viernes, 16 de abril de 2021

NOVENA AL SEÑOR DEL BUEN DESPACHO


NOVENA EN HONOR Y ALABANZA DEL SANTO CRISTO EN SU ADVOCACION DEL BUEN DESPACHO.

 

LA DISPUSO EL DR. D. JOSE MARIA GASTAÑETA Y ESCALADA.

 

“¿Quam mercedem dabimus ei, aut quid dignum poterit ese beneficiis suis?”

 

Imprenta de Luis Abadiano y Valdés, Calle de las Escalerillas, núm. 13. México, año 1843.

 

El Illmo. Y Rmo. Sr. D. Fr. José María de Jesús Belaunzarán, antiguo Obispo de Monterrey, concedió 200 días de Indulgencia por cada palabra de las contenidas en esta Novena, a todas las personas que devotamente la rezaren.

 

DEDICATORIA

Pone en tus aras mi atrevida mano,

Redentor suave, liberal, divino,

Una NOVENA que descubre en globo

Tus beneficios.

Pero ¿quién pudo numerar los amos?

¿Quién los veloces átomos lucidos;

Ni las arenas que las capas forman

Del hondo abismo?

Seré yo el menos de los agraciados,

¡Del BUEN DESPACHO milagroso Cristo!

Y tus favores oportunos siempre,

Son infinitos.

Y pues que ni oro, ni diamantes tengo,

Ni bello mármol, ni metales ricos,

Para tu Imagen y los santos muros

De este edificio,

Te ruego aceptes tributación humilde.

Que le consagra quien reconocido

A Ti se arroja y reverente besa

Tus Pies benditos.

 

 

 

AL DEVOTO

Solo puede serlo de Jesús Crucificado el que viva constantemente a la sombra de la Cruz, embriagándose con el vino delicioso que destilan las profundas llagas de su adorable humanidad. Estas almas grandes y privilegiadas, cuyos suspiros (según el piadoso sentimiento de un Autor ilustre) influyen más en la conservación del Universo que los resortes de la política humana, son las que harán con el fruto posible esta devota Novena, que se dedica al SANTO CRISTO DEL BUEN DESPACHO, en las aras del más justo reconocimiento. Igualmente: aquellos dichosos pecadores que ya dividen en menudos pedazos las duras cadenas de la más cruel servidumbre, y que vas a morir al mundo para vivir en Jesucristo, pertenecen al número brillante de sus devotos, y tienen francas las puertas de su célebre Santuario, donde se les vestirá la estola de la gracia, se les pondrá en el dedo el precioso anillo de la adopción feliz; engordarán (según la expresión enérgica de un Padre) en el banquete más espléndido, y cogerán a manos llenas el fruto de estos ejercicios. Pero, lector mío, si eres, Dios no lo permita, devoto de Jesucristo en las palabras y su verdugo sacrílego y despiadado en las operaciones; si tus labios lo honran, y tu corazón lo insulta; y si quieres colocan en el salón de tu espíritu la prodigiosa Imagen del SEÑOR DEL BUEN DESPACHO, entre los retratos de Venus y de Flora: VADE RETRO, apártate del umbral sagrado de una puerta, que solamente se abre para los que ocurren con la antorcha de la caridad, y están ceñidos con el cíngulo de la pureza; tú no eres por cierto, su devoto; y no debes romper los sellos de este libro, cuya apertura se reserva no a los lobos fieros sedientes de la sangre preciosa del Hombre Dios, sino a los mansos corderitos que copian en sus costumbres la dulzura, y candor de sus operaciones. Nobles Mexicanos! ¡qué felices os ha hecho siempre la envidiable posesión de un simulacro tan atractivo y portentoso! Erigid una columna de oro a sus ilustres piedades, y grabad en su base la siguiente inscripción castellana que le dedica quien desean consumirse en sus fuegos amorosos.

 

A VUESTRO NOMBRE INMORTAL,

¡OH BIENHECHOR DIVINO!

LOS MEXICANOS, LOS FORASTEROS, LOS NAVEGANTES,

Y TODO EL UNIVERSO.

 

Para hacer esta Novena

Con el fruto conveniente,

Dadme un alma penitente

Y de amor hacia Vos llena:

Pues mucho, Señor, disuena

Con los labios bendeciros,

Y osadamente infligiros

Una Segunda Pasión

Que de vuestra indignación

Provoque los justos tiros.

 

 

ACTO DE CONTRICION

Adorable JESÚS, ¡oh quién pudiera

Ofrecer hoy en tus divinas aras,

De un corazón contrito y humillado,

¡Ay de mí!, la ofrenda pura, la hostia grata!

¿Cómo comparecer en tu presencia,

Y cómo dar principio a tu alabanza,

Sin que viertan mis ojos aquél vino

Con que todos los Ángeles se embriagan?

Yo, que mil ocasiones insensible

He renovado tus profundas llagas,

Con instrumentos todavía más crueles

Que los de la impía ceguedad Judaica;

¿Cómo venir a tu Santuario augusto,

Teatro lúcido de inmortales gracias,

A conciliarme tu piedad ilustre,

Sin que un vivo dolor la puerta me abra?

Pequé, Señor, lo dice compungido

Mi corazón, en el idioma que habla

El pecador sensible a tus fatigas,

A tus mortales amorosas ansias.

Pequé, ¡dichosa culpa!, pues que tiene

¡Oh dulce fruto de la Cruz sagrada!

El Redentor en ti más compasivo

El firme apoyo de nuestra esperanza.

Borra, Señor, con esa sangre pura

Que de los poros de tu cuerpo mana,

La sentencia terrible que fulminas

Contra el que ha malogrado su eficacia.

Prometo no abusar JESÚS divino,

De una misericordia tan deseada:

Perdón, perdón, ¡oh dueño de mi vida!

¡Oh de la CARIDAD víctima santa!

 

 

ORACION PRIMERA PARA TODOS LOS DIAS

Espíritus soberanos que formáis en el cielo la brillante corte del Rey inmortal e invisible de los siglos: Coros augustos de los bienaventurados, cuyos ilustres nombres se conservan escritos con letras de oro en los anales de la Iglesia; Justos de todos los siglos, que con la preciosa moneda de los más dolorosos sacrificios habéis comprado aquel tesoro que ni tocó el sentido ni podía caber en la limitada esfera de los conocimientos humanos: Venid, compareced hoy en el teatro de las misericordias del Hombre Dios; y bendecid, glorificad conmigo su nombre amoroso de JESÚS, nombre santo y terrible, nombre más dulce que la miel y de más precio que el oro y los topacios, nombre de paz, de salud y de alegría, el más grato al gusto, el más armónico al oído, y el más alegre a la vista; nombre reducido, pero misterioso y fecundo de méritos y gracias inmortales, nombre siempre nuevo y siempre suave, nombre de abatimiento y elevación. ¡Oh nombre divino del mesías adorado!, tú eres la gloria del Dios Trino, la más ilustre divisa de las inteligencias soberanas. Por tu debida exaltación, poblaron mil famosos anacoretas las más profundas soledades; los Mártires invencibles volaban al suplicio como las abejas al panal, y las Vírgenes heroicas, cerraron los ojos a los falsos brillos de un Imperio insubsistente. Seas pues, oh nombre suavísimo, grabado en mi alma que te adora, seas mi dulce consuelo en las tribulaciones, mi escudo poderoso en el tiempo y mi laurel inmarcesible en la eternidad. Amén.

 

JACULATORIA.

Seas mil veces bendecido,

De JESÚS, ¡oh nombre Santo!

Y pues eres grato al oído,

En el más sublime canto

Otras mil veces repetido.

 

 

 

ORACION PARA EL PRIMER DIA

JESÚS amorosísimo, que previniendo mi monstruosa ingratitud al soberano beneficio de la Redención, sudaste por todos los poros de tu cuerpo virginal aquel bálsamo divino que fue el precio de mi dichoso rescate: ¿qué clemencia te obligó ¡oh placer único de mi corazón reconocido!, a sufrir los tormentos más indecibles, ¿teniendo anticipadamente la idea más clara de mi odiosa insensibilidad? La detesto, Señor, desde este día feliz que quedará marcado con el augusto sello de nuestra reconciliación: socorre mi presente necesidad; y por los caminos de una vida inculpable y de una santa muerte, conduce mis pasos (que por tu dignación serán bellos como los de la hija del Príncipe) a la dichosa morada de los escogidos. Amén.

 

Se reza tres veces el Credo en memoria de las tres horas que el Señor estuvo en la Cruz, y luego se dice la siguiente Décima, que con la oración y quintilla que preceden, se varían todos los días.

 

Por ti, Jesús, conducida

A los pastos de la Gloria

Sea la oveja, que aún perdida

No faltó de tu memoria:

Interesará su historia

¡Oh Salvador amoroso!

Si en el león más valeroso

Por tu virtud transformada,

De la infernal turba airada

Consigue el triunfo glorioso.

 

Se hace la petición, y luego se dice la siguiente

 

ORACION SEGUNDA PARA TODOS LOS DIAS

Gracias te doy, amable Crucificado mío, porque me permitiste llegar al trono de tus misericordias, que el cielo y la tierra cantarán conmigo eternamente. Te las repito, Señor, porque me has dado tiempo para bendecir y alabar tu suavísimo nombre de JESÚS: y para que mi pobre alma mitigue su sed en la fuente inagotable de tu gracia. Otórgame, Padre mío, la que ahora solicito, si acaso entra en el orden de tu industriosa Providencia tan interesada en mi felicidad. Cuida, Señor de tu Santa Iglesia, a fin de que como  lo tienes prometido, sea la nave afortunada que por el mar tempestuoso del libertinaje y del error, se conduzca triunfante al puerto suspirado de la más perfecta justicia, y de la verdad indeficiente. Te recomiendo al Sumo Pontífice, a todos los Obispos y Pastores, para que con las ovejas de su redil tomen algún día posesión de los tabernáculos eternos; mira con ojos de ternura y de clemencia a los que actualmente nos gobiernan; y a los demás Príncipes cristianos y Magistrados, dales sabiduría y concordia, celo de la justicia y religión. En fin, Jesús soberano, te pido que sobre mis parientes y bienhechores, domésticos y enemigos, explayes las riquezas de tu infinita liberalidad. Da, Señor, consuelo a los tribulados, senda segura a los caminantes, viento y rumbo feliz a los navegantes, salud a los enfermos, perdón a los pecadores, libertad a los cautivos, perseverancia a los justos, paz a los vivos y reposo eterno a los difuntos. Amén.

 

Concluida la antecedente oración, se dice a la gloriosísima Señora Madre de nuestro Jesús la siguiente

 

OCTAVA PARA TODOS LOS DIAS

¡Intacta Madre del amor hermoso,

Del Padre Celestial Hija querida,

Esposa bella del más fiel Esposo,

Y por humilde tan engrandecida!

Hoy de tu influjo misericordioso

Me cobije la sombra apetecida;

Pues fue la voluntad del Soberano

Enriquecernos por tu augusta mano.

 

Se rezan devotamente tres Padre nuestros y Ave Marías, ofreciéndolos a la Santísima Trinidad, por haber preservado a María Santísima de la culpa original; y luego se dice la siguiente:

 

 

ORACION TERCERA PARA TODOS LOS DIAS

Virgen purísima, honor y lustre de la naturaleza humana, negocio de todos los siglos, y brillante esfuerzo de la divina Omnipotencia: aquí tenéis Señora, un corazón contrito que reclama los derechos que le diste a tu benéfica maternidad. ¡Oh Virgen ilustre y gloriosa Reina adorable de los Mártires, cuyo sensible corazón fue traspasado al pie de la cruz con la daga del más justo y vivo sentimiento en la muerte del más bello de los hijos de los hombres!, favoréceme en mi actual aflicción, socórreme en la urgente necesidad que me ha conducido a tu amorosa presencia. ¡Oh, y si mis tibias oraciones se inflaman en el fuego inmortal del Santuario de tu Espíritu!, para que exhalándose en aromas puros y agradables, se eleven hasta el excelso trono del Padre de las misericordias inmensas, Dios de caridad, y fuente de todo consuelo. Hazlo así, María soberana, fijando amorosamente en la humildad de mi ofrenda esos ojos divinos, semejantes a los de la paloma por su dulzura y mansedumbre. Mas, ¿cómo pondré en duda el éxito feliz de mi pretensión, si la recomiendo con lágrimas y gemidos, con una viva fe, con una esperanza alentada y caridad fervorosa a la gran Madre de las misericordias, al manantial inagotable de la vida de la gracia, al dulce alivio de los pechos angustiados, al recurso único, a la Abogada fiel de los mortales? Cuento, pues, con los felices resultados de vuestra mediación poderosa, ¡oh clemente, oh pía, oh dulce Virgen María! Amén.

 

Concluida esta deprecación, se convierte por último el alma a su Dios y se despide de su Majestad hasta el día siguiente con estas

 

ENDECHAS TRISTES.

¡Salud de los mortales,

Mi dulce dueño amado!

Un corazón recibe

Ya consumido en tus incendios castos

Tu caridad ardiente

Te puso en ese estado,

¡Oh Nazareno hermoso!

¿Cómo mirarte sin crecido llanto?

Las gracias más humildes

Te tributan mis labios,

Intérpretes de un alma

Que ha sacudido el yugo más tirano.

Quisiera con mi sangre

Sellar los dogmas santos

Que el rico patrimonio

Y las delicias, son de los cristianos.

Un alma que te adora,

Al eterno Santuario

Por ti subir espera,

Reclinada en el pecho de su amado.

¡Libertador divino!

En tus llamas me abraso:

¡Ay, hermosura antigua!

¡Ay, y que tarde te conozco y amo!

De todos bendecido,

De todos adorado,

¡Oh Cristo, vida mía:

De todos seas la gloria y el encanto!

Aleja del recinto

Del pueblo MEXICANO

¡Oh bienhechor insigne!

La guerra, el hambre y el mortal contagio.

Por ti las naves domen

Al orgulloso Océano,

Y sus calmas impidan

Del oportuno viento el soplo grato.

¡Oh Señor, qué de veces

Tu poder ha brillado

En tristes intenciones

De hambre, de enfermedad y de naufragio.

Todos reconocidos,

Así lo confesamos:

Y que no hay recompensa

Digna, por cierto, de favores tantos.

 

Un credo por intención del que dispuso y del que dio a luz esta Novena.

 

Sea para siempre alabado

El divino Sacramento,

Y la Madre de mi amado,

Que es mi gloria y mi contento

En su ser inmaculado.

 

 

 

 

SEGUNDO DIA

 

JACULATORIA

Salve, nombre misterioso

De mi JESÚS compasivo,

¡Oh si con labio ardoroso

Te pronuncie, mientras vivo

En un mar tan proceloso!

 

ORACION

Mansísimo JESÚS, cargado de sacrílegas prisiones por una tropa insolente y despiadada, y conducido a los tribunales de los Jueces más duros y perversos: ¿cómo fijas mi consideración en tu inocencia y su injusticia, en tu mansedumbre y su ferocidad, sin pedir como Jeremías agua para mi cabeza, y dos fuentes de llanto inagotable para mis ojos! ¡Oh JESÚS de mi vida, Cristo santo de mi amor y mi esperanza. Pontífice inocente, inmaculado, más sublime que los Cielos!, y ¿cómo podré retribuir tus ansias amorosas, tus inauditos sufrimientos, tu resignación humilde y ejemplar? Recibe, Señor, el vivo deseo de un alma que se une a ti para siempre con el vínculo de la caridad más fervorosa: otórgame la gracia que solicito en esta Novena; y dispénsame en la hora de mi muerte la de la perseverancia final, haciendo conmigo un feliz viaje a la mansión eterna de los justos. Amén.

Se rezan tres Credos.

 

DÉCIMA

No hay viaje que más espante

Que el que se hace a la otra vida,

Primera, última partida,

Peligrosa interesante.

Pero, Redentor amante,

Si os llamáis Recto Camino

Del dichoso peregrino

Que allá sus pasos dirige,

Vuestra propia gloria exige

Seáis su conductor divino.

Se hace la petición

 

 

 

TERCERO DIA

 

JACULATORIA

¡Oh nombre privilegiado,

Nombre sobre todo nombre!

Nunca serás pronunciado

Sin que el ángel, sin que el hombre,

Se cubran de horror sagrado.

 

ORACION

Pacientísimo JESÚS, ¿cómo el sacrílego y temerario Malco pudo descargar sobre tu mejilla adorable, su pesada mano? Y ¿cómo se le permitió ajar ese rostro divino, cuya belleza admiran el Sol y la Luna, y cantan en el nacimiento de la aurora los astros de la mañana? ¡Oh profundidad de la sabiduría de Dios! ¡Oh tolerancia invencible de su humanado Verbo! ¡Oh culpa mía, y lo que has costado al Redentor más generoso! Señor, la detesto para siempre: me duelo mucho del ultraje que sufriste con tan maravillosa constancia: concédeme benigno la gracia que pretendo, cúbreme con las alas de una constante protección; y como a un niño en la virtud, inexperto en las difíciles veredas de la justicia y santidad, llévame como de la mano, ¡Oh prodigioso Cristo!, a la brillante Corte de tu Imperio indestructible. Amén.

Se rezan tres Credos.

 

DÉCIMA

Al cielo, al cielo alma mía,

Mas camina sin temor.

¿No es así, mi Bienhechor,

Mi norte, mi luz, mi guía?

Inúndese de alegría

Ese tu rostro afligido;

Pues Dios de ti condolido,

Para dejarte esforzada

Hizo también la jornada

A la región del olvido.

Se hace la petición

 

 

 

CUARTO DIA

 

JACULATORIA

¡Oh Salve, nombre divino!

Por ti el Apóstol celoso,

En idioma peregrino

Habla al Pueblo venturoso

Con su elección o destino.

 

ORACION

Suavísimo Jesús: te admiro, Señor, y me confundo al imaginarte atado a la columna, recibiendo un diluvio de cruelísimos azotes en tus espaldas puras y sensibles, sin verter una lágrima, sin exhalar un suspiro, sin implorar la compasión, y sin representar a tus verdugos los derechos indisputables que tenías, como su Dios y Redentor, a su adoración profunda y vivo reconocimiento. Y ¿quién no se admirará, Señor, a vista de una conducta tan edificante en la situación más cruel y más horrible? Y ¿cómo no debo penetrarme de confusión y amargura, al ver tratado como a un hombre de la más vil e infame condición al hijo del Eterno, al Rey de los Reyes, y Dominador de los Dominadores, al que fabricó la aurora y el Sol, al que pasea sobre las alas de los vientos, al dueño del día y de la noche, al que conoce las estrellas y las llama por su nombre, y a aquél cuya gloria no cabe en la inmensidad de los cielos? Bendecida sea, Señor, tu asombrosa tolerancia, yo ¡infeliz de mí!, he renovado muchas ocasiones este suplicio tan doloroso a tu sagrada humanidad: perdóname, bien mío, por un efecto de tu misericordia infinita: dispénsame el favor que ahora te pido, y hagamos juntos el viaje de la muerte a la vida, del tiempo a la eternidad. Amén.

Se rezan tres Credos.

 

DÉCIMA

A vos, que esplendor divino

Sois del Padre Omnipotente,

Ruego encarecidamente

Que me alumbréis el camino:

Pues si a mi final destino

Me conduzco ya, Señor,

¿Cómo sin vuestro esplendor

Un viaje feliz haré,

Ni como en fuga pondré

Las tinieblas del error?

Se hace la petición.

 

 

 

 

QUINTO DIA

 

JACULATORIA

Nombre de JESÚS sagrado,

¡Qué rara virtud incluyes!

Del licor emponzoñado,

Cuya eficacia destruyes,

A muchos has preservado.

 

ORACION

Dignísimo objeto de mi gratitud y mi ternura, JESÚS, mi bello, mi único amado, yo te adoro y reconozco no solamente por Rey de los Judíos, sino de los cielos y la tierra, a pesar de esa corona de espinas penetrantes, de esa púrpura vil, y de esa caña frágil, que puso en tu sagrada diestra la insensibilidad de los hombres más favorecidos, para hacerte el objeto de su escarnio. Sí, almas santas, hijas ilustres de la celestial Jerusalén, venid, adorad conmigo al que engendró de su misma substancia entre los esplendores de los santos, el Padre de eterna majestad: veislo allí disfrazado con el grosero sendal de nuestra carne: reconocedlo por el único Príncipe de la paz, aunque veais ceñida su cabeza con la diadema del dolor, que le ha preparado en la embriaguez de su torpe y sacrílego delirio, su desnaturalizada Madre, la injusta Sinagoga. ¡Oh Redentor amabilísimo, ¿cómo me coroné tantas veces con las hediondas flores del jardín de la disolución, viendo clavadas cruelmente en tu cabeza augusta las espinas más intolerables? Perdóname, Señor, tan lastimosa, tan culpable ceguedad: acúdeme compasivo con la gracia que vengo a impetrar de tu constante beneficencia, y alúmbrame el sendero que conduce a la Jerusalén triunfante de la gloria. Amén.

Se rezan tres Credos.

 

DÉCIMA

De la noche de la muerte,

A la aurora de la vida,

Se hace feliz partida,

¡Oh mi Jesús!, para verte:

Dame venturosa suerte

¡Oh mi dulce dueño amado!

Por mi bien sacrificado

Sobre el ara de la Cruz,

Conduciéndome a la luz

De tu Reino suspirado.

Se hace la petición

 

 

 

 

 

SEXTO DIA

 

JACULATORIA

Bendito sea el sacrosanto

Nombre de JESÚS amable;

Pues puso en fuga y espanto,

A la sierpe formidable

Que nos angustiaba tanto.

 

ORACION

Hijo de Abraham, el más ilustre, obediente y esforzado, tu sagrada humanidad se ofrece en este momento a los ojos de mi espíritu religioso, rendida bajo el peso de la Cruz; y al paso que redoblas tus finezas, él se pierde en el mar insondable de tu graciosa dignación. Mi hombro, Señor, es el lugar de ese madero divino, y la tierra propia de ese árbol noble que llena de orgullo a su selva madre, porque ninguna otra, en la extensión del Universo, lo produjo ni podrá producir tan célebre por su frondosidad, por sus flores, y su fruto. Sí, adorado Jesús, ¿cómo fui yo el delincuente y tú la víctima?, pero por otra parte ¿qué caudal había en mí para cubrir la deuda de un infinito valor? Glorificado seas eternamente porque llenaste con tus padecimientos los números del suavísimo nombre de JESÚS; por él remedia, Señor, mi presente necesidad, siendo mi custodio y mi guía en el viaje que me es preciso hacer por el desierto de este mundo a la verdadera tierra prometida. Amén.

Se rezan tres Credos.

 

DÉCIMA

Si el marinero te invoca

Se burla de la tormenta:

Y su nao de riesgo exenta

Al puerto pomposa toca;

Tal experiencia provoca

Mi fe, anima mi esperanza;

Y con humilde confianza

De ti aguardo que mi nave

Arribe con norte suave

A la bienaventuranza.

Se hace la petición.

 

 

 

SEPTIMO DIA

 

JACULATORIA

Es un  néctar muy sabroso

Para mi gusto, Oh Señor,

Vuestro nombre prodigioso;

Nombre de paz y de amor,

De esperanza y de reposo.

 

ORACION

OH JESÚS de mi corazón, y ¡cuál fue la amargura del tuyo, tan sensible y tan amante, cuando se presentó a tus ojos, abismada en un dolor inmenso la más digna de las Madres, la más ilustres y gloriosa de las hijas de Jerusalén, la más hermosa de las mujeres, la incomparable, la dulcísima MARÍA! Mas, ¡ay!, Señor, y ¡qué mutación tan sensible! El regocijo y placer que en días serenos le causaba tu presencia y amoroso comercio: las gracias de su rostro divino, todas grandes, todas incomunicables: sus ojos más brillantes que los llantos de la aurora: sus labios más floridos que un huerto de primavera: su boca la más risueña y atractiva para el Esposo celestial, que siempre estuvo marcada con el honor y el silencio; en fin, todo su esplendor ¡qué ofuscado en tan triste lance! ¡qué marchitas sus gracias! ¡qué difunta su alegría! ¡qué aniquilada su belleza! Dígnate, Señor, incomparable modelo de los hijos subordinados y sensibles, grabar profundamente en mi memoria un encuentro tan lastimoso, así para llorarlo, como para copiar en mis costumbres la fortaleza de la Virgen Madre corredentora del linaje humano, y la obediencia del Hijo fiel a todos los deberes de su misión augusta y amorosa; juntamente, Señor, dispénsame la gracia que solicito en esta Novena, dame un corazón sensible a las impresiones de tu caridad y condúceme al monte santo de tu gloria. Amén.

Se rezan tres Credos.

 

DÉCIMA

Con suma sagacidad

El padre de la mentira

Del camino nos retira,

Que conduce a la verdad:

A ti, Dios de Caridad,

Que eres la verdad increada,

Me impediría la llegada

Si la mano no me dieras;

Y si no te condolieras

De mi suerte desgraciada.

Se hace la petición.

 

 

 

 

 

OCTAVO DIA

 

JACULATORIA

¡Oh nombre de más valor

Que los diamantes y el oro!

Tú que nos quitas el temor,

Y eres el rico tesoro

Del justo y del pecador.

 

ORACION

Jesús amorosísimo, digno de mi ardiente gratitud y del más humilde reconocimiento, digno de todo honor, alabanza y gloria, ¿cómo podré olvidar la sentida queja que haces pendiente de la Cruz a tu Dios, sí, a tu Dios, por haber abandonado tu sagrada humanidad a la insaciable rabia de los sacrílegos verdugos? Tan tierna consideración me obliga a clamar con el Profeta: “¿Quién es Señor, el hombre para que lo tengáis tan presente a vuestra memoria, y para que lo visites misericordioso en los días de su calamidad?”. Efectivamente, Jesús mío, nunca nos has desamparado en los períodos tristes de nuestras aflicciones: siempre has hecho la más brillante ostentación de tu poder en esa Imagen soberana, que cautiva los corazones más rebeldes, y que los hace dóciles al sello misericordioso  de tu amor. Sienta el mío tan dulces efectos, dame el feliz despacho  de mi súplica; y sacándome en paz de esta vida, embriágame en el Cielo con la apetecida copa de tus dulzuras inefables. Amén.

Se rezan tres Credos.

 

DÉCIMA

Ya de la tierra exaltado,

Como lo habías prometido,

Muchas almas te has atraído

Divino Crucificado;

El corazón me ha robado

Tu generosa ternura:

Con tu divina hermosura

Que es el imán de mi amor:

Atráeme luego, Señor,

En viaje que poco dura.

Se hace la petición.

 

 

 

 

 

ULTIMO DIA

 

JACULATORIA

JESÚS tu nombre sagrado,

De la Trinidad es gloria,

Es el precio del pecado,

Precursor de la Victoria,

Y Palma del esforzado.

 

ORACION

Crucificado bien de mi vida, benignísimo Jesús, ¡cuánta debe ser mi correspondencia por el suplicio cruel y afrentoso que acabas de sufrir, y que te obligó a rendir tu preciosa vida, ofreciéndola en ese altar sagrado al Padre de las misericordias, quien te nos dio en el exceso de su caridad, como un gaje de su inefable ternura! Ya veo, Señor, consumada la justicia de aquél que en la sonora ribera del Jordán te llamó el amable objeto de sus divinos agrados: veo consumada la caridad del que nos la tuvo hasta el fin de su vida, y aún después de ella, dejándonos en el misterio incomprensible de paz y de unidad, el compendio de sus maravillas, las riquezas de su infinito amor, y la prenda más segura de una gloria interminable. Veo por último, Señor, consumada mi ingratitud, pues te sacrifiqué inhumanamente, sordo a tus lamentos, insensible a tus lágrimas, y al espectáculo de una Virgen angustiada, que fijando en ti sus ojos casi moribundos, te da la última prueba de su fidelidad inviolable. Seas, Señor Jesús, eternamente bendecido, por haber consumado la grande obra que te fue encomendada a beneficio de los dichosos mortales: todos te conozcan, te amen y te adoren; y confiesen todos que eres la alegría y el honor del Pueblo cristiano, y la gloria inmortal de los cielos y la tierra. Concédeme el favor que te pido como a mi sensible Padre, como a mi mejor Hermano, como a mi único refugio, es decir, como EL SANTO CRISTO DEL BUEN DESPACHO; no se puede añadir otra recomendación ¡Oh Jesús de mi vida!, a un Título tan glorioso para Vos, y tan benéfico para mí. Por último, os suplico, aceleréis mi partida de los tristes márgenes de los ríos de Babilonia, a los alegres muros de la Ciudad eterna de la Paz. Amén.

Se rezan tres Credos.

 

 

DÉCIMA

Ya dispuse la partida,

Compasivo Conductor,

Vuestra gracia es el fiador

De mi fe comprometida;

Ya hice seria despedida

A los ídolos del mundo;

De un desierto profundo

Llegó la hora de alejarme

Si os dignáis acompañarme,

Que en Vos mi esperanza fundo.

Se hace la petición.

 

 

 

ALABANZAS QUE PUEDEN CANTARSE POR LA TONADA DE LA DIVINA PASTORA,

PARA PEDIR MISERICORDIA AL SEÑOR.

 

¡Oh del Buen Despacho

Cristo prodigioso!

Mis culpas detesto,

Tu piedad imploro.

 

Siempre nos recibes

Con afable rostro,

Si con fe ocurrimos

A tu augusto trono.

 

Desarmas las nubes

Del fatal meteoro,

Y del mar acallas

Los bramidos roncos.

 

De los navegantes

Eres fiel custodio,

Y sus velas inflas

Con vientos sonoros.

 

Las plagas que afligen

A los Pueblos otros,

Rara vez consternan

A éste venturoso.

 

La guerra homicida

Huye de nosotros,

Sabiendo que tú eres

Nuestro firme apoyo.

 

Brilla la abundancia

En tantos socorros

Como nos dispensas

Misericordioso.

 

Cuando nos castigas

Es, Señor, al modo

De un Padre a sus hijos

Con blandura, y poco.

 

El sol te bendiga

De su Ocaso a su Orto,

La Luna de Plata,

Las estrellas de oro.

 

Los cielos, la tierra,

El rocío sabroso,

Las brillantes flores,

Los mansos arroyos.

 

Los húmedos peces

Que habitan el hondo

Abismo y que cantan

Tu poder glorioso.

 

Y principalmente,

Señor, los que somos

Sin mérito alguno

Tus hijos dichosos.

 

A Dios, Padre amado,

¡Oh! Y te veamos todos,

Por ti conducidos,

En tu eterno Solio.

 

SANTO DIOS,

SANTO FUERTE,

SANTO INMORTAL.

LÍBRANOS, SEÑOR, DE TODO MAL.

 

 

 

OTRAS ALABANZAS PARA DAR GRACIAS AL SEÑOR DEL BUEN DESPACHO.

¡Oh, del Buen Despacho,

Prodigioso Cristo!

Mil gracias te damos

Por tus beneficios.

 

Tú eres el piloto

Del frágil navío,

Que los mares surca

Sin correr peligro.

 

Los males acaban

Siempre que contritos,

Ansiosos volemos

A buscar tu abrigo.

 

Cualquier epidemia

Cede a los suspiros

De los que te invocan

Con tiernos gemidos.

 

No turbe el reposo

De tus caros hijos,

La discordia fiera

Monstruo del abismo.

 

Tú nos alimentas,

Nos das el vestido,

Por ti nos movemos

Y por ti vivimos.

 

Y pues nos dispensas

Bienes infinitos,

¡Oh, Señor! Escucha

Lo que ahora pedimos.

 

Al pastor supremo

Del cristiano aprisco,

Cubre con las alas

De tu patrocinio.

 

A tu vuelo excelso

Sacerdotes dignos

Se encienden las almas

En tu amor divino.

 

Bajo ellas repose

El gobierno digno,

Que por tus piedades

Nos ha concedido.

 

Y mientras al cielo

Llegamos unidos,

Conduce mis pasos

Por santos caminos.

 

Adiós, Padre Santo,

Dulce compasivo,

Llévanos al puerto

De tus escogidos.

 

Tu piadoso apagas

El rayo encendido

Que por delincuentes

Debía consumirnos.

 

A los caminantes

Protege propicio,

Y a los labradores

Da frutos óptimos.

 

Los reyes, los jueces

Sean al punto escritos

De tu gran clemencia

En el Santo Libro.

 

A los militares

Y demás ministros

Ciñe con laureles

Todos sus sentidos.

 

Conduce las almas

Por un mar tranquilo

Condúcelas siempre

Hasta su destino.

 

A los comerciantes

¡Oh, Jesús divino!

Aumenta su acierto

En el trato y giro.

 

Tu amor y tu gracia

A los fieles vivos,

Y a los difuntos

Tu reino divino.

 

A los artesanos

En trabajos nimios,

Sus brazos fomenta

En útil servicio.

 

Libertad al preso,

Al doliente alivio,

Al huérfano amparo,

Socorro al mendigo.

 

Y estando en la gloria,

Tus amados hijos,

Seremos dichosos

Por todos los siglos.

 

¡Oh del Buen Despacho

Prodigioso Cristo!

Mil gracias te damos

Por tus beneficios.

 

Santo Dios,

Santo Fuerte,

Santo Inmortal,

Líbranos, Señor,

De todo mal.

 

LAUS DEO.


 Colaboración de Carlos Vilaman

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