DÍA
TERCERO
MEDITACIÓN
Pena
de Sentido
El
Señor, dice el profeta, llamó para ministro de su justicia al fuego, el cual
devoró el profundo abismo de la iniquidad, y la parte anexa a la imperfección
de los justos. El fuego, continúa el apóstol, prueba las obras de cada uno;
consume las malas, purifica las buenas, y quien se salva, casi por medio del fuego
se salva. De estas autoridades se deduce principalmente que una de las penas
del Purgatorio, es la de sentido causada por el fuego, cuya sentencia es común
entre los latinos con quienes convienen también la mayor parte de los griegos,
rogándose en una y otra Iglesia para que aquellas benditas almas sean libres de
aquellas tan penetrantes llamas. Unamos nuestro espíritu con el de las
mencionadas iglesias, y como Aaron en el gran incendio del campo israelítico,
pongámonos para bien nosotros por medianeros entre Dios y ellas, pidámosle que
lo más pronto las libre de tantos tormentos. El fuego del Purgatorio, como
enseñan las escuelas, no es metafórico ni ideal, sino verdadero y material, y
es tanto más activo y poderoso, que el fuego de este mundo, cuanto que el
nuestro es solamente una sombra, una imagen, un fuego pintado en comparación
del que arde en el abismo. Las llamas aplicadas por los macabeos a las torres
de los beanitas, que en breve las redujo a cenizas, el horno encendido por
Nabucodonosor con fuego siete veces multiplicado, las llamas devoradoras de Pentápolis,
que en breves instantes consumieron aquella basta provincia, apenas representan
las más pálidas centellas de aquel elemento atormentador. ¡Ah! ¿quién podrá
sufrir los ardores de tan vivas llamas? Mas aquellas llamas no sólo son
vehementes sino también sabias y justas, como enseñan los santos padres,
haciéndose más penetrantes y atroces donde fué más deliberada e intensa la maldad.
Nada dejan sin castigo, vengadoras severas de la divina justicia, castigan a proporción
de los deméritos de cada uno y hacen sentir más dolorosos los efectos de su
suplicio en aquellas potencias y sentidos que mayor parte tuvieron en la culpa.
El hombre en medio de las distracciones del mundo, no eleva a tan alto el
pensamiento; pero ved aquí, oh cristianos, lo que significa una falta de más o
una falta de menos, quiere decir, un tormento más o uno menos, esto es, un
Purgatorio más acerbo y redoblado.
ORACIÓN
¡Gran
Dios! ¡Cuántos purgatorios no merecemos por nuestros innumerables pecados, y
cuántos purgatorios redoblados no padecerán por sus faltas muchísimas almas de
los difuntos! ¡Ah Señor! moveos á piedad de ellas, de nosotros; perdonándonos
en esta vida las culpas para no pagar nuestras deudas en la otra con tanto
rigor, de ellas, extinguiendo los ardores de aquel fuego tan vivo y que tan atrozmente
las atormenta. Derramad vuestras misericordias sobre vivos y muertos, y unos y
otros bendecirán eternamente vuestro santo nombre. Amén.
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