DÍA
DÉCIMO SEXTO
GOBIERNO
DE LA NATURALEZA POR LOS ÁNGELES
MEDITACIÓN
PUNTO
1º.
Considera, alma mía, que en todo orden establecido, la subordinación demanda
que los seres inferiores estén sujetos á los superiores: así hemos visto que
los Ángeles superiores presiden á los inferiores; en la sociedad humana, el
presidente ó rey dirige á los gobernantes de los pueblos, quienes á su vez
gobiernan mediante otros directores á sus súbditos; en el mundo natural se
observa también la misma ley: las naturalezas corpóreas que por sus formas
materiales, determinadas á las condiciones individuales de lugar y tiempo son
inferiores á las naturalezas espirituales, cuyas formas son universales,
absolutas é inteligibles; es conveniente que sean regidas por los Ángeles que
son dichas naturalezas espirituales. Tales son la enseñanza de los Santos
Doctores y la opinión de todos los filósofos que han sostenido la existencia de
los espíritus puros. S. Agustín afirma que "Todos los cuerpos son regidos
por el espíritu racional de vida." y que "Cada cosa visible de este
mundo tiene un poder angélico que la dirige” S. Juan Damasceno opina que
"El diablo era una de aquellas virtudes angélicas destinadas á presidir el
orden terrestre" S. Gregorio enseña que todos los Ángeles que presiden las
cosas puramente corpóreas parece que pertenecen "al orden de las
virtudes" Orígenes escribe que "El mundo necesita de los Ángeles que
cuiden de las bestias, asistan al nacimiento de los animales, al plantío de los
árboles y á todos los demás progresos del orden natural" Los filósofos,
por su parte, también han defendido la intervención de seres invisibles en el
gobierno de la naturaleza y aunque hayan errado en algunos puntos, sin embargo,
en la sustancia están de acuerdo con la tradición universal y constante. La
astronomía de los primeros pueblos nos representa las estrellas del firmamento
acompañadas cada una de su guarda respectivo. La filosofía antigua atribuye un
alma á cada astro. Aristóteles dice que sólo los cuerpos celestes son regidos
por las sustancias espirituales.” Platón extiende su gobierno hasta los cuerpos
inferiores de la tierra. Mas como todo error está fundado en alguna verdad de
la cual se abusa, esta tradición desfigurada dió fundamento al paganismo, para
distribuir sus falcas divinidades en los elementos, señalando el dios del agua,
el dios del fuego, el dios del aire, etc. Sustituyendo estos dioses a los
Ángeles.
PUNTO
2º.
Considera, también, que no sólo los santos, los filósofos y la razón nos
persuaden esta verdad; sino que también la insinúan muy claramente las Sagradas
Escrituras, cuando, entre otras razones, nos muestran inclinados delante de
Dios á los que sustentan el mundo es decir, a los Ángeles; Deus sub quo
curbantur qui portant orberi. S. Juan en su profundo v admirable Apocalipsis
nos habla del Ángel de las aguas y del Angel del fuego; y á cada paso nos habla
también de los Ángeles ejecutores de la Justicia divina contra los hombres
prevaricadores. No dudemos, pues, que á los Ángeles se ha encomendado el
gobierno de la naturaleza, y que aunque Dios por sí mismo lo haga y lo pueda
todo, ha querido, sin embargo, honrar á sus criaturas celestiales, cuando y
cómo le place, asociándoselas á su soberana acción. El universo, obra del
Artífice supremo, no es menos bello, porque todas sus partes estén
admirablemente ligadas por la acción jerárquica de las causas inmateriales.
"Así es como el cristianismo, dice Chateaubriand de acuerdo con la razón,
con las ciencias y con la expansión de nuestra alma, se lanza de mundo en
mundo, de universo en universo en los espacios en que la imaginación espantada
se detiene y retrocede: y en vano los telescopios escudriñan todos los rincones
del cielo, en vano persiguen un cometa más allá de nuestro sistema, el cometa.
en fin, se les escapa; más no se oculta al Ángel que lo guía á su incógnito
polo y que lo traerá el siglo señalado, por misteriosas vías, hasta el foco de
nuestro sol sin que tropiece en su ruta con ninguno de los globos que ocupan el
espacio." Si los astros todos están sujetos al imperio de los Ángeles, no
menos lo está también el curso de las estaciones: "Uno vela sobre las
flores para que nazcan y se abran, otro cuida de que maduren los frutos, un
tercero hace dorar las mieses, el cuarto manda sobre las nieves y detiene los
ríos prisioneros bajo el hielo. Ora estos hijos del cielo nos sonríen sobre
ligeras nubes; ora entre nubarrones sombríos tienen en su poder los rayos y
hacen retumbar el trueno" Bendita sea la Providencia de Dios que de tal
modo ha ordenado el universo.
JACULATORIA
Ángeles
que gobernáis la naturaleza corpórea según el plan divino, guiad nuestras almas
"por el camino de la virtud y santidad.
PRACTICA
Ordenad
todas vuestras acciones conforme a los preceptos de Dios y á las obligaciones
de vuestro estarlo, distribuyendo con método todas las horas del día. Se rezan
tres Padre Nuestros y tres Ave Marías con Gloria Patri y se ofrecen con la
siguiente:
ORACION
Espíritus
soberanos, directores del mundo, Virtudes Angélicas, que sin perder la
bienaventuranza de la visión beatífica, presidís todos los movimientos de la
naturaleza corpórea, haciendo que los globos que giran en el espacio, sigan las
rutas trazada s por la sabia Providencia, sin desviarse jamás de sus límites, y
que los animales, las plantas y las flores observen sus leyes en beneficio de
la humanidad; alcanzadnos la gracia de que nosotros también nos dejemos
gobernar suavemente por vuestras santas inspiraciones, a fin de que nunca nos
apartemos del camino del bien, y marchemos siempre por las sendas de la
verdadera felicidad hasta llegar al paraíso celestial. Amén.
EJEMPLO
El
P. José de Anchieta, Apóstol de la compañía de Jesús en el Brasil, presenta en
su vida mil rasgos que retratan á Adán antes de su caída, rey absoluto de la
naturaleza. Al ir cruzando aquel santo Padre los bosques vírgenes del Brasil,
las fieras salían de sus madrigueras para acariciarle, los pájaros venían á
posarse en sus hombros y en sus manos, y permanecían á su lado hasta que los
despedía: le obedecían con tal exactitud, que yendo un día su compañero muy
fatigado por el sol abrasador de aquellas regiones, mandó á una numerosa
bandada de aves que detuviesen su vuelo y le fuesen haciendo sombra: lo
hicieron así hasta que el santo les mandó seguir con su velocidad ordinaria. El
mar le mostró su respeto en una ocasión en que aquel taumaturgo, orando en la
playa, se quedó arrobado largas horas, y creciendo entre tanto la marea, las
aguas le rodearon dejando libre el sitio que ocupaba. Todos estos hechos y mil
otros semejantes no se explican, dicen sus historiadores, sin la intervención
de los Ángeles gobernadores de la naturaleza. Rafael Pérez de S. J.
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