DÍA
VIGÉSIMO OCTAVO
ARCANGEL
SAN GABRIEL
MEDITACIÓN
PUNTO
1º.
Considera, alma mía, que después de
haber pecado Adán, Dios Nuestro Señor le notificó el terrible y eterno castigo en
que incurrió por sil desobediencia; pero al mismo tiempo, por un rasgo de su
Misericordia infinita, justificada en que Adán y Eva no habían caído en el mal
sino por sugestión del demonio, no quiso abandonar á la desesperación á
nuestros primeros padres y á todos sus descendientes; y por esto les prometió
que había de nacer de su raza un Redentor que borraría su falta y les volvería
á abrir las puertas del cielo. Para el cumplimiento de esta promesa fijó Dios
un plazo, el cual una vez vencido, envió un Ángel á la mujer que había resuelto
asociar á esta grande obra para anunciársela y pedirla su consentimiento.
Contemplemos, pues, al Arcángel Gabriel cumpliendo su misión divina cerca de la
Santísima Virgen. De todos los
mensajes
de que Dios había anteriormente encargado á los Ángeles, ninguno era tan
elevado tan santo y tan importante como éste, pues tratábase nada menos
que
de anunciar la Encarnación del Verbo divino, del Hijo del eterno Padre en el
seno virginal de María, por cuyo misterio seria concebido un Hombre Dios que
expiaría en su persona con los más crueles tormentos y la misma muerte los
crímenes del género humano. Entre los millones de Ángeles que forman la corte
celestial, Gabriel fue el elegido para esta grande embajada. Apenas recibe este
Ángel la orden del Altísimo, baja volando hacia Galilea, se dirige á Nazaret,
penetra en la casa de la Virgen llenándola toda de los más vivos resplandores y
comienza á saludar a María con estas palabras: Yo te saludo, María, llena eres
de gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres. Pero
María, al oírle hablar así, se turba y pregunta que significa esta salutación,
y el Ángel se apresura á anunciarla el objeto de su misión en estos términos:
No temas, María, porque has encontrado gracia delante de Dios, he aquí que
concebirás y parirás un Hijo, á quien llamarás Jesús, Será llamado el Hijo del
Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará
eternamente en la casa de Jacob, y su reinado no tendrá fin. ¡Qué impresión no
debió hacer en el alma de María este anuncio! sin embargo, apenas da su
consentimiento, se obra en sus purísimas entrañas el gran prodigio y da
principio la redención del hombre.
PUNTO
2º.
Considera que aunque Dios por sí mismo podía dirigirse directamente á María,
como lo había hecho ya con Adán en el paraíso terrenal y después con numerosos
personajes de la antigua ley; sin embargo no ha querido tratar este grande
asunto con la Santísima Virgen, sino por mediación del Ángel, y esto por varias
razones que señalan los Santas Padres de la Iglesia: porque Dios, en el orden
de la economía de nuestra salvación, gobierna á los hombres por ministerio de
los Ángeles que son sus superiores; porque el Hijo de Dios queriendo reparar la
ruina de los Ángeles, remplazándolos con hombres, era conveniente emplear su
ministerio, y confiarles este oficio; porque habiendo sido el hombre seducido
por la lengua de la serpiente, es decir, del ángel rebelde, era justo que fuese
también instruido por la palabra de un Ángel; porque, finalmente, como la
castidad tiene mucha relación y alianza con los Ángeles, correspondía á la dignidad
de la Reina de los Ángeles, el enviarla uno que la comunicase la feliz nueva de
su divina maternidad sin menoscabo de su virginal integridad. Ha enviado Dios
al Arcángel Gabriel más bien que á San Rafael ó á San Miguel ó á cualquiera
otro Ángel para el cumplimiento de esta nobilísima misión, porque Gabriel era
el Ángel que había anunciado antes al profeta Daniel la fecha de la
Encarnación. También porque la significación de su nombre es muy adaptada á
esta misión, pues según unos, significa Dios y hombre y por tanto que anunciase
que Dios se haría hombre; según otros, Gabriel quiere decir fuerza de Dios y la
obra de la encarnación es, en efecto una obra por excelencia de la fuerza
divina, pues ¡qué poder no era necesario á Dios para hacer á una virgen fecunda
para encerrar el Infinito en el seno de una mujer, para unir tan estrechamente
dos naturalezas, la divina y la humana, que no formasen más que una persona y
tantos otros prodigios como se encuentran en la Encarnación! Por esta misma
razón, por ser Gabriel fuerza de Dios fue enviado á Sr. Sn. José para
ilustrarle y fortalecerle en sus dudas durante el embarazo de María, fue
enviado también para fortificar á Jesús en el Jardín de las Olivas. Por todas
estas razones tengamos una sincera devoción á este Ángel admirable y una
completa confianza en su socorro.
JACULATORIA
Glorioso
Arcángel Sn. Gabriel, dignaos alcanzarme del Señor la fuerza de la gracia para
dominar mis pasiones y vencer á los enemigos de mi salvación.
PRACTICA
Acostumbraos
á ofrecer el rezo del Ave María por mediación del Arcángel Sn. Gabriel á la
Santísima Virgen, uniendo vuestra intención á la que tuvo éste príncipe
celestial cuando saludó á la misma Virgen María. Se rezan tres Padres Nuestros
y tres Aves Marías con Gloria Patri y se ofrecen con la siguiente:
ORACIÓN
Espíritu
fidelísimo, dichoso Arcángel Sn. Gabriel, que fuisteis elegido por Dios
para
anunciar á la más pura y santa de las criaturas, el misterio altísimo de la divina
Encarnación, la obra maestra del infinito poder; os suplicamos con toda la
fuerza de nuestras almas, que debilitéis los esfuerzos del demonio, nos quitéis
el temor á los hombres, haciéndonos valientes é intrépidos en las ocasiones en
que la gloria de Dios esté interesada, y, por último, que nos ayudéis á recoger
y á aprovechar los frutos de la Encarnación del divino Verbo, de la cual
tuvisteis la gloria de ser felicísimo heraldo. Amen.
EJEMPLO
En
el siglo doce vivió cerca de Aviñón un niño pastorcito llamado Benito, a quien
el Señor se le apareció encargándole fuese á fabricar un puente sobre el
Ródano, después de asegurarle cuidaría de las ovejas y que le daría un guía que
lo acompañase en el camino. Penetrado Benitico de admiración y lleno de
confianza dejó al punto las ovejas y se puso en marcha. A pocos pasos vió á su
lado á un gallardo joven en traje de caminante, que le dijo venia á llevarle al
Ródano hasta ponerle en el paraje donde quería Dios que fabricase el puente.
Aunque había tres días de camino llegaron en menos de tres horas. Al verse ya
Benitico á la orilla del Ródano en frente de Aviñón considerando la extensión y
rapidez del rio, exclamó asombrado: Aquí es imposible hacer puente, pero el
Ángel le respondió: No temas, haz lo que Dios te manda, que este Señor nunca
manda cosas imposibles, y presto lo experimentarás. Pasa la barca, preséntate
al Obispo de Aviñón y dile la comisión que llevas. Diciendo esto desapareció el
Ángel, dejando al niño animado de un nuevo aliento y con tanta confianza, que
para probar que su misión era divina, á instancias del preboste de la ciudad
que trataba de burlarse de él, se echó á cuestas una enorme peña que apenas
podrían mover treinta hombres, y caminó con ella, acompañado del Obispo, el
clero, la nobleza y el pueblo, hasta el lugar en que había de construirse el
puente en medio de las más vivas demostraciones de veneración y respeto.
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