viernes, 27 de octubre de 2023

MES DE OCTUBRE A LOS SANTOS ÁNGELES


 

DÍA VIGÉSIMO OCTAVO

ARCANGEL SAN GABRIEL

MEDITACIÓN

PUNTO 1º.  Considera, alma mía, que después de haber pecado Adán, Dios Nuestro Señor le notificó el terrible y eterno castigo en que incurrió por sil desobediencia; pero al mismo tiempo, por un rasgo de su Misericordia infinita, justificada en que Adán y Eva no habían caído en el mal sino por sugestión del demonio, no quiso abandonar á la desesperación á nuestros primeros padres y á todos sus descendientes; y por esto les prometió que había de nacer de su raza un Redentor que borraría su falta y les volvería á abrir las puertas del cielo. Para el cumplimiento de esta promesa fijó Dios un plazo, el cual una vez vencido, envió un Ángel á la mujer que había resuelto asociar á esta grande obra para anunciársela y pedirla su consentimiento. Contemplemos, pues, al Arcángel Gabriel cumpliendo su misión divina cerca de la Santísima Virgen. De todos los

mensajes de que Dios había anteriormente encargado á los Ángeles, ninguno era tan elevado tan santo y tan importante como éste, pues tratábase nada menos

que de anunciar la Encarnación del Verbo divino, del Hijo del eterno Padre en el seno virginal de María, por cuyo misterio seria concebido un Hombre Dios que expiaría en su persona con los más crueles tormentos y la misma muerte los crímenes del género humano. Entre los millones de Ángeles que forman la corte celestial, Gabriel fue el elegido para esta grande embajada. Apenas recibe este Ángel la orden del Altísimo, baja volando hacia Galilea, se dirige á Nazaret, penetra en la casa de la Virgen llenándola toda de los más vivos resplandores y comienza á saludar a María con estas palabras: Yo te saludo, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres. Pero María, al oírle hablar así, se turba y pregunta que significa esta salutación, y el Ángel se apresura á anunciarla el objeto de su misión en estos términos: No temas, María, porque has encontrado gracia delante de Dios, he aquí que concebirás y parirás un Hijo, á quien llamarás Jesús, Será llamado el Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará eternamente en la casa de Jacob, y su reinado no tendrá fin. ¡Qué impresión no debió hacer en el alma de María este anuncio! sin embargo, apenas da su consentimiento, se obra en sus purísimas entrañas el gran prodigio y da principio la redención del hombre.

 

PUNTO 2º. Considera que aunque Dios por sí mismo podía dirigirse directamente á María, como lo había hecho ya con Adán en el paraíso terrenal y después con numerosos personajes de la antigua ley; sin embargo no ha querido tratar este grande asunto con la Santísima Virgen, sino por mediación del Ángel, y esto por varias razones que señalan los Santas Padres de la Iglesia: porque Dios, en el orden de la economía de nuestra salvación, gobierna á los hombres por ministerio de los Ángeles que son sus superiores; porque el Hijo de Dios queriendo reparar la ruina de los Ángeles, remplazándolos con hombres, era conveniente emplear su ministerio, y confiarles este oficio; porque habiendo sido el hombre seducido por la lengua de la serpiente, es decir, del ángel rebelde, era justo que fuese también instruido por la palabra de un Ángel; porque, finalmente, como la castidad tiene mucha relación y alianza con los Ángeles, correspondía á la dignidad de la Reina de los Ángeles, el enviarla uno que la comunicase la feliz nueva de su divina maternidad sin menoscabo de su virginal integridad. Ha enviado Dios al Arcángel Gabriel más bien que á San Rafael ó á San Miguel ó á cualquiera otro Ángel para el cumplimiento de esta nobilísima misión, porque Gabriel era el Ángel que había anunciado antes al profeta Daniel la fecha de la Encarnación. También porque la significación de su nombre es muy adaptada á esta misión, pues según unos, significa Dios y hombre y por tanto que anunciase que Dios se haría hombre; según otros, Gabriel quiere decir fuerza de Dios y la obra de la encarnación es, en efecto una obra por excelencia de la fuerza divina, pues ¡qué poder no era necesario á Dios para hacer á una virgen fecunda para encerrar el Infinito en el seno de una mujer, para unir tan estrechamente dos naturalezas, la divina y la humana, que no formasen más que una persona y tantos otros prodigios como se encuentran en la Encarnación! Por esta misma razón, por ser Gabriel fuerza de Dios fue enviado á Sr. Sn. José para ilustrarle y fortalecerle en sus dudas durante el embarazo de María, fue enviado también para fortificar á Jesús en el Jardín de las Olivas. Por todas estas razones tengamos una sincera devoción á este Ángel admirable y una completa confianza en su socorro.

 

JACULATORIA

Glorioso Arcángel Sn. Gabriel, dignaos alcanzarme del Señor la fuerza de la gracia para dominar mis pasiones y vencer á los enemigos de mi salvación.

 

PRACTICA

Acostumbraos á ofrecer el rezo del Ave María por mediación del Arcángel Sn. Gabriel á la Santísima Virgen, uniendo vuestra intención á la que tuvo éste príncipe celestial cuando saludó á la misma Virgen María. Se rezan tres Padres Nuestros y tres Aves Marías con Gloria Patri y se ofrecen con la siguiente:

 

ORACIÓN

Espíritu fidelísimo, dichoso Arcángel Sn. Gabriel, que fuisteis elegido por Dios

para anunciar á la más pura y santa de las criaturas, el misterio altísimo de la divina Encarnación, la obra maestra del infinito poder; os suplicamos con toda la fuerza de nuestras almas, que debilitéis los esfuerzos del demonio, nos quitéis el temor á los hombres, haciéndonos valientes é intrépidos en las ocasiones en que la gloria de Dios esté interesada, y, por último, que nos ayudéis á recoger y á aprovechar los frutos de la Encarnación del divino Verbo, de la cual tuvisteis la gloria de ser felicísimo heraldo. Amen.

 

EJEMPLO

En el siglo doce vivió cerca de Aviñón un niño pastorcito llamado Benito, a quien el Señor se le apareció encargándole fuese á fabricar un puente sobre el Ródano, después de asegurarle cuidaría de las ovejas y que le daría un guía que lo acompañase en el camino. Penetrado Benitico de admiración y lleno de confianza dejó al punto las ovejas y se puso en marcha. A pocos pasos vió á su lado á un gallardo joven en traje de caminante, que le dijo venia á llevarle al Ródano hasta ponerle en el paraje donde quería Dios que fabricase el puente. Aunque había tres días de camino llegaron en menos de tres horas. Al verse ya Benitico á la orilla del Ródano en frente de Aviñón considerando la extensión y rapidez del rio, exclamó asombrado: Aquí es imposible hacer puente, pero el Ángel le respondió: No temas, haz lo que Dios te manda, que este Señor nunca manda cosas imposibles, y presto lo experimentarás. Pasa la barca, preséntate al Obispo de Aviñón y dile la comisión que llevas. Diciendo esto desapareció el Ángel, dejando al niño animado de un nuevo aliento y con tanta confianza, que para probar que su misión era divina, á instancias del preboste de la ciudad que trataba de burlarse de él, se echó á cuestas una enorme peña que apenas podrían mover treinta hombres, y caminó con ella, acompañado del Obispo, el clero, la nobleza y el pueblo, hasta el lugar en que había de construirse el puente en medio de las más vivas demostraciones de veneración y respeto.

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