domingo, 11 de marzo de 2018

DEVOCIONES A LA VIRGEN NIÑA





DEVOCIONES A LA VIRGEN NIÑA




ADVIENTO MARIANO

L/: Dios mío, mi defensa os encomiendo.
R/: Señor, a mi socorro venid presto.

Gloria sea dada al Padre, Gloria al Hijo soberano, Y por siglos infinitos Gloria al Espíritu Santo.

HIMNO

Dulces el cielo cánticos entona;
Bese la tierra de placer bañada,
Porque fama pregona
Que en su seno encerrada
Célica prenda en época cercana
Gozosa dará a luz ilustre Ana.

¡Parto feliz! ¡Fruto bendecido!
Tú de la culpa la negrura horrenda,
Que el suelo maldecido
Como noche tremenda
Encubriera, tú cambias en luz roja.
Que del mundo la sombra desaloja.

Tú eres por cierto la Aurora rutilante,
Mensajera del Sol esplendoroso,
Que disipa al instante
Pecado tenebroso,
Brillando la virtud y la justicia
So la influencia de su luz propicia.

Tú eres la Virgen admirable, pura,
Que por obra del cielo concibiendo.
De culpa sin horrura,
Virgen permaneciendo,
Un Hijo parirás, rey poderoso,
De horrido infierno triunfador glorioso.

Y Dios le aclamarán pueblos, naciones,
Dios de piedad, benéfico, clemente:
De las generaciones
Precitas excelente
Fiador, tu haber, de mérito infinito,
Su deuda pagará por finiquito.

A ti, dulce Jesús, Salvador mío,
Nieto de Ana, buen hijo de María,
Rinda corazón pío,
Del Padre en compañía.
Tributo eterno de alabanza y gloria,
Y al Santo Espíritu eternal memoria. Así sea.

L/: Visítanos, estrella de la mañana.
R/: Naciendo de lo alto, Virgen María.

Ahora se rezará una de las antífonas siguientes, variando según el día:


Dia 31 de agosto. ¡Oh Aurora, que sin nubes brillas sobre manera! ¿Cuándo aparecerás levantándote hermosa como la luna, escogida como el sol? ¡Oh Virgen hermosísima! ven ya, no tardes, y manifiesta tu luz a los que están sentados en las tinieblas y sombras de la muerte.

Dia 1 de setiembre. ¡Oh destello de divina claridad, candor de la luz eterna, más brillante que el sol, más bella que la luna, Virgen María! No tardes, ven pronto, e ilumina nuestras almas, para que brille tu luz en las tinieblas.

Dia 2. ¡Oh María, excelso monte de Dios, colocado en la cumbre de los montes, y el más alto entre los collados! ¡Oh monte de Dios, monte fecundo, monte fértil, al cual correrán todas las gentes, e irán multitud de pueblos! Oh monte,
del que la piedra será quitada sin resistencia! ¡Oh Virgen sagrada, ven ya y manifiéstate a nosotros!

Dia 3. ¡Oh fuego brillante é inextinguible, fuego que inflama e ilumina, fuego de divina caridad, que te ocultas en el seno de la felicísima Ana! Ven, muéstrale a nosotros, é ilumínense nuestras almas con tu feliz presencia, y enciéndanse nuestros corazones en amor divino.

Dia 4. ¡Oh luz brillantísima, figurada por aquella primitiva luz de la que se cree formado el sol, porque de ti se formará el Sol de justicia! Luz hermosísima y serenísima, ven y apresura tu Nacimiento: muéstrate a nosotros, y con tu resplandeciente rostro ahuyenta las ti nieblas que nos cercan, y disipa para siempre nuestra tenebrosa noche.

Dia 5. ¡Oh luna toda hermosa y sin mancilla, llena siempre de gracia y gloria! ¡Luna perfecta en la eternidad! ¡Luna brillantísima y candidísima! Ven, no tardes, y esclareciendo las tinieblas de la noche, ilustra todo el mundo con tu auxilio.

Dia 6. ¡Oh brillante estrella de Jacob, estrella precursora del sol, estrella resplandeciente y matutina! Ven, no tardes: muéstrate a nosotros, y por medio del camino de salud guíanos previamente hasta el último día.
Acabada la antífona del día se dirá el siguiente:

CANTICO DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARIA.
Mi alma glorifica al Señor, y mi espíritu está trasportado de gozo en el Dios Salvador mío.
Porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por tanto, ya desde ahora me llamarán bienaventurada todas las generaciones.
Porque ha hecho en mí cosas grandes Aquel que es poderoso, cuyo nombre es santo, y cuya misericordia se derrama de generación en generación sobre los que le temen.
Hizo alarde del poder de su brazo; deshizo las miras del corazón de los soberbios.
Derribó del solio á los poderosos, y ensalzó a los humildes.
Colmó de bienes a los hambrientos, y a los ricos los despidió sin nada.
Acordándose de su misericordia, acogió a Israel su siervo; según la promesa que hizo a nuestros padres, a Abraham y a su descendencia por los siglos de los siglos. Gloria al Padre, etc.

Se repite la antífona correspondiente al día, y después la siguiente:


ORACION
Concede, te rogamos, Omnipotente Dios, que los que nos preparamos esperando el Nacimiento de la Bienaventurada Virgen María, merezcamos ser prevenidos con celestiales dones para celebrar dignamente tan gran solemnidad. Por nuestro Señor Jesucristo. Amen.






NOVENA EN HONOR DEL FELIZ NACIMIENTO DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA


Hará la señal de la santa Cruz y el acto de contrición, Señor mío Jesucristo, etc., rezándose después la siguiente:


ORACION PREPARATORIA PARA TODOS LOS DIAS
Santísima Niña María, delicia de los ángeles, augusta Soberana de los cielos, deseada de las naciones, cuyo feliz nacimiento regocija a todo el orbe, por ser el principio del venturoso día de la redención del humano linaje. ¡Oh tierna infanta! vuelve a nosotros esos bellos ojos que derraman alegría y consuelo, y purifique tu graciosa sonrisa nuestras almas. Haz que participemos del espiritual regocijo de tu Nacimiento, viviendo en la abundancia de gracias que nos promete, para que podamos nacer nuevamente a gozar la felicidad eterna de la gloria. Amen.


DIA PRIMERO
ORACION
Oh Niña gloriosa, criatura angelical, tesoro de gracias y perfecciones, que entre los hijos del crimen naces como Cándida azucena, siempre bella, brotando del tronco bendecido por el Omnipotente, para difundir el delicioso aroma de la virtud; vienes para curar las llagas de la humanidad abatida, para enseñarla el camino de salvación, para romper los grillos que envilecen su dignidad ultrajada. Pues eres la criatura de más sublime pureza entre las hijas del culpable Adán, inspira nos el noble sentimiento de la propia dignidad, que se extingue si no lo sustenta la virtud, de que eres celestial modelo. Niña todo amor, óyenos, pues te llamamos; aparece ante nosotros, pues te buscamos; hemos venido para hablarte; si te hemos hallado, sálvanos, sálvanos, oh María. Amen.
Tres Aves Marías

JACULATORIA
Tierna infanta, Niña hermosa,
Perla de inmenso valor,
Nacida cual bella rosa
Para gloria del Señor.


ORACION FINAL PARA TODOS LOS DIAS
Preciosa Niña María, rica de inefables gracias, primogénita del Altísimo, delicia de los serafines, que en su feliz nacimiento recibes espléndidas ovaciones, homenajes y tributos como Soberana del universo, pues la magnificencia del tierno Padre te contempla como á Hija muy querida, el entusiasmo del Verbo increado te acepta por su futura Madre, el tierno amor del Espíritu divino te enriquece y adorna como a su vivo santuario, y las inmensas legiones de celestiales espíritus, agrupados ante tu modesta cuna, te saludan como a su Reina y Señora, pulsando sus sonoras arpas con indecible regocijo. ¡Oh tierna y graciosa Niña! también nosotros le saludamos con toda la efusión de nuestras almas en unión de los cortesanos celestes y de tus dichosos padres, que absortos te contemplan. Salve pues, Niña augusta, salve. A ti alabanzas, a ti coronas, a ti bendiciones, a ti las ofrendas del corazón, a ti los sacrificios de la humanidad. ¡Oh bella Infanta! Dios te envía a nuestro suelo cual lluvia de bendición: te aguardamos como la tierra árida, que suspira por el rocío de la mañana. En tu adorable nombre divisamos un porvenir venturoso: por eso el corazon se dilata, y los ojos vierten lágrimas de alegría. Pues vienes para remedio universal de nuestros infortunios, recíbenos bajo tu dulce amparo, disipa las densas tinieblas de nuestro entendimiento, destruye los desarregla dos afectos de nuestro corazón, y re prime los esfuerzos y sugestiones de nuestros adversarios, para que, escudados con la divina gracia, podamos bajo tus auspicios arribar al puerto feliz de la vida eterna. Amen.



DIA SEGUNDO
ORACION
Niña bellísima, obra acabada del Excelso, que naces al mundo cual cristalina fuente del paraíso, cuyas puras aguas han de regar toda la tierra, de la que surgirán fragantes flores y sazonados frutos para placer y delicia de todas las generaciones. ¡Oh tierna Niña! pues eres el manantial y conducto de todas las gracias, y fecundizas con tu celestial riego los más áridos corazones, convirtiéndolos en amenos vergeles, riéganos con esas aguas de vida eterna, para que florezcamos en santidad y justicia, y lleven los ángeles al pie de tu excelso trono las fragantes flores de virtudes que broten en nuestras almas con tu riego maternal. Amen.

DIA TERCERO
ORACION
Tierna Infanta, bella y agraciada sobre todas las criaturas, nacida al mundo cual prodigiosa vara de la raíz de Jesé, que dejándose ver en toda su lozanía primaveral, llevará un día, no lejano, la perfumada flor cuyo aroma, embalsamando los cielos con su exquisita fragancia, hará vestir nuestra mortalidad y hacerse hermano nuestro al Hijo del Eterno. ¡Oh Niña graciosa! perfuma nuestras almas con tu aroma celestial, para que siendo nuestros corazones precioso incensario de virtudes, con que tributemos rendido culto a la augusta Trinidad en esta mortal vida, merezcamos bendecirla y adorarla eternamente en la gloria. Amen.

DIA CUARTO
ORACION
Benditísima Niña, modelo de todas las gracias, fuente de luz, faro brillante, tuvo feliz Nacimiento es la señal segura de las bondades del cielo, pues en medio de las tinieblas de una generación viciada, naces como estrella de salvación para serenar las encrespa das olas de nuestras adversidades, e iluminar con tu luz suave y consoladora la horrenda noche que nos aflige, cuando fluctuamos con el terror de las tribulaciones. ¡Oh espléndida estrella! calma las tempestades de nuestro lóbrego y zozobrante corazón, disipa sus borrascosas tinieblas, derramando luminosos destellos de amor divino, que ilustren nuestro entendimiento, haciéndonos conocer lo fugaz de todo lo ter reno y apreciar únicamente lo celestial y eterno. Amen.


DIA QUINTO
ORACION
Oh sagrada Niña, deseada de las naciones, criatura privilegiada, plácida y risueña aurora, que en tu feliz Nacimiento nos anuncias días bonancibles y serenos, aurora del esplendoroso dia de la ley de gracia; si el alba matutina deslumbra con sus lindos arreboles, es porque el sol se refleja en ella; y así tú, aurora de la gracia, robas el corazón de Dios con tu fúlgida hermosura, por vestirle el sol de la eternidad con los rayos de su viva lumbre. ¡Oh brillante aurora! pues naces para poner dichoso término a la noche del pecado con los fulgores de tu in maculada inocencia, infúndenos tal horror aun á la menor sombra de él, que prefiramos perder mil veces la vida antes que ofender levemente a nuestro Dios y Señor. Amen.

DIA SEXTOORACION
Espléndida Niña, Señora de los astros, perla oriental de inapreciable, valor, que naces cual fulgente sol, don del Ser Supremo coloca su brillante solio para su grata morada; tú eres sol dé infinita claridad, que ilumina todas las edades, que alumbra al justo y al pecador, que fecundiza todas las virtudes, y roba todas las miradas como perenne manantial de luces sobrehumanas y de inefables consuelos, por lo que el humano linaje le profesa un ca riño filial, que se trasmite de generación en generación. ¡O hermosa Niña, sol brillante y benéfico! inflama con tu mediación poderosa nuestros corazones en amor divino, para que, abrasados con tan celestial ardor, merezcamos gozar eternamente al divino Sol de justicia, Jesús nuestro Redentor. Amen.



DIA SEPTIMO
ORACION
Bellísima Princesita, en cuya inocencia se complacen los serafines, que en medio de las tempestades y de las infernales tinieblas del pecado, brillas en tu Nacimiento con encantadora belleza, cual refulgente luna, faro de salvación entre tan lóbregos horrores, haciendo en cierto modo las veces del escondido Sol de justicia; pues eres la reconciliación de los desventurados pecadores con el Dios cuya misericordia se ha personificado en ti, no per mitas que vivamos enemistados con El; únenos por medio del amor, guiándonos con tu pura luz hasta el término de las tinieblas espirituales, que es el punto donde empieza el día de la gracia, de la que eres Madre, pues que conduces a ella. ¡Oh luna clementísima! jamás nos falte tu bienhechora luz, y haz que jamás nos falte la entera luz de nuestro Dios. Amen.


DIA OCTAVO
ORACION
Oh tierna Niña, preciosa margarita de la tierra, embeleso de los serafines, representada en la linda y esbelta palma, símbolo de victoria, pues vences en tu Nacimiento las tinieblas de la ignorancia y pobreza de virtudes con que salen al mundo las demás criaturas, y naces rica de luces sobrenaturales en el pleno uso y ejercicio de tu razón sublime, y con opulencia de gracias y dones celestiales: por estas y otras innumerables victorias tiene la hermosa palma la gloria de representarte vencedora del pecado, del mundo, de ti misma, de los abismos y de la muerte. ¡Oh triunfante Niña! míranos en este valle de ansiedad y de amargura cercados de innumerables peligros, siempre en riesgo de perder a Dios, el alma y el cielo. Alcánzanos completa victoria de tan formidables enemigos, y condúcenos hasta ponernos en posesión de la palma del triunfo, que el Señor reserva para sus escogidos en la corte celestial. Amen.


DIA NOVENO
ORACION
Preciosísima Niña, admirable con junto de perfecciones y gracias, que naces al mundo cual hermosa ciudad para deliciosa morada del Rey de los reyes, quien te fundó sobre encumbra dos montes de santidad, le dio por muro su gracia, y puso en tu centro la fortaleza inexpugnable de su brazo omnipotente; reina la paz en tu ámbito delicioso, y se respira en él una fragancia celestial. Eres, ó María, ciudad del refugio para todos los desdichados, para todos los perseguidos, para todos los menesterosos. En ti halla su salud el enfermo, amparo el desvalido, y esperanza el desesperado. Compadécete pues, ó Niña bondadosa, de tantas calamidades como afligen a la mísera humanidad, alcanza al pecador el arrepentimiento y perdón de sus extravíos, la perseverancia al justo, al triste el con suelo, y a todos una feliz y santa muerte, que nos conduzca a la triunfante Jerusalén, para ensalzar tus grandezas con los Serafines por toda la eternidad. Amen.



VILLANCICO A LA SANTISIMA VIRGEN MARIA NIÑA


Niña agraciada y bella,
De perfección portento,
Tu excelso Nacimiento
Mi voz ensalzará.

Hermosa Virgen, pura
Reina de tierra y cielo,
Gloria, paz y consuelo
De la estirpe de Adán;
Encumbrada en el solio
De tu eternal grandeza
Te admira mi flaqueza
Con incesante afán.

En este fausto día
Contempla arrebatada
La gracia reservada
A tu alta dignidad;
Y aquel dichoso instante
Que a la luz y la vida
Te vio salir vestida
De gloria y majestad.

Mientras oscura y pobre
Te ve nacer el mundo,
Ignorando el profundo
Misterio de tu ser,
Conmuévanse los cielos,
Y absortos, la excelencia
Cantan de tu existencia
¡O divina mujer!

Por el etéreo espacio,
En célica armonía
Resonó la alegría
Y el grito de salud;
Y los brillantes coros
Que asisten al Dios santo,
Con inefable encanto
Proclaman tu virtud.

El mundo desconoce
Tu celestial destino,
Tu carácter divino,
Tu excelsa vocación.
Madre de Dios ¡qué asombro!
Vas a ser, Virgen pura,
Tú, tierna criatura,
Por eterna elección.

Vas a ser de los hombres
La luz reparadora,
En quien Dios atesora
Sus dones y su honor.
Y noble y perfectísima,
Y en gracia confirmada,
A la empresa ordenada
Naciste, de su amor.

Por eso amaneciste
Cual aurora esplendente
Del astro indeficiente,
Del mismo. Hijo de Dios,
El que tomando carne
En tu impecable seno,
Sin mancha nació, 
y lleno De eterna perfección.

Y la salud del hombre,
En el feliz momento
De tu almo nacimiento
Se principió a operar:
De la infernal serpiente
La orgullosa cabeza
Tu insigne fortaleza
Logrará quebrantar.

Feliz, feliz te aclama
Mi mente confundida,
Y ante tus pies rendida
Te presta adoración.
Allá en el alto asiento
De tu trono brillante,
Te invoca suplicante
Mi triste corazón.





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