jueves, 16 de julio de 2020

NOVENA A LA VIRGEN DE LA CUEVA SANTA


NOVENA DE MARÍA SANTÍSIMA DE LA CUEVA SANTA

 

SE VENERA EN EL SEMINARIO DE LA SANTA CRUZ DE LA CIUDAD DE QUERÉTARO

SALE A LUZ A DILGENCIAS DE UN PADRE MISIONERO DEL EXPRESADO COLEGIO

Año 1803

 

ACTO DE CONTRICIÓN

Dulcísimo Jesús mío, pastor bueno de mi alma, aquí viene a vuestros, pies reconocida de sus yerros la oveja, perdida que buscaste con tanto afán y cuidado: confieso, señor y Dios mío, que soy el pecador más vil ingrato a vuestros beneficios, duro y obstinado a los impulsos de vuestra piedad, he sido hasta ahora oveja descarriada de vuestro redil, rebelde é inobediente al gobierno de vuestro cayado; pero ya vuelto a vuestra presencia dando tristes balidos y amargos suspiros, nacidos de un corazón arrepentido y contrito que solicita humilde y confiado el perdón. Misericordia, pastor bueno, que me veo circuido de lobos infernales, sujeto à tantas pasiones que me dominan: misericordia, Señor, misericordia padre bueno, volved hacia mí benignos los ojos de vuestra piedad, y veréis al hijo pródigo que llorando su desgracia y las ofensas que os la hecho, os pide arrepentido el perdón, Padre mío, pequé contra vos y en presencia de los cielos: no soy digno de llamarme hijo vuestro, más para inclinaros á misericordia recurriré confiado al trono de la gracia para lograr el auxilio oportuno: apelo a María; acordaos Señor, que vos me la diste por Madre para ser restituido a la gracia. Amén.

 

 

DÍA PRIMERO

ORACIÓN

¡Oh Madre clementísima de la divina gracia! ¡Oh María Madre amantísima de los pecadores! Vos sois tan liberal, que luego que fuiste saludada del Arcángel San Gabriel como llena de gracia, y engendrasteis en vuestras purísimas entrañas al Autor de la gracia misma, ya no sosegó vuestro corazón piadoso, sino que al punto por montes y desiertos os fuiste d casa de Zacarías para santificar al Bautista aun antes de nacer a esta vida: ¿qué puedo yo esperar de Madre tan misericordiosa, cuando viéndome quizá cercano a la muerte, os busco con ansia de encontrar la gracia, y os venero en esta milagrosa Imagen vuestra, a cuya invocación tantos han conseguido la amistad de su Dios? Dignaos Virgen piadosa, agenciarla para este miserable hijo vuestro que la solicita arrepentido: no sea yo, Madre amantísima tan desgraciado, que sea el primero que invocando vuestra intercesión haya tenido repulsa: mostradme que sois mi Madre, para que yo de aquí adelante aprenda a ser vuestro Hijo, que jamás degenere ni desdiga en mis costumbres de vuestro dulcísimo espíritu. Amén.

Ahora daremos gracias a la Beatísima Trinidad por las gracias y favores que concedió d nuestra Madre María Santísima con su preciosa Muerte y Asunción gloriosa a los Cielos, diciendo con la mayor devoción:

 

Yo os adoro, o Eterno Padre, con toda la Corte Celestial por mi Dios y Señor, y os doy infinitas gracias por parte de la Santísima Virgen María amantísima Hija vuestra, por todas las gracias y favores que la hiciste, especialmente por el gran poder con que la sublimaste en su Muerte y Asunción gloriosa a los Cielos. Padre nuestro y Ave María.

 

Yo os adoro, o Eterno Hijo, con toda la Corte Celestial por mi Dios, Señor y Redentor, y os doy infinitas gracias por parte de la Beatísima Virgen María vuestra amantísima Madre, por todas las gracias y favores que la hiciste, especialmente por la suma Sabiduría con que la ilustraste en su Muerte y Asunción gloriosa a los Cielos. Padre nuestro y Ave María.

 

Yo os adoro, o Santísimo Espíritu Paráclito, por mi Dios y Señor, y os doy infinitas gracias con toda la Corte Celestial, en nombre de la Beatísima Virgen María, amantísima Esposa vuestra, por todas las gracias y favores que la hiciste, especialmente por la divina caridad con que encendiste su purísimo corazón en su Muerte y Asunción gloriosa a los Cielos. Padre nuestro y Ave María.

Aquí se hará una breve pausa, pidiendo interiormente a la Virgen el favor o gracia que se desea lograr en esta novena; y después se dirán los gozos y la Oración siguiente y servirá para conclusión todos los días.

 

GOZOS

Pues que Vuestras glorias canta

La devoción fervorosa.

Sed nuestra Madre piadosa

Virgen de la CUEVA SANTA.

 

Vuestra Imagen misteriosa

De yeso blanco formada

Cerca de Altura fue hallada

En una Cueva espaciosa:

Y en dos siglos prodigiosa,

La humedad no la quebranta:

 

A Isabel Monserrat fía

El culto más fervoroso

Y luego quita a su esposo

La lepra que padecía;

Por ella ausente se vía

De Xérica en pena tanta:

 

Volver a su casa intenta

Con tan dichosa mejora,

Y porque la Villa ignora.

El milagro y lo consienta,

Carta de creencia ostenta,

Que es de pluma sacrosanta:

 

En su cesta aprisionada

Os llevaba, y cuando arriba

Al llano de Fuenderriba

Se encontró sin vos burlada:

Tercera- vez asombrada,

Del mismo caso se espanta:

 

Con tan raras maravillas

La devoción se encendía

En los Fieles, y se vía

Competir entre las Villas

Por dedicaros Capillas

En la Cueva a vuestra planta:

 

La traza habéis revelado

De lo grande que ha ser

La Capilla, haciendo ver

Con prodigios que se ha errado;

Y que la habéis dilatado

Según la primera planta:

 

La fábrica en todo ha dado

De prodigiosas señales,

Milagrosos minerales

En su erección se han hallado;

Cal y arena ha franqueado

La peña que se levanta:

 

Toques de una campanilla

Prodigiosa repetidos,

Muchas veces son oídos

En lo hondo de la Capilla,

Al hacer la maravilla.

Como la fama lo canta:

 

La Imagen con su candor,

Y lo raro de la Cueva,

No hay corazón que no mueva

A penitencia y dolor:

Y en todos es el fervor

Cosa que admira y encanta:

 

Son los milagros que obráis

Tan grandes como frecuentes,

Pues con modos excelentes

Los muertos resucitáis:

Y a todos los males dais

Remedio con gloria tanta:

 

En ciegos, mancos, tullidos,

Calenturientos, quebrados,

Incurables desahuciados.

De todo mal afligidos:

Por Vos, si están compungidos,

La curación se adelanta:

 

L/: Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios

R/: Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

 

ORACIÓN

Y Vos, gran Señora, más sublime que los Cielos, más resplandeciente que los Astros, más sabia que los Querubines, más Santa que los Serafines, más gloriosa que todos los Espíritus de la Gloria; esperanza de los Patriarcas, jubilo de los Profetas, corona de los Apóstoles, honra de los Mártires, luz de los Justos, y remedio universal de nuestros males: Vos que tenéis dominio sin límite en los Cielos y en la tierra, y que penetráis ahora los deseos ardientes de mi corazón en estas tus alabanzas, que son solicitar vuestra singular piedad y amparó en el trance terrible de la muerte; sed pues en esta peligrosa hora, mi auxiliadora y mi refugio, para que ni los enemigos infernales me arriaren, ni las tentaciones me opriman, ni las culpas de la antigua vida precipiten mi voluntad. ¡Oh Señora mía y Madre de misericordia! No arrojes de ti la rendida, súplica de este tu Siervo e hijo, que clama a ti con voz grande y clamor vehemente en el tiempo de la mayor tribulación; mírame con ojos misericordiosos para que no sea tragado de las bestias infernales, ni vaya al lugar de las tinieblas, en donde no resuenan tus alabanzas, mayor gloria tuya será, Señora mía, que continué tus alabanzas en el Cielo, ensalzando tu piedad, que arrojado a las llamas voraces del Infierno sepulte en ellas con el olvido tus antiguas misericordias: fortaleced pues mi flaqueza en la hora de la muerte con el Poder del Padre: iluminad mis tinieblas con la Sabiduría del Hijo; é inflamad mi frialdad con la Caridad del Espíritu Santo, para que así mi alma adornada de virtudes y gracias, salga de este valle de lágrimas, y pase por vuestros méritos é intercesión a ser participante de los gozos inefables del Reyno de tu Hijo, que con el Padre y Espíritu Santo vive y reina por todos los siglos de los siglos. Amén.

 

 

DÍA SEGUNDO

ORACIÓN

Aurora de la mañana, Purísima María: Vos sois tan amable que ya en las entrañas de vuestra Madre Santa Ana fuiste, el recreo del mismo Dios que os crió; porque en el primer instante de vuestro ser os formó toda brillante, pura y bella, hermosa como la Luna, escogida como el Sol, libre de toda mancha. No sois, Señora, menos amable cuando contemplo vuestra amabilidad en esta Imagen milagrosa que venero en las entrañas de la tierra madre común de nuestro linaje; antes, si algún tiempo estuvo eclipsada su luz, detenidos sus beneficios e influjos; pero ya como tesoro escondido que se descubre a su tiempo, es vuestra Imagen en la Cueva, Sol que brilla en todo nuestro hemisferio, blanco de la devoción, imán de los cristianos afectos; toda sois amable; y pues sois mi Madre, haced amable para Dios a este aborrecible pecador, que por mis maldades he merecido el golpe de las divinas iras; más por vuestra piedad he logrado el tiempo de pedir misericordia. Amén.

 

 

DÍA TERCERO

ORACIÓN

¡Oh Madre admirable del amor hermoso! Vos sois en todo prodigiosa, porque engendraste en vuestras entrañas a vuestro mismo Hacedor, y siendo Madre quedaste Virgen. No seréis madre menos admirable, si admitís en vuestras entrañas amorosas junto con el que es luz de luz vuestro Hijo Santísimo, a este pecador que tenéis a vuestros pies que ha sido hijo de tinieblas; no os dedignéis ¡o Virgen piadosísima! de admitirme; porque, aunque seáis Madre de este hijo de la noche y del pecado, quedareis Madre de la luz y de la gracia, toda prodigiosa; y pues sois Madre admirable, haced este gran prodigio que yo sea vuestro hijo. Amén.

 

 

DÍA CUARTO

ORACIÓN

¡Oh Reyna Soberana del mundo, Emperatriz de los Cielos! El todo Poderoso hizo en vuestra formación tal esfuerzo, que a impulsos del amor que os tenía como a su Hija, Madre y Esposa, os constituyó Plenipotenciaria en todo su Reyno. A vuestro imperio Soberano rendidos los Espíritu Supremos doblan su cerviz altiva las infernales serpientes: los Cielos cuando más de bronce, á vista de vuestra Imagen sola, se deslíen en lluvias saludables para fecundar la tierra estéril: al mismo Dios Omnipotente tuviste sujeto a vuestra obediencia. ¡Oh cuán inmenso es vuestro imperio! Me regocijo, y celebro tan gran poder de mi Madre, como hijo vuestro, aunque malo, alego humildemente mi derecho para la legítima que me toca de dote tan sin término con vuestro poder, librad Señora del poder de las tinieblas y no perezca entre miserias un hijo de Madre tan poderosa y rica. Amén.

 

 

DÍA QUINTO

ORACIÓN

¡Oh Luz indeficiente del mundo, bellísima María! Vos sois la Aurora, anuncio feliz y alegre de gracia, que desterraste del mundo las tinieblas del vicio: apenas se oyó en la tierra vuestra voz, se alegró toda criatura, se desterró la noche de tristeza, y empezó el día de alegría deseado de los Patriarcas; y habiendo cortado cual valerosa Judit la cabeza al infernal Holofernes, fuiste la gloria de Jerusalén, la alegría de Israel, honor de nuestro linaje, causa de nuestra alegría. Semejante gozo causó vuestra milagrosa Imagen, cuando descubierta en la Santa Cueva anunció la alegría que trajo de las alturas al orbe circunvecino. Desterrad ¡o feliz Aurora! de mi triste corazón las angustias que le oprimen, para que sirviendo á mi Dios con alegría, le goce en eterna paz por todos los siglos de los siglos. Amén.

 

 

DÍA SEXTO

ORACIÓN

Obra admirable de la diestra del Dios Altísimo sois ¡Oh Purísima Virgen María! Noble vaso de devoción insigne, de cuya plenitud inmensa todos somos partícipes; porque con la fragancia suavísima de vuestros aromas y virtudes se llenó la casa de Dios, de admirables ejemplos. Del nardo preciosa de vuestro celo heredaron los Apóstoles su fervor: de vuestra mirra escogida de paciencia participaron los Mártires su constancia, del lirio cándido de vuestra virginidad, su pureza las Vírgenes: sois varilla de humo fragrante que, hiriendo en los ojos de los pecadores, hacéis derramen lágrimas de penitencia, y aun sola vuestra Imagen desde el centro de su Santa Cueva, con la fragancia de sus prodigios enciende al Orbe de devoción, encendedla ¡Oh Virgen pura! en mi corazón helado, para que yo de aquí adelante camine en seguimiento de vuestra odorífera flagrancia a la imitación de vuestras virtudes. Amén.

 

 

DÍA SÉPTIMO

ORACIÓN

Vuestros ojos cristalinos de paloma cándida ¡Oh siempre Virgen María! les tenéis tan llenos de clemencia, que como la piscina de Hesebón, destilan siempre agua de salud. Sois, Madre amantísima; la salud de los enfermos, y Vos misma tenéis prometido serlo, cuando dijiste: quien me encuentre a mí encontrará la vida y conseguirá del Señor la salud: así lo acreditáis en los continuos prodigios que obráis en vuestra Santa Cueva, que es la piscina de Siloé, donde los enfermos son libres por vuestra intercesión de cualquier enfermedad. Inclinad pues Señora, hacia mí miserable pecador que os invoca benignos vuestros ojos, y destilad en mi alma y cuerpo la salud para servir y amar a mi Dios y vuestro Hijo Santísimo.

 

 

DÍA OCTAVO

ORACIÓN

Cois Vos ¡O Virgen clementísima! el Tabernáculo de Dios con los hombres, el arco Iris que serena las iras Divinas, la Coluna de nube que mitiga los ardores del Sol divino para que no abrase a los pecadores: sois la Ciudad de refugio donde los que van fugitivos de la Justicia de un Dios airado encuentran seguridad; y vuestra Santa Cueva es la Arca de Noé donde hallan abrigo las fieras de iniquidad, la vista de vuestra Imagen Sagrada les desde el corazón, los peñascos de vuestra Casa, aunque insensibles destilan devoción y ternura: abrigad pues Señora, a esta fiera qué tenéis a vuestros pies, ablandad este mi corazón más duro que los peñascos, heridle con la vara de vuestra intercesión, para que de él surtan las aguas de contrición y arrepentimiento. Amén.

 

 

DÍA NOVENO

ORACIÓN

¡Oh amantísima María! Madre sois de la divina gracia para comunicarla a los pecadores que la han perdido: sois Madre amabilísima de los justos, para los necesitados Madre admirable y Virgen poderosa: para los tristes, alegría; para los tibios, noble vaso de devoción insigne: sois salud de los enfermos y consuelo de todos los afligidos. Ya veis ¡Oh piadosa Virgen! juntos en mí miserable todos los males: soy pecador infeliz, triste, tibio para mi bien: ya que ahora le solicito con ansia, sed vos mi Madre, mi alegría, mi salud, mi consuelo y guía feliz para la vida eterna, donde os goce, os bendiga y alabe eternamente. Amén.

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