martes, 31 de octubre de 2023

MES DE OCTUBRE A LOS SANTOS ÁNGELES


 

DÍA TRIGÉSIMO PRIMERO

DEVOCIÓN A LOS SANTOS ÁNGELES

MEDITACIÓN

PUNTO 1º. Considera, alma mía, que habiendo llegado ya al término de este felicísimo mes consagrado al culto de los Santos Ángeles, nada será más grato ni más tierno á nuestros corazones, que formar los más firmes propósitos de honrar y de imitar durante nuestra vida á estos espíritus celestiales. El cuadro, aunque mal trazado, de las grandezas angélicas, que se ha desplegado á nuestra vista en el curso de estas meditaciones, habrá llenado sin duda de admiración y religioso respeto nuestras almas; pero es necesario que esta admiración y este respeto no sean estériles; es preciso que saquemos algún fruto de todos estos estudios, y éste no puede ser otro que una devoción tierna y sincera á los santos Ángeles y un vehemente deseo de imitar en todas nuestras acciones su ejemplar vida y virtudes. Por la devoción tributamos á los Ángeles los homenajes de nuestro amor y reconocimiento á su benevolencia, por tantos beneficios como nos dispensan. Por la imitación de su vida en el ejercicio de las virtudes angélicas de la pureza, humildad, obediencia y caridad, nos hacemos á ellos semejantes en la santidad, cumpliéndose de este modo el plan divino, que exige que los hombres y los Ángeles no compongan más que una sola Iglesia, un solo pueblo cuya ley inmutable sea la caridad, lazo de unión entre todos los seres inteligentes, cuyo Príncipe sea Nuestro Señor Jesucristo. La tierra ha roto la unidad de esta Iglesia, de este pueblo; y Dios ha querido que el cielo baje á la tierra á restablecer esta unidad, esta armonía, este concierto universal. La tierra ya no es enemiga del cielo, ni el cielo es tampoco contrario á la tierra: el tránsito de la una al otro está todo lleno de espíritus bienaventurados, cuya caridad oficiosa mantiene una perfecta comunicación entre este lugar de peregrinación y nuestra patria celestial.

 

PUNTO 2º. Considera que el mejor modo de honrar á los Ángeles, especialmente á nuestros Ángeles custodios, es imitarles, y como sólo se imita lo que se encuentra justo y perfecto; imitando á nuestros Ángeles, proclamamos con nuestra conducta su excelencia, su bondad y sus perfecciones. Así como ellos nos guardan de todo mal y nos dirigen por el camino del cielo; así también nosotros debemos guardar y guiar por el camino de la salvación eterna á todos aquellos de nuestros hermanos, sobre quienes tenemos alguna influencia ó están bajo nuestra tutela y cuidado. Así como los Ángeles siempre tienen sus miradas fijas en Dios, como nos lo ha dicho por estas palabras: Contemplan sin cesar la cara del Padre celestial; así también nosotros debemos tener sin cesar nuestros pensamientos y nuestros corazones vueltos hacia Dios. Los Ángeles están pendientes de los labios del Señor para escuchar sus mandatos y ejecutarlos en el acto; también nosotros debemos estar constantemente atentos á la voluntad de Dios para cumplirla. Por último, correspondamos, como estamos estrechamente obligados, á todas sus finezas: nuestros Ángeles nos aman, amémosles; nos hacen el bien, testifiquémosles nuestro reconocimiento; nos sugieren consejos útiles para nuestra salvación, escuchémosles. Fieles á su amistad, dóciles á su voz, atentos á hacer todo lo que ellos hacen, llevarémos en este valle de lágrimas una vida completamente angélica, prenda segura de la bienaventuranza eterna, en la cual ellos nos introducirán después de la muerte. Así sea.

 

JACULATORIA

Ángeles del cielo, alcanzadnos con vuestras poderosas súplicas, la gracia de la perseverancia final.

 

PRACTICA

Extended por todas partes la devoción v culto de los santos Ángeles, hoy por desgracia muy olvidados aún entre las personas piadosas. Se rezan tres Padre Nuestros y tres Aves Marías con Gloria Patri y se ofrecen con el siguiente:

 

ACTO DE CONSAGRACIÓN AL SANTO ÁNGEL DI LA GUARDA

Fidelísimo Ángel de mi guarda, á quien la amorosa Providencia de Dios ha constituido mi protector y mi guía, desde el primer instante en que vi la luz por vez primer a hasta el momento en que el soplo helado de la muerte cierre mis ojos par a siempre á los falsos esplendores de este mundo; delante de Jesucristo, mi amable Redentor, de María Santísima y de los santos, y en presencia de toda la corte celestial; yo os elijo en este día par a que seáis mi especial abogado cerca de la Justicia divina y mi celoso defensor en los rudos combates de esta vida. Desde hoy pongo en vuestras mano s mi cuerpo con todos sus sentidos, y mi alma con todas sus potencias y facultades, par a que os dignéis gobernarlos y dirigirlos al único y supremo Bien infinito, fuente de todo consuelo y de toda felicidad, perdona d que no haya sabido corresponder hasta el presente á vuestros tiernos cuidados, pero yo os prometo par a de aquí en adelante, ayudado con los auxilios de la gracia, seguir fielmente todos vuestros consejos, y obedecer las órdenes que Dios me comunique por vuestro ministerio: acoged, por tanto, bondadoso, estas mis resoluciones y continuad dispensándome vuestros favores, sobre todo, apartándome del pecado y haciendo que no viva ni respire sino para Dios en esta vida y después tenga la dicha inefable de alabar y bendecir por toda la eternidad su santo nombre en unión de toda la Milicia Angélica. Amen.

 

EJEMPLO

Para celebrar la Santísima Virgen las excelencias y santidad de la naturaleza Angélica, refiere Sor María de Jesús de Agreda en su Mística Ciudad de Dios, que se preparaba algunos días con los ejercicios de otras fiestas; y con nuevos cánticos de gloria y loores, recopilando en ellos la obra de la creación de estos espíritus divinos, y más la de su justificación y glorificación, con todos los misterios y secretos, que de todos y de cada uno de ellos conocía, llegando el día que tenía destinado, los convidaba á todos y descendían muchos millares de las órdenes y coros celestiales, y se le manifestaban con admirable gloria y hermosura en su oratorio. Luego se formaban dos coros, en el uno estaba nuestra Reina, y en el otro todos los espíritus soberanos; y alternando como á versos, comenzaba la gran Señora y respondían los Ángeles con celestial armonía por todo lo que duraba aquel día. Y si fuera posible manifestar al mundo los cánticos misteriosos que en estos días formaban María Santísima y los Ángeles, sin duda fuera una de las grandes maravillas del Señor y asombro de todos los mortales. No hallo yo términos, ni tengo tiempo para declarar lo poco que de este sacramento he conocido: porque en primer lugar alababan al Ser de Dios en sí mismo, en todas sus perfecciones y atributos que conocían. Luego la gran Reina le bendecía y engrandecía por lo que su Majestad, Sabiduría y Omnipotencia se había manifestado en haber criado tantas y tan hermosas sustancias espirituales y angélicas, y por haberlas favorecido con tantos dones de naturaleza y gracia; y por sus ministerios, ejercicios y obsequio en cumplir la voluntad de Dios, y en asistir y gobernar á los hombres y á toda inferior y visible naturaleza. A. estas alabanzas respondían los Ángeles con el retorno y desempeño de aquella deuda, y todos cantaban al Omnipotente admirables loores y alabanzas, porque había criado y elegido para madre suya á una Virgen tan pura tan Santa y digna de sus mayores dones y favores; y porque la había levantado sobre todas las criaturas en santidad y gloria; y la había dado el dominio é imperio, para que todas la sirviesen, adorasen y predicasen por digna Madre de Dios y restauradora del linaje humano De esta manera venia á ser este día de admirable júbilo y dulzura para la gran Señora y gozo accidental de los Ángeles. Obra citada, tercera parte Lib. VIII. cap. XVI números 688 y 689

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