DÍA
DÉCIMO PRIMERO
COROS
DE LOS ÁNGELES
MEDITACIÓN
PUNTO 1º.
Considera, alma mía cuan expansiva y comunicativa es la bondad de Dios, que no
contenta con atesorar en su esencia soberana las perfecciones infinitas de su
ser que constituyen su hermosura y grandeza, ha querido derramarlas a torrentes
en sus criaturas y con particularidad en los espíritus puros como El. El amor, la
sabiduría, la mistad, el dominio a fortaleza, la potestad, el imperio, Perfecciones
infinitas que resplandecen en la divina naturaleza, ha querido hacer participantes
de ellos a los Ángeles y ha comunicado cada una en grado excelentísimo á cada
uno de esos órdenes de espíritus, sin dejar por esto de comunicar dichas
perfecciones juntas a cada uno de los Ángeles, aunque en diversos grados
inferiores. Considera que siendo Dios el fin no sólo de los angélicos
ministerios, sino también de toda criatura; a la primera jerarquía pertenece la
consideración del fin; a la segunda, la disposición universal de las obras que
se han de ejecutar, y a la tercera la aplicación de esa disposición a los
efectos, la cual consiste en la ejecución de las obras.
PUNTO
2º.
Como la primera jerarquía se aproxima
más á Dios, en el cual contempla las razones eternas de los seres, por esto
hemos de considerar cada uno de sus coros con relación á la Divinidad. El
primer orden ó coro de esta jerarquía se compone de los Serafines, es decir, de
espíritus ardientes, inflamados, encendidos, que purifican, iluminan y abrasan,
porque por el exceso de la caridad que poseen, están como sumergidos en un
incendio de amor, pudiendo atribuírseles las propiedades del fuego; pues, así
como éste tiene un movimiento continuo hacia arriba, así también los Serafines
constantemente se están moviendo ó elevándose hacia Dios. En el fuego se
observa una actividad prodigiosa, por la cual penetra su acción hasta en las cosas
más pequeñas con un ardor excesivo purificando cuanto toca; también los
Serafines inflamados en el fuego del amor divino abrasan con sus ardientes
llamas a todos los Ángeles que están abajo de ellos, excitando un ardor sublime
y purificando con sus activos incendios; por último, el fuego presenta vivas
claridades y resplandores, y los Serafines tienen en sí, una luz inextinguible
con que iluminan perfectamente a los demás. Los Querubines se llaman así por la
ciencia que poseen en aquel alto grado que se llama plenitud de la ciencia, por
la cual penetran los divinos decretos. Los Tronos reciben este nombre por
cierta semejanza con los tronos ó sillas materiales: pues así como éstas en su
sitio se elevan sobre la tierra, así también los Ángeles llamados Tronos, se
elevan hasta contemplar en Dios las razones de todas las cosas; las sillas
reciben en sí al que se sienta en ellas, el cual puede ser llevado a todas
partes; así también es sí mismos á Dios y lo llevan en cierto modo a sus
inferiores, las sillas están descubiertas para recibir al que en ellas se
sienta, también estos espíritus están descubiertos y manifiestos para recibir
al Rey de los reyes y sus comunicaciones familiares para trasmitirlas á los
demás. Como á la tercera jerarquía está encomendado el gobierno común de las
cosas que se han de ejecutar, por esto vemos que las Dominaciones con una
libertad exenta de toda sujeción, participando del verdadero dominio de Dios,
designan las órdenes supremas de lo que se debe hacer. Las Virtudes son los
espíritus que, participantes de la divina fortaleza, dan la fuerza para obrar y
hacer milagros. Las Potestades que significan órdenes, según aquel pasaje de
San Pablo: "El que resiste á la potestad, resiste á la orden de
Dios," son los espíritus que definen los medios de poner por obra las
leyes del gobierno divino. En la tercera jerarquía que se ocupa en la ejecución
de las obras, se encuentran los espíritus á quienes debemos nuestra gratitud,
obediencia y respetos por los continuos cuidados que constantemente nos
prodigan; pues los Principados son los que ordenan la ejecución de los sagrados
misterios; los Arcángeles anuncian los grandes acontecimientos y desempeñan las
misiones sublimes; y los Ángeles que tocan, por decirlo así, los confines de
nuestra naturaleza, se encargan desde nuestra cuna hasta el sepulcro, de
conducirnos siempre al bien y de apartarnos del mal, y hacen sentir,
finalmente, su acción invisible sobre todos los puntos de nuestro mundo
visible. Consideremos, pues, llenos de admiración y gratitud las excelencias de
estos coros angélicos.
JACULATORIA
Coros
angélicos, en quienes resplandecen las divinas perfecciones, hacednos
participantes de ellas para que podamos practicar todas las virtudes
cristianas, á fin de hacernos merecedores de ocupar con vosotros un lugar en el
cielo. Amen.
PRÁCTICA
Comulgad
nueve primeros viernes de mes consecutivos, ofreciendo cada comunión por
mediación de cada uno de los nueve coros angélicos, empezando por el de los
Ángeles y concluyendo con el de los Sera fines, en honor del Sagrado corazón de
Jesús, Se rezan tres Padre Nuestros y tres Ave Marías con Gloria Patri y se
ofrecen con la siguiente
ORACION
Oh
bellísimos coros angélicos, cuyas excelencias no es dado explicar al lenguaje
humano, porque son casi divinas y por lo mismo incomprensibles; nosotros desde
este abismo de tinieblas os contemplamos llenos de las perfecciones que
hermosean á la Trinidad beatísima, y admiramos cómo desde los Ángeles que están
próximos á nuestra naturaleza, os eleváis hasta los Serafines que, ardiendo en
amor se acercan al Espíritu Santo que es amor por esencia y la fuente de toda
caridad y dulzura; haced pues, oh ardientes Serafines, que desciendan desde ese
fecundo manantial raudales de luz y de amor que, corriendo a través de los
Querubines, Tronos, Dominaciones, Potestades, Virtudes, Principados, Arcángeles
y Ángeles, lleguen hasta nosotros y abrasen e iluminen nuestros corazones y
nuestras inteligencias con sus fuegos y resplandores hasta ser en esta vida y
en la otra para siempre a ser semejantes à vosotros. Amen.
EJEMPLO
Refiere
el P. Croisset en su obra intitulada, "Año Cristiano:" que el día en
que fue bautizado San Julián Obispo de Cuenca en el reino de España "Se
oyó en el aire una suavísima música de Ángeles que cantaban este mote: Hoy ha
nacido un niño que en gracia no tiene par, y al mismo tiempo que lo estaban
bautizando se dejó ver sobre la pila un Ángel en figura de un niño hermoso y
corpulento, con una mitra en la cabeza y con un báculo pastoral en la mano que decía:
"Julián ha de ser su nombre."
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