A
imitación de lo que hizo santa Bernardita en la gruta de Lourdes, por
invitación de la Inmaculada Concepción, en 1858.
Para
que la devoción a María produzca un verdadero progreso espiritual, se invita a
los fieles a:
1.
Comulgue, si es posible, todos los días,
después de una confesión sincera y cuidadosa.
2.
Mantenerse en la presencia de Dios durante
los compromisos diarios para que cada acción sea conforme a su voluntad.
3.
Realiza las quince visitas, posiblemente
sin interrupción, confiando en la bondad de Nuestra Madre María.
4.
Rezar una tercera parte del Rosario todos
los días ante la imagen de la Santísima Virgen.
ACTO
DE CONTRICIÓN
Señor
mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, en
quien creo, en quien espero y a quien amo sobre todas las cosas; humildemente
postrado ante vuestra divina majestad, os pido me perdonéis todas las ofensas e
ingratitudes que he cometido contra Vos. Conozco, Señor, que soy indigno de
parecer ante vuestra presencia; por lo cual vengo a Vos por medio de vuestra
amantísima Madre, a la que ruego interceda por mí, para alcanzarme el perdón de
los pecados que yo de corazón aborrezco, y propongo con vuestra gracia no
volver a cometer. Amén
PRIMERA
VISITA
ORACIÓN
Virgen
Inmaculada, aquí estamos en tu altar, como quieras, para estar en tu compañía y
mostrarte nuestro amor. Concédenos la gracia, oh Madre dulcísima, de rezar el
Santo Rosario con gran devoción y fervor. Amén.
Se
rezan 15 aves Marías.
ORACIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS
Purísima
Reina de los ángeles; Águila real que llegaste a contemplar tan inmediatamente
al Sol de increada Justicia, Jesucristo nuestro Señor; Aurora de la eterna luz,
vestida siempre de los fulgores de la gracia; Centro del amor divino, donde
halló su complacencia la Trinidad Beatísima; Ciudad santa, donde no entró cosa
manchada, y fundada sobre los más altos montes de la santidad; Jerusalén
celestial, ideada en la misma gloria e iluminada con la claridad de Dios. Por
estos títulos de tu Concepción Purísima, te suplico, Reina mía, que cómo Águila
real me ampares bajo las alas de tu protección piadosa; como Aurora de la
gracia esclarezcas e ilumines con tus fulgores mi alma; como Centro del amor
enciendas mi voluntad para que arda en el divino; y que me admitas benigna como
a tu fiel morador en la Jerusalén triunfante, de la que eres Reina excelsa. Oye
Señora mis ruegos, y por el gran privilegio de tu Concepción en gracia,
concédeme fortaleza para vencer mis pasiones, y con especialidad la que más me
combate; pues con tu intercesión y con el auxilio de la gracia, propongo
emprender la lucha hasta alcanzar la victoria. Por mi Señor Jesucristo que vive
y reina por los siglos de los siglos. Amén.
SEGUNDA
VISITA
ORACIÓN
Oh
María Inmaculada, nos unimos a esos peregrinos que, arrodillados, rezando y
alabando tu nombre en la cueva donde apareciste. Concede a nuestro corazón la alegría de amarte ya quienes se alejan de ti, la
posibilidad de comprender que eres la Madre de la Misericordia dispuesta a
acoger a quienes se refugian en ti. Amén.
TERCERA
VISITA
ORACIÓN
Oh
María Inmaculada, nos unimos a esos peregrinos que, arrodillados, rezando y
alabando tu nombre en la cueva donde apareciste. Concede a nuestro corazón la alegría de amarte ya quienes se alejan de ti, la
posibilidad de comprender que eres la Madre de la Misericordia dispuesta a acoger
a quienes se refugian en ti. Amén.
CUARTA
VISITA
ORACIÓN
Oh
María, Madre de misericordia, muchas veces hemos ofendido a Dios con nuestras
faltas. Ayúdanos a los pecadores a levantarnos de nuestras caídas y
guíanos por el camino correcto que conduce a Dios. Obtén para nosotros el
perdón de los pecados y la perseverancia en el bien. Amén.
QUINTA
VISITA
ORACIÓN
Oh
María Inmaculada, enséñanos a tener una fe firme que no tema amenazas y burlas
y un fervor sincero en la oración. Muchos son los que rechazan todo lo
sobrenatural, pero tú, oh Virgen, ruega a tu Hijo Jesús que doble nuestra
voluntad rebelde y nos des la gracia necesaria para que, sin respeto humano,
creamos y aceptemos todo lo que nos ha enseñado. Amén.
SEXTA
VISITA
ORACIÓN
Alabaste,
María Inmaculada, que nuestra fe es débil y nuestro amor inconstante. Ven
en nuestra ayuda, fortalece nuestra fe, haz que podamos amarte más y que
tratemos de poner en práctica lo que nos has enseñado con tu vida humilde y
escondida. Amén.
SÉPTIMA
VISITA
ORACIÓN
Virgen
Inmaculada, danos el sincero arrepentimiento de nuestros pecados y haz dócil el
corazón de quienes nunca quisieron escuchar tu voz. Obtén de tu Hijo
Jesús, para aquellos que han reconocido sus pecados y se han humillado, la
gracia y la alegría de sentirse amados. Amén.
OCTAVA
VISITA
ORACIÓN
Virgen
Inmaculada, tú que conoces nuestro corazón y nuestros deseos, no nos dejes
tentar por los placeres demasiado fáciles que nos alejan de ti. Transforma
nuestra vida y mantennos alejados de los peligros de este mundo. Danos un
corazón sensible y dócil a tu invitación y a tu gracia que tan generosamente
esparces con ambas manos. Amén.
NOVENA
VISITA
ORACIÓN
Santísima
María de los Dolores, al pie de la Cruz compartiste la pasión y los
sufrimientos de tu Hijo y tu alma fue traspasada por una espada cruel. tan
grande fue tu amor y el de tu Hijo. Santísima Virgen, muéstranos nuestra
miseria cuando no podemos dedicarte un poco de nuestro tiempo. Permítanos
sentir dolor por nuestras deficiencias y perseverar en la resolución de no
ofenderlo más. Amén.
DÉCIMA
VISITA
ORACIÓN
Virgen
Inmaculada, deseamos hacer la Voluntad de Dios, pero nuestra mente está
distraída de las cosas terrenales. ayúdanos a aceptar todo de sus manos:
la oscuridad de nuestra mente, el cansancio, el sufrimiento, la
alegría. Ayúdanos a perseverar en el bien. Amén.
UNDÉCIMA
VISITA
ORACIÓN
María
Inmaculada, queremos dar a conocer a todos tu inmensa bondad y llevar a tus
pies a los que están lejos de ti. Mueves su corazón, Madre dulcísima, y
en tu bondad y misericordia transformas nuestra incapacidad en tanta
generosidad y amor, y atraes con el poder de tu corazón a aquellos que son
incapaces de olvidarse de sí mismos y de sus miserias para confiar
completamente en ti. Amén.
DUODÉCIMA
VISITA
ORACIÓN
María
Inmaculada, tú que has sido elevada a la dignidad de Madre de Dios, no te
enorgulleciste, pero con profunda humildad exclamaste: “He aquí, soy la esclava
del Señor, sé hecha de mí según su palabra”. Enséñanos la virtud de la
humildad, haznos entender que somos pobres y que no tenemos nada de qué
enorgullecernos, porque todo lo que tenemos, Dios nos lo ha dado
gratis. Amén.
DÉCIMA
TERCIA VISITA
ORACIÓN
Virgen
Inmaculada, escucha nuestra oración. Cuida nuestra alma y nuestro cuerpo
porque eres digno de recibir a tu Hijo Jesús. Presérvanos del pecado y
santifícanos con tu gracia, porque podemos decir con el profeta: "Mi
corazón está preparado, mi corazón está preparado". Amén.
DÉCIMA
CUARTA VISITA
ORACIÓN
Virgen
Inmaculada, Madre de misericordia, que sufriste y amaste con Jesús, concédenos
la gracia de acercarnos con fe a la fuente de la vida eterna que nos llega del
Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, que murió y resucitó por nuestra salvación. Amén.
DÉCIMA
QUINTA VISITA
ORACIÓN
Virgen
Inmaculada, nuestras quince visitas han terminado y te agradecemos las
enseñanzas y la luz que has dado a nuestra alma. ayúdanos a ser fieles, a
superar las dificultades que surgen para venir a rezar en tu altar. Necesitamos, Madre dulcísima, tu ayuda, tu ejemplo, tu gracia. Cuídanos,
mantennos alejados del pecado, enséñanos la virtud, condúcenos a todos de la
mano en el camino a la Patria Celestial. Amén.