sábado, 10 de marzo de 2018

NOVENA Y DIA SIETE A SAN CAYETANO




NOVENA AL GLORIOSO SAN CAYETANO DE THIENE
Para implorar por su intercesión la salud del alma y del cuerpo en todo tiempo, y muy en particular en tiempo de alguna calamidad.

Por don Rafael José Ferrol presbítero

1865

PREPARACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Glorioso San Cayetano, amigo de Jesús, Redentor del linaje humano, y amigo también de María santísima, madre de los hombres, ¿a quién puedo acudir mejor para alcanzar el remedio de mis males tanto del alma como del cuerpo, que á Vos tan allegado de los dos personajes en cuyas manos están los tesoros de gracia y de naturaleza? Vos, santo mío, si queréis, podéis reparar los percances que me afligen. No espero, que me despreciéis en este momento que acudo a Vos confiado en vuestro valimiento y patrocinio. ¿Puede retraeros de consolarme el ver en mí alguna falta que tenga enojada a la Divina justicia y que la obligue a castigarme? ¡Oh San Cayetano! no os detenga esto. A la presencia del Señor me humillo, y reconociéndome pecador, digo con todas las veras de mi alma: Dios mío, perdón, pésame de haberos agraviado por ser vos quien sois bondad inmensa. Concededme la gracia, y ahora muy en particular para rendir culto a vuestro especial amigo San Cayetano, por cuya intercesión espero obtener de Vos en esta novena el bien que deseo, y al fin de mi vida el descanso de mi alma en vuestra compañía eternamente en la gloria. Amen.

DIA PRIMERO

CONSIDERACION
Desde pequeñito empezó San Cayetano a considerar el fin de la venida de Jesucristo a la tierra, y lo que trabajó el divino Maestro para llevarlo a cabo. Todos sabemos que el Hijo de Dios descendió del cielo a la tierra para convertir y salvar los pecadores. He aquí, que San Cayetano tuvo esto presente toda su vida; y toda su vida la pasó ejercitándose en bien espiritual de los mismos. Jamás miró con indiferencia la pérdida de ningún alma: la sentía y lloraba amargamente. Por obstinadas o endurecidas que se presentasen algunas, no se espantaba, ni cejaba su celo en trabajar para sacarlas de su empedernimiento, y llevarlas a punto de salvación. Muy perdido estaba en tiempo' de San Cayetano el reino de Nápoles: la desmoralización era general, los escándalos dábanse la mano uno a otro, y la herejía llegó a reinar en el entendimiento de muchos. En tan malhadada época para aquella nación, el espíritu celoso de San Cayetano no flaqueó. Sentía la desgracia moral y la lloraba haciendo penitencia a fin de implorar la mudanza de costumbres en aquellos habitantes, el perdón de sus culpas, y la gracia divina. Y no se contentaba su celo en esperarlo todo de la oración y mortificaciones: se entregaba a la vida activa anunciando en público la palabra del Señor y la necesidad de convertirse. ¡Cuánto padeció durante este género de vida, ávido de la reforma moral de todos los cristianos! Fríos, calores, hambre, cansancios, desprecios, peligros de muerte; todo lo tenía por bien emplea do conviniendo una sola alma. El número de los que trajo a buen camino y de los que introdujo al gremio de la santa Iglesia, fué crecidísimo. Muchísimos fueron los pecadores que abandonaron su mala vida; muchísimos los incrédulos que abrazaron la verdad pura del santo Evangelio protestando sus errores; muchísimos los que se sujetaron a la autoridad del Sumo Pontífice; y muchísimos los que renunciaron al islamismo. No es extraño que Cayetano fuese apellidado, Cazador de almas. Mira, pecador, cualquier que seas, lo que debes hacer queriendo ser devoto verdadero de San Cayetano. El santo pide tu conversión. Examina, pues, tu conciencia, de testa luego tus faltas, llóralas, confiésalas, y no vuelvas a pecar.
Se rezará nueve veces el Padre nuestro, Ave María, y Gloria Patri con una aspiración antes de cada uno.

1.     ¡Oh San Cayetano, ¡rogad por la conversión de los pecadores! Padre nuestro, etc.

2.     ¡Oh San Cayetano, rogad por la conversión de los herejes é infelices! Padre nuestro, etc.

3.     ¡Oh San Cayetano, rogad por la conservación de los justos en el estado de la gracia! Padre nuestro, etc.

4.     ¡Oh San Cayetano, rogad por el sostén y extensión de la iglesia católica! Padre nuestro, etc.

5.     ¡Oh San Cayetano, rogad por la pureza y por la defensa de los ministros del santuario! Padre nuestro, etc.

6.     ¡Oh San Cayetano, rogad por la paz entre los reinos católicos! Padre nuestro, etc.

7.     ¡Oh San Cayetano, rogad por la salud de todos los fieles cristiano-católicos! Padre nuestro, etc.

8.     ¡Oh San Cayetano, rogad por la conservación y aumento de los frutos de la tierra! Padre nuestro, etc.

9.     ¡Oh San Cayetano, rogad por todos los enfermos agonizantes a fin de que mueran en el ósculo del Señor! Padre nuestro, etc.

GOZOS AL GLORIOSO SAN CAYETANO


Conde en Venecia nacisteis,
Y en la juventud florida
Deudos y honras de esta vida
Por pobre desconocisteis:

Pues en Dios gran veneciano
Lográis nobleza mayor:
Sednos padre y protector
Milagrero Cayetano.

Vuestra patria os aclamaba,
Ya por santo entre niñeces,
Y en vos ciertas solideces
De la virtud admiraba:
Pues disteis muestras enano
De agigantado valor:

La pobreza y abstinencia
Como apóstol abrazasteis,
Y a vuestros hijos mandasteis
Vivir de la providencia:
Y siempre con larga mano
Os socorría el Señor:

Humilde en los hospitales
Servíais á los dolientes,
Sanando sus accidentes
Incurables o mortales:
Y pues poder soberano
Os ha dado el Redentor

En Roma puso María
A Jesús en vuestros brazos,
Logrando en tiernos abrazos,
Tan amable compañía:
Y pues depósito Pífano
Fuisteis del mismo Criador:

Fuiste insigne penitente
Tanto que según decíais,
Vuestro cuerpo aborrecíais
Como al demonio insolente.
Pues sois del mundo liviano
Constante perseguidor:

Vuestro aspecto prodigioso
Todos los vicios destruye,
Y de vuestra imagen huye
El espíritu alevoso:
Pues del infernal villano
Sois firme espanto y terror,

Un Moro porque votó
Retener vuestra figura,
De una prisión cruel, y dura
Felizmente se libró:
Pues sois aun del más pagano
Amable consolador:

Muchas almas acosadas
De venérea tentación
Deja vuestra intercesión
Dichosamente libradas:
Pues sobresale a lo humano
Vuestro virgíneo candor:

Dais esfuerzo, luz, y guía
Al más triste agonizante,
Y al enfermo vacilante
Suspendéis la frenesís:
Para que como cristiano
Muera contrito de amor:

En los partos laboriosos
Dais feliz alumbramiento,
Trocando en alegre acento
Los suspiros dolorosos:
Pues nunca el devoto en vano
Imploró vuestro favor:

El conyugal desconsuelo
Por falla de sucesión,
Alivias grato Patrón
Si es conveniente su anhelo:
Que cuando el deseo es vano
No os merece por fiador etc.



L/: Ruega por nosotros ¡Oh San Cayetano!
R/: Para que seamos dignos de las promesas de Jesucristo

ORACION: Mira Señor, y padre santísimo, des de tu santuario, y sublime morada celestial esta sacrosanta Hostia, que ofrece nuestro Sumo Pontífice hijo tuyo y se ñor nuestro, por los pecados de sus hermanos: aplácate, no obstante las mu chas maldades del mundo; atiende a la voz de la sangre de nuestro hermano Jesucristo que clama á tí desde la cruz; otorga, señor, nuestros ruegos: aplácate Señor, y concédenos lo que te pedimos; no des largas por ser Tú quién eres, Dios mío, pues tu santo Nombre ya se invocó sobre tu pueblo; y haz con nosotros, según tu misericordia. Amen.

CONCLUSIÓN PARA TODOS LOS DIAS

Poderosísimo San Cayetano, a vuestro honor y ensalzamiento se ha dirigido es te piadoso ejercicio. Si no ha llegado al pie de vuestro altar con toda aquella devoción que el Señor requiere en tales actos, haya para nosotros indulgencia, santo mío; mirad que somos todos miserables hijos de un padre prevaricador. Y en este concepto, según lo bueno que haya en nuestra oración, y en atención á los méritos de la Pasión de Jesucristo, tomad interés por nuestro bien, especial mente por la salud de nuestras almas. No nos abandonéis ¡oh glorioso San Cayetano! Hoy más que nunca miradnos con ojos de compasión. Impetrad del trono de la Trinidad santísima el perdón de nuestras iniquidades que tan irritado tienen al cielo contra nosotros, alcanzadnos la amistad divina con que seamos bendecidos durante la vida en este destierro, y coronados después de la muerte con la diadema de la inmortalidad en el reino de la gloria. Amen.

DIA SEGUNDO

MEDITACION

San Cayetano que prestaba tantos trabajos, y hacia tantos sacrificios para la conversión de los pecadores, y de toda clase de almas perdidas ¿podía dejar de prestarlos a fin de que los convertidos a la gracia perseverasen en tan feliz estado? No. Así es, que para lograr su permanencia en la nueva amistad divina arbitraba medios y los ponía en práctica. ¡Qué rígidos ayunos hacía para mortificar el apetito! ¡Qué crueles disciplinas descargaba sobre su inocente cuerpo! ¡Qué pesado descanso daba a sus miembros fatigados por el trabajo, tomándolo sobre el duro suelo! ¡Qué insoportables eran las vigilias que observaba! Se pre sentaba Cayetano a los nuevos penitentes como un esqueleto descarnado por riquísimas maceraciones. Y a fin de no asustarles con cuadro de cruel penitencia tan al vivo en su mismo cuerpo, los llamaba a la casa de Dios a fin de sus labios, las pláticas que formaba sobre él ayuno y mortificación de Jesucristo. Le presentaba después el mismo divino Maestro atado a la columna recibiendo azotes en satisfacción de los pecados del mundo, y el mismo Señor clavado en el leño sacro de la cruz padeciendo agonía mortal para conseguir perdón de la mucha ingratitud del hombre. A fin de fortalecerlos en medio de las mortificaciones que emprendiesen y sostenerlos en sus propósitos, los exhortaba a la oración, a la frecuencia de sacramentos, y al retiro, muy en particular a las mujeres, estableciendo para su recogimiento lugares a propósito con el nombre de casas de arrepentidas. Pecadores, que renunciasteis el camino de la maldad para no entrar más en él, tened siempre en la memoria los medios de que San Cayetano se valía para conservar en el arrepentimiento y lágrimas de contrición, a los que convertía a Jesucristo, y ponedlos en práctica. Mace rad la carne, crucificadla en Cristo Jesús, y mereceréis el perdón y la gracia en vida, y en la hora de la muerte.


DIA TERCERO
MEDITACION
 A la manera que Dios nuestro Señor cuida de los buenos asistiéndoles con auxilios de gracia, y defendiéndolos en los azares que les presentan el mundo, la carne, y el infierno, cuidaba San Cayetano de aquellas almas que entrega das a la virtud, perfección y santidad, Vivian en amigable unión con la majestad divina. Muy retirada pudiera morar la criatura humana que se alimentaba de la ley de la caridad, que Cayetano no la buscase para comunicarle ideas de la hermosura y demás atributos del Ser supremo, y de los bienes inmensos que tiene reservados para los que le aman, a fin de fortalecerla en el camino emprendido. Así es, que ora exhortaba á unos para la frecuencia a la oración, y a la recepción del manjar divino, como armas poderosas para el vencimiento de toda tentación; y ora animaba a otro para la paciencia y sufrimiento en medio de la adversidad, con ejemplos sacados de la escritura divina y de los martirologios. A los fieles perseguidos dirigía Cayetano con más particularidad su atención a fin de que no flaqueasen jamás en la fé. Muy privada pudiera estar en Nápoles en tiempo de sus desastrosas disecciones, la entrada a las cárceles y a los presidios, que no lograse el Santo penetrar en tales establecimientos sabiendo que había alguna persona padeciendo por Dios, para sostenerla en el empeño tomado. Era tal el celo de San Cayetano en mantener firmes en las creencias religiosas que admitieran des de un principio, que no rehusaba ningún trabajo a fin de que no menguase el número de los verdaderos adoradores del Señor en toda Italia. Cual Atanasio, hubiera acompañado cualquier atleta de Jesucristo a las aras del martirio con el santo objeto de que muriese fiel a las promesas bautismales. Harto tienen que aprender los justos devotos do San Cayetano. ¿Quieren perseverar en la virtud? Invoquen al Santo cuando el mundo, la carne y el infierno se empeñan traerlos al mal. En San Cayetano encontrarán sostén durante la vida, y en la hora de la muerte.

DIA CUARTO

MEDITACION
¿Qué objeto puede haber más digno de la atención, amor y devoción de un cristiano, que aquel por medio del cual se recaban del cielo mayores gracias? Sien do la Pasión sagrada de Jesucristo, como manantial que es de todas las gracias que se derraman sobre el linaje humano, el mayor objeto a cuya consideración y gratitud debe entregarse el verdadero hijo de Dios; por esto san Cayetano tomó con particular empeño en presentarla blanco de los tiernos afectos del corazón de todo justo, y de todo pecador arrepentido. Cristo, padeciendo por la salud y redención de los hombres, era frecuente asunto de sus conversaciones y pláticas: la vía sacra, ejercicio que hacía practicar todos los días a sus hijos y a los que vivían bajo su dirección; y la agonía y la muerte de Jesús pendiente del sacro madero en el monte Calvario, quería san Cayetano fuesen la más atendible materia, de la oración. El fin que el santo patriarca se proponía en la práctica de esta sagrada obra, era mover a ternura y lágrimas de pura contrición al pecador, considerando que sus enormes iniquidades fueron la cansa de aquel sangriento drama; y á excitar en el justo inalterable fortaleza en medio de los padecimientos de este valle de lágrimas, y muy en particular de los desprecios y persecuciones que tienen que sufrir de los malos. ¡Qué laudable empeño el de san Cayetano en esta parte! ¡Qué saludables efectos había de producir obra tan santa y de singular agrado al Redentor, en el corazón de los que la ' practicaban! Obsérvalo en tí mismo ¡oh, pecador arrepentido! Mientras contemplas a Jesús crucificado, ¿no puedes dejar de reconocer que la misericordia de Dios?  hecho hombre, fué grande para contigo. Y obsérvalo tu también ¡oh, alma justa! y dirás: ¡mucho tengo que aprender de Dios, que revestido de la carne mortal y pasible sufrió hasta el último suspiro por la salud de todas las criaturas humanas siendo inocente!

DIA QUINTO

MEDITACION
Era tanto el amor que san Cayetano tenía al santísimo Sacramento del Altar, que no podía dejar, siempre que se lo permitían sus ocupaciones; de visitarte ora estando patente en alguna iglesia, ora estando reservado. ¡Cuántas horas del día y cuántas noches enteras pasaba arrodillado a su divina presencia, rindiéndole los homenajes de adoración y gratitud que corresponden a su sobe rana majestad! Era de tal naturaleza el amor de san Cayetano hacia Jesucristo en el santísimo Sacramento, que de continuo nacían y renacían en su corazón deseos ardientísimos de que todas las criaturas humanas le amasen y reverenciasen a fin de que fuese perpetua su adoración. Raras eran las personas con quienes hablase Cayetano, que no oyesen de la boca del santo algunas aspiraciones en loor y engrandecimiento del Santísimo, Consideraba san Cayetano, que, siendo el Sacramento del Altar, memorial perenne de la sagrada Pasión del Redentor, debía estar siempre presente, a los ojos de la carne y del espíritu. Por eso, exponía con frecuencia a la pública veneración llamando a todos los hombres a visitarle y adorarle, mayormente en los días de conflicto. Para tales casos, y durante las turbulencias de Italia, fomentó la oración de cuarenta horas en aquel reino en forma de rogativa, a fin de que estudiasen de esta manera la humildad, munificencia y amor de Jesucristo en esta grandiosa obra de su omnipotencia divina. ¡cuán saludables fueron los beneficios de paz interior y exterior que alcanzó del cielo por este medio! Cesaron las turbulencias, se reconciliaron los ánimos hasta entonces mal avenidos, y dominaron los principios de sana moral y de creencia religiosa. No despreciéis, cristianos, este comportamiento de san Cayetano en el amor y adoración á Jesús sacramentado, el cual deseaba llevasen todos. Imitándole, experimentareis dulcedumbre en vuestro interior; y paz y buen vivir entre vuestros semejantes, cuyos dones no sabréis conocer y apreciar sino guiados por la fé y por la caridad, virtudes enseñadas y recomendadas por Jesucristo autor del santísimo Sacramento.

DIA SEXTO

MEDITACION
San Cayetano que desde que gustó por primera vez el pan de los ángeles, fué singular amante de este manjar divino ¿podía tolerar que no se acercasen los demás al sagrado convite? Sabiendo el Santo por experiencia propia, que yendo a menudo a comulgar se fortalecía el espíritu, y el cuerpo tomaba vigor para con gusto y agilidad trabajar las obras encaminadas al engrandecimiento del Criador, y a la felicidad de sus criaturas ¿dejaría de afanarse en que todos los hombres experimentasen los mismos efectos recibiendo la divina Eucaristía? Harto ejemplo les daba Cayetano. ¡Con qué frecuencia se acercaba el santo a la sagrada boda del cordero inmaculado ya antes de ser apto para celebrar el santo sacrificio de la misa! ¡Con qué preparación, devoción y reverencia daba entrada en su boca, y asiento en su pecho a la carne y sangre de Jesucristo! ¡Con qué recogimiento daba des pues gracias al mismo Señor habiéndose dignado hacerse una misma cosa con él! Y este fervor, y esta devoción, y esta caridad seráfica aumentaron en san Cayetano y de una manera extraordinaria, al recibir el sacerdocio y en el acto de celebrar el incruento sacrificio de la misa, y al tomar el cuerpo y la sangre del divino Salvador. Es indecible hacerse cargo de lo que sentía en su interior el santo patriarca en aquellos momentos, é indecible también lo que sentía después de haber comulgado las sagradas especies. Y todo lo que Cayetano practicaba y sentía en esta parte, intentaba hiciesen y sintiesen los demás. Recomendado dejó a sus hijos el trabajo de exhortar a todos a la frecuencia de los sacramentos penitencia y comunión. Ya en su vida logró san Cayetano con dulcísima satisfacción suya, que fuesen sin número los imitadores de su comportamiento, y cuya práctica siguieron muchos obedeciendo a las amonestaciones de los padres Teatinos. Mas ¿son muchos los que ahora siguen al santo en el mismo ejercicio? Los que se precian de ser devotos de san Cayetano ¿viven ávidos de recibir a Jesús en la Eucaristía y se acercan con frecuencia a la sagrada mesa? Omitiendo lo unos por pereza o frialdad, y otros por llevar una conducta enteramente depravada, invocando al santo a su favor en momentos de apuro, y no experimentando gracia ¿se quejarán con razón en su abandono? Que lo examine cada uno.

DIA SEPTIMO

MEDITACION
Mientras que san Cayetano amaba y honraba a Dios, amaba y reverenciaba a la Reina de los cielos, María santísima, dando siempre, por supuesto, la primacía al Señor. Ya Cayetano en su nacimiento fué puesto por su madre bajo la tu tela de la divina Señora; y el santo correspondió a los deseos de la que había te nido tau singular y piadoso cuidado. Tierno niño era, y el nombre de María ya es taba en sus labios. Muchacho era, y a María festejaba con demostraciones no comunes en la edad juvenil. Y al par que iba haciéndose hombre, adelantaba progresivamente en el amor y veneración á la soberana emperatriz de los ángeles y de los hombres. Todo lo que Cayetano hizo desde entonces hasta que espiró en engrandecimiento de María, fué serio, tierno, devoto y magnífico. No pronunciaba el nombre de Jesús que no añadiese el de María. No escribía aquel que no apuntase este al lado. No pasaba un día sin rezar a María el santísimo rosario. No se pasaba vigilia de las festividades de la Señora, que no hiciese memoria de ella con mortificación particular: ni celebraba la iglesia misterio de la divina Madre, sin celebrarlo Cayetano con singulares muestras de solemnidad: ni se acercaba al Altar para ofrecer el santo sacrificio de la misa, sin haber pedido antes la asistencia de la Señora. Y proponiéndose hacer alguna cosa, lo consultaba a María, fuente de sabiduría y Madre del buen Consejo: y apenas lo había efectuado, cuando inmediatamente la ponía bajo su protección. Así sucedió instituyendo su sagrado orden. Tanta devoción de Cayetano a María ¿de qué manera sería recompensada por la Se ñora? Sabiéndose que María puso en los brazos de Cayetano a su mismo Hijo en forma de tierno infante, basta para formar juicio de cuanto pudo hacer la Reina del cielo a favor de su fidelísimo siervo. Las gracias que Cayetano recibió de María y la grandeza de la Señora siendo Madre de todo un Dios, motivaron al santo a inspirar a todos los hombres el amor y la devoción a la divina Madre. Les recordaba que María fué corredentora del género humano, y que todos los descendientes del padre primero son hijos suyos, y que a todos protege cumpliendo la voluntad del Redentor su hijo. Y mientras les infundía tales ideas, les proporcionaba medios para obsequiar a la Señora y engrandecerla. Cuanto él practicaba en gloria de María, les exhortaba ejercer: y además salmearla como se salmea á Jesús, su hijo. Al efecto formó Cayetano el Oficio Parvo de la Señora, dejándolo en constitución, a sus predilectos hijos. Efecto grandísimo en ensañamiento de María produjo esta obra de Cayetano. Con ella alaban todas las congregaciones religiosas a la gran Reina del cielo; y lo mismo hacen muchísimas personas particulares, recabando todas de la protección de María miles de bendiciones. ¡Oh, amor y celo de Cayetano, en honra de la celestial Madre, sed aplaudidos é imitados dé todos los hombres!

DIA OCTAVO

MEDITACION
No era solo el interés de la salvación de las almas, lo que tenía en movimiento a san Cayetano, trabajando sin cesar al efecto, lo era también el interés del bienestar temporal, no exclusivamente de los que seguían su doctrina y consejos santos, sino de los que no los escuchaban a fin de traerlos a mejor vida, a la vida espiritual. ¿Qué persona necesitada no encontraba remedio por los sacrificios de Cayetano con el objeto de proporcionar a todos el consuelo? El indigente ¿no encontraba reparo en su apuro acudiendo a los hospicios que el Santo erigía? El enfermo ¿no hallaba remedio para su curación en los hospitales que el Santo fundaba? El ignorante ¿no conseguía instrucción yendo a las escuelas que el Santo plantaba? El perseguido ¿no encontraba descanso por medio de la paz que el Santo introducía en los reinos y en el hogar doméstico? El perturbado en su interior ¿no reconquistaba la tranquilidad de su conciencia que enflaquecía sus fuerzas físicas, buscando a san Cayetano y desahogando su pecho a las plantas del santo patriarca a fin de obtener la absolución de sus culpas, causa de su indisposición? A nadie negó jamás san Cayetano la protección y el consuelo temporal, mientras vivió en este valle de lágrimas. Y desde que es morador en la celestial bienaventuranza ¿quién hay que, habiendo acudido a él en las necesidades del cuerpo, limpia el alma, con la fé y confianza que se requieren, a que dado desatendido? Ninguno. Todo el que ha implorado su protección, cual se debe, la ha obtenido. ¿Hay quién habiéndose acercado a alguna imagen o figura de san Cayetano en demanda de algún remedio, haya sido en medio de la se quedad, o en medio de avenidas espantosas, o en medio del mar embravecido, o en medio de oscilaciones de la tierra, o en tiempo de epidemias, o en el lecho del dolor, o sea rogando por el eterno descanso de las almas del Purga torio, no haya obtenido despachada feliz mente su petición? Si no lo consiguió; reconozca la causa. No pidió en gracia; ni con fe y bonanza lo que deseaba alcanzar. Vívase en amistad con Dios, ha ya creencia en el Señor, y haya esperanza en el poder de la soberana majestad divina, y san Cayetano alcanzará del cielo a favor de cuantos le invoquen, lo que desean para su lícito bienestar.

DIA ULTIMO

MEDITACION
 San Cayetano, que desde su infancia hasta la muerte, se ejercitó en las virtudes de Jesucristo, humildad, paciencia, mortificación, desnudez y desprendimiento de todo lo de la tierra; san Cayetano, que para defensa de la religión, enseñanza del pueblo, y conversión de los pecadores y de los herejes, fundó el orden de Clérigos Reglares; San Cayetano, que durante su vida, hizo bien indecible a los hombres con dones de gracia y de naturaleza ¿podía dejar de recibir el galardón correspondiente a tantos merecimientos? Dios, justo remunerador de los que se sacrifican por su honra y engrandecimiento y por la ventura de sus semejantes, quiso premiar las virtudes y obras santas de san Cayetano con gloria eterna. A la Bienaventuranza celestial voló el alma de san Cayetano luego de salir de la cárcel del cuerpo. Y en el cielo goza desde entonces san Cayetano distinguido lugar y bienes que nunca acabarán. En tanta dicha lo vieron, por revelación, san Pedro de Alcántara, san Andrés de Avelino y la venerable fundadora de Teatinas sor Úrsula Benincana. Y no es la gloria del cielo que sola mente goza san Cayetano, disfruta también de inefable veneración y culto en la tierra. Ya antes de su beatificación y canonización era honrado é invocado Cayetano por muchos de los fieles. Mas, luego que la iglesia decretó se le podía obsequiar y engrandecer con pública solemnidad, desde entonces se le han erigido en ensalzamiento suyo, monumentos, oratorios y suntuosos templos, acudiendo a ellos sus devotos para rendir le distinguidas festividades, é implorar por medio de sus sagradas imágenes consuelo y ventura celestial, y el reparo de sus desgracias. Mira, cristiano, como recompensa el Señor los méritos contraídos en el ejercicio de la virtud, y en el de las obras de Misericordia. Ten presente que no en balde trabajarás en los caminos de la divina ley. Da á Dios lo que de justicia le pertenece. Trata a tus semejantes como á tí mismo, y alcanzarás en premio la gloria eterna.



DIA SIETE

Puestos de rodillas frente a una imagen de San Cayetano, se dirá lo siguiente:

PREPARACIÓN

Dulcísimo Jesús mío, rendido estoy a vuestra divina presencia, deseoso de complaceros obsequiando en este momento, a vuestro fidelísimo siervo San Cayetano. Reconozco, Señor, que ni mi entendimiento, ni mi corazón están tan purificados, que la obra en que voy a ejercitarme, la haga digna de vuestra santidad. Pero, vos, Dios mío, podréis hacer que lo sea. Por mi parte, me arrepiento de todas mis culpas pasadas, habiéndolas cometido contra un señor de inmensa bondad. Por parte vuestra, Dios mío, perdonadme, purificad mi alma, y favoreced me con vuestra gracia. Entonces ¡oh, Señor! todo será digno de vuestro honor, de vuestra gloria, y de vuestra grandeza. Amen.

MEDITACIÓN

 La devoción que San Cayetano tuvo al adorable misterio de la Santísima Trinidad, muestra la gran virtud de la fe que reinaba en el santo Patriarca. Un misterio tan combatido de los heresiarcas, un misterio tan venerado de los fie les católicos, un misterio sin cuya creencia no se salva persona humana, era el blanco de las ideas y de los sentimientos de San Cayetano. ¡Oh, qué altos eran sus, sentimientos al elevarse su espíritu de la tierra, y al penetrar por los inconmensurables estrados de la eternal bienaventuranza, y al llegar en su meditación al pie del trono de la Divinidad! Entonces adoraba un Dios y Trino en Personas. ¡En aquellos momentos, qué ardientes en el fuego de la caridad seráfica, eran los afectos de su corazón hacia la Majestad Trina! Miraba Cayetano a Dios, y le reconocía un Dios criador de todas las cosas; y he aquí, que inclinaba su cabeza manifestándole su agradecimiento por las obras de su infinito poder. Miraba Cayetano a Dios, y le reconocía un Dios redentor de todo el linaje humano; y he aquí, que profundamente agradecía lo que había hecho por el hombre, rescatándole de la esclavitud de Lucifer. Miraba Cayetano a Dios, y le reconocía un Dios Espíritu santo que con el fuego de la más pura caridad abrasa y santifica las almas; y he aquí, que se derretía en afectos del más acrisolado amor en debida correspondencia. ¡Oh! qué sentía Cayetano en medio de esta contemplación y reconocimiento? el alma de San Cayetano en tales momentos de ar robo celestial, era un serafín gustando las delicias de la patria bienaventurada. ¡Oh, misterio augusto de la Beatísima Trinidad, qué dulces y grandes son los efectos que causas en los que te adoran, veneran y aman!
Ahora se rezará tres veces el Padre nuestro, el Ave María, y Gloria Patri con aspiración antes de cada uno.

PRIMERA ASPIRACION.
¡Oh! San Cayetano, alcanzadnos ser dignos hijos del Dios Padre.
Padre nuestro Ave María y Gloria Patri.

SEGUNPA ASPIRACION.
¡Oh! San Cayetano, alcanzadnos ser dignos redimidos por el Dios Hijo.
Padrenuestro etc.

TERCERA ASPIRACION.
¡Oh! San Cayetano, alcanzadnos ser dignos de la santificación por el Dios Espíritu Santo.
Padre nuestro etc.

CONCLUSIÓN

Glorioso San Cayetano, a vuestra memoria y ensalzamiento ha sido dirigida esta obra de piedad religiosa, recordando lo mucho que hicisteis durante la vida, en amor y adoración al augusto misterio de la beatísima Trinidad, Alcanzadme ¡oh, Santo Patriarca! deseos ardentísimos de imitaros en esta parte, y que los realice con obras semejantes a las vuestras. Recibid este corto obsequio, y presentadlo a aquel Dios, tres veces santo, ante cuyo conspicuo estáis. Pedidle gracias para bien del alma, y para salud del cuerpo. Rogadle por la paz y engrandecimiento de la Iglesia católica, y por la conversión de los pecadores, herejes é infieles, a fin de que aumentándose en la tierra el número de los verdaderos adoradores del Dios, trino en personas y uno en esencia, sean también más los que le adoren eternamente en la patria celestial. Amen.

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