viernes, 18 de marzo de 2022

OFICIO DE SAN GABRIEL ARCÁNGEL

 

OFICIO BREVE EN HONOR AL ARCANGEL SAN GABRIEL

Tomado del Libro “Versión Parafrástica castellano-prosaica de todos los himnos del Rezo Divino”; Por Don Narciso de Guindos. Librería de la Viuda e Hijos de Mayol; Calle de Fernando No. 7.

Jaén, España. Año 1846

 

(Festividad el 18 de marzo)

 

A VISPERAS Y MAITINES

 

1- Oh Jesucristo, honor de los Santos Ángeles,

Criador y Redentor del linaje humano,

Haz que subamos a ocupar las sillas

Dichosas de los bienaventurados.

 

2 - San Miguel Ángel de paz

Venga desde el cielo a cada hogar;

Para que el Autor de la paz deliciosa

Permita solo en el Infierno las batallas desastrosas.

 

3 – El Ángel fuerte San Gabriel también descienda

Para arrojar de entre nosotros a los antiguos enemigos,

Y visitar los templos que hizo Jesucristo

En este Mundo como moradas de su gloria.

 

4- San Rafael, Ángel medico de nuestra salud,

Nos visite desde el cielo, y nos guíe con luz

Para sanar a todos los enfermos con celeste medicina

Y dirigir las operaciones dudosas de nuestra vida.

 

5- Asístanos siempre la Santísima Virgen María,

Reina de la paz verdadera y Madre de Jesucristo, luz divina;

También el sagrado coro de los Ángeles y juntamente

La excelsa Congregación del brillante cielo esplendente.

 

6- Esto nos conceda la beatísima Deidad

Del Padre y del Hijo conjuntamente,

Y el Espíritu Santo igualmente,

Cuya gloria resuena por toda la eternidad. Así sea.

 

 

A LAUDES.

 

1-  Apiádate Jesucristo de tus siervos,

Para quienes la Virgen nuestra protectora,

Pide la clemencia de tu Eterno Padre,

Ante el tribunal de tu gracia.

 

2- Y vosotros bienaventurados escuadrones,

Distribuidos en nueve Coros,

Desterrad los males antiguos,

Los presentes y los futuros tiempos todos.

 

3- Apartad también de los Pueblos Cristianos

A todos los infieles; Unidos como hermanos,

Y haced que solo el Pastor Divino

Nos dirija igualmente a todos al único camino

De su Iglesia y Bienaventuranza.

 

4- Dios Padre tenga la gloria plenamente

Y Jesucristo Hijo único del Padre;

Y también el Espíritu Santo Paráclito, juntamente

por todos los siglos eternamente. Así sea.

 

jueves, 17 de marzo de 2022

ROSARIO DE LA SEPULTURA DE CRISTO Y SOLEDAD DE MARÍA


MISTERIOSOS FUNERALES

DE LA SOLEDAD DE LA SANTÍSIMA VIRGEN Y SEPULTURA DE CRISTO

 

Para el Rosario de los sábados, que se reza en su capilla del Hospital de Nuestra Señora.

Para el ejercicio y provecho de la Congregación de la Purísima, fundada con la Autoridad Apostólica en el Colegio Máximo de la Compañía de Jesús, de San Pedro y San Pablo de México.

 

Con Licencia Eclesiástica

México

Por la Viuda de Bernardo Calderón, año de 1670

 

ORACIÓN PREPARATORIA

Abrid Señor nuestros labios, regid nuestras lenguas, moved nuestros corazones, para que con el respecto decente en vuestra presencia, y con el sentimiento debido a la extremada Soledad de vuestra dulcísima Madre y Dolorosísima Reina nuestra, cantemos sus alabanzas, acompañemos sus penas, agradezcamos sus tiernísimas finezas, y ocupada toda el alma en tan debidos sentimientos, no admita otro, que de compasión, agradecimiento y amor de tan dulce Madre, y de la altísima providencia con que a cosa suya y vuestra, la quisisteis hacer Reina, amparo y Madre de los Afligidos pecadores. Seáis por siempre bendito de todas las criaturas, dulcísimo Jesús nuestro, que con el Padre y el Espíritu Santo, vivís y reináis en los siglos de los siglos. Amén.

 

L/: Dios mío, ven en mi auxilio.

R/: Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre…

 

PRIMER MISTERIO

La Soledad y Desamparo de la Virgen al pie de la Cruz.

 

-Se rezan las diez Aves Marías y luego la siguiente:

 

OFRECIMIENTO

Oh dulcísima Virgen María, la más sola y desamparada de todas las criaturas, para ser amparo y compañía de los afligidos: este Padre nuestro y diez Aves Marías os ofrecemos en memoria de la Soledad y desamparo que padecisteis al pie de la Cruz, viendo pendiente de ella y muerto con tan ignominiosos tormentos al Hijo de Dios y vuestro, sin tener quien os le bajase, mortaja en que envolverle, ni sepulcro en que enterrarle. Dolemonos íntimamente de vuestra Soledad, pobreza y agonía, y por ellas mismas os suplicamos, arranquéis de nuestros corazones el afecto desordenado de personas, aplausos y riquezas terrenas, para que solo desembarazados y libres de todas, acompañemos vuestra Soledad, al pie de la cruz de nuestros trabajos, pobrezas y desamparos en esta vida, y por ella, y vuestra intercesión merezcamos haceros compañía en la gloria y descanso de vuestro Reino, por los méritos de vuestro preciosísimo Hijo Jesús. Amén.

 

 

SEGUNDO MISTERIO

La Lanzada

 

-Se rezan las diez Aves Marías y luego la siguiente:

 

OFRECIMIENTO

Oh dulcísima Virgen María, la más sola y desamparada de todas las criaturas, para ser amparo y compañía de los afligidos: este Padre nuestro y diez Aves Marías os ofrecemos en memoria de aquel indecible dolor que atravesó vuestro tiernísimo corazón, cuando sola, pobre y desamparada al pie de la cruz, el lugar de alivio, socorro y compañía, os doblo la pena un despiadado soldado, que rompió con la Lanza el costado de vuestro dulcísimo Hijo, atravesando más sensible y dolorosamente el maternal vuestro, que el insensible de vuestro Hijo, con tal sentimiento, estremecimiento y agonía, que allí quedares muerte de la pena, si con fuerza superior no hubierades sido confortada del cielo. Dolemonos Señora, de vuestros dolores, angustias y aflicciones, y os suplicamos, por esta intolerable congoja, nos alcancéis una contracción tan íntima de nuestros pecados, que se nos aparta el corazón de dolor, de haber ofendido a vuestro dulcísimo Hijo, como una aguda lanza, lo atraviese el sentimiento de haber correspondido tan mal, a su amoroso corazón y finezas vuestras, para que borrados así nuestros pecados, con su sangre, entremos por la puerta de su abierto pecho, a gozar el fruto de vuestra Soledad y su Pasión, en compañía gloriosa de los Ángeles, por todos los siglos de los siglos. Amén.

 

 

TERCER MISTERIO

Cuando le bajaron de la Cruz a sus brazos

 

-Se rezan las diez Aves Marías y luego la siguiente:

 

OFRECIMIENTO

Oh dulcísima Virgen María, la más sola y desamparada de todas las criaturas, para ser amparo y compañía de los afligidos: este Padre nuestro y diez Aves Marías os ofrecemos por aquel incomprensible dolor y profundísimo sentimiento con que, bajado de la Cruz el despedazado cuerpo de vuestro difunto Hijo, le recibiste en vuestros brazos, con sumo dolor, le abrazasteis con indecibles ansias y altísima ponderación contemplasteis, parte por parte, y llaga por llaga, las innumerables de su desecho cadáver, cotejándolas con su divinidad y vuestro aprecio. Dolemonos Señora, de vuestro atrocísimo padecer, y por el mismo suplicamos, nos alcancéis un perfecto aborrecimiento de nuestros pecados, que fueron la causa principal en estas heridas, y un religiosísimo agradecimiento al amor con que por redimirnos, la aceptasteis vos, y las padeció vuestro Hijo, para que por sus merecimientos y vuestra intercesión, vamos a gozar con vos el dulce fruto de la amargura siembra, que hizo con su cuerpo arado con sus heridas, y regado con su sangre, vuestro preciosísimo Hijo Jesucristo, que con el Padre y el Espíritu Santo, vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

 

 

CUARTO MISTERIO

Entierro y Sepultura de Cristo

 

-Se rezan las diez Aves Marías y luego la siguiente:

 

OFRECIMIENTO

Oh dulcísima Virgen María, la más sola y desamparada de todas las criaturas, para ser amparo y compañía de los afligidos: este Padre nuestro y diez Aves Marías os ofrecemos por aquel incomprensible dolor y profundísimo sentimiento con que, sepultado con tanta pobreza, soledad y tinieblas, el rasgado cuerpo de vuestro precioso Hijo, puesta la loza, aún más sobre vuestro corazón, que sobre su sepulcro, os arrancasteis de aquel lugar, dejando en el depositada con su sangriento cadáver, vuestra alma. Dolemonos Señora, de vuestro desamparo, necesidad y angustias, y por las mismas os suplicamos, limpiéis nuestros corazones de todo terreno afecto y amor desordenado, y vicios embarazosos, para que limpios de toda culpa, y adornados de todas las virtudes, sean en esta vida, sepulcro vivo, nuevo, rico y decente de vuestro Sacramentado Hijo, con quien, y por quien resucitemos después a la vida eterna, en la gloria, Donde vive y reina con el Padre y el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.

 

 

QUINTO MISTERIO

La Soledad de la Virgen aquellos tres días

 

-Se rezan las diez Aves Marías y luego la siguiente:

 

OFRECIMIENTO

Oh dulcísima Virgen María, la más sola y desamparada de todas las criaturas, para ser amparo y compañía de los afligidos: este Padre nuestro y diez Aves Marías os ofrecemos por aquel incomprensible dolor y profundísimo sentimiento con que, arrancada del lugar de la sepultura de vuestro difunto Hijo, desandando las calles de su amargura, regadas con su preciosísima Sangre, y vuestro amarguísimo llanto, os volvisteis a vuestro recogimiento, donde en funestas tinieblas, ansiosa Soledad y extática suspensión de todos vuestros sentidos, pasasteis aquellos tres días en altísima contemplación de la acerbísima, ignominiosa e inestimabilísima Pasión de vuestro difunto Hijo. Dolemonos Señora de vuestra Soledad, tristeza y desamparo, y por ella os suplicamos, nos alcancéis de Dios, la soledad interior de nuestras almas, para que retirados del bullicio terreno y seculares tumultos, al oratorio quieto de nuestros corazones, pensemos y pensemos con debida estimación los afrentosos tormentos de vuestro Hijo, sus causas y efectos, acompañando con nuestra consideración vuestra orfandad, y con nuestro sentimiento vuestros dolores, para que así merezcamos, nos acompañéis vos en nuestros desamparos, especialmente en la agonizada soledad de la hora de la muerte, y tenebrosas penas del Purgatorio, librándonos de unas y otras, y llevándonos al descanso eterno del Cielo. Donde os acompañemos gloriosa por los siglos de los siglos. Amén.


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miércoles, 16 de marzo de 2022

ORACIÓN A LA VIRGEN DE LA SOLEDAD PARA LA HORA DE LA MUERTE

TIERNA Y DEVOTA ORACIÓN

PARA IMPLORAR EL PATROCINIO DE MARÍA SANTÍSIMA DE LA SOLEDAD PARA LA HORA DE LA MUERTE

 

Concedidos 80 días de indulgencias, por cada vez que se rezare

 

Con licencia eclesiástica

En Puebla de los Ángeles, en la imprenta de la Viuda de Miguel de Ortega, en el Portal de las Flores.

Año de 1756

 

ORACIÓN

Dios te salve tristísima María, Divina Sagrada Aurora, hermosa sin menguante Luna, solitaria Madre, Corderita mansa, dolorida Reina, que, angustiada y combatida de un mar de sangrientas penas, llorosa tortolita, buscaban tus ansias el desnudo tronco para llorar tu viudez, y el primero que encontraste fue el madero de la Cruz: Ya Señora y Madre mía, aquella espada que empuñó del anciano Simeón la venerable profecía, llegó hasta el monte Calvario su rigor, y hasta atravesar tu materno corazón las puntas de su crueldad el tirano pueblo, y a quienes mis culpas, ingratitudes y maldades han ocasionado tanta borrasca de penas, tanta máquina de llagas, tanta multitud de heridas, tanto ejercito de puntas, tanta tempestad de azotes, y diluvio de tormentos. Por estos, por las siete palabras que habló en la Cruz, por las agonías que en ella padeció, y por los agudos dolores que traspasaron tu alma, cuando ya difunto tu Hijo, te hallaste huérfana sin Padre, viuda sin Esposo y Madre sin Hijo, y por el cruel desamparo que padeciste, no hallando quien le bajase de la Cruz, mortaja en que envolverle y sepulcro en que enterrarle. Te suplico Señora y Madre mía, que, en el trance último de mi vida, en las agonías de mi muerte, cuando no tenga como invocarte, ojos para verte, ni acción para llamarte, entonces Madre de piedad, vuelvas a mi esos tus ojos misericordiosos, en aquel trance te espero, para aquella hora te aguardo, y tu patrocinio imploro, no pierda yo Señora, pues tanto le cuesta a mi Jesús de penas, y a ti de dolores mi pobrecita alma, que desde este punto para entonces, con el corazón detesto cuantas ocasiones y asechanzas pueden ofrecerme el mundo, demonio y carne. Y puesto que eres vida y dulzura, en ti afianza para esta partida la esperanza nuestra, para aquella extrema necesidad, a ti llamamos los desterrados hijos de Eva, y para aquel tránsito, a ti María suspiramos, dulce Dolorosa Reina de nuestras miserias, hasta que se parta mi corazón y el de las criaturas todas en verdadero dolor, gimiendo y llorando las culpas que contraímos por nuestra flaqueza, en este valle de lágrimas, para que después de este destierro, postrándonos por tus penas y dolores a Jesús, fruto bendito de tu vientre purísimo, merezcamos oír de su boca aquella dulcísima palabra: hoy estarás conmigo en el paraíso de la gloria. Amén.

lunes, 14 de marzo de 2022

CORONA DE LAS CINCO LLAGAS DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

FORMULA PARA REZAR LA CORONA DE LAS CINCO LLAGAS DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO CON DEVOCIÓN Y PROVECHO

 

Tomado de “Memorias tiernas, despertador afectuoso, y devociones prácticas con los Dolores de la Santísima Virgen”

 

Dedícalo el P. José Vidal de la Compañía de Jesús, prefecto de la Congregación de los Dolores, en el Colegio de San Pedro y San Pablo de México.

Con licencia en México, por Dña. María Benavides, Viuda de D. Juan de Ribera, en el Empedradillo.

Año de 1686

 

ORIGEN Y MODO

Como el glorioso Patriarca Santo Domingo y su esclarecida religión inventó, y con su vigilancia ha adelantado la devoción del Rosario de la Santísima Virgen con singular progreso, y utilidad de las almas, la Compañía de Jesús, en honra de las cinco Llagas de Nuestro Señor Jesucristo, sacó su corona, y para rezarla, en Nápoles y en otras varias partes, se fabricaron Rosarios particulares de cinco quinarios, con sus medallas de las cinco llagas, los cuales aprobó la Santidad de Paulo V.

Esta Corona se compone de cinco partes, y en cada una de ellas se reza cinco veces el Padre nuestro. Cada parte se remata con una medalla en que se reza un Ave María, que todas juntas hacen cinco, para que, considerando los dolores del Hijo, no se olviden los de su Madre. Y si quiere sacar mucho fruto de este breve, pero útil ejercicio, medite con atención cada llaga, y después haga los ofrecimientos siguientes, en los cuales hace eco, y corresponde el sentimiento de Cristo al Dolor de la Santísima Virgen.

 

A LA LLAGA DEL PIE IZQUIERDO

Señor mío Jesucristo, yo adoro la santísima Llaga de vuestro pie izquierdo, os doy muchas gracias por el dolor que padeciste con tanta caridad y amor, siento vuestras penas y los excesivos dolores de vuestra Santísima Madre: os suplico, me concedáis el perdón de mis pecados, de los cuales me pesa sobre todo pesar, por ser ofensas vuestras. ¡Oh Bondad Infinita! Ya no quiero más pecar. Convertid Señor a todos los pecadores a vos, y dadles a conocer la gravedad, la fealdad y la maldad del pecado mortal. Amén.

-Se rezan cinco Padres nuestros y un Ave María y Gloria Patri.

 

A LA LLAGA DEL PIE DERECHO

Señor mío Jesucristo, adoro la santísima Llaga de vuestro pie derecho, os doy gracias por el dolor que en ella sufriste, con tanta caridad y amor, compadézcome de vuestras penas, y del grave martirio de vuestra Santísima Madre, y os suplico, que por ellas me concedáis fortaleza en todas las tentaciones, y perfecta obediencia y conformidad con la voluntad divina. Consolad, buen Jesús, a todos los pobres afligidos y perseguidos. Gobernad, oh Justísimo Juez, a todos aquellos que se emplean en bien de las almas, así entre los fieles, como entre los infieles. Amén.

-Se rezan cinco Padres nuestros y un Ave María y Gloria Patri.

 

A LA LLAGA DE LA MANO IZQUIERDA

Señor mío Jesucristo, adoro la santísima Llaga de vuestra mano izquierda, os doy gracias por el dolor que en ella sufristeis, con tanta caridad, siento vuestros dolores, y los de vuestra Santísima Madre, y por ellos os ruego, me concedáis paciencia en todas las adversidades de esta vida, y os ofrezco todos mis trabajos, aflicciones interiores, como exteriores, en satisfacción de mis pecados, por los cuales tantas veces he merecido el inmenso castigo por todos mis enemigos, a los cuales perdono con todo mi corazón, dan paciencia y salud a los enfermos, aliviad a todos los agonizantes con asistencia de vuestra gracia, para que no perezcan. Amén.

-Se rezan cinco Padres nuestros y un Ave María y Gloria Patri.

 

A LA LLAGA DE LA MANO DERECHA

Señor mío Jesucristo, adoro la santísima Llaga de vuestra mano derecha, os agradezco el dolor que ella sufristeis con tanto amor y caridad, compadézcome de vuestras penas y de las de vuestra Madre Santísima, y por ellas os suplico, me concedáis una firme y determinada voluntad de buscar mi eterna salvación, y perseverancia final en la gracia, para asegurar el gozo que vos me habéis alcanzado con vuestra santísima Sangre. Dad, buen Jesús, verdadero descanso a las almas del purgatorio, perfeccionad más las almas santas y a vos agradables, que viven en este mundo y que se ejercitan en esta devoción. Amén.

-Se rezan cinco Padres nuestros y un Ave María y Gloria Patri.

 

A LA LLAGA DEL SANTÍSIMO COSTADO

Señor mío Jesucristo, adoro la santísima Llaga de vuestro Costado, os doy gracias por las muestras de tan entrañable amor que me habéis dado, abriéndome vuestro encendido corazón: compadézcome de vuestra afrenta y del dolor de vuestra Santísima Madre, y por su intercesión os ruego, me concedáis vuestro puro y santo amor, y perfecta caridad, para que, amándoos Dios mío sobre todas las cosas, y a ellas por vos, y en vos, merezca esta alma por más indigna y miserable que sea, aspirar y ser recogida en vuestro dulcísimo corazón. Asistid, mi buen Jesús, a la Santa Iglesia, Esposa vuestra, al Sumo Pontífice, y al clero, unidos todos en el vínculo de la divina voluntad, confundid a los herejes, cismáticos e infieles, alumbradlos, para que conozca, adoren y amen vuestra sola y eterna verdad. Amén.

-Se rezan cinco Padres nuestros y un Ave María y Gloria Patri.

 

Madre llena de dolor

Haced que cuando expiremos

Nuestras almas entreguemos

En las manos al Señor.

 

OFRECIMIENTO A LAS CINCO LLAGAS

Jesús de amores sagrario

Vuestras llagas veneremos,

Y en ellas contemplemos

Las rosas de este Rosario.

 

AL PIE IZQUIERDO

Llorad ojos los pecados

Que mis pasos cometieron

Pues que llorar sangre hicieron

De Cristo, los pies sagrados.

 

Sea yo por ese raudal

Del pie izquierdo perdonado,

Y goce el derecho lado

En la sentencia final.

 

AL PIE DERECHO

Porque el camino siniestro

Llevé siempre del pecado,

Ya tu mi Jesús me has dado

Camino por el pie diestro.

 

Pues esta Llaga es ya abierta

Por ella saldré del mundo,

Saldré de aqueste profundo

Laberinto, por su puerta.

 

A LA MANO IZQUIERDA

Siniestras mis obras fueron

Las que con hierro inhumano

En vuestra siniestra mano

Llaga dolorosa abrieron.

 

Cerrarla a mi bien quería

Mi culpa, yo la confieso,

Pero manirrota al peso

Del yerro más bien se abría.

 

A LA MANO DERECHA

Esta Llaga penetrante

Que en tu mano diestra está.

Alas y manos me da

Finezas y amor constante.

 

Yo mismo la Llaga abrí

De mi culpa al duro acero,

O muera cuando no muero

De acordarme que os herí.

 

AL SANTO COSTADO

A Jesús muerto, y María

Viva, el corazón abrí,

A mí me pesa, ay de mí

Ciego era cuando esto hacía.

 

Pero válgame el Sagrario

Que yo mismo profané

En el mi Dios entraré

Con este Santo Rosario.

 

Esta corona en honra de las cinco Llagas, que se compone de veinte y cinco Padres nuestros y cinco Aves Marías y cinco veces el Gloria Patri. Está aprobada por Inocencio VI, León X y Sixto V, que juntamente concedieron varias gracias, e indulgencias a los que rezaren. Paulo V, en el año 1611, concedió cien días de indulgencias a los que rezasen dicha corona.

TRIDUO DE LAS TRES NECESIDADES DE MARÍA SANTÍSIMA


TRIDUO DEVOTO DE LAS TRES NECESIDADES QUE PADECIÓ MARÍA SANTÍSIMA

VIENDO PENDIENTE DE LA CRUZ Y MUERTO A SU INOCENTÍSIMO HIJO

 

Compuesto por un Sr. Sacerdote del Arzobispado de México

Reimpreso en Puebla de los Ángeles, en la imprenta de D. Pedro de la Rosa, en el Portal de las Flores, año de 1786

 

MODO DE HACER ESTE TRIDUO

Jueves, Viernes y Sábado de Ramos son los más propios días para hacerlo en memoria tierna de las últimas necesidades que padeció la Dolorosa Virgen María, sola al pie de la cruz, más como todo el año no hay día sin tribulaciones y congojas en el alma o en el cuerpo, en la honra o en la hacienda, de ahí es que, en cualesquiera días de la semana, por cualquiera necesidad, podrá rezarse. En todos tres comulgará con licencia de su director, si lo tuviere, para que este heróico acto lleve demás el mérito acendrado de la obediencia, y de no tenerlo, comulgará uno de los tres días, pues primero debe solicitar el remedio más importante de su alma, quien pretende alcanzar por mano de esa Madre liberalísima alguna gracia en sus necesidades. Cada día dará limosna que pudiere, aunque sea corta, y si no, rezará una parte del rosario u oirá misa, y lo que hiciera, aplicará por las Almas del Purgatorio que fueron devotas de estas tres necesidades.

 

ORACION PARA TODOS LOS DIAS

Poderosa Reina de los Santos, Madre desamparada de mi dulce Jesús, que no habiendo vivido ni una hora desde el instante de la encarnación de tu Hijo sin tribulaciones ni amarguras, padeciste con El tantas y tan graves pobrezas, que sin tener casa le diste a luz en el desabrigo de un portal; con lo muy necesario le alimentaste, adquirido unas veces de tu propio trabajo, y otras de compasivos socorros que te daban; desnudo le viste padecer en el Calvario donde por fin te hallaste con su difunto cuerpo pendiente de la cruz, nuevamente afligida en las tres más lamentables necesidades de instrumentos para bajarle del madero; de sábana que vestirle por mortaja; y de sepultura donde colocarle. Cuántas, y cuán amargas serían en esas tres horas tus angustias, de no hallarles en lo humano remedio ni esperanza ¡Oh si hubiera sido yo tan dichoso que las hubiera podido socorrer, dándole a su sacratísima Humanidad la postrera honra! ¿pero qué instrumentos habría podido ofrecerte para bajarle de la cruz, quien los dio atrevido para que muriese en ella levantado? ¿Qué lienzo por mortaja, quien tiene necesidad de andar vestido por pecador'? ¿Y qué sepulcro donde enterrarle, quien vive olvidado de su muerte? Así te lo confieso arrepentido, oh atormentada Virgen; pero quiero con toda mi alma acompañarte en ellas con las mías, para que como tuvo tu Hijo cuidado de remediártelas, cuando más atribulada te hallabas, para alentarme a la confianza, aunque me parezcan irremediables mis congojas, así se compadezca de las mías. ¿Pues quién te ha buscado? ¿Quién te ha acompañado al pie de la cruz, que no haya salido siempre consolado? ¿A quién con más confianza debe acudir el pobre que á Tí, piadosísima Madre, como traspasada de mayores necesidades? Y teniendo en tus manos los tesoros del cielo para repartirlos entre los pobres, ¿cómo será posible en tu liberal misericordia, que siendo yo el más necesitado me niegues el consuelo que te pido, resignado a padecer esta tribulación conforme con la divina voluntad, como Tú lo estuviste, firme al pie de la cruz? Amén.

 

DIA PRIMERO

Considera a la afligida Virgen al pie de la cruz, fijos los ojos en el tierno espectáculo de su Hijo crucificado, llagado y muerto, destilando por la herida del costado, hasta la última gota de sangre y agua de su amorosísimo corazón, sin poderle bajar del afrentoso leño, por falta de una escala, y de procurador que pidiese a Pilato licencia para bajarle. ¡Oh qué ansias! Considera cuánto crecería esta aflicción al paso que se iba acabando la tarde en que habían de quitar precisamente los judíos del patíbulo todos los cuerpos de los ajusticiados, para celebrar otro día su grande pascua, ¡Qué congoja sería ésta! Pero en tan alto estrecho, más quiso la Señora acompañarle crucificado, que salir del Calvario en busca del remedio, en que te enseñó a que nunca le dejes en tus mayores tribulaciones; pues a quien Dios no deja, Dios no le dejará. A quien no se aparta de su cruz, y fija en El, sus esperanzas, no le despedirá desconsolado, El que en ella está clavado, y muerto por su amor.

 

Después, avivando la fe, y fijando la esperanza en la piedad de la Virgen dolorosísima, le pedirá lo que desea. Luego le rezará tres Salves en memoria de las tres horas que padeció estas tres necesidades, y lo mismo hará en los otros días, y las terminará con la oración propia del día.

 

ORACION

Desconsolada Virgen María, corredentora universal de pecadores, y único consuelo de afligidos, que siendo Tú la escala mística de Jacob, por donde suben tantos millares de almas a la gloria, y bajan a los hombres todos los socorros del cielo, no alcanzaras luego con tus poderosos deseos, ni tuvieras pronta en la tierra una escala para desprender de la cruz al Señor clavado y muerto en ella por nuestra vida, ¡Oh abismo ternísimo de penas! ¡Oh mar insondable de amarguras! Mas yo te ofrezco la cruz de esta aflicción que me acongoja, que te sirva de escala, para subir a desclavarle de mis yerros, que te lo tienen levantado, ¡y causan esta necesidad! Por el dolor que en ella padeciste, Madre mía, te suplico rendidamente me alcances de ese fruto dulcísimo de la cruz, remedio en mis tribulaciones, (y especialmente en la que ahora me oprime) que le fuere agradable a mi amorosísimo Salvador, sin que por ellas me aparte de su cruz, ni me prive un instante de su divina gracia. Amén.

 

Aquí rezarás tres Padrenuestros y Avemarías con Gloria Patri, en memoria de las tres horas que estuvo el Señor en la cruz, y lo mismo se hará todos los días para finalizar.

 

DIA SEGUNDO

Considera a la angustiada Reina, necesitada no sólo de instrumentos para deponer de la cruz, a su Hijo muerto; sino también de una Sábana o Sudario que vestirle por mortaja: sin caudal alguno para comprarla, ni tiempo para ir a la ciudad a pedirla. ¡Oh qué angustias estas! Considera cómo vistiendo a ese eterno Hijo de la mortalidad de nuestra carne, no tuvo entonces lienzo que vestirle difunto, ni siquiera la túnica que tejió con sus manos, y milagrosamente le crecía al tamaño del cuerpo. ¡Qué dolor sería aqueste!

 

ORACION

Ternísima Virgen María, tan llena de gracia como de amarguras y penas, que además de no tener instrumentos para bajar de la cruz a tu difunto Dueño, te hallaste juntamente destituida de un sudario, con que enjugar sus llagas, y vestírselo por mortaja. ¿Quién podrá Señora, conocer para sentir, cuán agudo fué para tu alma este dolor? ¡Cuán copiosas las lágrimas de sangre, que vertiste sin consuelo, ni humanas esperanzas de remedio! ¡Oh, si me dieses a gustar alguna parte de la amargura que padeciste en tan grave pobreza! Más yo te ofrezco las telas de mi corazón, aunque ingrato, con que, vistas a tu Hijo muerto, para que su contacto me resucite, y me hermosee su sangre. Recibid por mirra para ungirle, las lágrimas amargas de mis culpas; porque espero que a la hora que comenzare yo a lavarle sus llagas, comenzaré a sanarle las mortales heridas de mis yerros. Y Tú, por las angustias que en esta necesidad tuviste, alcánzame de su misericordia remedio en las que yo padezco; y que, purificada mi alma de toda culpa, restaure la vestidura cándida de la gracia, de las virtudes y dones de que me vistió en el santo bautismo, hasta comparecer sin mancha en su justo tribunal, y consiga por ella la vida eterna. Amén.

 

 

DIA TERCERO

Considera, cómo no habiendo tenido consuelo alguno en las dos necesidades ya dichas, se añadió a ellas la falta de un sepulcro donde depositar el sagrado cadáver. ¡Qué dolor ver que andaban los tiranos ministros pretendiendo licencia de Pilato, para quitar del patíbulo los otros cuerpos de los ajusticiados, para dar sepultura a los que habían quitado a otros la vida, y carecer entonces la poderosa ¡Reina de agente que le negociara licencia para bajar de la cruz el cuerpo de su Hijo, y aun de siete pies de tierra donde depositar al que resucita a los muertos! ¡Qué temor! No viniesen también a quitárselo de la vista, para ocultarlo donde no lo supiese. Considera, cómo viendo vacíos y abiertos los sepulcros de los muertos, deseando recibir al cadáver de su Creador divino, que no cabe en todo el Universo, y siendo Señora de todo el mundo, aun no podía entregárselo sin permiso del juez. ¡Qué tormento sería este!

 

ORACION

¡Oh Madre, la más admirable de todas las criaturas! Asombro de la fortaleza, pasmo de la paciencia, ¡y encanto de la gracia! ¡Qué más extremas y lamentables necesidades podrán oírse, que carecer a un tiempo, y muy estrecho, de escala, e instrumentos para deponer de la cruz a tu hermosura muerta; ¡y de sábana que vestirle por mortaja, si no te la diese de limosna José, y de sepultura donde depositarle por tres días, si él no te hubiese prestado el sepulcro de su huerto! Pero yo no te presto, Madre mía, sino que desde ahora te doy con toda mi alma, y por toda mi vida, mi 'corazón por sepulcro, aunque estrecho, donde me lo dejes para siempre. Envejecido está de infinitos defectos, y arruinado con mis pecados; pero quiero y propongo con todas veras, renovarlo con una arrepentida confesión, para recibirlo sacramentado, y que lo ocupe con tu presencia. ¡Oh! y cómo lo deseo recibir con aquella pureza de alma, aquel amor y reverencia, aquellas ansias y encendidos afectos con que Tú lo recibiste en tus benditos brazos, al desclavarlo José Nicodemo de la cruz, al vestirle el sudario, y reclinarlo en el sepulcro; y pues padeciste por mí tres horas, estas tres tan amargas necesidades, Ínterin llegaron estos justos varones movidos de oculta providencia a socorrerlas; por la congoja que en ellas sentiste, y el consuelo que tuvo tu alma de verlas remediadas, te pido que te conduelas de las mías, y me alcances la gracia que te pido, si es agradable a mi amado Jesús. Estampa, afligida Madre, desde hoy firmes en mi memoria estas tan tiernas necesidades, para acompañarte siempre a sentirlas, y por ellas me asistas en la necesidad extrema de mi muerte. Amén.

 

miércoles, 2 de marzo de 2022

CORONILLA AL CORAZÓN EUCARÍSTICO DE JESÚS

 

CORONILLA DE DESAGRAVIOS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS SACRAMENTADO

 

Con las debidas licencias eclesiásticas

 

L/: Abrid Señor mis labios.

R/: Y mi voz pronunciará alabanza.

 

L/: Dios mío, en mi favor benigno atiende.

R/: Señor, a mi socorro presto atiende.

 

L/: Gloria sea al Padre, gloria sea al Eterno Hijo, Gloria sea al Espíritu Santo.

R/: Por los siglos de los siglos. Amén.

 

OFRECIMIENTO

¡Oh dulcísimo Corazón de Jesús Sacramentado! Traspasados nosotros de pena y dolor, al veros tan injuriado por nuestros pecados, y los demás que se cometen en todo el mundo, representados en esas señales de llagas, cruz y espinas, consagramos a vuestro amor y desagravio esta corona de alabanzas. Aceptadlas, Jesús mío, en unión de todas las alabanzas con que os han glorificado y actualmente os glorifican los justos del cielo y tierra. Amén.

 

I.

¡Oh amabilísimo Corazón de Jesús Sacramentado! Nos pesa en el alma de veros tan injuriado por nuestros pecados y los demás con que os han ofendido y actualmente os ofenden los pecadores en toda Europa.

En reparación de todos ellos, uniendo nuestros tibios afectos, con los ardentísimos de vuestra Madre María Santísima, os consagramos la primera parte de vuestra corona, con un desagravio y diez alabanzas:

 

L/: Viva Jesús

R/: Muera el pecado (una vez)

 

L/: Sea por siempre alabado

R/: El Corazón de Jesús Sacramentado. (diez veces)

 

 

JACULATORIA:

L/: ¡Oh Corazón de Jesús! Haced os rogamos

R/: Que ninguno viva ni muera en pecado.

 

 

 

II.

¡Oh amabilísimo Corazón de Jesús Sacramentado! Nos pesa en el alma de veros tan injuriado por nuestros pecados y los demás con que os han ofendido y actualmente os ofenden los pecadores en toda Asia.

En reparación de todos ellos, uniendo nuestros tibios afectos, con los ardentísimos de los nueve coros de los Ángeles, os consagramos la segunda parte de vuestra corona, con un desagravio y diez alabanzas:

 

L/: Viva Jesús

R/: Muera el pecado (una vez)

 

L/: Sea por siempre alabado

R/: El Corazón de Jesús Sacramentado. (diez veces)

 

 

JACULATORIA:

L/: ¡Oh Corazón de Jesús! Haced os rogamos

R/: Que ninguno viva ni muera en pecado.

 

 

III.

¡Oh amabilísimo Corazón de Jesús Sacramentado! Nos pesa en el alma de veros tan injuriado por nuestros pecados y los demás con que os han ofendido y actualmente os ofenden los pecadores en toda África.

En reparación de todos ellos, uniendo nuestros tibios afectos, con los ardentísimos de los santos Apóstoles y demás mártires del cielo, os consagramos la tercera parte de vuestra corona, con un desagravio y diez alabanzas:

 

L/: Viva Jesús

R/: Muera el pecado (una vez)

 

L/: Sea por siempre alabado

R/: El Corazón de Jesús Sacramentado. (diez veces)

 

 

JACULATORIA:

L/: ¡Oh Corazón de Jesús! Haced os rogamos

R/: Que ninguno viva ni muera en pecado.

 

 

IV.

¡Oh amabilísimo Corazón de Jesús Sacramentado! Nos pesa en el alma de veros tan injuriado por nuestros pecados y los demás con que os han ofendido y actualmente os ofenden los pecadores en toda América y Oceanía.

En reparación de todos ellos, uniendo nuestros tibios afectos, con los ardentísimos de los santos confesores y santas vírgenes, os consagramos la cuarta parte de vuestra corona, con un desagravio y diez alabanzas:

 

L/: Viva Jesús

R/: Muera el pecado (una vez)

 

L/: Sea por siempre alabado

R/: El Corazón de Jesús Sacramentado. (diez veces)

 

 

JACULATORIA:

L/: ¡Oh Corazón de Jesús! Haced os rogamos

R/: Que ninguno viva ni muera en pecado.

 

 

V.

¡Oh amabilísimo Corazón de Jesús Sacramentado! Nos pesa en el alma de veros tan injuriado por nuestros pecados y los demás con que os han ofendido y actualmente os ofenden los demonios y condenados en el infierno.

En reparación de todos ellos, uniendo nuestros tibios afectos, con los ardentísimos de todos vuestros devotos que hay en el cielo y tierra, os consagramos la quinta parte de vuestra corona, con un desagravio y diez alabanzas:

 

L/: Viva Jesús

R/: Muera el pecado (una vez)

 

L/: Sea por siempre alabado

R/: El Corazón de Jesús Sacramentado. (diez veces)

 

 

JACULATORIA:

L/: ¡Oh Corazón de Jesús! Haced os rogamos

R/: Que ninguno viva ni muera en pecado.

 

 

OFRECIMIENTO

Os adoramos, Divino Corazón de Jesús Sacramentado, coronado con la corona de nuestros desagravios y alabanzas, unidas con las de todas las criaturas del cielo y la tierra. Con esta corona os proclamamos Rey de todas las criaturas y vencedor Soberano de todos los agravios con que os tienen injuriado. Reinad, Corazón gloriosísimo, y triunfad así coronado en todos los corazones, voluntades y afectos de vuestras criaturas, en las cuales y por las cuales, queremos y anhelamos con todo el corazón, que sea por siempre glorificado. Amén.

 

Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar

ANOTACIONES

Al hablar sobre la piedad popular, es referirnos a aquellas devociones que antaño se hacían en nuestros pueblos y nuestras casas, cuando se...