Pero también reconozco,
Dios mío, vuestra suma bondad y misericordia, sé que, sin excepción de
personas, acogéis con suavidad y paciencia a los que invocan con temor y
sinceridad, y está sola consideración fortalece mi fe, alimenta mi esperanza y
me da fuerza suficiente, para pediros humillados que me admitáis de nuevo en
vuestra gracia. Yo renuncio, Dios mío, de mi soberbia y falta de caridad, yo
propongo amaros y arrepentido de todo corazón, de haberos ofendido, os pido
humildemente el perdón de todos mis pecados, en santificación de ellos. No
veáis Señor, mis ingratitudes y bajezas, haced merito únicamente de mi
necesidad y miseria. De hoy en adelante solo deseo serviros y alabaros, y
mediante la intercesión de la Santísima Virgen de la Paz, vuestra Madre, abrigo
la esperanza de reformar mis costumbres, moderar mis pasiones y alcanzar con su
poderoso auxilio la dicha de gozaros eternamente en la Patria Celestial. Amen.
ORACION PARA TODOS
LOS DIAS
Soberana Virgen María, que por poner paz en
la guerra que hay entre Dios y el hombre, hiciste bajar aquella luz divina del
cielo a la tierra, siendo Vos, Señora, la escogida para Madre suya, por lo que
en el cielo os veneran por Reina de los Espíritus Angélicos y demás cortesanos
de la gloria. Y en la tierra os veneramos todas las criaturas por Reina y Madre
de la Paz. Humildemente os rogamos que nos pongáis en paz con vuestro Unigénito
Hijo, Jesús, para que acertemos a serviros, y logremos lo que en esta novena
pedimos y deseamos, si es del agrado de vuestro hijo Jesús, que vive y reina
por todos los siglos de los siglos. Amen.
DIA PRIMERO
¡Oh Dios y Señor Omnipotente! Que, para librar a vuestro pueblo
israelítico de la tiranía del Faraón, por medio de aquella zarza que en el
incendio se conservó en el monte Horeb. Así pues, para redimirnos a nosotros
pecadores, que somos los verdaderos israelitas, escogisteis a María Santísima
para haceros hombre en su vientre virginal, quien jamás toco la llama de la
culpa, ni perdió la hermosura de la gracia. Os rogamos Señor, que por aquel
fuego de amor que os hizo bajar del cielo a la tierra, no ardamos en el fuego
de la lascivia, para que a imitación de esta celestial Señora, guardemos en
todas nuestras acciones, pureza y castidad. Amen.
ORACION
¡Oh Virgen Madre! Por aquel acto de humildad y rendimiento con
que disteis consentimiento al Arcángel San Gabriel, para que el Verbo Divino se
hiciese hombre en vuestro vientre virginal, y este mismo consentimiento fue
medio para que se hiciesen las paces
entre Dios y los hombres, os pedimos y suplicamos Señora, nos alcancéis de
vuestro divino Hijo, verdadera obediencia para estar pronto a vuestros divinos
mandamientos, como lo estuvo Moisés llegando descalzo a las zarzas para que,
desapropiado de todos los bienes terrenos, nos entreguemos de veras a Dios, y
consigamos la gracia, para ver y adorar a vuestra admirable hermosura por toda
la eternidad de la gloria. Amen.
ORACIÓN FINAL
Madre dignísima del Divino Verbo, amable
Princesa del reino celestial y de toda la creación, amparo, socorro, defensa y
consuelo de los que en vos confían y vuestro patrocinio imploran, yo la más
indigna de cuantas criaturas existen, vengo a suplicaros humildemente, me
alcancéis la infinita misericordia del altísimo, el perdón de mis pecados, el
remedio de mis males y el don de la perseverancia final. También os suplico,
amorosísima Madre nuestra, os dignéis favorecer espiritual y temporalmente a mi
familia, a todo mi pueblo, y en general a todos mis prójimos, dignaos,
Sacratísima Señora, combatir la impiedad, destruir la herejía, establecer la
paz y fomentar la religión de vuestro Divino Hijo, para que florezca por todas
partes, principalmente entre nosotros, donde hay tanto descuido en el
cumplimiento de los santos mandamientos y de las practicas piadosas. Infundid
en nuestros corazones, el santo temor de Dios y la tierna devoción, para que,
sirviendo a nuestro creador y redentor con buenas obras, y alabando vuestra
grandeza y bondad, logremos vivir y morir en paz, y poseer la eterna felicidad
del cielo. Amen.
DIA SEGUNDO
¡Oh Dios Padre de todo consuelo! Por qué virtud
de la vara de Moisés, disteis a conocer a todos los egipcios, de la eficacia de
vuestro divino poder, y principalmente distribuyendo la dureza del faraón; os
pedimos y suplicamos Señor, que por esta Vara, María Santísima de la Paz, doméis
nuestros apetitos, refrenéis nuestras pasiones y ablandéis la dureza de
nuestros corazones, para que logrando con vuestros auxilios, al quedar libres
de nuestras culpas, logremos salir en paz en esta vida, para gozaros por
eternidades en la gloria. Amen.
ORACIÓN
¡Santísima Virgen María! Vara mística de Moisés,
con la que obro Dios tantos prodigios y milagros, pues con ella abrió Moisés el
mar bermejo en calle, para que pasara seguro el pueblo israelítico, y quedara
libre del cautiverio del faraón, os pedimos y suplicamos Señora, que, siendo
escogida por Madre de Paz, logremos esta, triunfando mediante vuestros
socorros, del demonio, mundo y carne, para ir al cielo y gozaros eternamente.
Amen.
DIA TERCERO
¡Oh Dios y Señor de toda piedad! Que, para
socorrer las necesidades de vuestro pueblo israelítico, después de haberlos
liberado de las tiranías de los egipcios y de su cautiverio les diste aquella
fuerte columna, para que de día en forma de nube lo defendiera de los rayos y
ardores del sol, y de noche tomando la de fuego, lo alumbra para librarlo de
todos los riesgos y tropiezos. Os pedimos y suplicamos Señor, por medio de esa
misteriosa columna, María Santísima de la Paz, nos veamos libres de los riesgos
de vuestra justicia, y consigamos la gracia para veros y gozaros en la gloria.
Amen.
Se rezan
9 aves Marías y la oración siguiente:
ORACIÓN
¡Oh Santísima Virgen María! Que fuiste escogida
como columna fuerte para aquel trono de aquel Dios y Señor, que habito y
habitara siempre en las alturas con el Espíritu Santo, pues por virtud de vuestra
firmeza, descendió del cielo a la tierra y encarno en vuestro vientre virginal,
siendo este, nueve meses, agradable tabernáculo; os pedimos y suplicamos
Señora, con todo rendimiento, el que guieis a nosotros los israelitas de la ley
de gracia, para no errar el camino de la bienaventuranza, enciéndenos en fuego
de divino amor, para que libres de la oscuridad de la culpa, no padezcamos del
fuego del infierno. Amen.
DIA CUARTO
¡Oh Dios y Señor de infinita providencia! Que con
especialidad la disteis a conocer a los de Betulia, tomando por instrumento
aquella famosa y valiente mujer llamada Judith, que introduciéndose con maña en
el ejercito triunfador de Holofernes, sin que se manchase su honestidad con
culpa alguna, le corto la cabeza, llevándola a Betulia, por lo que todos sus
moradores celebraron la victoria, cantándole muchas alabanzas. Os pedimos y
suplicamos Señor, nosotros que somos los verdaderos betulines, cantemos con
todo amor y reverencia, a vuestra Madre María Santísima de la Paz, la victoria,
pues quedo triunfante del cerco que el dragón intento ponerle con la culpa de
la mancha original, quedando pura, limpia y preservada para todo el resto de su
vida, para que alabándola y bendiciéndola, salgamos en paz de esta vida, para
gozaros por eternidades en la gloria. Amen.
Se rezan
9 aves Marías y la oración siguiente:
ORACIÓN
¡Oh Virgen Santísima llena de gracia! Pues con
ella fuiste prevenida en todo tiempo, para ser digna Madre de Dios, excediendo
en santidad y gracia desde el primer instante de vuestros purísimo ser, a los
montes más altos en santidad; por lo que no tuvo residencia el dragón con toda
su batería, para manchar vuestra gracia y santidad, pues triunfasteis mejor que
la valiente Judith, de los ejércitos infernales, por lo que os pedimos y
suplicamos, Señora, que intercedáis con vuestro Santísimo Hijo, que nos de
auxilio para triunfar de nuestros enemigos, eh ir a gozarlos por la eternidad
en la gloria. Amen.
DIA QUINTO
¡Oh Dios y Señor Omnipotente! Como lo
manifestaste todo el tiempo a vuestras criaturas, pues por haber cumplido Noe
con el precepto de fabricar el arca a medida de vuestra providencia, libro la
vida él y su familia, y no experimentaron los riesgos de vuestro justo enojo,
manifestando en esto a todos los descendientes del segundo Adán, Noe, que para
librarnos del diluvio de castigos que tenemos merecidos por nuestros pecados,
nos amparemos de la mejor arca de Noe, nuestra Santísima Madre, por lo que hoy
pedimos y suplicamos, Señor, nos des auxilio para cumplir con vuestros divinos
preceptos, y conseguir la gracia, para ir a gozaros por eternidades en la
gloria. Amen.
Se rezan
9 aves Marías y la oración siguiente:
ORACIÓN
¡Oh
Santísima Virgen María! Fuerte inexpugnable para defensa y resguardo de
nuestros pecadores, pues Dios os tenía escogida por Arca y Sagrario tuyo: os
pedimos Señora, que intercedáis con vuestro santísimo Hijo, que, así como Noé le libro de los divinos preceptos nos dé a nosotros su auxilio para que
cumplamos con la ley evangélica, y podamos pasar de esta a la otra vida, con
los olivos de paz, a gozar en la gloria. Amen.
DIA SEXTO
¡Oh Dios y Señor de misericordia! Que habiendo el
Rey Asuero mandado promulgar en su corte y demás provincias de su corona, un
edicto condenando a todos los israelitas de su reino, tomasteis por instrumento
a la piadosa Ester, para que con sus ruegos los librase de la muerte, os
suplicamos Señor, por la Divina Virgen, vuestra Santísima Madre de la Paz, nos
libréis de la muerte, de la culpa, para ir a gozaros por toda la eternidad.
Amen.
Se rezan
9 aves Marías y la oración siguiente:
ORACIÓN
¡Oh Santísima Virgen María! Si Mardoqueo y los
demás israelitas, luego que supieron la sentencia de muerte y que estaban
condenados por el Rey, se vistieron de saco y silicio y cubrieron sus cabezas
de cenizas, y postrados en tierra suplicaron a la Reina Ester, intercediese por
ellos para que se derogase el decreto en que estaban condenados, os pedimos y
suplicamos Señor rendidos a vuestros pies soberanos, alcancéis de vuestro
piadosísimo Hijo, auxilios para desnudarnos de todas las glas y adornos
mundanos, y que nos vistamos del traje
de penitencia, no solo en lo exterior, sino también en lo exterior, sino también
en lo interior, para ir alabaros y gozaros por toda la eternidad. Amen.
DIA SEPTIMO
¡Oh Dios
y Señor Omnipotente! Que coronaste a María Santísima de lucidas y hermosas
estrellas, y adornasteis de indecible gloria, cuyo poder y soberanía sujeto al infernal
dragón, postrándole a sus purísimas plantas; con todo rendimiento os pedimos y
suplicamos Señor, por esta bellísima Señora de la Paz, vuestra purísima Madre,
nos concedáis auxilio para hacer verdadera penitencia de nuestros enemigos,
para poder ir a gozaros por eternidades en la gloria. Amen.
Se rezan
9 aves Marías y la oración siguiente:
ORACIÓN
¡Piadosa
Virgen María, Reina de los Ángeles y Madre de nosotros los pecadores! Vos sois
el signo grande de predestinados, pues os dejasteis ver revestida del Sol
Divino, coronada de estrellas y pisando la luna, ven en socorro nuestro,
quebrando la cabeza al soberbio dragón, para nuestro alivio. Os pedimos y
suplicamos Señora, que socorráis nuestras necesidades, confortéis nuestras
flaquezas, y encendáis con el calor de aquel Sol Divino que os sirve de manto,
nuestros helados corazones, en amor de vuestro Santísimo Hijo, para que
logremos la dicha de gozaros en el cielo. Amen.
DIA OCTAVO
¡Oh Dios y Señor amantísimo! Que para librar a
Nabal de la muerte que el enojo de David intentaba darle, tomasteis por medio
que saliese la prudente y hermosa Abigail a encontrarle, quien saludándolo con
todo rendimiento, y ofreciéndole el presente que llevaba, concluyo su suplica
llenándolo de bendiciones, os pedimos y suplicamos Señor, que por los ruegos de
la prudentísima, hermosísima y celestial Abigail, nuestra Santísima Madre,
María de la Paz, nos libre de todos los riesgos de esta vida ye gracia nos
llevareis a la otra a gozaros para siempre. Amen
Se rezan
9 aves Marías y la oración siguiente:
ORACIÓN
¡Oh piadosísima Virgen María! Que para suspender
el justo enojo de vuestro santísimo Hijo, y que no descargue sobre nosotros la
justicia, por inobedientes a sus divinos llamamientos y avisos, como Madre de
pecadores, que fuiste constituida en el Solio de la Cruz, de continuo estas
prevenida, para hacerles reverentes suplicas y librarnos de los castigos que
nos merecemos por nuestros pecados, os pedimos y suplicamos Señora, no
alcancéis de vuestro santísimo Hijo, el que estemos pronto a abrazar sus
llamamientos y avisos, para ser felices en la otra vida. Amen.
DIA NOVENO
¡Oh Dios
y Señor Omnipotente! Que por la escala de tanto olor y fragancia que formo
María Santísima con sus poderoso ruegos, hiciste descender sin dilación alguna
a vuestro Unigénito Hijo, a hacerse hombre en su vientre virginal, así Señor,
os dignasteis por la súplica de los moradores de la Ciudad de San Miguel, el
que hallaron en las riberas del Mar del Sur, una bellísima Imagen de vuestra
Santísima Madre, sin que las adversidades del naufragio le hubieran desfigurado
los tamaños de su hermosura; antes bien, los golpes que padeció de los herejes,
que niegan el uso y veneración de las imágenes de los santos, le aumentaron más
su belleza, entrando a tomar posesión de dicha ciudad, el día en que la Madre
Iglesia, la Presentación al Templo de vuestra Santísima Madre, juraronla con el
título de la Paz, la misma ciudad, tanto porque en aquel tiempo surcaban en
estos mares del Sur, los piratas, enemigos de nuestra religión católica, cuanto
porque en todas las tempestades de fuego de volcán, y de movimientos de tierra,
imploran y experimentan los moradores de dicha ciudad su patrocinio. Por tanto,
os pedimos y suplicamos Señor, poniendo de intercesora a nuestra Santísima
Madre de la Paz, el aumento de nuestra Santa Fe católica, la destrucción de las
herejías, la paz en nuestros gobernantes, descanso a las almas del purgatorio,
reducción de los pecadores, salud a los enfermos, consuelo a los afligidos,
socorro a los desvalidos, y mediante vuestros favores, consigamos ir a gozaros
eternamente en la gloria. Amen.
Se rezan
9 aves Marías y la oración siguiente:
ORACIÓN
¡Oh
Santísima Virgen María! Que por más que aclamaron los antiguos Padres del
cielo, porque viniera el redentor del mundo, no lo consiguieron hasta que Vos,
Señora, orasteis al Padre Eterno, para que enviara a su Unigénito Hijo, quien
obligado de vuestras suplicas, envió un ángel con la embajada, y al consentir
Vos Señora, con ella, por aquellas palabras: “He aquí la esclava del Señor,
hágase en mi según tu palabra” al punto el Verbo Divino se hizo hombre en
vuestras virginales entrañas, y habito entre los hombres. Os pedimos y
suplicamos Señora, que, así como nos concedió vuestro Santísimo Hijo, el hallar
vuestra imagen en las riveras del Mar del Sur, como escudo fuerte para nuestra
defensa, así nos conceda el que aceptemos a pedir socorros para apartarnos de
todas las ocasiones de pecar, y conseguir la gracia para gozaros por
eternidades en la gloria. Amen.
DIA VEINTIUNOCONSAGRADO A NUESTRA SEÑORA DE LA
PAZ
Compuesto por el Excmo. Mons. Juan Antonio Dueñas y
Argumedo, Primer Obispo de San Miguel de la Frontera en 1928 y reeditado por
orden del Excmo. Mons. Miguel Ángel Machado en 1989.
Ante la Imagen de la
Santísima Virgen de la Paz, encendidas dos velas en su altar, y devotamente
arrodillados, se hará el piadoso ejercicio en la forma siguiente:
ACTO DE CONTRICIÓN
Dulcísimo
Jesús, Redentor de nuestras almas, vednos aquí postrados ante vuestro divino
acatamiento, creemos y confesamos que estáis real, verdadera y substancialmente
presente en el Sacramento de vuestro amor, la Divina Eucaristía, os adoramos
con todas las veras de nuestro corazón. Confiados en vuestra bondad infinita,
venimos con humildad a vuestras plantas, como María Magdalena, confusos y
arrepentidos a verter nuestras lágrimas de pesar y dolor de haberos ofendido,
con firme propósito de enmienda de nuestros pecados, y de no exponernos jamás a
las ocasiones y peligros de volveros a cometer, ayudados de vuestra divina
gracia. Pésame Señor, en el alma de haberos ofendido; piedad y misericordia de
nosotros ¡piedad y perdón! Nos acogemos al bondadoso patronato de vuestra
Inmaculada Madre, nuestra dulcísima Reina de la Paz, pidiéndole interceda por
nosotros, porque queremos ser buenos, amaros con todo nuestro ser, y
santificarnos para poseeros en el cielo. Amen.
¡Oh Jesús en el Santísimo Sacramento tened
misericordia de nosotros!
(3
veces)
DEPRECACIONES
I
Augustísima
Reina de la Paz, Hija de Dios Padre, por el privilegio incomparable de vuestra
concepción inmaculada, avivad y conservad en nuestras almas la santa virtud de
la fe, ilustrando nuestras mentes; para que sepamos creer con docilidad y
sencillez todos los dogmas de nuestra sacrosanta religión, y todas las
enseñanzas evangélicas de nuestra santa Madre Iglesia, Católica, Apostólica y
Romana, regida por el Soberano Pontífice, Obispos y Párrocos. Aumentad en
nosotros la fe en Cristo Redentor, en el Santísimo y Augustísimo Sacramento, en
la Divina Providencia, en vuestra maternal intercesión de Omnipotencia
Suplicante, y de corazón toda ternura y toda bondad. Que el signo de la fe sea
nuestro distintivo en todos los actos de nuestra vida, confesando sin ningún
respeto humano a Nuestro Señor Jesucristo con nuestros labios y con nuestro
corazón.
¡Reina de la Paz! Por la Omnipotencia que el
Eterno Padre os participo bendecidnos y no permitáis muramos en desgracia.
Dios te salve, reina y madre de misericordia…
II
Augustísima
Reina de la Paz, Madre de Dios Hijo, por el privilegio incomparable de vuestra
Concepción Inmaculada, arraigad en nuestras almas la virtud santa de la
esperanza. Vos sois Señora, vida, dulzura y esperanza nuestra. En nuestras
penas, en nuestros importunios, en nuestros pesaros, en nuestras amarguras, en
las envidias y calumnias, en las dificultades de la familia, en nuestras
enfermedades, tristezas y dolores… pero especialmente en la hora de nuestra
muerte, sed nuestra consoladora, sed nuestra madre de la santa esperanza.
¡Reina Santísima de la Paz! Por la sabiduría
que el Divino Verbo os infundio, bendecidnos y no permitáis muramos en desgracia
de pecado mortal.
Dios te salve, reina y madre de misericordia…
III
Augustísima
Reina de la Paz¸ Esposa de Dios Espíritu Santo, por el privilegio incomparable
de vuestra Concepción Inmaculada, incendiad nuestros corazones en la llama de
la santa caridad, que inflama vuestro purísimo corazón. Queremos amar a Nuestro
Señor Jesucristo, con todo nuestro ser, como el merece ser amado. Fuego de
caridad ha traído el a la tierra, y que ha de querer, sino que arda. Que reine en nuestros corazones, que reine en
nuestro hogar, que reine en nuestras familias, que reine en nuestra sociedad,
que reine en nuestra Patria, Madre del Amor Hermoso, enseñadnos a amar al
Príncipe del Amor, Nuestro Señor Jesucristo.
Reina Santísima de la Paz, por la caridad y
misericordia que el Espíritu Santo os revistió, bendecidnos y no permitáis
muramos en pecado mortal.
Dios te salve, reina y madre de misericordia…
(Se pide
la gracia que se desea alcanzar)
¡Reina
de la Paz, rogad por nosotros y por nuestras familias!
¡Reina
de la Paz, rogad por nosotros y por nuestra sociedad!
¡Reina
de la Paz, rogad por nosotros y por nuestra Patria!
ORACIÓN FINAL
Santísima
Virgen, Augusta Reina, alcanzadme de vuestro Divino Hijo aquella paz que dejo en
herencia a sus discípulos, y que el mundo no conoce, porque solo habita en las
almas santificadas por la gracia: Haced que tenga paz con Dios, por mi
fidelidad en guardar su ley, con mis superiores por mi sumisión, obediencia y
respeto, con mis iguales por la mansedumbre, paciencia y caridad, conmigo
mismo, por practica de todas las virtudes. Haced participante de ella a mi
familia, a mis amigos, y a todos los humanos, y alcanzadnos la gracia de vivir
aquí en la tranquilidad de la inocencia, para que merezcamos algún día, gozar
de aquella otra paz dichosa que poseen los bienaventurados en el cielo. Amen.

LAUS
DEUS
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