martes, 30 de marzo de 2021

QUINCENARIO A NUESTRA SEÑORA DE LOURDES


PIADOSA DEVOCIÓN DE LAS QUINCE VISITAS A NUESTRA SEÑORA DE LOURDES

 

A imitación de lo que hizo santa Bernardita en la gruta de Lourdes, por invitación de la Inmaculada Concepción, en 1858.

 

Para que la devoción a María produzca un verdadero progreso espiritual, se invita a los fieles a:

 

1.     Comulgue, si es posible, todos los días, después de una confesión sincera y cuidadosa.

 

2.     Mantenerse en la presencia de Dios durante los compromisos diarios para que cada acción sea conforme a su voluntad.

 

3.     Realiza las quince visitas, posiblemente sin interrupción, confiando en la bondad de Nuestra Madre María.

 

4.     Rezar una tercera parte del Rosario todos los días ante la imagen de la Santísima Virgen.

 

 

ACTO DE CONTRICIÓN

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, en quien creo, en quien espero y a quien amo sobre todas las cosas; humildemente postrado ante vuestra divina majestad, os pido me perdonéis todas las ofensas e ingratitudes que he cometido contra Vos. Conozco, Señor, que soy indigno de parecer ante vuestra presencia; por lo cual vengo a Vos por medio de vuestra amantísima Madre, a la que ruego interceda por mí, para alcanzarme el perdón de los pecados que yo de corazón aborrezco, y propongo con vuestra gracia no volver a cometer. Amén

 

 

PRIMERA VISITA

ORACIÓN

Virgen Inmaculada, aquí estamos en tu altar, como quieras, para estar en tu compañía y mostrarte nuestro amor. Concédenos la gracia, oh Madre dulcísima, de rezar el Santo Rosario con gran devoción y fervor. Amén.

Se rezan 15 aves Marías.

 

 

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Purísima Reina de los ángeles; Águila real que llegaste a contemplar tan inmediatamente al Sol de increada Justicia, Jesucristo nuestro Señor; Aurora de la eterna luz, vestida siempre de los fulgores de la gracia; Centro del amor divino, donde halló su complacencia la Trinidad Beatísima; Ciudad santa, donde no entró cosa manchada, y fundada sobre los más altos montes de la santidad; Jerusalén celestial, ideada en la misma gloria e iluminada con la claridad de Dios. Por estos títulos de tu Concepción Purísima, te suplico, Reina mía, que cómo Águila real me ampares bajo las alas de tu protección piadosa; como Aurora de la gracia esclarezcas e ilumines con tus fulgores mi alma; como Centro del amor enciendas mi voluntad para que arda en el divino; y que me admitas benigna como a tu fiel morador en la Jerusalén triunfante, de la que eres Reina excelsa. Oye Señora mis ruegos, y por el gran privilegio de tu Concepción en gracia, concédeme fortaleza para vencer mis pasiones, y con especialidad la que más me combate; pues con tu intercesión y con el auxilio de la gracia, propongo emprender la lucha hasta alcanzar la victoria. Por mi Señor Jesucristo que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

 

 

SEGUNDA VISITA

ORACIÓN

Oh María Inmaculada, nos unimos a esos peregrinos que, arrodillados, rezando y alabando tu nombre en la cueva donde apareciste. Concede a nuestro corazón la alegría de amarte ya quienes se alejan de ti, la posibilidad de comprender que eres la Madre de la Misericordia dispuesta a acoger a quienes se refugian en ti. Amén.

 

 

TERCERA VISITA

ORACIÓN

Oh María Inmaculada, nos unimos a esos peregrinos que, arrodillados, rezando y alabando tu nombre en la cueva donde apareciste. Concede a nuestro corazón la alegría de amarte ya quienes se alejan de ti, la posibilidad de comprender que eres la Madre de la Misericordia dispuesta a acoger a quienes se refugian en ti. Amén.

 

 

CUARTA VISITA

ORACIÓN

Oh María, Madre de misericordia, muchas veces hemos ofendido a Dios con nuestras faltas. Ayúdanos a los pecadores a levantarnos de nuestras caídas y guíanos por el camino correcto que conduce a Dios. Obtén para nosotros el perdón de los pecados y la perseverancia en el bien. Amén.

 

 

QUINTA VISITA

ORACIÓN

Oh María Inmaculada, enséñanos a tener una fe firme que no tema amenazas y burlas y un fervor sincero en la oración. Muchos son los que rechazan todo lo sobrenatural, pero tú, oh Virgen, ruega a tu Hijo Jesús que doble nuestra voluntad rebelde y nos des la gracia necesaria para que, sin respeto humano, creamos y aceptemos todo lo que nos ha enseñado. Amén.

 

 

SEXTA VISITA

ORACIÓN

Alabaste, María Inmaculada, que nuestra fe es débil y nuestro amor inconstante. Ven en nuestra ayuda, fortalece nuestra fe, haz que podamos amarte más y que tratemos de poner en práctica lo que nos has enseñado con tu vida humilde y escondida. Amén.

 

 

SÉPTIMA VISITA

ORACIÓN

Virgen Inmaculada, danos el sincero arrepentimiento de nuestros pecados y haz dócil el corazón de quienes nunca quisieron escuchar tu voz. Obtén de tu Hijo Jesús, para aquellos que han reconocido sus pecados y se han humillado, la gracia y la alegría de sentirse amados. Amén.

 

 

OCTAVA VISITA

ORACIÓN

Virgen Inmaculada, tú que conoces nuestro corazón y nuestros deseos, no nos dejes tentar por los placeres demasiado fáciles que nos alejan de ti. Transforma nuestra vida y mantennos alejados de los peligros de este mundo. Danos un corazón sensible y dócil a tu invitación y a tu gracia que tan generosamente esparces con ambas manos. Amén.

 

 

NOVENA VISITA

ORACIÓN

Santísima María de los Dolores, al pie de la Cruz compartiste la pasión y los sufrimientos de tu Hijo y tu alma fue traspasada por una espada cruel. tan grande fue tu amor y el de tu Hijo. Santísima Virgen, muéstranos nuestra miseria cuando no podemos dedicarte un poco de nuestro tiempo. Permítanos sentir dolor por nuestras deficiencias y perseverar en la resolución de no ofenderlo más. Amén.

 

 

DÉCIMA VISITA

ORACIÓN

Virgen Inmaculada, deseamos hacer la Voluntad de Dios, pero nuestra mente está distraída de las cosas terrenales. ayúdanos a aceptar todo de sus manos: la oscuridad de nuestra mente, el cansancio, el sufrimiento, la alegría. Ayúdanos a perseverar en el bien. Amén.

 

 

UNDÉCIMA VISITA

ORACIÓN

María Inmaculada, queremos dar a conocer a todos tu inmensa bondad y llevar a tus pies a los que están lejos de ti. Mueves su corazón, Madre dulcísima, y ​​en tu bondad y misericordia transformas nuestra incapacidad en tanta generosidad y amor, y atraes con el poder de tu corazón a aquellos que son incapaces de olvidarse de sí mismos y de sus miserias para confiar completamente en ti. Amén.

 

 

DUODÉCIMA VISITA

ORACIÓN

María Inmaculada, tú que has sido elevada a la dignidad de Madre de Dios, no te enorgulleciste, pero con profunda humildad exclamaste: “He aquí, soy la esclava del Señor, sé hecha de mí según su palabra”. Enséñanos la virtud de la humildad, haznos entender que somos pobres y que no tenemos nada de qué enorgullecernos, porque todo lo que tenemos, Dios nos lo ha dado gratis. Amén.

 

 

DÉCIMA TERCIA VISITA

ORACIÓN

Virgen Inmaculada, escucha nuestra oración. Cuida nuestra alma y nuestro cuerpo porque eres digno de recibir a tu Hijo Jesús. Presérvanos del pecado y santifícanos con tu gracia, porque podemos decir con el profeta: "Mi corazón está preparado, mi corazón está preparado". Amén.

 

 

DÉCIMA CUARTA VISITA

ORACIÓN

Virgen Inmaculada, Madre de misericordia, que sufriste y amaste con Jesús, concédenos la gracia de acercarnos con fe a la fuente de la vida eterna que nos llega del Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, que murió y resucitó por nuestra salvación. Amén.

 

 

DÉCIMA QUINTA VISITA

ORACIÓN

Virgen Inmaculada, nuestras quince visitas han terminado y te agradecemos las enseñanzas y la luz que has dado a nuestra alma. ayúdanos a ser fieles, a superar las dificultades que surgen para venir a rezar en tu altar. Necesitamos, Madre dulcísima, tu ayuda, tu ejemplo, tu gracia. Cuídanos, mantennos alejados del pecado, enséñanos la virtud, condúcenos a todos de la mano en el camino a la Patria Celestial. Amén.

 

 


 

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