VIA CRUCIS SEGÚN SAN ALFONSO MARÍA DE
LIGORIO
ORACIÓN INICIAL
Señor
mío Jesucristo, Vos anduvisteis con tan grande amor este camino para morir por
mí, y yo os he ofendido tantas veces apartándome de Vos por el pecado; más
ahora os amo con todo mi corazón, y porque os amo, me arrepiento sinceramente
de todas las ofensas que os he hecho. Perdóname, Señor, y permíteme que os
acompañe en este viaje. Vais a morir por mi amor, pues yo también quiero vivir
y morir por el vuestro, amado Redentor mío. Si, Jesús mío, quiero vivir siempre
y morir unido a Vos.
ESTACIÓN I
JESÚS ES CONDENADO A MUERTE
℣. Adorámoste, oh
Cristo, y bendecímoste.
℟. Porque por tu santa
Cruz redimiste al mundo.
Considera
cómo Jesucristo, después de haber sido azotado y coronado de espinas, fue
injustamente sentenciado por Pilato a morir crucificado.
Adorado
Jesús mío: mis pecados fueron más bien que Pilato, los que os sentenciaron a
muerte. Por los méritos de este doloroso paso, os suplico me asistáis en el
camino que va recorriendo mi alma para la eternidad. Os amo, ¡oh Jesús, amor
mío! más que a mí mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido;
no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y
disponed de mí como os agrade. Todo cuanto os agrade, esto me es acepto.
Padre
nuestro, Ave María y Gloria.
Tú, Redentor, víctima de la caridad,
Te encaminas hacia el Gólgota;
Siguiendo tus huellas,
Elijo morir contigo.
Perdón y gracia imploro,
Gimiendo entre dolores.
ESTACIÓN II
JESÚS ES CARGADO CON LA CRUZ
℣. Adorámoste, oh Cristo, y
bendecímoste.
℟. Porque por tu santa
Cruz redimiste al mundo.
Considera
cómo Jesús, andando este camino con la Cruz a cuestas, iba pensando en ti y
ofreciendo a su Padre por tu salvación la muerte que iba a padecer.
Amabilísimo
Jesús mío: abrazo todas las tribulaciones que me tenéis destinadas hasta la
muerte, y os ruego, por los méritos de la pena que sufristeis llevando vuestra
Cruz, me deis fuerza para llevar la mía con perfecta paciencia y resignación.
Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!, más que a mí mismo, y me arrepiento de todo corazón
de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced
que os ame siempre y disponed de mí como os agrade.
Padre
nuestro, Ave María y Gloria.
ESTACIÓN III
JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ BAJO LA CRUZ
℣. Adorámoste, oh Cristo, y
bendecímoste.
℟. Porque por tu santa
Cruz redimiste al mundo.
Considera
esta primera caída de Jesucristo debajo de la Cruz. Sus carnes estaban
despedazadas por los azotes; su cabeza coronada de espinas, y había ya
derramado mucha sangre, por lo cual estaba tan débil, que apenas podía caminar;
llevaba al mismo tiempo aquel enorme peso sobre sus hombros y los soldados le
empujaban; de modo que muchas veces desfalleció y cayó en este camino.
Amado
Jesús mío: más que el peso de la Cruz, son mis pecados los que os hacen sufrir
tantas penas. Por los méritos de esta primera caída, libradme de incurrir en
pecado mortal. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!, más que a mi mismo, y me
arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a
separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os
agrade.
Padre
nuestro, Ave María y Gloria.
ESTACIÓN IV
JESÚS ENCUENTRA CON SU AFLIGIDA MADRE
℣. Adorámoste, oh Cristo, y
bendecímoste.
℟. Porque por tu santa
Cruz redimiste al mundo.
Considera
el encuentro del Hijo con su Madre en este camino. Se miraron mutuamente Jesús
y María, y sus miradas fueran otras tantas flechas que traspasaron sus amantes
corazones.
Amantísimo
Jesús mío: por la pena que experimentasteis en este encuentro, concededme la
gracia de ser verdadero devoto de vuestra Santísima Madre. Y Vos, mi afligida
Reina, que fuisteis abrumada de dolor, alcanzadme con vuestra intercesión una
continua y amorosa memoria de la Pasión de vuestro Hijo. Os amo, ¡Oh Jesús,
amor mío!, más que a mí mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos
ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame
siempre y disponed de mí como os agrade.
Padre
nuestro, Ave María y Gloria.
ESTACIÓN V
JESÚS ES AYUDADO POR EL CIRINEO A LLEVAR
LA CRUZ
℣. Adorámoste, oh Cristo, y
bendecímoste.
℟. Porque por tu santa
Cruz redimiste al mundo.
Considera
cómo los judíos, al ver que Jesús iba desfalleciendo cada vez más, temieron que
se les muriese en el camino y, como deseaban verle morir de la muerte infame de
Cruz, obligaron a Simón el Cirineo a que le ayudase a llevar la Cruz.
Dulcísimo
Jesús mío: no quiero rehusar la Cruz, como lo hizo el Cirineo, antes bien la
acepto y la abrazo; acepto en particular la muerte que tengáis destinada para mí,
con todas las penas que la han de acompañar, la uno a la vuestra, y os la
ofrezco. Vos habéis querido morir por mi amor, yo quiero morir por el vuestro y
por daros gusto; ayudadme con vuestra gracia. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío! más
que a mí mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no
permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y
disponed de mí como os agrade.
Padre
nuestro, Ave María y Gloria.
ESTACIÓN VI
VERÓNICA ENJUGA CON UN SUDARIO EL ROSTRO
DE JESÚS
℣. Adorámoste, oh Cristo, y
bendecímoste.
℟. Porque por tu santa
Cruz redimiste al mundo.
Considera
cómo la santa mujer Verónica, al ver a Jesús tan fatigado y con el rostro
bañado en sudor y sangre, le ofreció un lienzo, y limpiándose con él nuestro
Señor, quedó impreso en éste su santa imagen.
Oh
Jesús mío: en otro tiempo vuestro rostro era hermosísimo; más en este doloroso
viaje, las heridas y la sangre han cambiado en fealdad su hermosura. ¡Ah Señor
mío! También mi alma quedó hermosa a vuestros ojos cuando recibí la gracia del
bautismo, más yo la he desfigurado después con mis pecados. Vos sólo, ¡oh
Redentor mío!, podéis restituirle su belleza pasada: hacedlo por los méritos de
vuestra Pasión. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!, más que a mí mismo, y me
arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a
separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os
agrade.
Padre
nuestro, Ave María y Gloria.
ESTACIÓN VII
JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ BAJO LA CRUZ
℣. Adorámoste, oh Cristo, y
bendecímoste.
℟. Porque por tu santa
Cruz redimiste al mundo.
Considera
la segunda caída de Jesucristo debajo de la Cruz, en la cual se le renueva el
dolor de las heridas de su cabeza y de todo su cuerpo al afligido Señor.
Oh
pacientísimo. Jesús mío. Vos tantas veces me habéis perdonado, y yo he vuelto a
caer y a ofenderos. Ayudadme, por los méritos de esta nueva caída, a perseverar
en vuestra gracia hasta la muerte. Haced que en todas las tentaciones que me
asalten, siempre y prontamente me encomiende a Vos. Os amo, ¡oh Jesús, amor
mío! más que a mí mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido;
no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y
disponed de mí como os agrade.
Padre
nuestro, Ave María y Gloria.
ESTACIÓN VIII
JESÚS SE DIRIGE A LAS MUJERES DOLIENTES
℣. Adorámoste, oh Cristo, y
bendecímoste.
℟. Porque por tu santa
Cruz redimiste al mundo.
Considera
cómo algunas piadosas mujeres, viendo a Jesús en tan lastimoso estado, que iba
derramando sangre por el camino, lloraban de compasión; más volviéndose les
dijo: “No lloréis sobre mí, sino sobre vosotras mismas y sobre vuestros
hijos.
Afligido
Jesús mío: lloro las ofensas que os he hecho, por los castigos que me han
merecido, pero mucho más por el disgusto que os he dado a Vos, que tan
ardientemente me habéis amado. No es tanto el Infierno, como vuestro amor, el
que me hace llorar mis pecados. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!, más que a mí
mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que
vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí
como os agrade.
Padre
nuestro, Ave María y Gloria.
ESTACIÓN IX
JESÚS CAE POR TERCERA VEZ BAJO LA CRUZ
℣. Adorámoste, oh Cristo, y
bendecímoste.
℟. Porque por tu santa
Cruz redimiste al mundo.
Considera
la tercera caída de Jesucristo. Extremada era su debilidad y excesiva la
crueldad de los verdugos, que querían hacerle apresurar el paso, cuando apenas
le quedaba aliento para moverse.
Atormentado
Jesús mío: por los méritos de la debilidad que quisisteis padecer en vuestro
camino al Calvario, dadme la fortaleza necesaria para vencer los respetos
humanos y todos mis desordenados y perversos apetitos, que me han hecho
despreciar vuestra amistad. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!, más que a mí mismo, y
me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a
separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os
agrade.
Padre
nuestro, Ave María y Gloria.
ESTACIÓN X
JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDOS
℣. Adorámoste, oh Cristo, y
bendecímoste.
℟. Porque por tu santa
Cruz redimiste al mundo.
Considera
cómo al ser despojado Jesús de sus vestiduras por los verdugos, estando la
túnica interior pegada a las carnes desolladas por los azotes, le arrancaran
también con ella la piel de su sagrado cuerpo. Compadece a tu Señor y dile:
Inocente
Jesús mío: por los méritos del dolor que entonces sufristeis, ayudadme a
desnudarme de todos los afectos a las cosas terrenas, para, que pueda yo poner
todo mi amor en Vos, que tan digno sois de ser amado. Os amo, ¡oh Jesús, amor
mío!, más que a mí mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido;
no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y
disponed de mí como os agrade.
Padre
nuestro, Ave María y Gloria.
ESTACIÓN XI
JESÚS ES FIJADO CON CLAVOS A LA CRUZ
℣. Adorámoste, oh Cristo, y
bendecímoste.
℟. Porque por tu santa
Cruz redimiste al mundo.
Considera
cómo Jesús, tendido sobre la Cruz, alarga sus pies y manos y ofrece al Eterno
Padre el sacrificio de su vida por nuestra salvación; le enclavan aquellos
bárbaros verdugos y después levantan la Cruz en alto, dejándole morir de dolor
sobre aquel patíbulo infame.
Oh
despreciado Jesús mío. Clavad mi corazón a vuestros pies para que quede siempre
ahí amándoos y no os deje más. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!, más que a mí
mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido: no permitáis que
vuelva a separarme de Vos otra vez: haced que os ame siempre y disponed de mí
como os agrade.
Padre
nuestro, Ave María y Gloria.
ESTACIÓN XII
JESÚS MUERE EN LA CRUZ
℣. Adorámoste, oh Cristo, y
bendecímoste.
℟. Porque por tu santa
Cruz redimiste al mundo.
Considera
cómo Jesús, después de tres horas de agonía en la Cruz, consumido de dolores y
exhausto de fuerzas su cuerpo, inclina la cabeza y entrega su espíritu.
Oh
difunto Jesús mío. Beso enternecido esa Cruz en que por mí habéis muerto. Yo,
por mis pecados, tenía merecida una mala muerte, más la vuestra es mi
esperanza. Ea, pues. Señor, por los méritos de vuestra santísima muerte,
concededme la gracia de morir abrazado a vuestros pies y consumido por vuestro
amor. En vuestras manos encomiendo mi alma. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!, más
que a mí mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no
permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y
disponed de mí como os agrade.
Padre
nuestro, Ave María y Gloria.
ESTACIÓN XIII
JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ
℣. Adorámoste, oh Cristo, y
bendecímoste.
℟. Porque por tu santa
Cruz redimiste al mundo.
Considera
cómo, habiendo expirado ya el Señor, le bajaron de la Cruz dos de sus
discípulos, José y Nicodemo, y le depositaran en los brazos de su afligida Madre,
María, que le recibió con ternura y le estrechó contra su pecho traspasado de
dolor.
Oh
Madre afligida. Por el amor de este Hijo, admitidme por vuestro siervo y
rogadle por mí. Y Vos, Redentor mío, ya que habéis querido morir por mí,
recibidme en el número de los que os aman más de veras, pues yo no quiero amar
nada fuera de Vos. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!, más que a mí mismo, me
arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a
separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os
agrade.
Padre
nuestro, Ave María y Gloria.
ESTACIÓN XIV
JESÚS ES CONDUCIDO AL SEPULCRO
℣. Adorámoste, oh Cristo, y
bendecímoste.
℟. Porque por tu santa
Cruz redimiste al mundo.
Considera
cómo los discípulos llevaron a enterrar al Redentor, acompañándole también su
Santísima Madre afligida, que le depositó en el sepulcro con sus propias manos.
Después cerraron la puerta del sepulcro y se retiraron.
Oh
Jesús mío sepultado. Beso esa losa que os encierra. Vos resucitasteis después
de tres días; por vuestra resurrección os pido y os suplico me hagáis resucitar
glorioso en el día del juicio final para estar eterna-mente con Vos en la
Gloria, amándoos y bendiciéndoos. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!, más que a mí
mismo, me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que
vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí
como os agrade.
Padre
nuestro, Ave María y Gloria.
ORACIÓN A NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO CRUCIFICADO
Miradme,
¡oh mi amado y buen Jesús!, postrado en vuestra presencia: Os ruego, con el
mayor fervor, imprimáis en mi corazón vivos sentimientos de Fe, Esperanza y
Caridad, verdadero dolor de mis pecados y firmísimo propósito de jamás
ofenderos; mientras que yo, con el mayor afecto y compasión de que soy capaz,
voy considerando y contemplando vuestras cinco llagas, teniendo presente lo que
de Vos, ¡oh buen Jesús!, dijo el profeta David: «Han taladrado mis manos y
mis pies; se pueden contar todos mis huesos» (Salmo 21,17-18). Amén.
Padre
nuestro, Ave María y Gloria.
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