NOCHE TRISTE DEL APOSENTO
Juntas
todas las personas que han de ejercitarse en esta Santa devoción, y habiéndose
persignado, dirá en voz alta, y con pausa proporcionada el que tuviere de leer
los ofrecimientos, el siguiente:
ACTO DE CONTRICCIÓN
¡Oh
bondad infinita! Amable principio mío, mi Jesús, mi Señor, mi Dueño, mi Redentor,
y Padre mío, por tantos títulos mío, cuantos son los que voz, bien eterno de
las almas firmasteis con vuestra preciosa sangre, para que yo fuese vuestro. ¿Quién
podrá bastantemente llorar mis miserias? ¿Quién podrá Señor cernir tal porfía
en mi para perderme, y en voz para perdonarme? ¿Que os ha movido Dios mío, para
usar conmigo tantas misericordias? ¿Os movieron acaso mis miserias, sobre
cuantas se han cometido desde el principio del mundo? ¿Qué amor corresponderá a
vuestro amoroso perdonar? Oh Santos penitentes, contritos y doloridos, que,
habéis llorado perfectamente vuestras culpas, dadme lagrimes para llorar mis
pecados. Pero, Señor, redentor mío, a voz apelo, basta una gota de sangre, o del
sudor de vuestras fatigas para consumir el fuego de mis pasiones. Pésame,
Señor, de haberos ofendido: pésame, Padre mío, de haberos agraviado, yo propongo
firmemente no ofenderos más: no más pecar; dueño amoroso, permitidme llorar de
tal manera, que merezca verme lavado con el agua del dolor, para que así limpio
en esta vida, merezca ir a adoraros en la eterna Amén.
ORACIÓN PREPARATORIA
Santísima
Trinidad, Dios Padre, Dios Hijo, y Dios Espíritu Santo, tres Personas
distintas, y un solo Dios verdadero, ante vuestro divino acatamiento se postra,
y arroja humilde la más vil de vuestras criaturas: bien conozco, Dios mío, que mis
muchas ingratitudes me hacen indigno, mas también conozco, que la que de mi
parte no hay mérito alguno para estar a vuestra vista, valdrán por mí los
infinitos méritos de la Sagrada Vida, Pasión, y Muerte de mi Señor Jesucristo,
los de mi Señora la Virgen María, el amor y
méritos
de mi Señor San José, la gloria que os dan mi Ángel Custodio, los siete
Príncipes asistentes a vuestro Trono, los Santos del Cielo, y Justos de la
tierra, entre los cuales indignamente asisto. ¿Quién soy yo Dios mío, para
tener tan santa compañía, cuando con tanto arrojo os he ofendido? Mas si es
vuestro gusto, hágase vuestra Santísima voluntad. Os doy gracias por los
beneficios hasta aquí recibidos, y en petición particular os pido me deis vuestra
divina luz, y gracia para considerar los tormentos, que padeció vuestro
Santísimo Hijo mí Señor Jesucristo esta funesta noche. Y en petición común os
pido lo mismo para todos mis prójimos, que se ocupan en el santo ejercicio de
la Oración, espero, Señor, alcanzar esta gracia. Amén.
Triste la noche zozobra
en sombras, y el hemisferio
da al través, y no ya soplos
gemidos respira el viento;
Si en lo obscuro de esta noche.
Os coloco mi desgracia,
dadme la luz de la gracia,
que en desbravio desbroche.
En amor profundo, fundo,
de desagraviarte, arte,
que fía que se aparte, parte
al lugar inmundo, mundo.
Amantísimo
Jesús mío, espejo clarísimo y sin mancha, viva Imagen del Eterno Padre, ya que
por mi amor os habéis humillado tanto, que vuestra venerable persona llegó a
serajada de los hombres más viles, hasta arrojaros en este inmundo sótano, permitidme
haceros compañía este corto rato con las lágrimas de mis ojos, ahí me quiero
estar, Señor, hay que no con la pureza de los Andeles, que confusos os
acompañan, siquiera entre las asquerosas sabandijas, que os atormentan, pues he
sido yo quien más que todas las sabandijas pecadoras, os he ofendido. ¿Pero qué
es esto, que atiende mi respecto? ¿Qué obscuridad es esta? ¿No sois Vos Señor,
el resplandeciente Sol de Justicia? ¿Pues como os hallo en estas lobregueces? ¿Quién
os ha puesto Padre mío, en lugar tan indecente? Para cuando se fabricó aquel
misterioso Candelero lleno de luces para, que os alumbrará, sino para añorar pues
quien os ha abatido a este sumo desprecio, ¿sino las confusas tinieblas de mi
ignorancia? ¿Como no ciegan mis ojos en perpetuo llanto, de veros en tanta
obscuridad? Ay Señor! ay amor mío, luz de mis ojos, recibid en desagravio la
luz de la fe católica, que profesé en la Sagrada Fuente del Bautismo, y desterrar
de todos los herejes las tinieblas de sus errores, dadles luz, y conocimiento de
las verdades católicas, y a todos nosotros la luz del conocimiento de nuestra
miseria, para que os agrademos, y desagraviemos.
Dadnos licencia, Señor,
para que esta noche triste
podamos llorar la pena,
que en vuestro fiel pecho asiste.
Purificad nuestros labios,
para que así glorifiquen
vuestro Señor, que es inmutable,
vuestra paciencia invencible.
PRIMER MISTERIO
Se reza un Padre nuestro, diez Ave Marías,
y dicho Gloria Patri, con las postraciones dichas, se barre y riega delante del
Señor con aguas de olor, en honra del llanto de mi Señor.
El llanto, y dolor porfían
cual más grande compitiendo
sin ceder jamás alguno,
cualesquiera veces en su extremo.
Sean aguas, y de olor
del desagravio el abrigo,
sí vuestro llanto, a un amigo
supo librar del fétor.
OFRECIMIENTO
Potente,
y hermosa fuente de la vida, espejo sin mancha, y cristalino: ¿cómo no muero de
sentimiento, cuando advierto a la misma pureza por esencia en el asqueroso
lodazal de esta bartolina? Vos, Padre amantísimo, para librar a los hombres de
la eterna cárcel del Infierno, ¿tan abatido en este sótano? ¿Qué lodo es este
en que os miro, amoroso dueño de mi alma, sino mi mala conciencia? ¿Y por esto
vuestros hermosísimos ojos vierten copiosas lágrimas? ¡Oh preciosas perlas, que
así os derramáis en esta sentina! Quien tuviera copiosas lágrimas de verdadera contrición,
para limpiar mi conciencia sucia, que os atormenta. Recibid, Señor la
contrición, y lágrimas de los Santos Penitentes y por el infinito amor, con que
padecisteis este ultraje, os suplico nos concedáis verdadero dolor, y llanto de
nuestras culpas, para que así os agrademos, y desagraviemos. Amen.
SEGUNDO MISTERIO
un Padre nuestro y diez Ave Marías, se ofrecen
flores desojadas en desagravio de las asquerosas basuras.
Si con inmundicias tantas
te ofenden los pecadores,
desagrávienle las flores,
que ofrecemos a tus plantas.
Las flores de las virtudes,
y el buen olor, que desprenden,
desagravien lo que ofenden
a Dios mis ingratitudes.
OFRECIMIENTO
Flor
hermosísima del campo, graciosa azucena de los valles, acardenalado lirio de mi
vida, que ultraje es este, ¿que admiro en tu grandeza? Tú jazmín peregrino, y
mirasol bellísimo arrojado entre las asquerosas basuras, ¿y telarañas de esta
sentina? ¿Es por ventura este el ameno jardín á que te convida tu esposa el
alma santa? Me parece que no, y si lo es, ¿cómo se hm convertido sus flores en
las sucias basaras de este sótano? Quien lo ha convertido en abominable esterquilino,
sino yo que, en lugar de florecer hermosas violetas de virtudes, vistosas
amapolas de penitencia, y doloridos jacintos de contrición, ¿he convertido los
dones sobrenaturales, que disteis, en asquerosas basuras de culpas con que os
que he ofendido? Oh Jesús mío, cómo me puedo mantener sin morir en el rincón,
que me permitisteis en triste calabozo, á vista de las feas escorias de mis
culpas? ¿Que haré en desagravio de este ultraje? Me saldré de las admirables
virtudes de vuestra afligidísima Madre, y demás Cortesanos del Cielo, que son vistosas
flores, que os agradan. Recibirlas, Padre mío, en desagravio de este desprecio,
y concedednos el ejercicio de las virtudes y gracia para hacer un exacto examen
de mi conciencia para limpiarme mediante una buena confesión, que os agrade y desagravie.
Amen.
TERCER MISTERIO
un Padre nuestro y diez Ave Marías, se
ofrecen unos perfumadores en desagravio de los tormentos de Nuestro Salvador
Si el fétor, que es un ajeno
de este olfato, os agravió,
ya hijo vuestro ofrezco yo
sahumerios de un capolleno.
Las flores de las virtudes,
y el buen olor, que despiden,
desagravien lo que ofenden
á Dios mis ingratitudes.
OFRECIMIENTO
Suavidad
de la gloria, olor celestial, con cuya fragancia se pasman las espirituales
inteligencias, ¿suavísimo Jesús del alma mía, que hediondez tan pestilente es
la que vuestro olfato así lastima? ¿No sois Vos, Señor, el esposo celebrado,
cuya fragancia llevaba tras si las atenciones todas de la esposa? Si: ¿Pues
como ahora os miro en esta tan abominables fetóres? ¿Que eredor es este que os
atormenta? ¿Que ha de ser, sino la hediondez de mis vicios, con que he
escandalizado a mis prójimos? Ay, dueño mío, y como conozco
ahora
lo mucho, que atosigan mis pecados! ¿que haré en desagravió de mis muchos
defectos? Supla por mi tibieza el buen ejemplo de los Santos, que como con suave
olor excitaron a sus prójimos con sus virtudes, parí que arrepentidos de sus
culpas os agraden. Comprimid, Piadosísimo Padre, a los que como con el
mal ejemplo escandalisandándonos á todo verdadero conocimiento de nuestra miseria,
para que observados vuestros preceptos os agrademos, y desagraviemos. Amen.
CUARTO MISTERIO
en desagravio de las prisiones se ofrecen
unos ramilletes.
Que asombro, que Dios se mire
de los hombres prionero,
y en todo, menos de culpas,
que libres se hallaron ellos,
Mis virtudes religadas,
como azesitos de flores,
desagravien los rigores
de estas cadenas pesadas.
OFRECIMIENTO
Fuertísimo
Señor de los ejércitos, imán que aprisionas voluntades, invencible, ¿y divino
Sansón, que es esto? Donde está la admirable tuerza de vuestro brazo, ¿qué tan
tiranamente os miro aprisionado? Quienes fueron los crueles Filisteos, ¿qué tan
cruelmente os ataron? Quienes habían de ser, sino los cordeles de Adán, las
sogas del amor, y las cadenas de mis culpas, que os han aprisionado. Yo he sido
la infiel esposa, que como ingrata Dalida os
entregué
a los Filisteos de mis apetitos. Yo os aprisioné, dueño mío, con mis pecados,
que eslabonándose unos a otros, se multiplican para atormentaros. Pues, Señor aquí
estoy arrinconado en este sótano, castigadme, Soberano Jesús, pues lo he sido
el homicida de un Dios Hombre. Que haré en desagravio de esta, traición, sino
ofreceros la unión de los fieles, que os agradan, junta con las prisiones, y
tormentos de los Sumos Mártires. Yo os suplico aprisionado dueño de mi alma, rompáis
las cadenas de los cautivos fieles, y deshaced las prisiones de nuestros pecados
para que libres por la gracia os agrademos y desagraviemos Amen.
QUINTO MISTERIO
en desagravio de la dureza del peñasco, a que
ataron al Señor, se ofrece agua de azahar.
Cuando las peñas más duras
su dureza depuso,
á lo duro de un peñasco
ataron al Rey del Cielo.
Pues si azares mi dureza
os da con su obstinación,
bien es que la devoción
torne el azar en fineza.
OFRECIMIENTO
Prodigiosísima
Columna del Desierto dulcísimo Jesús del alma mía, que mutación es esta tan extraña?
¿Dónde está la blandura, y apacibilidad con que en forma de nube se templan los
ardores del sol? ¿Como os miro ahora, en la lobreguez de este Calabozo,
tiranamente atado a la dureza de este peñasco? Parece, Señor que ha trasladado a
Vos su Ser insensible, pues con ánimo quieto solo pensáis pensamientos de paz,
y no de aflicción. Ay, Jesús mío que dureza es esta á que os han aprisionado, sino
la dureza de mi corazón, pues llamándome Vos con tantos auxilios, no
correspondo á vuestras inspiraciones. Que liaré en desagravio de esta ofensa,
sino deshacer
mi
pecho en perpetuo llanto, pidiéndoos perdón arrepentido? Ablandad, pues, Padre
amorosísimo mi dureza, y por el' amor con que padecisteis esta ignorancia, os
suplico ablandéis la dureza de todos los que obstinados se mantienen en la
perniciosa ocasión de vuestras ofensas, para que arrepentidos todos nos
pongamos en vuestra amistad, y gracia. Amen.
SEXTO MISTERIO
en desagravio de los ultrajes, silvas,
mofas y blasfemias de los judíos, se ofrecen unas cazolejas.
Con Dios juegan, y de herirle
hacen entretenimiento:
que será al furor, y al odio
la rabia, que sirve al juego?
Cuando os agravia el Sayón
con blasfemias insolente
ofrezca el amor ardiente
Cazoleja el corazón.
OFEECIMENTO
Amoroso
fuego, que me enciendes, caridad ardiente, que me inflamas; ¿ardor divino, que
me abrasas, que es esto? Dos fuegos atiendo en este sitio, uno el de vuestro
ardiente amor, otro el voraz incendio del odio de vuestros enemigos, que os han
puesto por el objeto de los escarnios, mofas, blasfemias, y vilipendios, ¡Ay! ¿Esposo
de mi alma, que se han hecho aquellos alegres motetes de alabanza? ¿Como yo
escucho aquel misterioso Trisagio, Santo, Santo, Santo? Oh como la malicia, y
furor lo ha convertido en risadas, ¡y desacatos! Vos Rey de la Gloria, queréis
sufrir por mis pecados
tantos
tormentos? ¿Tantos baldones, Señor? ¿Tantas bofetadas, y salivas? Mas duro soy,
que el diamante, pues no muero aquí. de sentimiento. Recibid mi desagravio de
la voraz lama del odio ele vuestros enemigos la calidad, y celo de los varones
apostólicos, que soliciten la conversión de los pecadores,
y
dad a los Venerables Sacerdotes ardiente celo de la salvación de las almas, y a
todos dadnos un ardiente amor vuestro, para agradaros y desagraviaros, Amen.
SÉPTIMO MISTERIO
en desagravio del andrajo con que a
nuestro Salvador le vendaron sus bellísimos ojos se ofrece Incienso.
Acábense los enojos,
no a mis culpas atendáis,
sí por ellas os vendáis,
con esta venda los ojos.
De incienso aquestos despojos
os ofrezco por la ofensa,
miradme ya en mi defensa
sin esta venda en los ojos.
OFRECIMIENTO
Bellísimo
imán de mis afectos, ¿hermosura que cautivas voluntades, que eclipse es el que
padecen los dos brillantes soles de vuestros ojos? No es menester, Señor, para que yo crea; que
sois el verdadero amor, que os disfracéis en Sagrado Cupido, cubriendo vuestros
luceros con este despreciable andrajo de la malicia. Bastan las amorosas saetas
con que me haber herido. Si os cubrís ¡os ojos para no ver mis iniquidades, que
puedo yo
hacer,
que se esconda a vuestra vista? Si es para enseñarme a llorar sirviéndoos de
paño de lágrimas este andrajo, ya las lloro, lucero de mis ojos; con verdadero
dolor de haberos agraviado. Recibid, belleza de los Cielos, en desagravio de
este desprecio, la fervorosa Oración de vuestros escogidos, y por la
mansedumbre con que lo sufristeis, os suplico dueño amoroso, quitéis el feo velo
de la vergüenza a los que por ella callan sus pecados en la Confesión, y abrid
los ojos del conocimiento a los infieles, y herejes, para pie salgan de sus errores,
y a todos nosotros quitadnos la venda del ensaño, para que Sigamos la recta
vereda de vuestros preceptos, y que os agrademos en todo, y os desagraviemos.
Amen.
Jesús, tú por mi afrentado?
En calabozo abatido?
Sin ti, Jesús? YO perdido?
Vivo yo? Tu aprisionado?
Sientolo, Jesús amado,
me pesa, Jesús, me pesa,
amo solo tu belleza,
repruebo la culpa mía:
y á Vos Jesús y María
aplaude mi alma, y confiesa.
Jesús, si los yerros doras
en el pecho, que lastimas
sí muertos Jesús animas,
vidas dando con mejoras,
sea, Jesús a todas horas
mi vida, y mi complacencia
amar, Jesús, tu presencia;
resucítame, Jesús,
y viva tu siervo en cruz
amando la penitencia.
Dígnate
o Benignísimo Jesús, por este tu Santo Nombre Jesús, ser mi Jesús, para que con
tu dulzura me sustente, y arda de tal manera en ti, mi Jesús dulcísimo, mi Jesús
Santísimo, invocando siempre este saludable nombre, Jesús, Jesús, Jesús. Amen.
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