DIA
DOCE
CONSAGRADO
A NUESTRA SEÑORA
DE GUADALUPE
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor
mío Jesucristo que llevado del inmenso amor que tienes al linaje humano,
después de todo lo que por el hiciste en los días de tu vida mortal, le diste a
tu misma Madre para que lo fuera suya, y particularmente a nosotros los
mexicanos, honraste de una manera especial mandándonos a María para que se
apareciese en el Tepeyac y nos convirtiese a la única verdadera fé, y desde
allí fuese nuestro amparo y nuestra defensa en los azares de la vida; mientras
más considero todos estos favores, más me pesa de tantos pecados con que he
ofendido a tu augusta Majestad. Perdóname, Dios mío, yo me propongo nunca más
volver a ofenderte, sino ajustar mi conducta a tu santa ley. Este perdón y esta
gracia te la pido por los méritos é intercesión de mi Santísima Madre María
cuya advocación de Guadalupe quiero honrar en este día. Amen.
ORACIÓN
¡Santísima
Virgen de Guadalupe! ¡Si me hubiera sido posible elegir yo mismo una Madre,
cuan noble, rica y hermosa hubiera sido la mujer que yo escogiera! Habría
elegídola tal, que, uniendo a la hermosura, las prendas más brillantes, gozara
de la alta estima de los más egregios y poderosos príncipes. La habría buscado de
atractivo tan irresistible, que teniendo ante el Monarca supremo eficaz
valimiento, ¡hubiese podido proporcionarme la vida más feliz y más exenta de
miserias! Pero, he aquí gran Señora, que, si me ha sido imposible hacer tal
elección, he tenido la incomparable gloria, la indecible felicidad de que la
Madre más excelsa, hermosa y Augusta se haya dignado, aun antes de que yo
naciese, ¡adoptarme por hijo suyo! Sí, Tú, oh Reina piadosísima, la más dulce y
tierna de todas las Madres, Tú misma, cuando viniste desde el cielo á
santificar este país con tu gloriosa presencia, no te desdeñaste de ofrecerte y
declararte por Madre mi a. Tu dijiste al felicísimo Juan Diego, que te
mostrarías Madre amorosa con cuantos solicitasen confiados tu poderoso patrocinio.
Así como creo, venero y admiro en Tí el valimiento que tienes con el Príncipe
de la eternidad el poder de que gozas para con la infinita misericordia. Muestra,
pues,
oh
María, que eres mi dulce Madre, cual ofreciste al dichoso Juan Diego,
alcanzándome de tu Santísimo Hijo el perdón de mis horribles culpas y
reiterados extravíos. Yo vengo alentado por tu maternal confianza a prometerte
el no volverá ejecutar cosa alguna que desagrade y ofenda a mi Señor. No sean
parte mis delitos para dejar frustradas las esperanzas que en Tí pongo: obra
conmigo como Madre, aunque yo no he sabido ser hijo tuyo: presenta mis súplicas
ante el trono de aquel buen Dios que por salvarme se hizo Hijo tuyo:
eligiéndote por Madre para que fueses Madre mía. Alcánzame oh María la gracia que
necesito para saber aprovecharme de tan gran beneficio y vivir de manera que
merezca ir a darte las gracias por una eternidad en el cielo. Amen.
CORONA
Yo
te doy las más rendidas acciones de gracias, oh Virgen María de Guadalupe, por
haberte dignado aparecer en el Tepeyac y traernos la luz del Evangelio,
pidiéndote por el amor Maternal que entonces nos demostraste que conserves
siempre en la fé de Jesucristo a nuestra Patria.
Padre nuestro, tres Ave
María y Gloria.
Madre
del amor hermoso,
Iris
de paz y consuelo;
Haz,
por tu ruego piadoso,
Unido,
fuerte y dichoso
A
este mexicano suelo
Yo
te doy las más rendidas acciones de gracias, oh Virgen María de Guadalupe, por las
palabras dulcísimas y llenas de maternal bondad, que te dignaste dirigirnos,
prometiéndonos que escucharías siempre nuestras súplicas desde el
templo
que ordenaste se te erigiera; te suplicamos nutras y fomentes el espíritu de oración
en nuestra Patria.
Padre nuestro, etc.
Yo
te doy las más rendidas acciones de gracias, oh Virgen María de Guadalupe,
por
habernos dejado en esa imagen ante la que estoy postrado, un trasunto de tu
hermosura, dándonos además en ella una prenda de tu amor; rogámoste Señora,
nos
libres de toda clase de calamidades y nos libres de las asechanzas de nuestros
enemigos.
Padre nuestro, etc.
GOZOS
Pues
a ser nuestro consuelo
Bajaste,
oh Virgen pura;
De lleno a nuestra
ventura
Subir a adorarte al
cielo.
En la tilma retratada
Dejaste
tu imagen bella,
Para
que fuese la estrella
De
esta tu América amada
Por
esto en Tí asegurada
Tiene
su dicha este suelo;
Del
sol los rayos ardientes
Forman
marco a tu grandeza,
Que
no eran á tal pureza,
Otros
adornos decentes
Venzan
tus rayos valientes
De
nuestros pechos el celo.
Tapete
forma la luna
A
tus plantas sacrosantas
Pues
cree hallar en tus plantas
El
lleno de su fortuna;
Haz
que menguante ninguna
Padezca
el indiano suelo;
Para
bordar tu vestido
Han
bajado las estrellas,
Porque
en tu manto hallan ellas
Firmamento
más lúcido;
Tu
siempre la estrella has sido
Que
anuncia nuestro consuelo;
Sirve
a tus pies de repisa
Noble
Serafín alado;
Y
estar a tus pies postrado
Es
su más noble divisa;
Así
con su ejemplo atiza
La
llama de nuestro celo;
Ceñida
la real corona
Se
ve; oh María en tu cabeza,
Que
por reina te confiesa
Desde
la una a la otra zona;
Así
por águila te abona
Que
hasta Dios levantó el vuelo.
Pues
a ser nuestro consuelo
Bajaste;
oh Virgen pura;
De
lleno a nuestra ventura
Subir
a adorarte al cielo.
Una
Salve.
ORACIÓN: Dios
de poder y de misericordia, bendijiste las Américas en el Tepeyac con la
presencia de la Virgen María de Guadalupe. Que su intercesión ayude a todos,
hombres y mujeres, a aceptarse entre sí como hermanos y hermanas. Por tu
justicia, presente en nuestros corazones, reine la paz en el mundo. Te lo
pedimos por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo y el
Espíritu Santo, Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
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