jueves, 19 de julio de 2018

OCTAVARIO A SAN IGNACIO DE LOYOLA






OCTAVARIO A SAN IGNACIO DE LOYOLA


ACTO DE CONTRICIÓN
Señor y Dios mío Jesucristo, Criador y Redentor mío, en quien creo, en quien espero, y a quien amo sobre todas las cosas; por vuestra infinita bondad me pesa de haberos ofendido, y propongo, ayudado de vuestra gracia, de enmendarme, y confesar mis pecados; y espero en vuestra bondad y misericordia infinita me los perdonaréis, por los merecimientos de vuestra preciosísima sangre. Amen.



DIA PRIMERO
Señor y Dios mío todo poderoso, que sin merecimientos míos me criasteis, para que en esta vida os ame y sirva, y después os goce por toda la eternidad: por los merecimientos de vuestra purísima Madre, y de vuestro siervo y protector mío San Ignacio, os suplico me deis gracia para elegir los medios, que me han de conducir a tan alto fin, y me concedáis el favor que os pido en esta Octava, si ha de ser para mayor gloria vuestra y bien de mi alma. Amen.



ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Glorioso San Ignacio de Loyola, Fundador de la Compañía de Jesús, a quien Dios enriqueció de gracias y merecimientos, y llenó de espíritu apostólico, y de una ardentísima caridad para con su Majestad, y para con los hombres, a los cuales procurasteis alumbrar con los rayos de la verdad, abrasar en las llamas del divino amor, y llevar por el camino de la santidad a la eterna bienaventuranza: ruegos que me alcancéis con vuestra poderosa intercesión de mi Señor Jesucristo gracia para guardar perfectamente sus santos mandamientos, para cumplir con las obligaciones de mi estado, y perseverar hasta la muerte en su santo servicio. No desechéis, protector mío Santísimo, los ruegos de este devoto siervo vuestro; antes bien inclinad vuestros oídos a mis peticiones, y si ha de ser para mayor gloria de Dios, y bien de mi alma, que yo consiga lo que deseo y pido en esta Octava; suplicoos, padre mío amantísimo, intercedáis eficazmente por mí, y roguéis también a la purísima Madre de Dios, a todos los Santos y Ángeles del cielo, para que se dignen juntamente con Vos de ser mis intercesores delante la Santísima y altísima Trinidad, que sea bendita y glorificada con Jesucristo Redentor mío, por todos los siglos de los siglos. Amen.




DIA SEGUNDO
Señor y Dios mío, que a vista de tantas culpas me sufrís, habiendo arrojado del cielo al infierno los ángeles, y del paraíso a las miserias de este mundo a nuestros primeros padres, con todos sus descendientes, y condenado a muchos con un solo pecado mortal a una eternidad de penas; por los merecimientos de vuestra Madre santísima, y de vuestro siervo y protector mío San Ignacio, os suplico me deis gracia para llorar mis culpas, como me la dais para conocer .la fealdad de ellas, concediéndome juntamente la merced que os pido, si ha de ser para mayor gloria vuestra y bien de mi alma. Amen.



TERCERO DIA
Señor y Dios mío, que por sola vuestra bondad no habéis permitido, que las criaturas todas vueltas contra mi castigasen, como merecía, a esta vilísima criatura, que ofendió a su Criador, este miserable es clavo, que cuanto es de su parte dió, con sus pecados, la muerte a su Señor: por la preciosísima sangre de Jesús, y merecimientos de su santísima Madre, y de vuestro siervo y protector mío San Ignacio, os suplico me deis gracia para que arrepentido de las culpas, que hasta ahora he cometido contra vuestra Divina Majestad, muera antes que vuelva a ofenderos, y merezca alcanzar la merced, que os pido, si fuere de mayor gloria vuestra y bien de mi alma. Amen.



CUARTO DIA
Señor y Dios mío, que con altísima Providencia ordenasteis, que siendo infalible el morir, ignorásemos el lugar y hora de nuestra muerte, para que en todo lugar y tiempo viésemos como quien ha de morir: por las preciosas muertes de vuestro santísimo Hijo, y su Purísima Madre, y de vuestro siervo y protector mío San Ignacio, os suplico me deis gracia para vivir como quisiera haber vivido en la hora de mi muerte, y que en ella me asistáis contra las asechanzas de mis enemigos, y ahora me concedáis la merced que os pido, si ha de ser para mayor gloria vuestra y bien de mi alma. Amen.



QUINTO DIA
Señor y Dios mío, que en el día riguroso del juicio final habéis de poner a vuestra diestra los escogidos para salvarles, porque caminaron por la senda de vuestros Mandamientos; y a los malos a la siniestra, para condenarlos, porque no guardaron vuestras santísimas leyes: por los merecimientos de vuestra Madre Santísima, y de vuestro siervo y protector mío San Ignacio, os suplico me deis gracia para vivir de suerte, que cuando llegare aquel tremendo día, merezca estar a vuestra divina diestra y recibir aquella favorable sentencia: Venid benditos de mi Padre, a poseer el reino, que os está aparejado. Y ahora me concedáis el favor, que os pido, si ha de ser para mayor gloria vuestra y bien de mi alma. Amen.




SEXTO DIA
Señor y Dios mío, que para ensalzamiento de vuestra justicia habéis dispuesto la eterna cárcel del infierno, donde lo transgresores de. vuestra santísima ley, privados de vuestra presencia, atormentados del gusano roedor de sus conciencias, y afligidos con crueles tormentos en todos los sentidos y potencias, paguen por toda una eternidad el castigo merecido de su atrevimiento; por la sangre preciosa de Jesús y méritos de su Santísima Madre, y de vuestro siervo y protector mío San Ignacio, os suplico me concedáis vuestro santo temor, con que húyale de ofenderos, y me anime a serviros todos los días de mi vida, y me hagáis juntamente la merced que os pido, si fuere para mayor gloria vuestra y bien de mi alma. Amen.




SÉPTIMO DIA
Señor. y Dios mío, que para premio de vuestros escogidos aparejasteis en el cielo un reino glorioso, donde gocen con los Ángeles y Serafines de vuestra bienaventurada vista, con seguridad de nunca perderla: por la preciosísima sangre de Jesús y méritos de su Santísima Madre, y de todos los Ángeles y Bienaventurados, singularmente de Vuestro siervo y protector mío San Ignacio, os suplico que pues solo el pecado mortal puede privarme de tanta dicha, me deis gracia para conocer su malicia, y huir de él, más que del mismo infierno, para. que de esta suerte merezca vivir y reinar con vos por toda una eternidad; y si fuere de vuestro mayor gusto y gloria, os ruego me concedáis la merced que os pido en esta Octavar. Amen.



OCTAVO DIA
Señor y Dios mío, que para gloria de vuestro nombre, columna de la fe, espejo de toda virtud, y alivio de los atribulados, pusisteis en vuestra Iglesia al glorioso Patriarca San Ignacio de Loyola, mudándole como a otro Pablo de capitán del mundo en soldado vuestro, y regalándole por toda su vida, y singularmente en los ocho días de su maravilloso Rapto, con los secretos y dulzuras de vuestra gloria: por los merecimientos de vuestra Madre santísima, y de vuestro siervo y protector mío San Ignacio, os suplico que encendáis mi corazón en un ardentísimo deseo de seguir sus pasos, imitar sus virtudes, y buscar siempre vuestra mayor gloria, como mi Santo lo hacía para que de esta suerte consiga ahora la merced que os pido y merezca gozar después de vuestra presencia, en compañía de mi santo y protector, por toda una eternidad. Amen.





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