sábado, 10 de marzo de 2018

NOVENA Y DIA VEINTE Y UNO A LA VIRGEN DE LA PAZ




PIADOSA NOVENA Y DÍA 21 A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
EN SU ADVOCACIÓN DE NUESTRA SEÑORA DE LA PAZ

Que se venera en la Catedral Basílica de San Miguel Arcángel, Ciudad de San Miguel de la Frontera, El Salvador

PRIMITIVA NOVENA A LA SANTÍSIMA VIRGEN DE LA PAZ

Compuesta en 1766 por el Rev. Pbro. Martín García de Posadas, Rector Parroquial de la Ciudad de San Miguel de la Frontera y que fue impresa en la Ciudad de Guatemala. 
Mons. Miguel Ángel Moran Aquino, Obispo de San Miguel, concede Cien días de indulgencias a quienes devotamente recen esta novena.

ACTO DE CONTRICIÓN

¡Poderoso Dios! ¡Admirable Autor Supremo de todo lo creado! ¡Augusta y excelsa Majestad, ante cuya Divinidad se humillan todas las criaturas! Yo, la más ingrata y miserable de cuantas existen en la tierra, me posterno ante Vos, implorando misericordia. Conozco, Dios mío, la sublimidad de vuestra esencia y lo incomprensible de vuestras obras, y quedo confundido ante la inmensidad de tanto poder y grandeza. Reconozco que sois un ser inmutable y severo, que la justicia y el juicio son el apoyo constante de vuestro trono, y tiemblo anonadado al recuerdo de lo mucho que te eh ofendido, y de terrible y eterno castigo al que podéis sujetarme. Pero también reconozco, Dios mío, vuestra suma bondad y misericordia, sé que, sin excepción de personas, acogéis con suavidad y paciencia a los que invocan con temor y sinceridad, y está sola consideración fortalece mi fe, alimenta mi esperanza y me da fuerza suficiente, para pediros humillados que me admitáis de nuevo en vuestra gracia. Yo renuncio, Dios mío, de mi soberbia y falta de caridad, yo propongo amaros y arrepentido de todo corazón, de haberos ofendido, os pido humildemente el perdón de todos mis pecados, en santificación de ellos. No veáis Señor, mis ingratitudes y bajezas, haced merito únicamente de mi necesidad y miseria. De hoy en adelante solo deseo serviros y alabaros, y mediante la intercesión de la Santísima Virgen de la Paz, vuestra Madre, abrigo la esperanza de reformar mis costumbres, moderar mis pasiones y alcanzar con su poderoso auxilio la dicha de gozaros eternamente en la Patria Celestial. Amen.

ORACION PARA TODOS LOS DIAS
Soberana Virgen María, que por poner paz en la guerra que hay entre Dios y el hombre, hiciste bajar aquella luz divina del cielo a la tierra, siendo Vos, Señora, la escogida para Madre suya, por lo que en el cielo os veneran por Reina de los Espíritus Angélicos y demás cortesanos de la gloria. Y en la tierra os veneramos todas las criaturas por Reina y Madre de la Paz. Humildemente os rogamos que nos pongáis en paz con vuestro Unigénito Hijo, Jesús, para que acertemos a serviros, y logremos lo que en esta novena pedimos y deseamos, si es del agrado de vuestro hijo Jesús, que vive y reina por todos los siglos de los siglos. Amen.


DIA PRIMERO
¡Oh Dios y Señor Omnipotente! Que, para librar a vuestro pueblo israelítico de la tiranía del Faraón, por medio de aquella zarza que en el incendio se conservó en el monte Horeb. Así pues, para redimirnos a nosotros pecadores, que somos los verdaderos israelitas, escogisteis a María Santísima para haceros hombre en su vientre virginal, quien jamás toco la llama de la culpa, ni perdió la hermosura de la gracia. Os rogamos Señor, que por aquel fuego de amor que os hizo bajar del cielo a la tierra, no ardamos en el fuego de la lascivia, para que a imitación de esta celestial Señora, guardemos en todas nuestras acciones, pureza y castidad. Amen.

ORACION

¡Oh Virgen Madre! Por aquel acto de humildad y rendimiento con que disteis consentimiento al Arcángel San Gabriel, para que el Verbo Divino se hiciese hombre en vuestro vientre virginal, y este mismo consentimiento fue medio para que  se hiciesen las paces entre Dios y los hombres, os pedimos y suplicamos Señora, nos alcancéis de vuestro divino Hijo, verdadera obediencia para estar pronto a vuestros divinos mandamientos, como lo estuvo Moisés llegando descalzo a las zarzas para que, desapropiado de todos los bienes terrenos, nos entreguemos de veras a Dios, y consigamos la gracia, para ver y adorar a vuestra admirable hermosura por toda la eternidad de la gloria. Amen.


ORACIÓN FINAL

Madre dignísima del Divino Verbo, amable Princesa del reino celestial y de toda la creación, amparo, socorro, defensa y consuelo de los que en vos confían y vuestro patrocinio imploran, yo la más indigna de cuantas criaturas existen, vengo a suplicaros humildemente, me alcancéis la infinita misericordia del altísimo, el perdón de mis pecados, el remedio de mis males y el don de la perseverancia final. También os suplico, amorosísima Madre nuestra, os dignéis favorecer espiritual y temporalmente a mi familia, a todo mi pueblo, y en general a todos mis prójimos, dignaos, Sacratísima Señora, combatir la impiedad, destruir la herejía, establecer la paz y fomentar la religión de vuestro Divino Hijo, para que florezca por todas partes, principalmente entre nosotros, donde hay tanto descuido en el cumplimiento de los santos mandamientos y de las practicas piadosas. Infundid en nuestros corazones, el santo temor de Dios y la tierna devoción, para que, sirviendo a nuestro creador y redentor con buenas obras, y alabando vuestra grandeza y bondad, logremos vivir y morir en paz, y poseer la eterna felicidad del cielo. Amen.


DIA SEGUNDO

¡Oh Dios Padre de todo consuelo! Por qué virtud de la vara de Moisés, disteis a conocer a todos los egipcios, de la eficacia de vuestro divino poder, y principalmente distribuyendo la dureza del faraón; os pedimos y suplicamos Señor, que por esta Vara, María Santísima de la Paz, doméis nuestros apetitos, refrenéis nuestras pasiones y ablandéis la dureza de nuestros corazones, para que logrando con vuestros auxilios, al quedar libres de nuestras culpas, logremos salir en paz en esta vida, para gozaros por eternidades en la gloria. Amen.

ORACIÓN

¡Santísima Virgen María! Vara mística de Moisés, con la que obro Dios tantos prodigios y milagros, pues con ella abrió Moisés el mar bermejo en calle, para que pasara seguro el pueblo israelítico, y quedara libre del cautiverio del faraón, os pedimos y suplicamos Señora, que, siendo escogida por Madre de Paz, logremos esta, triunfando mediante vuestros socorros, del demonio, mundo y carne, para ir al cielo y gozaros eternamente. Amen.

DIA TERCERO

¡Oh Dios y Señor de toda piedad! Que, para socorrer las necesidades de vuestro pueblo israelítico, después de haberlos liberado de las tiranías de los egipcios y de su cautiverio les diste aquella fuerte columna, para que de día en forma de nube lo defendiera de los rayos y ardores del sol, y de noche tomando la de fuego, lo alumbra para librarlo de todos los riesgos y tropiezos. Os pedimos y suplicamos Señor, por medio de esa misteriosa columna, María Santísima de la Paz, nos veamos libres de los riesgos de vuestra justicia, y consigamos la gracia para veros y gozaros en la gloria. Amen.
Se rezan 9 aves Marías y la oración siguiente:

ORACIÓN

¡Oh Santísima Virgen María! Que fuiste escogida como columna fuerte para aquel trono de aquel Dios y Señor, que habito y habitara siempre en las alturas con el Espíritu Santo, pues por virtud de vuestra firmeza, descendió del cielo a la tierra y encarno en vuestro vientre virginal, siendo este, nueve meses, agradable tabernáculo; os pedimos y suplicamos Señora, con todo rendimiento, el que guieis a nosotros los israelitas de la ley de gracia, para no errar el camino de la bienaventuranza, enciéndenos en fuego de divino amor, para que libres de la oscuridad de la culpa, no padezcamos del fuego del infierno. Amen.


DIA CUARTO

¡Oh Dios y Señor de infinita providencia! Que con especialidad la disteis a conocer a los de Betulia, tomando por instrumento aquella famosa y valiente mujer llamada Judith, que introduciéndose con maña en el ejercito triunfador de Holofernes, sin que se manchase su honestidad con culpa alguna, le corto la cabeza, llevándola a Betulia, por lo que todos sus moradores celebraron la victoria, cantándole muchas alabanzas. Os pedimos y suplicamos Señor, nosotros que somos los verdaderos betulines, cantemos con todo amor y reverencia, a vuestra Madre María Santísima de la Paz, la victoria, pues quedo triunfante del cerco que el dragón intento ponerle con la culpa de la mancha original, quedando pura, limpia y preservada para todo el resto de su vida, para que alabándola y bendiciéndola, salgamos en paz de esta vida, para gozaros por eternidades en la gloria. Amen.
Se rezan 9 aves Marías y la oración siguiente:

ORACIÓN

¡Oh Virgen Santísima llena de gracia! Pues con ella fuiste prevenida en todo tiempo, para ser digna Madre de Dios, excediendo en santidad y gracia desde el primer instante de vuestros purísimo ser, a los montes más altos en santidad; por lo que no tuvo residencia el dragón con toda su batería, para manchar vuestra gracia y santidad, pues triunfasteis mejor que la valiente Judith, de los ejércitos infernales, por lo que os pedimos y suplicamos, Señora, que intercedáis con vuestro Santísimo Hijo, que nos de auxilio para triunfar de nuestros enemigos, eh ir a gozarlos por la eternidad en la gloria. Amen.


DIA QUINTO

¡Oh Dios y Señor Omnipotente! Como lo manifestaste todo el tiempo a vuestras criaturas, pues por haber cumplido Noe con el precepto de fabricar el arca a medida de vuestra providencia, libro la vida él y su familia, y no experimentaron los riesgos de vuestro justo enojo, manifestando en esto a todos los descendientes del segundo Adán, Noe, que para librarnos del diluvio de castigos que tenemos merecidos por nuestros pecados, nos amparemos de la mejor arca de Noe, nuestra Santísima Madre, por lo que hoy pedimos y suplicamos, Señor, nos des auxilio para cumplir con vuestros divinos preceptos, y conseguir la gracia, para ir a gozaros por eternidades en la gloria. Amen.
Se rezan 9 aves Marías y la oración siguiente:

ORACIÓN

¡Oh Santísima Virgen María! Fuerte inexpugnable para defensa y resguardo de nuestros pecadores, pues Dios os tenía escogida por Arca y Sagrario tuyo: os pedimos Señora, que intercedáis con vuestro santísimo Hijo, que, así como Noé le libro de los divinos preceptos nos dé a nosotros su auxilio para que cumplamos con la ley evangélica, y podamos pasar de esta a la otra vida, con los olivos de paz, a gozar en la gloria. Amen.

 

DIA SEXTO

¡Oh Dios y Señor de misericordia! Que habiendo el Rey Asuero mandado promulgar en su corte y demás provincias de su corona, un edicto condenando a todos los israelitas de su reino, tomasteis por instrumento a la piadosa Ester, para que con sus ruegos los librase de la muerte, os suplicamos Señor, por la Divina Virgen, vuestra Santísima Madre de la Paz, nos libréis de la muerte, de la culpa, para ir a gozaros por toda la eternidad. Amen.
Se rezan 9 aves Marías y la oración siguiente:

ORACIÓN

¡Oh Santísima Virgen María! Si Mardoqueo y los demás israelitas, luego que supieron la sentencia de muerte y que estaban condenados por el Rey, se vistieron de saco y silicio y cubrieron sus cabezas de cenizas, y postrados en tierra suplicaron a la Reina Ester, intercediese por ellos para que se derogase el decreto en que estaban condenados, os pedimos y suplicamos Señor rendidos a vuestros pies soberanos, alcancéis de vuestro piadosísimo Hijo, auxilios para desnudarnos de todas las glas y adornos mundanos, y que nos vistamos del  traje de penitencia, no solo en lo exterior, sino también en lo exterior, sino también en lo interior, para ir alabaros y gozaros por toda la eternidad. Amen.


DIA SEPTIMO

¡Oh Dios y Señor Omnipotente! Que coronaste a María Santísima de lucidas y hermosas estrellas, y adornasteis de indecible gloria, cuyo poder y soberanía sujeto al infernal dragón, postrándole a sus purísimas plantas; con todo rendimiento os pedimos y suplicamos Señor, por esta bellísima Señora de la Paz, vuestra purísima Madre, nos concedáis auxilio para hacer verdadera penitencia de nuestros enemigos, para poder ir a gozaros por eternidades en la gloria. Amen.
Se rezan 9 aves Marías y la oración siguiente:

ORACIÓN

¡Piadosa Virgen María, Reina de los Ángeles y Madre de nosotros los pecadores! Vos sois el signo grande de predestinados, pues os dejasteis ver revestida del Sol Divino, coronada de estrellas y pisando la luna, ven en socorro nuestro, quebrando la cabeza al soberbio dragón, para nuestro alivio. Os pedimos y suplicamos Señora, que socorráis nuestras necesidades, confortéis nuestras flaquezas, y encendáis con el calor de aquel Sol Divino que os sirve de manto, nuestros helados corazones, en amor de vuestro Santísimo Hijo, para que logremos la dicha de gozaros en el cielo. Amen.


DIA OCTAVO

¡Oh Dios y Señor amantísimo! Que para librar a Nabal de la muerte que el enojo de David intentaba darle, tomasteis por medio que saliese la prudente y hermosa Abigail a encontrarle, quien saludándolo con todo rendimiento, y ofreciéndole el presente que llevaba, concluyo su suplica llenándolo de bendiciones, os pedimos y suplicamos Señor, que por los ruegos de la prudentísima, hermosísima y celestial Abigail, nuestra Santísima Madre, María de la Paz, nos libre de todos los riesgos de esta vida ye gracia nos llevareis a la otra a gozaros para siempre. Amen
Se rezan 9 aves Marías y la oración siguiente:

ORACIÓN

¡Oh piadosísima Virgen María! Que para suspender el justo enojo de vuestro santísimo Hijo, y que no descargue sobre nosotros la justicia, por inobedientes a sus divinos llamamientos y avisos, como Madre de pecadores, que fuiste constituida en el Solio de la Cruz, de continuo estas prevenida, para hacerles reverentes suplicas y librarnos de los castigos que nos merecemos por nuestros pecados, os pedimos y suplicamos Señora, no alcancéis de vuestro santísimo Hijo, el que estemos pronto a abrazar sus llamamientos y avisos, para ser felices en la otra vida. Amen.


DIA NOVENO

¡Oh Dios y Señor Omnipotente! Que por la escala de tanto olor y fragancia que formo María Santísima con sus poderoso ruegos, hiciste descender sin dilación alguna a vuestro Unigénito Hijo, a hacerse hombre en su vientre virginal, así Señor, os dignasteis por la súplica de los moradores de la Ciudad de San Miguel, el que hallaron en las riberas del Mar del Sur, una bellísima Imagen de vuestra Santísima Madre, sin que las adversidades del naufragio le hubieran desfigurado los tamaños de su hermosura; antes bien, los golpes que padeció de los herejes, que niegan el uso y veneración de las imágenes de los santos, le aumentaron más su belleza, entrando a tomar posesión de dicha ciudad, el día en que la Madre Iglesia, la Presentación al Templo de vuestra Santísima Madre, juraronla con el título de la Paz, la misma ciudad, tanto porque en aquel tiempo surcaban en estos mares del Sur, los piratas, enemigos de nuestra religión católica, cuanto porque en todas las tempestades de fuego de volcán, y de movimientos de tierra, imploran y experimentan los moradores de dicha ciudad su patrocinio. Por tanto, os pedimos y suplicamos Señor, poniendo de intercesora a nuestra Santísima Madre de la Paz, el aumento de nuestra Santa Fe católica, la destrucción de las herejías, la paz en nuestros gobernantes, descanso a las almas del purgatorio, reducción de los pecadores, salud a los enfermos, consuelo a los afligidos, socorro a los desvalidos, y mediante vuestros favores, consigamos ir a gozaros eternamente en la gloria. Amen.
Se rezan 9 aves Marías y la oración siguiente:

ORACIÓN

¡Oh Santísima Virgen María! Que por más que aclamaron los antiguos Padres del cielo, porque viniera el redentor del mundo, no lo consiguieron hasta que Vos, Señora, orasteis al Padre Eterno, para que enviara a su Unigénito Hijo, quien obligado de vuestras suplicas, envió un ángel con la embajada, y al consentir Vos Señora, con ella, por aquellas palabras: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra” al punto el Verbo Divino se hizo hombre en vuestras virginales entrañas, y habito entre los hombres. Os pedimos y suplicamos Señora, que, así como nos concedió vuestro Santísimo Hijo, el hallar vuestra imagen en las riveras del Mar del Sur, como escudo fuerte para nuestra defensa, así nos conceda el que aceptemos a pedir socorros para apartarnos de todas las ocasiones de pecar, y conseguir la gracia para gozaros por eternidades en la gloria. Amen.





DIA VEINTIUNOCONSAGRADO A NUESTRA SEÑORA DE LA PAZ

Compuesto por el Excmo. Mons. Juan Antonio Dueñas y Argumedo, Primer Obispo de San Miguel de la Frontera en 1928 y reeditado por orden del Excmo. Mons. Miguel Ángel Machado en 1989.

Ante la Imagen de la Santísima Virgen de la Paz, encendidas dos velas en su altar, y devotamente arrodillados, se hará el piadoso ejercicio en la forma siguiente:

ACTO DE CONTRICIÓN

Dulcísimo Jesús, Redentor de nuestras almas, vednos aquí postrados ante vuestro divino acatamiento, creemos y confesamos que estáis real, verdadera y substancialmente presente en el Sacramento de vuestro amor, la Divina Eucaristía, os adoramos con todas las veras de nuestro corazón. Confiados en vuestra bondad infinita, venimos con humildad a vuestras plantas, como María Magdalena, confusos y arrepentidos a verter nuestras lágrimas de pesar y dolor de haberos ofendido, con firme propósito de enmienda de nuestros pecados, y de no exponernos jamás a las ocasiones y peligros de volveros a cometer, ayudados de vuestra divina gracia. Pésame Señor, en el alma de haberos ofendido; piedad y misericordia de nosotros ¡piedad y perdón! Nos acogemos al bondadoso patronato de vuestra Inmaculada Madre, nuestra dulcísima Reina de la Paz, pidiéndole interceda por nosotros, porque queremos ser buenos, amaros con todo nuestro ser, y santificarnos para poseeros en el cielo. Amen.

¡Oh Jesús en el Santísimo Sacramento tened misericordia de nosotros! (3 veces)

DEPRECACIONES

I

Augustísima Reina de la Paz, Hija de Dios Padre, por el privilegio incomparable de vuestra concepción inmaculada, avivad y conservad en nuestras almas la santa virtud de la fe, ilustrando nuestras mentes; para que sepamos creer con docilidad y sencillez todos los dogmas de nuestra sacrosanta religión, y todas las enseñanzas evangélicas de nuestra santa Madre Iglesia, Católica, Apostólica y Romana, regida por el Soberano Pontífice, Obispos y Párrocos. Aumentad en nosotros la fe en Cristo Redentor, en el Santísimo y Augustísimo Sacramento, en la Divina Providencia, en vuestra maternal intercesión de Omnipotencia Suplicante, y de corazón toda ternura y toda bondad. Que el signo de la fe sea nuestro distintivo en todos los actos de nuestra vida, confesando sin ningún respeto humano a Nuestro Señor Jesucristo con nuestros labios y con nuestro corazón.

¡Reina de la Paz! Por la Omnipotencia que el Eterno Padre os participo bendecidnos y no permitáis muramos en desgracia.

Dios te salve, reina y madre de misericordia…

II

Augustísima Reina de la Paz, Madre de Dios Hijo, por el privilegio incomparable de vuestra Concepción Inmaculada, arraigad en nuestras almas la virtud santa de la esperanza. Vos sois Señora, vida, dulzura y esperanza nuestra. En nuestras penas, en nuestros importunios, en nuestros pesaros, en nuestras amarguras, en las envidias y calumnias, en las dificultades de la familia, en nuestras enfermedades, tristezas y dolores… pero especialmente en la hora de nuestra muerte, sed nuestra consoladora, sed nuestra madre de la santa esperanza.

¡Reina Santísima de la Paz! Por la sabiduría que el Divino Verbo os infundio, bendecidnos y no permitáis muramos en desgracia de pecado mortal.

Dios te salve, reina y madre de misericordia…


III

Augustísima Reina de la Paz¸ Esposa de Dios Espíritu Santo, por el privilegio incomparable de vuestra Concepción Inmaculada, incendiad nuestros corazones en la llama de la santa caridad, que inflama vuestro purísimo corazón. Queremos amar a Nuestro Señor Jesucristo, con todo nuestro ser, como el merece ser amado. Fuego de caridad ha traído el a la tierra, y que ha de querer, sino que arda.  Que reine en nuestros corazones, que reine en nuestro hogar, que reine en nuestras familias, que reine en nuestra sociedad, que reine en nuestra Patria, Madre del Amor Hermoso, enseñadnos a amar al Príncipe del Amor, Nuestro Señor Jesucristo.

Reina Santísima de la Paz, por la caridad y misericordia que el Espíritu Santo os revistió, bendecidnos y no permitáis muramos en pecado mortal.

Dios te salve, reina y madre de misericordia…


(Se pide la gracia que se desea alcanzar)

¡Reina de la Paz, rogad por nosotros y por nuestras familias!
¡Reina de la Paz, rogad por nosotros y por nuestra sociedad!
¡Reina de la Paz, rogad por nosotros y por nuestra Patria!


ORACIÓN FINAL

Santísima Virgen, Augusta Reina, alcanzadme de vuestro Divino Hijo aquella paz que dejo en herencia a sus discípulos, y que el mundo no conoce, porque solo habita en las almas santificadas por la gracia: Haced que tenga paz con Dios, por mi fidelidad en guardar su ley, con mis superiores por mi sumisión, obediencia y respeto, con mis iguales por la mansedumbre, paciencia y caridad, conmigo mismo, por practica de todas las virtudes. Haced participante de ella a mi familia, a mis amigos, y a todos los humanos, y alcanzadnos la gracia de vivir aquí en la tranquilidad de la inocencia, para que merezcamos algún día, gozar de aquella otra paz dichosa que poseen los bienaventurados en el cielo. Amen.  



LAUS DEUS





































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