DEVOCIONES A LA VIRGEN NIÑA
ADVIENTO
MARIANO
L/: Dios mío, mi defensa
os encomiendo.
R/: Señor,
a mi socorro venid presto.
Gloria sea dada al Padre, Gloria al Hijo soberano, Y por
siglos infinitos Gloria al Espíritu Santo.
HIMNO
Dulces
el cielo cánticos entona;
Bese
la tierra de placer bañada,
Porque
fama pregona
Que
en su seno encerrada
Célica
prenda en época cercana
Gozosa
dará a luz ilustre Ana.
¡Parto
feliz! ¡Fruto bendecido!
Tú
de la culpa la negrura horrenda,
Que
el suelo maldecido
Como
noche tremenda
Encubriera,
tú cambias en luz roja.
Que
del mundo la sombra desaloja.
Tú
eres por cierto la Aurora rutilante,
Mensajera
del Sol esplendoroso,
Que
disipa al instante
Pecado
tenebroso,
Brillando
la virtud y la justicia
So
la influencia de su luz propicia.
Tú
eres la Virgen admirable, pura,
Que
por obra del cielo concibiendo.
De
culpa sin horrura,
Virgen
permaneciendo,
Un
Hijo parirás, rey poderoso,
De
horrido infierno triunfador glorioso.
Y
Dios le aclamarán pueblos, naciones,
Dios
de piedad, benéfico, clemente:
De
las generaciones
Precitas
excelente
Fiador,
tu haber, de mérito infinito,
Su
deuda pagará por finiquito.
A
ti, dulce Jesús, Salvador mío,
Nieto
de Ana, buen hijo de María,
Rinda
corazón pío,
Del
Padre en compañía.
Tributo
eterno de alabanza y gloria,
Y
al Santo Espíritu eternal memoria. Así sea.
L/: Visítanos, estrella
de la mañana.
R/: Naciendo
de lo alto, Virgen María.
Ahora
se rezará una de las antífonas siguientes, variando según el día:
Dia 31 de agosto.
¡Oh Aurora, que sin nubes brillas sobre manera! ¿Cuándo aparecerás levantándote
hermosa como la luna, escogida como el sol? ¡Oh Virgen hermosísima! ven ya, no
tardes, y manifiesta tu luz a los que están sentados en las tinieblas y sombras
de la muerte.
Dia 1 de setiembre.
¡Oh destello de divina claridad, candor de la luz eterna, más brillante que el
sol, más bella que la luna, Virgen María! No tardes, ven pronto, e ilumina
nuestras almas, para que brille tu luz en las tinieblas.
Dia 2.
¡Oh María, excelso monte de Dios, colocado en la cumbre de los montes, y el más
alto entre los collados! ¡Oh monte de Dios, monte fecundo, monte fértil, al
cual correrán todas las gentes, e irán multitud de pueblos! Oh monte,
del
que la piedra será quitada sin resistencia! ¡Oh Virgen sagrada, ven ya y
manifiéstate a nosotros!
Dia 3.
¡Oh fuego brillante é inextinguible, fuego que inflama e ilumina, fuego de
divina caridad, que te ocultas en el seno de la felicísima Ana! Ven, muéstrale a
nosotros, é ilumínense nuestras almas con tu feliz presencia, y enciéndanse
nuestros corazones en amor divino.
Dia 4.
¡Oh luz brillantísima, figurada por aquella primitiva luz de la que se cree
formado el sol, porque de ti se formará el Sol de justicia! Luz hermosísima y
serenísima, ven y apresura tu Nacimiento: muéstrate a nosotros, y con tu
resplandeciente rostro ahuyenta las ti nieblas que nos cercan, y disipa para
siempre nuestra tenebrosa noche.
Dia 5. ¡Oh
luna toda hermosa y sin mancilla, llena siempre de gracia y gloria! ¡Luna
perfecta en la eternidad! ¡Luna brillantísima y candidísima! Ven, no tardes, y
esclareciendo las tinieblas de la noche, ilustra todo el mundo con tu auxilio.
Dia 6. ¡Oh
brillante estrella de Jacob, estrella precursora del sol, estrella
resplandeciente y matutina! Ven, no tardes: muéstrate a nosotros, y por medio
del camino de salud guíanos previamente hasta el último día.
Acabada
la antífona del día se dirá el siguiente:
CANTICO
DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARIA.
Mi
alma glorifica al Señor, y mi espíritu está trasportado de gozo en el Dios
Salvador mío.
Porque
ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por tanto, ya desde ahora me llamarán
bienaventurada todas las generaciones.
Porque
ha hecho en mí cosas grandes Aquel que es poderoso, cuyo nombre es santo, y
cuya misericordia se derrama de generación en generación sobre los que le
temen.
Hizo
alarde del poder de su brazo; deshizo las miras del corazón de los soberbios.
Derribó
del solio á los poderosos, y ensalzó a los humildes.
Colmó
de bienes a los hambrientos, y a los ricos los despidió sin nada.
Acordándose
de su misericordia, acogió a Israel su siervo; según la promesa que hizo a nuestros
padres, a Abraham y a su descendencia por los siglos de los siglos. Gloria
al Padre, etc.
Se
repite la antífona correspondiente al día, y después la siguiente:
Concede,
te rogamos, Omnipotente Dios, que los que nos preparamos esperando el Nacimiento
de la Bienaventurada Virgen María, merezcamos ser prevenidos con celestiales dones
para celebrar dignamente tan gran solemnidad. Por nuestro Señor Jesucristo.
Amen.
NOVENA EN HONOR DEL FELIZ NACIMIENTO DE LA SANTÍSIMA
VIRGEN MARÍA
Hará la señal de la santa Cruz y el acto de contrición,
Señor mío Jesucristo, etc., rezándose después la siguiente:
ORACION PREPARATORIA PARA
TODOS LOS DIAS
Santísima
Niña María, delicia de los ángeles, augusta Soberana de los cielos, deseada de
las naciones, cuyo feliz nacimiento regocija a todo el orbe, por ser el
principio del venturoso día de la redención del humano linaje. ¡Oh tierna
infanta! vuelve a nosotros esos bellos ojos que derraman alegría y consuelo, y
purifique tu graciosa sonrisa nuestras almas. Haz que participemos del
espiritual regocijo de tu Nacimiento, viviendo en la abundancia de gracias que
nos promete, para que podamos nacer nuevamente a gozar la felicidad eterna de
la gloria. Amen.
DIA
PRIMERO
ORACION
Oh
Niña gloriosa, criatura angelical, tesoro de gracias y perfecciones, que entre
los hijos del crimen naces como Cándida azucena, siempre bella, brotando del
tronco bendecido por el Omnipotente, para difundir el delicioso aroma de la
virtud; vienes para curar las llagas de la humanidad abatida, para enseñarla el
camino de salvación, para romper los grillos que envilecen su dignidad
ultrajada. Pues eres la criatura de más sublime pureza entre las hijas del
culpable Adán, inspira nos el noble sentimiento de la propia dignidad, que se
extingue si no lo sustenta la virtud, de que eres celestial modelo. Niña todo
amor, óyenos, pues te llamamos; aparece ante nosotros, pues te buscamos; hemos
venido para hablarte; si te hemos hallado, sálvanos, sálvanos, oh María. Amen.
Tres Aves Marías
JACULATORIA
Tierna
infanta, Niña hermosa,
Perla
de inmenso valor,
Nacida
cual bella rosa
Para
gloria del Señor.
ORACION FINAL PARA TODOS
LOS DIAS
Preciosa
Niña María, rica de inefables gracias, primogénita del Altísimo, delicia de los
serafines, que en su feliz nacimiento recibes espléndidas ovaciones, homenajes
y tributos como Soberana del universo, pues la magnificencia del tierno Padre
te contempla como á Hija muy querida, el entusiasmo del Verbo increado te
acepta por su futura Madre, el tierno amor del Espíritu divino te enriquece y
adorna como a su vivo santuario, y las inmensas legiones de celestiales espíritus,
agrupados ante tu modesta cuna, te saludan como a su Reina y Señora, pulsando
sus sonoras arpas con indecible regocijo. ¡Oh tierna y graciosa Niña! también
nosotros le saludamos con toda la efusión de nuestras almas en unión de los
cortesanos celestes y de tus dichosos padres, que absortos te contemplan. Salve
pues, Niña augusta, salve. A ti alabanzas, a ti coronas, a ti bendiciones, a ti
las ofrendas del corazón, a ti los sacrificios de la humanidad. ¡Oh bella
Infanta! Dios te envía a nuestro suelo cual lluvia de bendición: te aguardamos
como la tierra árida, que suspira por el rocío de la mañana. En tu adorable
nombre divisamos un porvenir venturoso: por eso el corazon se dilata, y los
ojos vierten lágrimas de alegría. Pues vienes para remedio universal de
nuestros infortunios, recíbenos bajo tu dulce amparo, disipa las densas
tinieblas de nuestro entendimiento, destruye los desarregla dos afectos de
nuestro corazón, y re prime los esfuerzos y sugestiones de nuestros
adversarios, para que, escudados con la divina gracia, podamos bajo tus
auspicios arribar al puerto feliz de la vida eterna. Amen.
DIA
SEGUNDO
ORACION
Niña
bellísima, obra acabada del Excelso, que naces al mundo cual cristalina fuente
del paraíso, cuyas puras aguas han de regar toda la tierra, de la que surgirán
fragantes flores y sazonados frutos para placer y delicia de todas las
generaciones. ¡Oh tierna Niña! pues eres el manantial y conducto de todas las
gracias, y fecundizas con tu celestial riego los más áridos corazones,
convirtiéndolos en amenos vergeles, riéganos con esas aguas de vida eterna,
para que florezcamos en santidad y justicia, y lleven los ángeles al pie de tu
excelso trono las fragantes flores de virtudes que broten en nuestras almas con
tu riego maternal. Amen.
DIA
TERCERO
ORACION
Tierna
Infanta, bella y agraciada sobre todas las criaturas, nacida al mundo cual
prodigiosa vara de la raíz de Jesé, que dejándose ver en toda su lozanía
primaveral, llevará un día, no lejano, la perfumada flor cuyo aroma,
embalsamando los cielos con su exquisita fragancia, hará vestir nuestra mortalidad
y hacerse hermano nuestro al Hijo del Eterno. ¡Oh Niña graciosa! perfuma
nuestras almas con tu aroma celestial, para que siendo nuestros corazones
precioso incensario de virtudes, con que tributemos rendido culto a la augusta
Trinidad en esta mortal vida, merezcamos bendecirla y adorarla eternamente en
la gloria. Amen.
DIA
CUARTO
ORACION
Benditísima
Niña, modelo de todas las gracias, fuente de luz, faro brillante, tuvo feliz
Nacimiento es la señal segura de las bondades del cielo, pues en medio de las
tinieblas de una generación viciada, naces como estrella de salvación para
serenar las encrespa das olas de nuestras adversidades, e iluminar con tu luz
suave y consoladora la horrenda noche que nos aflige, cuando fluctuamos con el
terror de las tribulaciones. ¡Oh espléndida estrella! calma las tempestades de nuestro
lóbrego y zozobrante corazón, disipa sus borrascosas tinieblas, derramando luminosos
destellos de amor divino, que ilustren nuestro entendimiento, haciéndonos
conocer lo fugaz de todo lo ter reno y apreciar únicamente lo celestial y
eterno. Amen.
DIA
QUINTO
ORACION
Oh sagrada Niña, deseada de las naciones, criatura privilegiada, plácida y
risueña aurora, que en tu feliz Nacimiento nos anuncias días bonancibles y
serenos, aurora del esplendoroso dia de la ley de gracia; si el alba matutina deslumbra
con sus lindos arreboles, es porque el sol se refleja en ella; y así tú, aurora
de la gracia, robas el corazón de Dios con tu fúlgida hermosura, por vestirle
el sol de la eternidad con los rayos de su viva lumbre. ¡Oh brillante aurora!
pues naces para poner dichoso término a la noche del pecado con los fulgores de
tu in maculada inocencia, infúndenos tal horror aun á la menor sombra de él,
que prefiramos perder mil veces la vida antes que ofender levemente a nuestro
Dios y Señor. Amen.
Espléndida Niña, Señora de los astros, perla oriental de inapreciable,
valor, que naces cual fulgente sol, don del Ser Supremo coloca su brillante
solio para su grata morada; tú eres sol dé infinita claridad, que ilumina todas
las edades, que alumbra al justo y al pecador, que fecundiza todas las virtudes,
y roba todas las miradas como perenne manantial de luces sobrehumanas y de
inefables consuelos, por lo que el humano linaje le profesa un ca riño filial,
que se trasmite de generación en generación. ¡O hermosa Niña, sol brillante y
benéfico! inflama con tu mediación poderosa nuestros corazones en amor divino,
para que, abrasados con tan celestial ardor, merezcamos gozar eternamente al
divino Sol de justicia, Jesús nuestro Redentor. Amen.
DIA SEPTIMO
ORACION
Bellísima Princesita, en
cuya inocencia se complacen los serafines, que en medio de las tempestades y de
las infernales tinieblas del pecado, brillas en tu Nacimiento con encantadora
belleza, cual refulgente luna, faro de salvación entre tan lóbregos horrores,
haciendo en cierto modo las veces del escondido Sol de justicia; pues eres la
reconciliación de los desventurados pecadores con el Dios cuya misericordia se
ha personificado en ti, no per mitas que vivamos enemistados con El; únenos por
medio del amor, guiándonos con tu pura luz hasta el término de las tinieblas
espirituales, que es el punto donde empieza el día de la gracia, de la que eres
Madre, pues que conduces a ella. ¡Oh luna clementísima! jamás nos falte tu
bienhechora luz, y haz que jamás nos falte la entera luz de nuestro Dios. Amen.
DIA
OCTAVO
ORACION
Oh tierna Niña, preciosa
margarita de la tierra, embeleso de los serafines, representada en la linda y
esbelta palma, símbolo de victoria, pues vences en tu Nacimiento las tinieblas
de la ignorancia y pobreza de virtudes con que salen al mundo las demás criaturas,
y naces rica de luces sobrenaturales en el pleno uso y ejercicio de tu razón sublime,
y con opulencia de gracias y dones celestiales: por estas y otras innumerables
victorias tiene la hermosa palma la gloria de representarte vencedora del
pecado, del mundo, de ti misma, de los abismos y de la muerte. ¡Oh triunfante
Niña! míranos en este valle de ansiedad y de amargura cercados de innumerables
peligros, siempre en riesgo de perder a Dios, el alma y el cielo. Alcánzanos
completa victoria de tan formidables enemigos, y condúcenos hasta ponernos en
posesión de la palma del triunfo, que el Señor reserva para sus escogidos en la
corte celestial. Amen.
DIA
NOVENO
ORACION
Preciosísima Niña,
admirable con junto de perfecciones y gracias, que naces al mundo cual hermosa
ciudad para deliciosa morada del Rey de los reyes, quien te fundó sobre
encumbra dos montes de santidad, le dio por muro su gracia, y puso en tu centro
la fortaleza inexpugnable de su brazo omnipotente; reina la paz en tu ámbito
delicioso, y se respira en él una fragancia celestial. Eres, ó María, ciudad
del refugio para todos los desdichados, para todos los perseguidos, para todos
los menesterosos. En ti halla su salud el enfermo, amparo el desvalido, y esperanza
el desesperado. Compadécete pues, ó Niña bondadosa, de tantas calamidades como afligen
a la mísera humanidad, alcanza al pecador el arrepentimiento y perdón de sus extravíos,
la perseverancia al justo, al triste el con suelo, y a todos una feliz y santa
muerte, que nos conduzca a la triunfante Jerusalén, para ensalzar tus grandezas
con los Serafines por toda la eternidad. Amen.
VILLANCICO
A LA SANTISIMA VIRGEN MARIA NIÑA
Niña agraciada y bella,
De perfección portento,
Tu excelso Nacimiento
Mi voz ensalzará.
Hermosa
Virgen, pura
Reina
de tierra y cielo,
Gloria,
paz y consuelo
De
la estirpe de Adán;
Encumbrada
en el solio
De
tu eternal grandeza
Te
admira mi flaqueza
Con
incesante afán.
En
este fausto día
Contempla
arrebatada
La
gracia reservada
A
tu alta dignidad;
Y
aquel dichoso instante
Que
a la luz y la vida
Te
vio salir vestida
De
gloria y majestad.
Mientras
oscura y pobre
Te
ve nacer el mundo,
Ignorando
el profundo
Misterio
de tu ser,
Conmuévanse
los cielos,
Y
absortos, la excelencia
Cantan
de tu existencia
¡O
divina mujer!
Por
el etéreo espacio,
En
célica armonía
Resonó
la alegría
Y
el grito de salud;
Y
los brillantes coros
Que
asisten al Dios santo,
Con
inefable encanto
Proclaman
tu virtud.
El
mundo desconoce
Tu
celestial destino,
Tu
carácter divino,
Tu
excelsa vocación.
Madre
de Dios ¡qué asombro!
Vas
a ser, Virgen pura,
Tú,
tierna criatura,
Por
eterna elección.
Vas
a ser de los hombres
La
luz reparadora,
En
quien Dios atesora
Sus
dones y su honor.
Y
noble y perfectísima,
Y
en gracia confirmada,
A
la empresa ordenada
Naciste,
de su amor.
Por
eso amaneciste
Cual
aurora esplendente
Del
astro indeficiente,
Del
mismo. Hijo de Dios,
El
que tomando carne
En
tu impecable seno,
Sin
mancha nació,
y lleno De eterna perfección.
Y
la salud del hombre,
En
el feliz momento
De
tu almo nacimiento
Se
principió a operar:
De
la infernal serpiente
La
orgullosa cabeza
Tu
insigne fortaleza
Logrará
quebrantar.
Feliz,
feliz te aclama
Mi
mente confundida,
Y
ante tus pies rendida
Te
presta adoración.
Allá
en el alto asiento
De
tu trono brillante,
Te
invoca suplicante
Mi
triste corazón.
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