NOVENA A LA ANACORETA SANTA ROSALIA SINIBALDI DE PALERMO. VIRGEN.
DE LA ORDEN DE LOS ERMITAÑOS DE SAN AGUSTIN
ACTO DE CONTRICION
Dios mío, Padre inmenso de misericordias, si el reconocimiento de la gravedad de mis culpas había de ser estorbo para comparecer delante de Vos, sabiendo, Señor, que empeñaste vuestra palabra por los profetas diciendo: Que en el instante en que se arrepintiera el pecador, no os acordaríais más de sus culpas, resto me alienta, Señor, para que llegando a vuestra presencia, solicite vuestra divina misericordia; pues arrepentido de las ofensas que contra Vos eh cometido, me pesa, Señor, de haber pecado: dadme, Dios mío, gracia para que en adelante os ame, os sirva y os adore mejor de lo que hasta aquí os he amado, servido y adorado: no atendáis, Señor, a quien lo pide, sí que interponiendo los grandes méritos de la virgen santa Rosalía, logre yo por su intercesión lo que por mis culpas no merezco. Amen.
ORACION PARA TODOS LOS DIAS
Soberana Anacoreta, gloria de Palermo y asilo de los que se acogen a vuestra protección, perfectísima Rosalía, milagro de portentos, y portento milagroso de la gracia divina. Postrado mi corazón ante vuestro acatamiento, os suplico, rendidamente que si ha de ser para gloria de la Beatísima Trinidad y honra vuestra lo que deseo y pido en esta Novena, me alcancéis de la piedad divina este favor; y si no disponed mi petición, consiguiéndome lo que más me convenga, para gloria de Dios, de María Santísima y para salvación de mi alma. Amen.
DIA PRIMERO
Clementísimo hacedor de cielo y tierra, eterno Dios y Señor de los Ángeles, los cuales señaló vuestra providencia para guardar a los hombres; ofrézcoos los méritos de estos diligentisimos espíritus y los de mi querida y abogada santa Rosalía, Ángel en pureza y en ejecutar con prontitud vuestra voluntad. Suplícoos, Señor, por la castidad que conservó esta vuestra esposa, me concedáis pureza de alma y cuerpo, y el favor que os pido en esta Novena, si ha de ser para gloria vuestra, de María Santísima, y para mi salvación. Amen.
ORACION PARA TODOS LOS DIAS
Célebre penitente, rosa fragante, conservada entre las asperezas de los montes fragosos de Quisquina y Peregrino; dechado de mortificación, dichosa y bienaventurada Rosalía, que merecisteis ver, en el frágil instrumento de un cristalino espejo, al espejo en que se mira el Eterno Padre, que es Cristo crucificado. Por el amor con que este Señor bajó del cielo a tomar la humana naturaleza en las purísimas entrañas de María santísima, naciendo en la pobreza de un establo, sin reparo, sin abrigo y en un sumo desamparo, (el cual misterio contemplabais con tan ardiente fervor.) Por la Inmaculada Concepción de su dulcísima Madre. Por la preciosísima sangre, que este piadosísimo Señor vertió en el ara de la Cruz. Por toda su acerbisima pasión, cuya memoria y meditación era el cotidiano alimento de vuestra bellísima alma, hallando en este pasto todos los regalos y tesoros celestiales. Por la ternura y devoción con que recibíais tres veces al año a Jesús Sacramentado por mano del mismo Jesús. Os ruego, piadosa Santa mía, pues sois antídoto contra la peste, que me libréis del contagio y veneno infernal del pecado mortal, alcanzándome de mi Redentor, (con quien tanta cabida tiene vuestra interposición) dolor perfecto de contrición, y perdón universal de todas las culpas, que contra tan suprema y amable majestad he cometido en el discurso de mi vida, solicitándome auxilios para que de aquí adelante le sirva y no le ofenda, y una dichosa muerte, para la cual hora imploro desde ahora vuestro patrocinio, por el cual espero lograr la eterna felicidad y el favor que pretendo en esta Novena, si ha de ser para gloria de Dios, de María santísima, y honra vuestra. Amen.
ANTIFONA
Salve Rosalía hermosa,
que, de Jesús por amor,
habitasteis el horror
de una montaña escabrosa.
Con luz divina y gloriosa,
despreciasteis reino humano,
ganando por vuestra mano,
con oro de penitencia,
de la divina clemencia
el tesoro soberano.
L/: Ruega por nosotros, Santa Rosalía
R/: Para que seamos dignos de los prometimientos de Cristo.
ORACION
Señor Dios, que a la beata virgen Rosalía la sacasteis de entre los regalos y delicias del mundo, y la colocasteis en la soledad de los montes; concédenos propicio, que, por sus méritos y patrocinio, troquemos el efecto de las cosas terrenas en amor de las celestiales; y que, por tu misericordia, seamos libres de los azotes, de tu ira, por Jesucristo, nuestro Señor. Amen.
LETANIAS
Señor ten piedad
Cristo ten piedad
Señor ten piedad
Dios Padre Celestial
Dios Hijo Redentor
Dios Espíritu Santo
Santísima Trinidad un solo Dios
Santa María, Reina de la Vírgenes
Santa Rosalía Virgen Angélica.
Mártir seráfica del Divino Amor
Escalante Hermosura de inocencia.
Honra de la vida solitaria.
Pimpollo de Real nobleza consagrada a Dios
Imagen viva de todas las virtudes.
Triunfadora invencible del mundo
Solitaria de Quisquina y Peregrino.
Compañera dulcísima de los Ángeles.
Espanto del infierno
Rosa hermosísima en el invierno.
Azucena entre las espinas de la penitencia.
Arco resplandeciente entre la obscuridad y la gloria.
Paloma en los agujeros de la piedra.
Corona dorada de constancia.
Heroína muy amable del ciclo
Esperanza y alegría de Palermo
Amparo de la salud de la patria.
Defensora acérrima de nuestra libertad.
Refugio en nuestras adversidades.
Gloria florentísima de Sicilia.
Honra de nuestro pueblo.
Mineral riquísimo de gracias.
Remedio eficacísimo en todas las enfermedades.
Lucimiento y ornato de las vírgenes.
Resguardo de huérfanos y menores.
Consuelo de afligidos.
Estrella y norte de navegantes.
Torre y escudo contra nuestros enemigos.
Firmísima columna contra nosotros.
Libertadora de la peste en Sicilia tu patria, y en otros pueblos que te ha invocado.
Vigilantisima patrona de todos los que en tí esperan.
Amor, luz y dulzura de la Iglesia de Palermo.
ANTÍFONA: Yo Rosalía Sinibaldi, hija de las rosas del Señor, por amor de mi Señor Jesucristo he decidido vivir en esta caverna del Quisquina.
L/: Ruega por nosotros ¡Oh gloriosa Rosalía!
R/: Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
ORACION: Escuchadnos ¡Oh Dios! Salvación nuestra, haced que, regocijándonos con la festividad de la bienaventurada Rosalía, vuestra virgen, sintamos crecer en nosotros el espíritu de piedad, y encontremos en su intercesión, un abrigo contra los golpes de vuestra cólera. Por Jesucristo nuestro Señor. Amen.
GOZOS
Pues sois la rosa y clavel
del jardín Palermitano:
contra la Peste cruel
dadnos Rosalía la mano.
Siendo de sangre real
de vuestra cuna el tesoro,
por entre venas de oro
corría noble el coral;
de vuestra vida el cincel
vaticinó el cielo ufano:
No bien del claustro las penas
soltó vuestra tierna edad,
cuando con más libertad
dejó al mundo y sus cadenas;
creísteis que era oropel
su procedimiento vano:
A un espejo la fortuna
debisteis con arrebol,
y quiso el divino Sol
que os miraseis a otra Luna;
muy peinada para él
aborrecéis lo mundano:
Luego dejasteis las salas
en que os solíais estar,
y hacéis gala de dejar
lo pomposo de las galas
del retiro es el dosel
tenéis un Rey soberano:
De una cueva la aspereza
buscáis temiendo el estruendo,
y hace Dios vayan sirviendo
dos ángeles con fineza;
en ella fuisteis plantel
del más divino hortelano:
Presto hubisteis de perderlo
por un indicio no leve,
y es que era esta Concha breve
corto nicho á tanta Perla;
en ambos fuisteis bajel
perseguido de un tirano:
Con la oración el combate
resistís venciendo Vos,
y para ofrecer a Dios
van rosas con azafate;
con este hermoso brocado
vencéis su furor insano
Todo el cielo acá os visita,
y vuestro Esposo leal
os da de pan celestial
la mesa más exquisita:
gracias le disteis de aquel
alimento soberano:
Llegó el fin de vuestra vida
que fue una muerte lo más,
y de ángeles al compás
hacéis alegre subida;
del cielo flor y vergel
sois con modo cortesano:
De Palermo condolida,
establecéis trasladada,
si la miseria apagada
la devoción encendida;
sois el más noble Joyel
para todo ciudadano:
Protectora universal
ya todo el mundo os aclama,
y es de la Peste la fama
porque Peste es todo mal;
si el más perfecto nivel
dad al corazón humano:
L/: Ruega por nosotros Bienaventurada Rosalía
R/: Para que seamos libres de la peste.
ORACIÓN: Oh Dios, autor de nuestra salud, dígnate oír nuestras súplicas; para que, así como nos alegramos en la fiesta de tu bienaventurada virgen Rosalía, así crezcamos en verdadera piedad y devoción. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
DIA SEGUNDO
Poderosísimo Señor, Eterno Dios de los Arcángeles, los cuales se emplean en la solicitud de los negocios de vuestra gloria, y utilidad de los hombres; ofrezcos los méritos de estos soberanos Espíritus, y los de mi querida y abogada Santa Rosalía, Arcángel solicito para el cumplimiento de vuestros preceptos, y para sacar a sus devotos de las aflicciones, ejercitando con ellos su piedad, y librándolos de todos los trabajos. Suplicoos, Señor, por la prontitud que tuvo esta vuestra esposa en socorrer al prójimo, que me la deis a mí para serviros con exacto cumplimiento de vuestros mandamientos, otorgándome el favor que os pido en esta Novena, si ha de ser para gloria vuestra, de María santísima, y para mi salvación. Amen.
DIA TERCERO
Benignísimo Señor, eterno Dios, de los Principados, los cuales, alumbrando é instruyendo, cuidan de la salud de los hombres: ofrezcos los méritos de estos celosísimos espíritus, y los de mi querida y abogada Santa Rosalía, que celosa de vuestra honra, trocó por la soledad los aplausos de la corte, alumbrando e instruyendo con su ejemplo a muchas almas, para que os siguiesen, y dejasen las vanidades mundanas. Suplícoos, Señor, me deis el celo que concedisteis a esta vuestra esposa, para que con mi buen ejemplo guie a mis prójimos a vuestro santo servicio, otorgándome el favor que os pido en esta Novena, si ha de ser para gloria vuestra, de María santísima, y para mi salvación. Amen.
DIA CUARTO
Amantísimo Señor, eterno Dios de las Potestades, que tienen especial poder para refrenar los demonios; ofrézcoos los méritos de estos poderosísimos espíritus, y los de mi querida y abogada Santa Rosalía, a cuyas reliquias concedisteis singular eficacia para echar los espíritus malignos de los cuerpos. Suplicoos, Señor, me deis vuestro auxilio para vencer las tentaciones del demonio, como las vencía esta vuestra esposa, otorgándome el favor que os pido en esta Novena, si ha de ser para gloria vuestra, de María santísima, y para mi salvación. Amen.
DIA QUINTO
Sacratísimo Señor, eterno Dios de las Virtudes, por las cuales ejecutáis portentos, dignos de vuestra grandeza; ofrézcoos los méritos de estos prodigiosisimos espíritus, y los de mi querida y abogada Santa Rosalía, en quien campea vuestra misericordia, haciendo por su medio muchos milagros. Suplicoos, Señor, que por la intercesión de esta vuestra esposa, me deis una humildad profunda, otorgándome el favor que os pido en esta Novena, si ha de ser para gloria vuestra, de María santísima, y para mi salvación. Amen.
DIA SEXTO
Venerabilísimo Señor, eterno Dios de las Dominaciones, las cuales están prontas para el cumplimiento de vuestra voluntad; ofrezcos los méritos de estos excelentísimos espíritus, y de los de mi querida y abogada Santa Rosalía, la cual siempre vigilante se empleó en la ejecución de vuestro gusto, dejando su magnífico palacio, y tomando por habitación el horror de una estrecha cueva. Suplicoos, Señor, me concedáis la vigilancia que disteis a esta vuestra esposa, para que yo no quebrante vuestros mandamientos, y ponga por obra vuestras santas inspiraciones, otorgándome el favor que os pido en esta novena, si ha de ser para gloria vuestra, de María santísima, y para mi salvación. Amen.
DIA SÉPTIMO
Gloriosísimo Señor, eterno Dios de los Tronos, en los cuales descansáis como en asiento digno de vuestra Majestad; ofrezcos los méritos de estos altísimos espíritus, y los de mi querida y abogada Santa Rosalía, la que se negó a si misma y a todas las cosas del mundo, entregándoos por trono su corazón, para que en el descanséis vos solo. Suplicoos, Señor, me concedáis el desprecio de las cosas terrenas, que concedisteis a esta vuestra esposa, y que vos seáis mi descanso, otorgándome el favor que os pido en esta Novena, si ha de ser para gloria vuestra, de María santísima, y para mi salvación. Amen.
DIA OCTAVO
Suavísimo Señor, eterno Dios de los Querubines, a los cuales dotasteis de perfectísima sabiduría; ofrezcos los méritos de estos doctísimos espíritus, y los de mi querida y abogada Santa Rosalía, a la cual adornasteis con este don eminente, para que os sirviese y amase, que es la verdadera ciencia. Suplicoos, Señor, me concedáis que yo sepa temores y serviros, como os temió y sirvió esta vuestra esposa, otorgándome el favor que os pido en esta novena, si ha de ser para gloria vuestra, de María santísima, y para mi salvación. Amen.
DIA NOVENO
Altísimo Señor, eterno Dios de los Serafines, los cuales os aman con tiernísimo y ardentísimo amor; ofrezcos los méritos de estos abrasados espíritus, y los de mi querida y abogada Santa Rosalía, la cual enardecida de afectos celestiales traía su corazón abrasado en fuego de caridad. Suplicoos, Señor, me deis el afecto caritativo que concedisteis a esta vuestra esposa, para que yo procure vuestra, de María santísima, y para atraer con mi ejemplo a todos los hombres a vuestro santo servicio, otorgándome el favor que os pido en esta Novena, si ha de ser para gloria mi salvación. Amen.
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