NOVENA EN HONRA DE LA ADMIRABLE PENITENTE SANTA MARÍA EGIPCÍACA, PARA ALCANZAR DE DIOS NUESTRO SEÑOR EL MAYOR BIEN QUE SE PUEDE DESEAR, QUE ES LA CONTRICIÓN DE LOS PECADOS
Dispuesta
por el P. Bachiller Don Francisco Hernández Cerezo de Sosa, dedicada al Sr. Dr.
Don Manuel Ignazio de Gorospe-Irala y Padilla, Prebendado de la Catedral de
Puebla de los Ángeles y Provisor, Gobernador y Vicario General de dicho
Obispado; publicada por el Colegio Real de San Ignacio en 1765, con licencia
eclesiástica.
SONETO
(P.
Fray José Manuel de Saldaña OP, Revisor y expurgador de la Suprema Congregación
del Santo Oficio)
Pecador
infeliz, a quien empeora
El vivir en las culpas obstinado,
Si pretendes salir de tu pecado,
Busca a la Penitente pecadora:
Su
protección consigue quien la implora
Con corazón humilde atribulado,
Y sobre penitente y enmendado,
Alcanza de la gracia la mejora.
No
excuses, perezoso y negligente,
El rezar a la Santa su Novena,
Y verás, que es con ella penitente
Al
que sin ella errante se condena;
Verás cómo se goza eternamente,
Quien debía padecer esta pena.
ADVERTENCIA
Quisiera hacer esta breve exhortación a la devoción de esta Prodigiosa pecadora Santa María Egipcíaca (a quien amo tiernamente) con las más eficaces palabras, pues hay pocos que la conozcan: por lo que he determinado esta breve Novena, siendo su fin principal el alcanzar de Dios nuestro Señor una verdadera contrición de los pecados, que fue en lo que la Santa se empleó en el dilatado curso de su penitente vida, desde que el Señor le dio aquel auxilio en que estuvo vinculada su eterna felicidad. Estoy persuadido que el devoto que la obsequiare la tendrá propicia para conseguir este favor, pues la Santa, como experimentada de lo que es perder a Dios por el pecado, se compadecerá de quien se valiere de su patrocinio, para restaurarle a la gracia de su Divina Majestad alcanzándole el dolor verdadero de los pecados, y que haga una dolorosa confesión de ellos, y así serán los ejercicios de la Novena los siguientes:
El primero para dar principio será un acto de Fe, y ponerse en la presencia de Dios, que le está mirando hasta lo íntimo del corazón, con el cual hará las Oraciones y Deprecaciones asignadas para cada día.
El segundo (con dirección del Confesor), haga algunas obras penales, como son disciplina, ayuno, etc. Y más, que el tiempo lo pide, que es el de la Santa Cuaresma, pues se debe empezar el día veintitrés de marzo, para acabarla antes del día uno de abril, que es el de la Santa; bien que puede hacerle en otro tiempo, según la devoción lo dictare.
El tercero, que se encomiende muy de corazón
a la Santísima Virgen María, quien favoreció a la Santa en su admirable
Conversión, pues mereció que le hablara desde su Imagen, que estaba en la
puerta del Templo del Santo Sepulcro en Jerusalén.
Por
la señal ✠
de la Santa Cruz; de nuestros ✠
enemigos líbranos, Señor ✠
Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠,
y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO
DE CONTRICIÓN
Dulcísimo
JESÚS de mi vida, centro único de mi amor, aquí llego a tus Sagrados Pies
arrepentido de mis enormes culpas, que una y mil veces detesto y aborrezco con
toda mi alma, por ser ofensas contra tu Divina Majestad, con propósito firme de
nunca más cometerlas, y de confesarlas, y cumplir la penitencia que me fuere
impuesta por ellas; y espero en tu infinita misericordia me las perdonarás por
tu preciosísima Pasión y muerte. Amén.
ORACIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS
Admirable
Matrona y Abogada mía Santa María Egipcíaca, yo te suplico el que atiendas a
mis ruegos, empeñándote con la Divina Majestad, para que me conceda por tu
intercesión un rayo de luz en el entendimiento, para lograr el desengaño de lo
temporal, y poner todo mi cuidado, en lo que me resta de vida, en asegurar lo
eterno, que así lo espero de tu piadosa intercesión. Amén.
DÍA
PRIMERO
ORACIÓN
Oh
Penitentísima Abogada mía Santa María Egipcíaca, que favorecida de Dios tuviste
el conocimiento de lo transitorio del mundo tan vivo, que desengañada y
fervorosa emprendiste hacer rigurosa penitencia de tus pecados: Alcánzame Madre
mía, de la Infinita Misericordia semejante auxilio, para que yo te pueda
imitar, haciendo verdadera penitencia de mis pecados, para que después de esta
mortal vida vaya a acompañarte en la Gloria. Amén.
Ahora
rezarás tres Padre nuestros, con Ave María y Gloria, en honor de la Pasión de
Jesús.
ORACIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS
Prodigiosa
Anacoreta Santa María Egipcíaca, yo te ofrezco estas oraciones en memoria de la
Pasión y muerte de JESÚS nuestro Redentor, que fue el blanco de tus afectos en
la amarga penitencia que hiciste en los desiertos, y te suplico encarecidamente
me alcances de su Majestad, lágrimas de verdadera contrición de mis culpas,
para que limpia mi alma de ellas, logre una feliz muerte, y pase en tu compañía
a alabarle en la Gloria. Amén.
JACULATORIA
Dame
un dolor tan ferviente como a tu Egipcíaca amante, y si le he seguido errante,
que le imite Penitente.
Se
terminará con una Salve a la Inmaculada Concepción de María.
Oh
Purísima Reina del Cielo MARÍA, Señora, que usando de tus singulares piedades
favoreciste a tu Sierva Egipcíaca, para que dejando lo relajado y perdido de la
torpe vida que seguía se convirtiera a Dios, te pido, Madre y Consuelo de
pecadores, me asistas en este negocio tan importante, de que pende mi eterna
salvación, convirtiéndome a Dios de todo corazón, pues por tu medio y con tu
amparo espero conseguirlo, imitando a esta dichosa Penitente, para ir a besar
tus Santísimos Pies a la gloria. Amén.
DÍA
SEGUNDO
ORACIÓN
Oh
Penitentísima Abogada mía Santa María Egipcíaca, que teniendo presente que la
muerte es puerta de la eternidad, o dichosa o infeliz, te hizo su memoria
seguir la serie de una vida tan asombrosa en la penitencia: Haz, Madre mía, que
le grabe en mi corazón este conocimiento, con el cual, venciendo mis pasiones,
me disponga a una cristiana muerte. Amén.
DÍA
TERCERO
ORACIÓN
Oh
Penitentísima Abogada mía Santa María Egipcíaca, por aquel estupendo pavor que
concebiste al considerar lo riguroso del Juicio que hace el Divino Juez a las
almas, con el cual animada maceraste tu cuerpo hasta la muerte: Te ruego, Madre
mía, me alcance el que yo viva con este justo temor del Juicio, ajustando mi
vida al arancel de la Ley Santa de Dios. Amén.
DÍA
CUARTO
ORACIÓN
Oh
Penitentísima Abogada mía Santa María Egipcíaca, que horrorizada pensabas en la
sentencia final que el Juez Supremo pronuncia en su rectísimo Tribunal, con lo
cual te deshacías en lágrimas y suspiros: Yo te ruego, Madre mía, me participes
este Santo Temor, para que sepa desenojar con tiempo a Jesús, Juez de vivos y muertos.
Amén.
DÍA
QUINTO
ORACIÓN
Oh
Penitentísima Abogada mía Santa María Egipcíaca, que confusa de los continuos
recuerdos que hiciste de la terribilidad de las penas que padecen los infelices
condenados, en especial la de sentido, te compungiste de modo que no podías articular
palabra sino sollozar: Te ruego, Madre mía, hagas que no eche en olvido lo que
merezco por mis graves culpas, para que sepa avasallar mi carne. Amén.
DÍA
SEXTO
ORACIÓN
Oh
Penitentísima Abogada mía Santa María Egipcíaca, que absorta en la imponderable
pena que los desgraciados condenados padecen, de no tener esperanzas de gozar
el Sumo Bien que es Dios, era tal tu confusión que de día y de noche regabas
con tu sangre la tierra a fuerza de disciplinas: Otórgame, Madre mía, que yo te
pueda imitar con una seria penitencia. Amén.
DÍA
SÉPTIMO
ORACIÓN
Oh
Penitentísima Abogada mía Santa María Egipcíaca, que en lo amargo de tu
mortificación te consolaba el Señor con la dulce memoria de la hermosura de la
celestial Jerusalén, habitación dichosa de los Bienaventurados, que regocijada
te abismaba y suspendía: Alcánzame, Madre mía, alientos para buscar este
escondido tesoro de nuestra mayor felicidad. Amén.
DÍA
OCTAVO
ORACIÓN
Oh
Penitentísima Abogada mía Santa María Egipcíaca, que embelesado tu espíritu en
suaves coloquios de los inalterables bienes que se gozan en aquella Ciudad Triunfante,
enardecida con fervorosos anhelos clamabas incesante a la Divina Misericordia
para conseguirlos: Dama, Madre mía, un desvelo eficaz para tener siempre a la
vista del alma este conocimiento. Amén.
DÍA
NOVENO
ORACIÓN
Oh Penitentísima Abogada mía Santa María Egipcíaca, que llena de admiración en éxtasis prodigiosos con la aprehensión de la eternidad que ha de durar la Gloria, quedabas como insensible, sin permitirle a tu maltratado cuerpo el menor descanso al conocer su interminable duración: Imploro tu favor, Madre mía, en este último día de tu Novena, con los más íntimos afectos de mi corazón, para que logre por tu intercesión la dicha de acompañarte eternamente en el Reino de la Gloria. Amén.
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