NOVENA AL GLORIOSO SAN CAYETANO DE THIENE
Para implorar por su intercesión la salud del alma y del
cuerpo en todo tiempo, y muy en particular en tiempo de alguna calamidad.
Por don Rafael José Ferrol presbítero
1865
PREPARACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Glorioso San Cayetano, amigo de Jesús, Redentor del linaje
humano, y amigo también de María santísima, madre de los hombres, ¿a quién
puedo acudir mejor para alcanzar el remedio de mis males tanto del alma como
del cuerpo, que á Vos tan allegado de los dos personajes en cuyas manos están
los tesoros de gracia y de naturaleza? Vos, santo mío, si queréis, podéis
reparar los percances que me afligen. No espero, que me despreciéis en este
momento que acudo a Vos confiado en vuestro valimiento y patrocinio. ¿Puede
retraeros de consolarme el ver en mí alguna falta que tenga enojada a la Divina
justicia y que la obligue a castigarme? ¡Oh San Cayetano! no os detenga esto. A
la presencia del Señor me humillo, y reconociéndome pecador, digo con todas las
veras de mi alma: Dios mío, perdón, pésame de haberos agraviado por ser vos
quien sois bondad inmensa. Concededme la gracia, y ahora muy en particular para
rendir culto a vuestro especial amigo San Cayetano, por cuya intercesión espero
obtener de Vos en esta novena el bien que deseo, y al fin de mi vida el
descanso de mi alma en vuestra compañía eternamente en la gloria. Amen.
DIA
PRIMERO
CONSIDERACION
Desde pequeñito empezó San Cayetano a considerar el fin de
la venida de Jesucristo a la tierra, y lo que trabajó el divino Maestro para
llevarlo a cabo. Todos sabemos que el Hijo de Dios descendió del cielo a la
tierra para convertir y salvar los pecadores. He aquí, que San Cayetano tuvo
esto presente toda su vida; y toda su vida la pasó ejercitándose en bien
espiritual de los mismos. Jamás miró con indiferencia la pérdida de ningún
alma: la sentía y lloraba amargamente. Por obstinadas o endurecidas que se
presentasen algunas, no se espantaba, ni cejaba su celo en trabajar para
sacarlas de su empedernimiento, y llevarlas a punto de salvación. Muy perdido
estaba en tiempo' de San Cayetano el reino de Nápoles: la desmoralización era
general, los escándalos dábanse la mano uno a otro, y la herejía llegó a reinar
en el entendimiento de muchos. En tan malhadada época para aquella nación, el
espíritu celoso de San Cayetano no flaqueó. Sentía la desgracia moral y la lloraba
haciendo penitencia a fin de implorar la mudanza de costumbres en aquellos
habitantes, el perdón de sus culpas, y la gracia divina. Y no se contentaba su
celo en esperarlo todo de la oración y mortificaciones: se entregaba a la vida
activa anunciando en público la palabra del Señor y la necesidad de
convertirse. ¡Cuánto padeció durante este género de vida, ávido de la reforma
moral de todos los cristianos! Fríos, calores, hambre, cansancios, desprecios,
peligros de muerte; todo lo tenía por bien emplea do conviniendo una sola alma.
El número de los que trajo a buen camino y de los que introdujo al gremio de la
santa Iglesia, fué crecidísimo. Muchísimos fueron los pecadores que abandonaron
su mala vida; muchísimos los incrédulos que abrazaron la verdad pura del santo
Evangelio protestando sus errores; muchísimos los que se sujetaron a la
autoridad del Sumo Pontífice; y muchísimos los que renunciaron al islamismo. No
es extraño que Cayetano fuese apellidado, Cazador de almas. Mira, pecador,
cualquier que seas, lo que debes hacer queriendo ser devoto verdadero de San
Cayetano. El santo pide tu conversión. Examina, pues, tu conciencia, de testa
luego tus faltas, llóralas, confiésalas, y no vuelvas a pecar.
Se rezará nueve veces el Padre nuestro, Ave María, y
Gloria Patri con una aspiración antes de cada uno.
1. ¡Oh
San Cayetano, ¡rogad por la conversión de los pecadores! Padre nuestro, etc.
2. ¡Oh
San Cayetano, rogad por la conversión de los herejes é infelices! Padre
nuestro, etc.
3. ¡Oh
San Cayetano, rogad por la conservación de los justos en el estado de la
gracia! Padre nuestro, etc.
4. ¡Oh
San Cayetano, rogad por el sostén y extensión de la iglesia católica! Padre
nuestro, etc.
5. ¡Oh
San Cayetano, rogad por la pureza y por la defensa de los ministros del santuario!
Padre nuestro, etc.
6. ¡Oh
San Cayetano, rogad por la paz entre los reinos católicos! Padre nuestro, etc.
7. ¡Oh
San Cayetano, rogad por la salud de todos los fieles cristiano-católicos! Padre
nuestro, etc.
8. ¡Oh
San Cayetano, rogad por la conservación y aumento de los frutos de la tierra! Padre
nuestro, etc.
9. ¡Oh
San Cayetano, rogad por todos los enfermos agonizantes a fin de que mueran en
el ósculo del Señor! Padre nuestro, etc.
GOZOS AL GLORIOSO SAN CAYETANO
Conde
en Venecia nacisteis,
Y
en la juventud florida
Deudos
y honras de esta vida
Por
pobre desconocisteis:
Pues
en Dios gran veneciano
Lográis
nobleza mayor:
Sednos
padre y protector
Milagrero
Cayetano.
Vuestra
patria os aclamaba,
Ya
por santo entre niñeces,
Y
en vos ciertas solideces
De
la virtud admiraba:
Pues
disteis muestras enano
De
agigantado valor:
La
pobreza y abstinencia
Como
apóstol abrazasteis,
Y
a vuestros hijos mandasteis
Vivir
de la providencia:
Y
siempre con larga mano
Os
socorría el Señor:
Humilde
en los hospitales
Servíais
á los dolientes,
Sanando
sus accidentes
Incurables
o mortales:
Y
pues poder soberano
Os
ha dado el Redentor
En
Roma puso María
A
Jesús en vuestros brazos,
Logrando
en tiernos abrazos,
Tan
amable compañía:
Y
pues depósito Pífano
Fuisteis
del mismo Criador:
Fuiste
insigne penitente
Tanto
que según decíais,
Vuestro
cuerpo aborrecíais
Como
al demonio insolente.
Pues
sois del mundo liviano
Constante
perseguidor:
Vuestro
aspecto prodigioso
Todos
los vicios destruye,
Y
de vuestra imagen huye
El
espíritu alevoso:
Pues
del infernal villano
Sois
firme espanto y terror,
Un
Moro porque votó
Retener
vuestra figura,
De
una prisión cruel, y dura
Felizmente
se libró:
Pues
sois aun del más pagano
Amable
consolador:
Muchas
almas acosadas
De
venérea tentación
Deja
vuestra intercesión
Dichosamente
libradas:
Pues
sobresale a lo humano
Vuestro
virgíneo candor:
Dais
esfuerzo, luz, y guía
Al
más triste agonizante,
Y
al enfermo vacilante
Suspendéis
la frenesís:
Para
que como cristiano
Muera
contrito de amor:
En
los partos laboriosos
Dais
feliz alumbramiento,
Trocando
en alegre acento
Los
suspiros dolorosos:
Pues
nunca el devoto en vano
Imploró
vuestro favor:
El
conyugal desconsuelo
Por
falla de sucesión,
Alivias
grato Patrón
Si
es conveniente su anhelo:
Que
cuando el deseo es vano
No
os merece por fiador etc.
L/: Ruega por nosotros ¡Oh San
Cayetano!
R/: Para que seamos
dignos de las promesas de Jesucristo
ORACION: Mira
Señor, y padre santísimo, des de tu santuario, y sublime morada celestial esta
sacrosanta Hostia, que ofrece nuestro Sumo Pontífice hijo tuyo y se ñor
nuestro, por los pecados de sus hermanos: aplácate, no obstante las mu chas
maldades del mundo; atiende a la voz de la sangre de nuestro hermano Jesucristo
que clama á tí desde la cruz; otorga, señor, nuestros ruegos: aplácate Señor, y
concédenos lo que te pedimos; no des largas por ser Tú quién eres, Dios mío,
pues tu santo Nombre ya se invocó sobre tu pueblo; y haz con nosotros, según tu
misericordia. Amen.
CONCLUSIÓN PARA TODOS LOS DIAS
Poderosísimo San
Cayetano, a vuestro honor y ensalzamiento se ha dirigido es te piadoso
ejercicio. Si no ha llegado al pie de vuestro altar con toda aquella devoción
que el Señor requiere en tales actos, haya para nosotros indulgencia, santo mío;
mirad que somos todos miserables hijos de un padre prevaricador. Y en este
concepto, según lo bueno que haya en nuestra oración, y en atención á los
méritos de la Pasión de Jesucristo, tomad interés por nuestro bien, especial
mente por la salud de nuestras almas. No nos abandonéis ¡oh glorioso San
Cayetano! Hoy más que nunca miradnos con ojos de compasión. Impetrad del trono
de la Trinidad santísima el perdón de nuestras iniquidades que tan irritado
tienen al cielo contra nosotros, alcanzadnos la amistad divina con que seamos
bendecidos durante la vida en este destierro, y coronados después de la muerte
con la diadema de la inmortalidad en el reino de la gloria. Amen.
DIA
SEGUNDO
MEDITACION
San Cayetano que prestaba tantos trabajos, y hacia tantos
sacrificios para la conversión de los pecadores, y de toda clase de almas
perdidas ¿podía dejar de prestarlos a fin de que los convertidos a la gracia
perseverasen en tan feliz estado? No. Así es, que para lograr su permanencia en
la nueva amistad divina arbitraba medios y los ponía en práctica. ¡Qué rígidos
ayunos hacía para mortificar el apetito! ¡Qué crueles disciplinas descargaba
sobre su inocente cuerpo! ¡Qué pesado descanso daba a sus miembros fatigados
por el trabajo, tomándolo sobre el duro suelo! ¡Qué insoportables eran las
vigilias que observaba! Se pre sentaba Cayetano a los nuevos penitentes como un
esqueleto descarnado por riquísimas maceraciones. Y a fin de no asustarles con
cuadro de cruel penitencia tan al vivo en su mismo cuerpo, los llamaba a la
casa de Dios a fin de sus labios, las pláticas que formaba sobre él ayuno y
mortificación de Jesucristo. Le presentaba después el mismo divino Maestro
atado a la columna recibiendo azotes en satisfacción de los pecados del mundo,
y el mismo Señor clavado en el leño sacro de la cruz padeciendo agonía mortal
para conseguir perdón de la mucha ingratitud del hombre. A fin de fortalecerlos
en medio de las mortificaciones que emprendiesen y sostenerlos en sus
propósitos, los exhortaba a la oración, a la frecuencia de sacramentos, y al
retiro, muy en particular a las mujeres, estableciendo para su recogimiento
lugares a propósito con el nombre de casas de arrepentidas. Pecadores, que
renunciasteis el camino de la maldad para no entrar más en él, tened siempre en
la memoria los medios de que San Cayetano se valía para conservar en el
arrepentimiento y lágrimas de contrición, a los que convertía a Jesucristo, y
ponedlos en práctica. Mace rad la carne, crucificadla en Cristo Jesús, y mereceréis
el perdón y la gracia en vida, y en la hora de la muerte.
DIA TERCERO
MEDITACION
A la manera que
Dios nuestro Señor cuida de los buenos asistiéndoles con auxilios de gracia, y defendiéndolos
en los azares que les presentan el mundo, la carne, y el infierno, cuidaba San
Cayetano de aquellas almas que entrega das a la virtud, perfección y santidad, Vivian
en amigable unión con la majestad divina. Muy retirada pudiera morar la
criatura humana que se alimentaba de la ley de la caridad, que Cayetano no la
buscase para comunicarle ideas de la hermosura y demás atributos del Ser
supremo, y de los bienes inmensos que tiene reservados para los que le aman, a
fin de fortalecerla en el camino emprendido. Así es, que ora exhortaba á unos
para la frecuencia a la oración, y a la recepción del manjar divino, como armas
poderosas para el vencimiento de toda tentación; y ora animaba a otro para la
paciencia y sufrimiento en medio de la adversidad, con ejemplos sacados de la
escritura divina y de los martirologios. A los fieles perseguidos dirigía
Cayetano con más particularidad su atención a fin de que no flaqueasen jamás en
la fé. Muy privada pudiera estar en Nápoles en tiempo de sus desastrosas disecciones,
la entrada a las cárceles y a los presidios, que no lograse el Santo penetrar
en tales establecimientos sabiendo que había alguna persona padeciendo por
Dios, para sostenerla en el empeño tomado. Era tal el celo de San Cayetano en
mantener firmes en las creencias religiosas que admitieran des de un principio,
que no rehusaba ningún trabajo a fin de que no menguase el número de los
verdaderos adoradores del Señor en toda Italia. Cual Atanasio, hubiera
acompañado cualquier atleta de Jesucristo a las aras del martirio con el santo
objeto de que muriese fiel a las promesas bautismales. Harto tienen que
aprender los justos devotos do San Cayetano. ¿Quieren perseverar en la virtud?
Invoquen al Santo cuando el mundo, la carne y el infierno se empeñan traerlos
al mal. En San Cayetano encontrarán sostén durante la vida, y en la hora de la
muerte.
DIA CUARTO
MEDITACION
¿Qué objeto puede haber
más digno de la atención, amor y devoción de un cristiano, que aquel por medio
del cual se recaban del cielo mayores gracias? Sien do la Pasión sagrada de
Jesucristo, como manantial que es de todas las gracias que se derraman sobre el
linaje humano, el mayor objeto a cuya consideración y gratitud debe entregarse
el verdadero hijo de Dios; por esto san Cayetano tomó con particular empeño en
presentarla blanco de los tiernos afectos del corazón de todo justo, y de todo
pecador arrepentido. Cristo, padeciendo por la salud y redención de los
hombres, era frecuente asunto de sus conversaciones y pláticas: la vía sacra,
ejercicio que hacía practicar todos los días a sus hijos y a los que vivían
bajo su dirección; y la agonía y la muerte de Jesús pendiente del sacro madero
en el monte Calvario, quería san Cayetano fuesen la más atendible materia, de
la oración. El fin que el santo patriarca se proponía en la práctica de esta
sagrada obra, era mover a ternura y lágrimas de pura contrición al pecador,
considerando que sus enormes iniquidades fueron la cansa de aquel sangriento
drama; y á excitar en el justo inalterable fortaleza en medio de los
padecimientos de este valle de lágrimas, y muy en particular de los desprecios
y persecuciones que tienen que sufrir de los malos. ¡Qué laudable empeño el de
san Cayetano en esta parte! ¡Qué saludables efectos había de producir obra tan
santa y de singular agrado al Redentor, en el corazón de los que la '
practicaban! Obsérvalo en tí mismo ¡oh, pecador arrepentido! Mientras
contemplas a Jesús crucificado, ¿no puedes dejar de reconocer que la
misericordia de Dios? hecho hombre, fué
grande para contigo. Y obsérvalo tu también ¡oh, alma justa! y dirás: ¡mucho
tengo que aprender de Dios, que revestido de la carne mortal y pasible sufrió
hasta el último suspiro por la salud de todas las criaturas humanas siendo
inocente!
DIA
QUINTO
MEDITACION
Era tanto el amor que san Cayetano tenía al santísimo
Sacramento del Altar, que no podía dejar, siempre que se lo permitían sus
ocupaciones; de visitarte ora estando patente en alguna iglesia, ora estando
reservado. ¡Cuántas horas del día y cuántas noches enteras pasaba arrodillado a
su divina presencia, rindiéndole los homenajes de adoración y gratitud que
corresponden a su sobe rana majestad! Era de tal naturaleza el amor de san
Cayetano hacia Jesucristo en el santísimo Sacramento, que de continuo nacían y renacían
en su corazón deseos ardientísimos de que todas las criaturas humanas le amasen
y reverenciasen a fin de que fuese perpetua su adoración. Raras eran las
personas con quienes hablase Cayetano, que no oyesen de la boca del santo
algunas aspiraciones en loor y engrandecimiento del Santísimo, Consideraba san
Cayetano, que, siendo el Sacramento del Altar, memorial perenne de la sagrada Pasión
del Redentor, debía estar siempre presente, a los ojos de la carne y del
espíritu. Por eso, exponía con frecuencia a la pública veneración llamando a
todos los hombres a visitarle y adorarle, mayormente en los días de conflicto.
Para tales casos, y durante las turbulencias de Italia, fomentó la oración de
cuarenta horas en aquel reino en forma de rogativa, a fin de que estudiasen de
esta manera la humildad, munificencia y amor de Jesucristo en esta grandiosa
obra de su omnipotencia divina. ¡cuán saludables fueron los beneficios de paz
interior y exterior que alcanzó del cielo por este medio! Cesaron las
turbulencias, se reconciliaron los ánimos hasta entonces mal avenidos, y
dominaron los principios de sana moral y de creencia religiosa. No despreciéis,
cristianos, este comportamiento de san Cayetano en el amor y adoración á Jesús
sacramentado, el cual deseaba llevasen todos. Imitándole, experimentareis
dulcedumbre en vuestro interior; y paz y buen vivir entre vuestros semejantes,
cuyos dones no sabréis conocer y apreciar sino guiados por la fé y por la
caridad, virtudes enseñadas y recomendadas por Jesucristo autor del santísimo
Sacramento.
DIA
SEXTO
MEDITACION
San Cayetano que desde que gustó por primera vez el pan de
los ángeles, fué singular amante de este manjar divino ¿podía tolerar que no se
acercasen los demás al sagrado convite? Sabiendo el Santo por experiencia
propia, que yendo a menudo a comulgar se fortalecía el espíritu, y el cuerpo
tomaba vigor para con gusto y agilidad trabajar las obras encaminadas al
engrandecimiento del Criador, y a la felicidad de sus criaturas ¿dejaría de
afanarse en que todos los hombres experimentasen los mismos efectos recibiendo
la divina Eucaristía? Harto ejemplo les daba Cayetano. ¡Con qué frecuencia se
acercaba el santo a la sagrada boda del cordero inmaculado ya antes de ser apto
para celebrar el santo sacrificio de la misa! ¡Con qué preparación, devoción y
reverencia daba entrada en su boca, y asiento en su pecho a la carne y sangre
de Jesucristo! ¡Con qué recogimiento daba des pues gracias al mismo Señor
habiéndose dignado hacerse una misma cosa con él! Y este fervor, y esta devoción,
y esta caridad seráfica aumentaron en san Cayetano y de una manera extraordinaria,
al recibir el sacerdocio y en el acto de celebrar el incruento sacrificio de la
misa, y al tomar el cuerpo y la sangre del divino Salvador. Es indecible
hacerse cargo de lo que sentía en su interior el santo patriarca en aquellos
momentos, é indecible también lo que sentía después de haber comulgado las
sagradas especies. Y todo lo que Cayetano practicaba y sentía en esta parte,
intentaba hiciesen y sintiesen los demás. Recomendado dejó a sus hijos el
trabajo de exhortar a todos a la frecuencia de los sacramentos penitencia y comunión.
Ya en su vida logró san Cayetano con dulcísima satisfacción suya, que fuesen
sin número los imitadores de su comportamiento, y cuya práctica siguieron
muchos obedeciendo a las amonestaciones de los padres Teatinos. Mas ¿son muchos
los que ahora siguen al santo en el mismo ejercicio? Los que se precian de ser
devotos de san Cayetano ¿viven ávidos de recibir a Jesús en la Eucaristía y se
acercan con frecuencia a la sagrada mesa? Omitiendo lo unos por pereza o
frialdad, y otros por llevar una conducta enteramente depravada, invocando al
santo a su favor en momentos de apuro, y no experimentando gracia ¿se quejarán
con razón en su abandono? Que lo examine cada uno.
DIA
SEPTIMO
MEDITACION
Mientras que san Cayetano amaba y honraba a Dios, amaba y
reverenciaba a la Reina de los cielos, María santísima, dando siempre, por
supuesto, la primacía al Señor. Ya Cayetano en su nacimiento fué puesto por su
madre bajo la tu tela de la divina Señora; y el santo correspondió a los deseos
de la que había te nido tau singular y piadoso cuidado. Tierno niño era, y el
nombre de María ya es taba en sus labios. Muchacho era, y a María festejaba con
demostraciones no comunes en la edad juvenil. Y al par que iba haciéndose
hombre, adelantaba progresivamente en el amor y veneración á la soberana
emperatriz de los ángeles y de los hombres. Todo lo que Cayetano hizo desde
entonces hasta que espiró en engrandecimiento de María, fué serio, tierno,
devoto y magnífico. No pronunciaba el nombre de Jesús que no añadiese el de
María. No escribía aquel que no apuntase este al lado. No pasaba un día sin
rezar a María el santísimo rosario. No se pasaba vigilia de las festividades de
la Señora, que no hiciese memoria de ella con mortificación particular: ni celebraba
la iglesia misterio de la divina Madre, sin celebrarlo Cayetano con singulares
muestras de solemnidad: ni se acercaba al Altar para ofrecer el santo
sacrificio de la misa, sin haber pedido antes la asistencia de la Señora. Y
proponiéndose hacer alguna cosa, lo consultaba a María, fuente de sabiduría y Madre
del buen Consejo: y apenas lo había efectuado, cuando inmediatamente la ponía
bajo su protección. Así sucedió instituyendo su sagrado orden. Tanta devoción
de Cayetano a María ¿de qué manera sería recompensada por la Se ñora?
Sabiéndose que María puso en los brazos de Cayetano a su mismo Hijo en forma de
tierno infante, basta para formar juicio de cuanto pudo hacer la Reina del
cielo a favor de su fidelísimo siervo. Las gracias que Cayetano recibió de
María y la grandeza de la Señora siendo Madre de todo un Dios, motivaron al
santo a inspirar a todos los hombres el amor y la devoción a la divina Madre.
Les recordaba que María fué corredentora del género humano, y que todos los
descendientes del padre primero son hijos suyos, y que a todos protege
cumpliendo la voluntad del Redentor su hijo. Y mientras les infundía tales
ideas, les proporcionaba medios para obsequiar a la Señora y engrandecerla.
Cuanto él practicaba en gloria de María, les exhortaba ejercer: y además
salmearla como se salmea á Jesús, su hijo. Al efecto formó Cayetano el Oficio
Parvo de la Señora, dejándolo en constitución, a sus predilectos hijos. Efecto
grandísimo en ensañamiento de María produjo esta obra de Cayetano. Con ella alaban
todas las congregaciones religiosas a la gran Reina del cielo; y lo mismo hacen
muchísimas personas particulares, recabando todas de la protección de María
miles de bendiciones. ¡Oh, amor y celo de Cayetano, en honra de la celestial
Madre, sed aplaudidos é imitados dé todos los hombres!
DIA
OCTAVO
MEDITACION
No era solo el interés de la salvación de las almas, lo
que tenía en movimiento a san Cayetano, trabajando sin cesar al efecto, lo era
también el interés del bienestar temporal, no exclusivamente de los que seguían
su doctrina y consejos santos, sino de los que no los escuchaban a fin de
traerlos a mejor vida, a la vida espiritual. ¿Qué persona necesitada no
encontraba remedio por los sacrificios de Cayetano con el objeto de
proporcionar a todos el consuelo? El indigente ¿no encontraba reparo en su
apuro acudiendo a los hospicios que el Santo erigía? El enfermo ¿no hallaba
remedio para su curación en los hospitales que el Santo fundaba? El ignorante
¿no conseguía instrucción yendo a las escuelas que el Santo plantaba? El
perseguido ¿no encontraba descanso por medio de la paz que el Santo introducía
en los reinos y en el hogar doméstico? El perturbado en su interior ¿no
reconquistaba la tranquilidad de su conciencia que enflaquecía sus fuerzas
físicas, buscando a san Cayetano y desahogando su pecho a las plantas del santo
patriarca a fin de obtener la absolución de sus culpas, causa de su
indisposición? A nadie negó jamás san Cayetano la protección y el consuelo
temporal, mientras vivió en este valle de lágrimas. Y desde que es morador en
la celestial bienaventuranza ¿quién hay que, habiendo acudido a él en las
necesidades del cuerpo, limpia el alma, con la fé y confianza que se requieren,
a que dado desatendido? Ninguno. Todo el que ha implorado su protección, cual
se debe, la ha obtenido. ¿Hay quién habiéndose acercado a alguna imagen o
figura de san Cayetano en demanda de algún remedio, haya sido en medio de la se
quedad, o en medio de avenidas espantosas, o en medio del mar embravecido, o en
medio de oscilaciones de la tierra, o en tiempo de epidemias, o en el lecho del
dolor, o sea rogando por el eterno descanso de las almas del Purga torio, no
haya obtenido despachada feliz mente su petición? Si no lo consiguió; reconozca
la causa. No pidió en gracia; ni con fe y bonanza lo que deseaba alcanzar.
Vívase en amistad con Dios, ha ya creencia en el Señor, y haya esperanza en el
poder de la soberana majestad divina, y san Cayetano alcanzará del cielo a
favor de cuantos le invoquen, lo que desean para su lícito bienestar.
DIA
ULTIMO
MEDITACION
San Cayetano, que desde su infancia hasta la
muerte, se ejercitó en las virtudes de Jesucristo, humildad, paciencia,
mortificación, desnudez y desprendimiento de todo lo de la tierra; san
Cayetano, que para defensa de la religión, enseñanza del pueblo, y conversión
de los pecadores y de los herejes, fundó el orden de Clérigos Reglares; San
Cayetano, que durante su vida, hizo bien indecible a los hombres con dones de
gracia y de naturaleza ¿podía dejar de recibir el galardón correspondiente a
tantos merecimientos? Dios, justo remunerador de los que se sacrifican por su
honra y engrandecimiento y por la ventura de sus semejantes, quiso premiar las
virtudes y obras santas de san Cayetano con gloria eterna. A la Bienaventuranza
celestial voló el alma de san Cayetano luego de salir de la cárcel del cuerpo.
Y en el cielo goza desde entonces san Cayetano distinguido lugar y bienes que
nunca acabarán. En tanta dicha lo vieron, por revelación, san Pedro de
Alcántara, san Andrés de Avelino y la venerable fundadora de Teatinas sor
Úrsula Benincana. Y no es la gloria del cielo que sola mente goza san Cayetano,
disfruta también de inefable veneración y culto en la tierra. Ya antes de su
beatificación y canonización era honrado é invocado Cayetano por muchos de los
fieles. Mas, luego que la iglesia decretó se le podía obsequiar y engrandecer
con pública solemnidad, desde entonces se le han erigido en ensalzamiento suyo,
monumentos, oratorios y suntuosos templos, acudiendo a ellos sus devotos para
rendir le distinguidas festividades, é implorar por medio de sus sagradas
imágenes consuelo y ventura celestial, y el reparo de sus desgracias. Mira,
cristiano, como recompensa el Señor los méritos contraídos en el ejercicio de
la virtud, y en el de las obras de Misericordia. Ten presente que no en balde
trabajarás en los caminos de la divina ley. Da á Dios lo que de justicia le
pertenece. Trata a tus semejantes como á tí mismo, y alcanzarás en premio la
gloria eterna.
DIA SIETE
Puestos de rodillas
frente a una imagen de San Cayetano, se dirá lo siguiente:
PREPARACIÓN
Dulcísimo Jesús mío, rendido estoy a vuestra divina
presencia, deseoso de complaceros obsequiando en este momento, a vuestro
fidelísimo siervo San Cayetano. Reconozco, Señor, que ni mi entendimiento, ni
mi corazón están tan purificados, que la obra en que voy a ejercitarme, la haga
digna de vuestra santidad. Pero, vos, Dios mío, podréis hacer que lo sea. Por
mi parte, me arrepiento de todas mis culpas pasadas, habiéndolas cometido
contra un señor de inmensa bondad. Por parte vuestra, Dios mío, perdonadme,
purificad mi alma, y favoreced me con vuestra gracia. Entonces ¡oh, Señor! todo
será digno de vuestro honor, de vuestra gloria, y de vuestra grandeza. Amen.
MEDITACIÓN
La devoción que San
Cayetano tuvo al adorable misterio de la Santísima Trinidad, muestra la gran
virtud de la fe que reinaba en el santo Patriarca. Un misterio tan combatido de
los heresiarcas, un misterio tan venerado de los fie les católicos, un misterio
sin cuya creencia no se salva persona humana, era el blanco de las ideas y de
los sentimientos de San Cayetano. ¡Oh, qué altos eran sus, sentimientos al
elevarse su espíritu de la tierra, y al penetrar por los inconmensurables
estrados de la eternal bienaventuranza, y al llegar en su meditación al pie del
trono de la Divinidad! Entonces adoraba un Dios y Trino en Personas. ¡En
aquellos momentos, qué ardientes en el fuego de la caridad seráfica, eran los
afectos de su corazón hacia la Majestad Trina! Miraba Cayetano a Dios, y le
reconocía un Dios criador de todas las cosas; y he aquí, que inclinaba su
cabeza manifestándole su agradecimiento por las obras de su infinito poder.
Miraba Cayetano a Dios, y le reconocía un Dios redentor de todo el linaje
humano; y he aquí, que profundamente agradecía lo que había hecho por el
hombre, rescatándole de la esclavitud de Lucifer. Miraba Cayetano a Dios, y le
reconocía un Dios Espíritu santo que con el fuego de la más pura caridad abrasa
y santifica las almas; y he aquí, que se derretía en afectos del más acrisolado
amor en debida correspondencia. ¡Oh! qué sentía Cayetano en medio de esta
contemplación y reconocimiento? el alma de San Cayetano en tales momentos de ar
robo celestial, era un serafín gustando las delicias de la patria
bienaventurada. ¡Oh, misterio augusto de la Beatísima Trinidad, qué dulces y
grandes son los efectos que causas en los que te adoran, veneran y aman!
Ahora se rezará tres veces el Padre nuestro,
el Ave María, y Gloria Patri con aspiración antes de cada uno.
PRIMERA
ASPIRACION.
¡Oh! San Cayetano, alcanzadnos ser dignos hijos del
Dios Padre.
Padre nuestro Ave María y Gloria Patri.
SEGUNPA
ASPIRACION.
¡Oh! San Cayetano, alcanzadnos ser dignos redimidos
por el Dios Hijo.
Padrenuestro etc.
TERCERA
ASPIRACION.
¡Oh! San Cayetano, alcanzadnos ser dignos de la
santificación por el Dios Espíritu Santo.
Padre nuestro etc.
CONCLUSIÓN
Glorioso San Cayetano, a vuestra memoria y ensalzamiento
ha sido dirigida esta obra de piedad religiosa, recordando lo mucho que
hicisteis durante la vida, en amor y adoración al augusto misterio de la
beatísima Trinidad, Alcanzadme ¡oh, Santo Patriarca! deseos ardentísimos de imitaros
en esta parte, y que los realice con obras semejantes a las vuestras. Recibid
este corto obsequio, y presentadlo a aquel Dios, tres veces santo, ante cuyo conspicuo
estáis. Pedidle gracias para bien del alma, y para salud del cuerpo. Rogadle por
la paz y engrandecimiento de la Iglesia católica, y por la conversión de los pecadores,
herejes é infieles, a fin de que aumentándose en la tierra el número de los
verdaderos adoradores del Dios, trino en personas y uno en esencia, sean también
más los que le adoren eternamente en la patria celestial. Amen.
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