viernes, 5 de marzo de 2021

NOVENA A CRISTO ATADO A LA COLUMNA


DEVOTO NOVENARIO AL SANTISIMO CRISTO ATADO A LA COLUMNA

 

QUE SE VENERA EN LA IGLESIA DE SANTA FE DE RELIGIOSAS DOMINICAS DE ZARAGOZA

Y PARA IMPLORAR EL AUXILIO DIVINO EN LAS PRESENTES NECESIDADES A LUZ SUS DEVOTOS.

 

CON LICENCIA.

 

En Zaragoza, España. Por: Francisco Magallon. Año 1801.

 

MODO DE HACER LA NOVENA.

El que quisiere hacer esta novena, debe ponerse en la presencia de la Imagen del Señor a la Columna, con aquella humildad con que estaría un Reo convicto delante del Juez que le puede condenar en justicia, y con aquella confianza que un hijo tiene en la bondad de su Padre y espera el perdón de sus delitos, como lo  esperó y consiguió el Hijo prodigo. Todo lo es este Señor: es Juez que nos ha de juzgar, y es Redentor y Padre que quiere salvamos a costa de sus azotes y penas, si nosotros llegamos arrepentidos y le pedimos  Misericordia, contemplando su Pasión, y  ponemos en ella toda nuestra esperanza.  Con esta disposición, mírese bien aquella  divina Imagen, y como le pusieron nuestros pecados, que con solo mirarla con  devota atención, ha de quedar compungido  aunque sea piedra su corazón, y así comenzará en el nombre del Señor.

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

ACTO DE CONTRICION

Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.

 


ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Dulcísimo Jesús Redentor mío: postrado humildemente ante vuestra divina presencia, me reconozco indigno de levantar mis  ojos a mirar vuestra divina Imagen tan desfigurada, atormentada y abatida por  mis culpas; pero considerando que ellas  os hicieron bajar del Cielo a la tierra y  padecer tales tormentos, por libertarme de  la esclavitud del pecado y del demonio,  me atrevo a llegar a Vos, con firme esperanza de que no desechareis mis suplicas, pues vos dijisteis: Venid à mi todos  los que trabajáis y estáis cargados, que yo  os aliviaré. Y pues me veis Señor tan cargado de pecados, y de peligros de caer en ellos, muevaos a compasión ver mi miseria, y socorredme con los auxilios de vuestra gracia, para que pueda resistir a mis apetitos y pasiones. Dadme Señor mío verdadera contrición de mis pecados, amor y compasión de vuestras penas y un entrañable deseo de agradaros. Socorredme Señor en las tentaciones, y trabajos de alma y cuerpo, pues son tantas las necesidades, y calamidades temporales, que de solo vos puede venir el remedio, especialmente en la que os pido en esta Novena, si ha de ser para gloria vuestra y bien de mi alma, así os lo suplico Salvador mío que con el Padre y el Espíritu Santo vives y reinas Dios por todos los siglos. Amén. 

 

 

PRIMER DÍA

Oh Amantísimo Salvador mío: Rey de Cielos y Tierra, Juez de vivos y muertos, que os quisisteis poner en manos de Pilatos y que este inicuo Juez os mandara azotar, y entregara los Verdugos más crueles que rabiosamente querían beber vuestra sangre. ¡Oh espejo de hermosura! ¡Oh criador de todo lo que tiene ser! ¡Quien abatió vuestra soberanía y Majestad a ser juzgado en la tierra como el más facineroso y vil esclavo! ¡Qué es esto Dios mío! ¡No bastaba haberos anonadado haciéndoos hombre, que aun queréis ser reputado por el más vil esclavo de los hombres! ¡Oh vanidad y soberbia del mundo, como no tiembla; de presentarte ante este Juez que te condena!   ¡Oh humildad de Dios que a tal precio paga la soberbia del hombre! Dadme a conocer Salvador mío mi vileza y miseria, para que, humillándome delante de vos y de los hombres, consiga después la verdadera gloria con Vos. Amen. 

 

Se rezarán tres Padrenuestros Ave Marías y Gloria Patri en reverencia de los tormentos del Señor al desnudarlo, al atarIo y azotarlo. En seguida se dirán los Gozos y la Oración, etc

 

 

 

GOZOS

Señor: pues con mi maldad

Confieso que os ofendí:

Tened por Vuestra Piedad

Misericordia de mí.

 

A Vos Autor de la vida

Como á esclavo delincuente

Os trata la infame gente

Siendo de Vos deicida:

Y pues la chusma atrevida

Con mofa burla de Ti:

 

A esa Columna os ató

Mas el amor que el cordel

Porque mi culpa cruel

A tanto à un Dios obligó:

Pues tu inocencia pagó

Por lo que yo merecí:

 

La rabia de los Judíos

Pilatos pensó aplacar

Con mandaros azotar

A verdugos tan impíos:

Pues de los azotes ríos

Corrían de sangre allí:

 

Con diabólico furor

Vuestras espaldas herían `

Y Vuestra Sangre vertían

Por el suelo ¡Qué dolor!

Si a tanto exceso el amor

Movió el ver que perecí:

 

Quién al ver Vuestra hermosura

Por mi amor tan afeada

Con azotes lastimada

No llora con amargura!

¡O ceguedad y locura,

Del hombre! ¡Qué frenesí!

 

Con blasfemias insolentes

Las Sayones atrevidos

Herían Vuestros oídos

Con sus lenguas maldicientes

Dulce Jesús! pues consiente:

Ser por mi tratado así:

 

Que vuestra Imagen hablo

Y reprendió à un Caballero,

Se tiene por verdadero

Y que su vida enmendó:

Si tanta gracia debió

Quien iba huyendo de Ti:

 

Hablad, pues, al corazón

De Vuestros finos devotos

Que ofreciendo aquí sus votos

Contemplan Vuestra Pasión:

Dadles el precioso Don

De perseverar así:

 

Con muy especial ternura

Mirad à estas Religiosas

Que como amantes Esposas

Os adoran con FE pura:

Pues su anhelo en Ia clausura

Es de unirse más a Ti:

 

Y todo el Pueblo Cristiano

Que en este Templo os venera

Reciba en la hora postrera

Bendición de Vuestra mano:

Pues como a Juez Soberano

Se postra rendido aquí;

 

 

ANTÍFONA: El castigo de nuestra paz sobre él; y por su llaga fuimos nosotros curados. (Isaías C. 53)

 

V. Cristo Hijo de Dios vivo.

R. Ten piedad de nosotros.

 

OREMOS: Señor Jesucristo, que descendiste del cielo a la tierra del seno del Padre, y derramaste tu preciosa Sangre en remisión de nuestros pecados, te suplicamos humildemente que en el día del juicio podamos escuchar a tu diestra: ven, bendito. Tú que eres Dios, y vives y reina con Dios Padre, en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.

 

 

 

DÍA SEGUNDO

Oh Criador y Redentor mío amabilísimo como pueden mis ojos mirar el furor y desacato con que arrebatan violentamente vuestras sagradas vestiduras para azotaros más a su salvo; y os dejan desnudo a vista de aquella chusma infernal, para ser el blanco de sus mofas y escarnios! Oh Salvador mío! Vos que vestís el Cielo de  Estrellas, la tierra de luz, los árboles y campos de hojas y flores, estáis desnudo y al frio en el atrio de Pilatos. Oh corazón  enamorado de los hombres,  ¡que ingratamente, sois correspondido de ellos! Volved oh Redentor mío vuestra amorosa vista sobre mí, encended mi corazón en vuestro amor y compasión de vuestras penas, para que mirándoos desnudo, me desnude  yo de toda la vanidad y afectos terrenos,  y ponga en solo Vos todo mi amor y agradecimiento, para que así logre el copioso fruto de vuestra redención en el Cielo  donde con el Padre y Espíritu Santo vives y  reinas Dios por todos los siglos. Amén.

 

 

DÍA TERCERO

         Oh Salvador y Redentor mío: como no se estremece mi corazón y se quebranta de dolor, viéndoos desnudo, y que con tanta crueldad atan con fieros cordeles esas  divinas manos de que están pendientes los  Cielos y la tierra! Oh dulce amor mío! no  es el cordel el que os ata, si es el amor  con que queréis satisfacer a la divina justicia por mis culpas, estas son Señor mío  las que os atan  esa Columna para desatarme a mi de la esclavitud del pecado y del demonio. Oh exceso de amor inestimable! Por librar al siervo ingrato y enemigo, tomar sobre si el Señor de la Majestad toda la pena que yo merecía! Oh Piedad y Misericordia infinita! Vos Señor atado con tanta crueldad, por ganarme a mí la libertad de hijo de Dios! Que es esto!  Dios mío! Y tendrá valor este vil gusano para volver las espaldas y ofenderos. Oh Señor y Redentor mío, nunca tal permitáis,  dadme Señor un dolor vehementísimo de mis  culpas y un amor entrañable con que pueda corresponder al infinito amor vuestro, un amor humilde y agradecido, un amor paciente y perseverante hasta el fin. Amén. 

 

 

DÍA CUARTO

Oh Criador y Redentor mío: a que exceso  de abatimiento os condujo el amor de vuestras criaturas! Vos desnudo! Vos atado a esa Columna! Pero ay Señor mío! Que añadiendo a los ultrajes los tormentos, comienzan a descargar con infernal furia los azotes sobre vuestras espaldas, porque sobre ellas fabricaron los pecadores tal cúmulo de iniquidad! Oh Cielos! cómo no caéis  sobre los que cometen tal maldad! Oh Columna dura, cómo no te ablandas con el  contacto de tu Criador! Oh Redentor mío!  Ablandad la dureza de mi corazón, y penetradlo de un vivo dolor de vuestras penas, no se aparten jamás de mi memoria y contrición, estas me fortalezcan para sufrir por amor vuestro todos los trabajos de  esta vida con entera resignación en vuestra  divina voluntad. Sea así Salvador mío que con el Padre y el Espíritu Santo vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.      

 

 

DÍA QUINTO

Oh Salvador y Redentor mío: que pasmados estarían los Serafines que con temblor  os adoraban atado a esa Columna, viendo  que los malvados Sayones arrancaban con  los azotes vuestras delicadísimas carnes. Oh dulce amor mío, como no tiemblo yo y me  estremezco pues soy la causa! Oh cordero  mansísimo! que sufría ser desollado sin  abrir la boca, antes bien compadeciéndoos  de vuestros enemigos, y rogando al Padre  por ellos! Oís sus blasfemias y dicterios insolentes, y calláis con mansedumbre divina! Dadme Redentor mío paciencia para sufrir las injurias y malos tratamientos que se  me ofrecieren, para que imitándoos consiga  por vuestros merecimientos la Gracia y por  ella os acompañe en la Gloria. Amén.

 


DÍA SEXTO

Oh Salvador y Padre mío amabilísimo y única esperanza de los pecadores que arrepentidos se llegan à Vos, contemplando vuestras penas en esa Columna, a ella me acojo como a puerto de seguridad y con firme  Fe y esperanza de que esas llagas de los  azotes han de curar las que el pecado abrió  en mi alma, os suplico Señor mío, me las  deis a conocer, y concedáis un verdadero  arrepentimiento, y eficaz propósito, que me  haga perseverar en vuestro amor y gracia  hasta el fin. Yo os adoro Salvador mío, y de todo mi corazón os doy las más humildes  gracias por haberme redimiclo tan a costa  vuestra. Aquí me tenéis rendido, no me  apartéis ni permitáis que yo me aparte de vos, sino que eternamente cante vuestras  Misericordias en el Cielo. Amén. 

 

 

DÍA SÉPTIMO

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, con esa sangre que corre de vuestro delicadísimo cuerpo! Como puedo miraros sin morir de dolor  Azotes! y  tales azotes sobre las espaldas de Dios! Oh  Paciencia infinita! Que sufre sin despegar sus labios tales tormentos! Oh Maestro mío! que así me enseñáis el camino del Cielo, que es padecer sin consuelo y sin quejarme, pues tengo tan merecidas las penas y trabajos, vengan Señor sobre mi todos los que quisiereis, con la paciencia para sufrirlos, castigadme Señor aquí, para que me perdonéis antes del día de vuestra ira, y consiga por vuestros merecimiento veros por  eternidades en la Gloria. Amén.


 

DÍA OCTAVO

Oh Dulcísimo Salvador mío: que estando atado a esa Columna y con tanta crueldad azotado, mofado y escupido, no volvéis la cara a quien os maltrata, mostrando  que no os negareis al pecador que la mira  para adorarla; con firme confianza me llego a vos, y con profunda humildad os adoro con un corazón agradecido al inestimable precio con queme habéis redimido. Yo  os amo sobre todas las cosas, y firmemente espero en vuestra amorosa Piedad el remedio de todas mis necesidades espirituales;  y las temporales que me sean útiles y provechosas y para más serviros, como las que  os pido en esta Novena, deseando que todo  ceda en gloria vuestra y provecho de mi alma, y las de mis prójimos amigos y enemigos,  para que de todos seáis glorificado. Amén. 

 

 

DÍA NOVENO

Oh Criador y Redentor mío: cuanto sería vuestro dolor, cuando cansados los Verdugos de atormentaros, y temiendo que murierais con los azotes, os desataron, y cubriéndoos con vuestra túnica sobre las llagas vivas, apegándose a ellas se renovaron vuestras penas, este fue el alivio, ¡un tormento tras otro hasta la Cruz! Oh Salvador mío! ¡Como puedo yo apetecer los deleites y regalos que me apartan de vos! No Dios y Señor mío, no permitáis que de nuevo me precipite con ellos, dadme por vuestra  piedad el Don de la perseverancia en el  bien hasta el fin, y por vuestros acerbos  dolores, y agonías mortales de vuestros azotes, os suplico que en mi última agonía no me desamparéis; para aquella hora  os pido especialmente vuestra asistencia, perdón y gracia, y que recibáis mi alma  en las moradas eternas. Amén.


 Colaboración de Carlos Villaman

No hay comentarios:

Publicar un comentario

ANOTACIONES

Al hablar sobre la piedad popular, es referirnos a aquellas devociones que antaño se hacían en nuestros pueblos y nuestras casas, cuando se...