NOVENA
A LA SANTÍSIMA MADRE DE DIOS Y VIRGEN INMACULADA
EN
SU SANTÍSIMA IMAGEN QUE CON EL TÍTULO DE NUESTRA SEÑORA DE LA MACANA SE VENERA
EN EL CONVENTO DE NUESTRO PADRE SAN FRANCISCO DE MÉXICO
Dispuesta
por el R. P. Fr. Felipe Montalvo, Comisario Visitado de la Tercera Orden
Seráfica de dicha ciudad.
Reimpresa
en México, en la imprenta de los Herederos de D. María de Rivera, en la calle
de San Bernardo.
Año
de 1763
MODO
DE HACER ESTA NOVENA
Hecho
con el mayor fervor el posible acto de contrición, que se pone después de la
primera oración, luego rezarás tres salves a la Reina Santísima, como en
desagravio de las injurias que ha recibido de la ceguedad y malicia de los
hombres, después dirás la oración que corresponde a cada día, y se rezarán tres
padres nuestros, aves Marías y glorias, en reverencia de la Augustísima Trinidad,
que elogió y llenó de privilegios y gracias a María Santísima, para que fuese
digno sagrario suyo, y al fin se dirá la oración. Podrás comulgar el día
primero, el quinto y el último, en obsequio de la Trinidad Sacrosanta.
ACTO
DE CONTRICIÓN
Oh,
Señor y Dios mío, confuso por mi ingratitud con que ofendí a la infinita Bondad
vuestra, no me atreviera a levantar los ojos a vuestra clemencia, si no mirar
que vuestra misericordia excede las maldades de todo el mundo. Si atiendes a
mis culpas, no bastan mil infiernos para el castigo que por ellos merezco, pero
si a tu piedad vuelvo los ojos, te hallo crucificado para mi remedio. ¡Oh bondad
infinita, y como te ofendió mi desacato! Si doy, Señor, en tus manos por mis
quiebras, doy en las mismas que me fabricaron, pues no me arrojes de ellas,
sino como autor diestro y poderoso, vuélveme a tu oficina y hazme nuevo. Restituye
amoroso la Imagen propia tuya, que borraron mis culpas. No me mires como a
delincuente, sino como a un necesitado de tu misericordia, pues en ella confío
el perdón de todos mis pecados, que aborrezco y detesto, por ser ofensas tuyas.
Espero de tu infinita bondad, la gracia que necesito para enmendar mis yerros,
como te lo prometo, y para no volver jamás a ofenderte, y vivir y morir en tu
servicio. Amén.
ORACIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS
Purísima
Hija del Eterno Padre, Madre dignísima de Dios Hijo y Esposa dilectísima del
Espíritu Santo, bendita de Dios excelso sobre todas las mujeres del universo, a
quien los Ángeles, los Arcángeles, los Tronos, las Dominaciones, los
Principados, las Potestades, las Virtudes, los Querubines y Serafines, adoran,
sirven, obsequian, bendicen y reverencian, a quienes todos los Santos Patriarcas,
Profetas, Apóstoles, Mártires, Confesores y Vírgenes glorifican y alaban.
Santísima y Dulcísima María, a quien deben los cielos su gloria, su Salvador el
mundo, las gentes su verdadera fe, su fin los vicios, su orden la vida, y su
disciplina las costumbres, a quien la impiedad sacrílega de un bárbaro ofendió
en vuestra Imagen Santísima de la Macana: Yo, amabilísima Señora, aunque el más
indigno de vuestros esclavos y el más tibio de vuestros devotos, os doy y rindo
las alabanzas, el honor y gloria que debo, alegrándome como me alegro, de todas
las adoraciones, alabanzas, bendiciones, honores, cultos y veneraciones que
gozáis en toda la Triunfante y Militante Iglesia, y quisiera, Soberana Señora,
de todo mi corazón y con toda mi alma, que en todo el mundo se aumentaran y
multiplicaran vuestros cultos, y que todos los hombres se empleasen en solo
bendeciros, engrandeceros y alabaros, magnificando en Vos y con Vos a vuestro Criador
y Glorificador Omnipotente. Y porque así lo deseo, y quiero como a vuestro Poder
lo pido para aumento de vuestra gloria y bien de vuestros devotos, detesto,
dulcísima Madre de mi Dios, abomino y repruebo cuanto la bárbara ceguedad de
los hombres y enemigos vuestros, han practicado de agravios, ofensas e injurias
contra vuestra Santidad y dignidad altísima, y si posible fuera el que vertiendo
la sangre de mis venas, y dando la vida en obsequio vuestro, se evitaran todos cuantos
agravios os he hecho, y atentare hacer la perversidad proterva, por obra,
palabra y pensamiento, en cuanto se ofende la Majestad infinita, y que todas
las ofensas vuestras se conviertan en obsequios, cultos y adoraciones de
vuestra soberanía, ofreciera gustoso hasta la última gota de la sangre de mi
corazón, por lo que siente mi alma vuestras injurias, y desea la mayor
veneración de vuestra grandeza y celsitud. Haced pues, Vos, Oh Madre
amabilísima, que nadie se atreva en manera alguna a ofenderos, y que, a todos
los mortales, que son y fueren hasta el fin del mundo, infunda vuestro Divino
Hijo aquel amor y reverencia que os deben los hombres, tan beneficiados de Vos,
para que justamente reconocidos, se dediquen a vuestro obsequio, adorándoos y bendiciéndoos
todos, en todas partes, con todas sus potencias y sentidos, a todos tiempos y
por todos los siglos y eternidades. Amén.
-Aquí
se rezan tres Salves en desagravio de la Santísima Virgen, y después la oración
del día.
DÍA
PRIMERO
ORACIÓN
Sacratísima
Virgen María, cuyo renombre de Señora de la Guía, resplandece, desempeñándose en
vuestra Imagen Santísima de la Macana, porque en ella os dignasteis de acompañar,
dirigir y guiar a los humildes religiosos desde la antigua España hasta el
Nuevo México, concediéndoles en tan dilatados caminos de Mar y tierra, el
destino de sus Apostólicos Misioneros: Recibidme, amorosísima Madre mía, bajo vuestro
amparo, para que guiado de vuestra protección, llegue con seguridad a la feliz
patria de la bienaventuranza. Amén.
-Se
rezan tres Padres nuestros, Aves Marías y Glorias, y luego la siguiente:
ORACIÓN
FINAL
Virgen
Poderosísima y Misericordiosísima Madre de la gracia, por cuyas manos nos
vienen todas cuantas se digna de hacernos y comunicarnos el Soberano Padre de
las Misericordias, y Dios de toda consolación, no miréis Señora mis pecados
como ofensas de la Divina Bondad, sino como miserias, que claman a Vos por su
remedio. Atended, dulcísima y benignísima María, a la vertida Sangre de vuestro
Hijo Santísimo, y haced empeño como refugio que sois de pecadores, de que se
logre en mi el fruto de tan abundante y copiosa Redención, y por aquella
inefable caridad con que el Eterno Padre dio a su Unigénito amado para la
Redención de un tan vil e inútil esclavo, por aquella clemencia, que obligó a
vuestro Santísimo Hijo, a que, tomando sobre sí mis pecados, padeciese sus
tormentos y muerte en satisfacción de mis culpas, obligaos Vos, Señora, a la
salvación de mi alma, siendo la Indulgencia divina la que os obligue a resarcir
los daños que en mi han ocasionado mi fragilidad, mi ignorancia y mi malicia. Y
como Madre que sois de misericordia y gracia, ejecutad lo mismo para con todas las
alas redimidas con el inestimable precio de la Sangre de Jesucristo, consiguiendo
de su infinita bondad, la exaltación de su Santísimo Nombre, la dilatación de
la fe católica, la destrucción de las herejías, la conversión de todos los
infieles y herejes a las verdades evangélicas y dogmas de la Santa Iglesia, la
verdadera contrición de los pecadores y enmienda de sus vidas, la perseverancia
de los justos, los poderosos esfuerzos y los divinos auxilios para los
agonizantes, la gracia de la regeneración para los párvulos, que gimen en la
original desgracia, libertad a los cautivos, salud a los enfermos, consuelo a
los afligido, unión y paz entre los cristianos, aciertos a los soberanos
pontífices y prelados eclesiásticos, y el descanso eterno de las almas del Santo
Purgatorio, pues todo lo que puede la eficacia de vuestra intercesión y las
facultades que para abogar por todos los hombres, os ha franqueado liberalísima
la bondad incomprensible de nuestro gran Dios y Señor, que vive y reina, por
los siglos de los siglos. Amén.
SEGUNDO
DÍA
ORACIÓN
Soberana
Virgen María, cuyo dulce título de la Paz, se descube en vuestra Imagen
Santísima de la Macana, por la paz, que, mediante vuestra protección,
estableció la predicación del Evangelio entre naciones diversas: os suplico
encarecidamente, que, pues hallasteis la paz entre Dios y los hombres, la deis
a mi alma, para que, reconciliada con la Majestad Divina, siempre viva sujeta,
rendida y obediente a sus leyes, hasta llegar a gozarle en la visión de la paz
de su eterna gloria. Amén.
DÍA
TERCERO
ORACIÓN
Poderosísima
Madre y Virgen dulcísima, María, que, en vuestra Imagen de la Macana, os confirmáis
el título admirable de Señora de la Salud, dándola a la niña enferma que se
encomendaba a vuestra clemencia: de vuestra mano espero, Madre piadosísima, que
me concedáis la que necesito de cuerpo y alma, suplicando rendidamente, que sanéis
las graves dolencias de mi espíritu, para que consiga mi alma aquella salud,
que quiso obrar en ella mi Salvador Divino, por medio de su Pasión y Muerte.
Amén.
DÍA
CUARTO
ORACIÓN
Clementísima
Virgen María, que, por medio de vuestra Imagen Santísima de la Macana, descubriste
nuevamente el gran epíteto que gozáis de Señora de la Defensa, por la que
esforzasteis o hicisteis de la Ciudad y Reino del Nuevo México, dando amorosos
avisos para que evitases sus moradores el merecido castigo, a vuestra defensa
me acojo, Madre Clementísima, para que vuestra misericordia me libre de los
castigos que merezco por mis enormes, y muchísimas culpas. Defended mi alma,
Purísima María, de todos sus enemigos, de las ofensas de mi Dios y Señor, y de
la eterna condenación. Amén.
DÍA
QUINTO
ORACIÓN
Dulcísima
y Benignísima María, que, en vuestra Imagen Santísima de la Macana, os
dignasteis de manifestaros Señora del Socorro, por el que diste a los
religiosos que morían a manos de los enemigos de la fe, para que no desmayasen
en la cristiana fortaleza, desde ahora, oh, Virgen Piadosísima, imploro vuestro
socorro, para que en la hora de mi muerte me lo concedáis benigna, pues mediante
él, espero el don divino de la perseverancia en la gracia. ¡Oh, María! ¡Oh,
María! Socorredme en mi muerte. Amén.
SEXTO
DÍA
ORACIÓN
Virgen
Purísima María, que, en vuestra Imagen Santísima de la Macana, os señalasteis por
Señora de la Victoria, dándola a los católicos contra los apóstatas y bárbaros:
Concédeme Santísima Madre mía, victoria contra los enemigos del alma y pasiones
rebeldes, para que, saliendo con victoria de este mundo, a Vos cante la gloria
eternamente. Amén.
SÉPTIMO
DÍA
ORACIÓN
Intercesora
de los pecadores y Madre de misericordia, que en vuestra Imagen Santísima de la
Macana, comprobasteis el título divino que gozáis como Señora del Perdón, atrayendo
de nuevo a los apóstatas a la fe que habían dejado y reduciendo al gremio de la
Iglesia: mostrad Señora conmigo ese título gloriosísimo, consiguiéndome el
perdón, que de la ofendida bondad de Dios alcanza a los pecadores vuestra
piedad, pues a vista de mis innumerables maldades no hay otro medio para que mi
alma no sea condenada, sino que se me conceda el perdón, que espero, mediante
vuestro amparo y protección. Amén.
OCTAVO
DÍA
ORACIÓN
Madre
Santísima de los Fieles, que, por medio de vuestra Santa Imagen de la Macana,
os descubristeis Señora del Refugio, visitando lugares y pueblos, desde el
Reino de Nuevo México, hasta el pueblo de Tlalnepantla, dejando varias copias
de vuestra Imagen en aquella custodia, para que como a Refugio de los fieles,
clamasen y ocurriesen a vuestra protección en sus necesidades: al Sagrado
vuestro, Sacratísima Reina, se acoge este miserable esclavo vuestro, y desde
este instante para siempre se pone en vuestras manos, confiado en que Vos, como
refugio suyo, le habéis de proteger hasta colocarle en la eterna felicidad.
Amén.
NOVENO
DÍA
ORACIÓN
Suavísima
y dulcísima María, que, por medio de vuestra Imagen Santísima de la Macana, os
servisteis manifestaros Señora de la Consolación en el gozo y consuelo que los religiosos
tuvieron de recibiros, y veneraos en esta vuestra Imagen: dad, piadosísima
María, a todos los afligidos el consuelo que más necesitan y sea más útil a sus
almas, concediendo a la mía el de verme libre del inmenso peso de mis pecados, para
que respirando de tanta fatiga con la consolación de la divina gracia, logre
los eternos gozos del cielo. Amén.
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