sábado, 31 de octubre de 2020

MES DE OCTUBRE A SANTA TERESA - DÍA TREINTA Y UNO

 

DÍA TRIGÉSIMO PRIMERO

DE LA GRAN DEVOCIÓN QUE EN ESPAÑA Y EN TODAS PARTES SE TIENE Á SANTA TERESA

Si grande había sido la devoción que se tributaba a Santa Teresa de Jesús antes de ser incluida por la Iglesia en el catálogo de los Santos, imponderable fué el desarrollo que tomó desde su solemne canonización verificada en Roma por el Sumo Pontífice Gregorio XV, en el año de 1622. Inmenso fué el júbilo que bubo en España con tal motivo, y como señales de él se celebraron solemnísimas fiestas religiosas y profanas en todo el Reino. Los Reyes, Príncipes y Grandes de España visitaron su glorioso sepulcro en Alba de Tormes y se emprendieron numerosas peregrinaciones a los lugares donde nació y murió la insigne Virgen Carmelitana. Muchos Soberanos y Príncipes

de Europa pusieron el nombre de Teresa a las hijas que el Cielo les diera y enviaron ricos presentes al convento de Alba, donde está el santo cuerpo. Los libros escritos por la Santa se hicieron tan populares, que apenas había persona de mediana instrucción que dejase de leerlos, y así hubo necesidad de traducirlos a todos los idiomas para que nadie se privase de admirar tanta sabiduría y galanura de estilo en medio de tanta sencillez celestial doctrina. El Rey Don Felipe IV, gran devoto de Santa Teresa, agradecido a la protección dispensada por la Santa a las armas españolas en Amberes, Bélgica, y en la recuperación de la ciudad del Salvador, en América, de acuerdo con las Cortes del Reino declaró solemnemente a Santa Teresa de Jesús Compatrona de las Españas, y, a fin de dar más valor y firmeza a esta declaración, solicitó del Sumo Pontífice Urbano VIII que la confirmase, a lo cual accedió benignamente Su Santidad por un Breve de 21 de Julio de 1627, en el que se confirma la elección de Santa Teresa por Patrona de estos Reinos, sin perjuicio del antiguo patronato que sobre los mismos ya entonces existía del ínclito Apóstol Santiago. En el año de 1812, cuando, con motivo de la invasión francesa en nuestra patria, hubo de retirarse a Cádiz el Rey Don Fernando VII, las Cortes allí reunidas, ante aquellas tristes y azarosas circunstancias, imploraron la protección de Santa Teresa de Jesús, reconociéndola como Patrona y Tutelar del Reino.

 

OBSEQUIO

Hagamos hoy, como último día del mes, el Acto de Consagración que va al final de estos Ejercicios, el cual fué compuesto por San Alfonso María de Ligorio, gran devoto de la Santa Madre.

 

MÁXIMA

En tiempo de tristeza y turbación no deje las buenas obras que solía hacer de oración y penitencia, porque el demonio procurad inquietarle para que las deje; antes tenga más que solía, y verá cuán presto el Señor le favorece.

 

ORACIÓN

Gloriosa Virgen Santa Teresa de Jesús: por el amor y devoción tan grande que siempre os han profesado los españoles y, por el aumento que en estos últimos tiempos ha tenido vuestro culto, os suplico, Santa mía, amparéis benigna a esta vuestra católica España, la libréis de toda clase de males e infortunios y hagáis que todos nosotros, vuestros devotos, os amemos más y más cada día, para que algún día merezcamos gozar con Vos de la eterna bienaventuranza. Amén.

 



MES DE OCTUBRE A SAN FRANCISCO DE ASÍS - DÍA TREINTA Y UNO

 


DÍA TREINTA Y UNO

Lo que el mundo debe a San Francisco

Los más insignes bienhechores de la humanidad han sido, sin ninguna duda, los Santos. Al desprenderse de si mismos y entregarse a Dios, entregaronse también de lleno, totalmente a sus prójimos, en aras de una abdicación y abnegación sin límites y de un desinterés heróico. Su vida fue entonces pródiga en obras de caridad, evangelizando las almas, pacificando los pueblos, llevando el buen olor de Cristo, y con el la civilización, la paz y la caridad por doquier. Entre ellos San Francisco ocupa uno de los primeros lugares. Un impío, tristemente célebre, llegó a afirmar que después del cristianismo, la revolución más grande y más benéfica que presenció la tierra, fue la promovida por San Francisco. Expresión de ella es la Venerable Orden Tercera, esa legión de almas franciscanas que viven en el mundo ideal de los claustros. Da gracias a San Francisco por estos favores e inscríbete, si ya no lo estás, en su venerable Orden Tercera, para poder llamarte hijo suyo.

 

Máxima: Os digo en verdad, que el Señor ha elegido a los frailes menores para provecho y salvación del mundo.


viernes, 30 de octubre de 2020

MES DE OCTUBRE A SANTA TERESA - DÍA TREINTA

 


DÍA TRIGÉSIMO

SUBLIME GLORIA QUE GOZA EN EL CIELO SANTA TERESA DE JESÚS

Después que la Santa Madre partió de este mundo, se ha aparecido a muchas personas, unas religiosas y otras seglares, pero todas ellas de gran fama en virtudes. La mayor parte de las que han tenido tan singular dicha han sido Prelados y compañeras de la Santa, verdaderas hijas é imitadoras de su espíritu. La primera aparición tuvo lugar el mismo día de su entierro, durante el cual se mostró llena de gloria y hermosura a la Madre Catalina de Jesús, fundadora del convento de Veas, mujer de gran santidad y heroicas virtudes, de quien habla la Santa en el libro de sus Fundaciones. Yendo la Madre Catalina a comulgar aquel día, vió a Teresa rodeada de gran resplandor, y oyó que le decía que se iba a la gloria a gozar de Dios, y que no tuviese pena por su muerte, porque más ayudaría a su Orden desde la otra vida que desde

ésta. Cayó enferma esta religiosa poco tiempo después, y estando allí el P. Provincial, Fray Jerónimo de la Madre de Dios, supo entonces la muerte de la Santa Madre, pero no se la quiso comunicar a la enferma por no entristecerla; más como ésta advirtió que el Provincial estaba triste, le dijo: «Está V. R. triste por la muerte de nuestra Madre fundadora Teresa de Jesús? Yo ya lo sabía, pero no tengo pena por ello», y en seguida le contó la aparición que había tenido el mismo día del entierro. No sólo se ha aparecido la Santa ti sus hijos e hijas, sino también en muchas otras personas. El Conde de Triburcia, Caballerizo de la Emperatriz, hermana del Rey Felipe II, estando muy enfermo, vió a Santa Teresa que se acercó a su lecho, y quedó sano. También se apareció la Santa a la Condesa de Osorno, a Teresa Lariz en Alba de Tormes, a un mercader llamado Pedro Juan Casademonte, en Zaragoza, y a otras varias personas en Segovia, Alba, Ávila, Granada, Villanueva de la Jara y en otras diferentes poblaciones. Muchas otras manifestaciones maravillosas se ha servido hacer Dios Nuestro Señor con objeto de darnos a entender la sublime gloria que Santa Teresa disfruta en el Cielo, en premio de sus virtudes; así como del gran valimiento que con Él tenía tan privilegiada criatura en favor de los fieles devotos que a ella se encomiendan, las cuales podían verse en el libro de su vida, escrito por su ilustre confesor Fray Diego de Yepes, Obispo de Tarazona.

 

OBSEQUIO

Prometamos hoy a Santa Teresa consagrarle: todos los años el mes de octubre, así como el día 15 de cada mes y todos los miércoles del año.

 

MÁXIMA

En cualquier obra y hora examine su conciencia y, vistas sus faltas, procure la enmienda con el divino favor; y por este camino alcanzará la perfección.

 

ORACIÓN

Gloriosa Virgen Santa Teresa de Jesús: por todas y cada una de las virtudes con que el Señor os adornó, y por la gloria que en premio de ellas gozáis en el Cielo, os suplico, Santa mía, me alcancéis de Dios gracia para emprender el camino de la santidad y, una vez emprendido, el que pueda perseverar en él hasta conseguir llegar a la gloria, donde, en unión con Vos, adore y alabe eternamente a vuestro dulcísimo Esposo Cristo Jesús. Amén.

 


MES DE OCTUBRE A SAN FRANCISCO DE ASÍS - DÍA TREINTA

 

DÍA TREINTA

La intercesión de San Francisco

Es dogma de fé el de la comunión de los Santos. Las almas justas que viven en el cielo no pueden hacerse sordas a nuestros ruegos e interceden por nosotros. Mas Dios, ha dispuesto que ese poder de intercesión sea como proporcional a la santidad de cada bienaventurado. Según esto, ¡Cuan eficaz será la invocación de San Francisco en nuestras necesidades! Si, a impulsos de amor y de bondad divina se hizo tan semejante a Jesucristo, que llegan como a confundirse según dijo un clásico poeta español ¡Cuan poderosa será su intercesión en los cielos! Quien no le negó en la tierra ningún favor, ¿Cómo se lo negará ahora en el cielo? Por otra parte, ¿Cómo dudar de las entrañas misericordiosísimas de padre, que San Francisco tiene para sus hijos y devotos, cuando en la tierra fue verdadera madre de todos? No es extraño que, sobre la tierra, sobre la Iglesia, sobre los pueblos, sobre los hombres, haya derramado tantos y tantísimos favores que le han dado el justo título de bien hechor insigne de la humanidad. Confía tú, vivamente en la protección del Santo y acude a el siempre.

 

Máxima: El Señor nos ha llamado en auxilio de la santa fé, de los prelados y de los pueblos.



jueves, 29 de octubre de 2020

TRIDUO A LAS ÁNIMAS DEL PURGATORIO

 


TRIDUO

EN SUFRAGIO DE LAS BENDITAS ÁNIMAS DEL PURGATORIO

 

Con Licencia Eclesiástica

Guatemala, 1935

 

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Oh Padre Eterno, que, para salvar a las almas, quisiste que vuestro Unigénito Hijo, hecho hombre, se sujetase a la vida más pobre y mortificada, y derramase en la cruz toda su sangre por nuestro amor, compadeceos de las pobrecitas Ánimas del Purgatorio, libradlas de aquellas horrorosas llamas. Por medio del Sagrado Corazón de Jesús y por los dolores de su Santísima Madre, os ofrezco en sufragio de todas ellas, las buenas obras y los actos heróicos de cuantos justos han existido en la tierra. Miradnos a todos con ojos de compasión y haced que celebremos un día vuestras misericordias en el eterno descanso de la gloria. Amén.

 

 

DÍA PRIMERO

ORACIÓN

¡Oh Señor y Dios Omnipotente, que contemplasteis a vuestro Hijo Santísimo, caminar hacia el Calvario con la Cruz a cuestas, en medio de dos malhechores, soldados y sayones en dos filas y entre oleadas de gente que de todas partes acudían a presenciar el sangriento espectáculo! Así, Jesús mío, quisiste expiar los malos pasos que yo di hacia el pecado con los dolorosos que Vos disteis hacia el sagrado monte, mis recaídas con vuestras lastimosas caídas, y mis liviandades con el sudor y sangre que derramasteis por nuestro amor. Aceptad ¡Oh Padre Eterno! Estos trabajos de vuestro dulcísimo Hijo, en satisfacción de mis pecados, y en sufragio de las benditas Ánimas del Purgatorio, y en particular de la más rica en méritos para con Vos, y llevadlas cuantos antes al descanso eterno. Amén.

Padre nuestro, Ave María y Gloria.

 

 

ORACIÓN FINAL

Oh Dios, que perdonas generosamente a los pecadores y deseas la salvación de los hombres, imploramos tu clemencia, a fin de que por la intercesión de la Virgen María y de todos los Santos, concedas a nuestros hermanos, parientes y bienhechores, que han salido de este mundo, llegar a la bienaventuranza. Amén.

 

 

DÍA SEGUNDO

ORACIÓN

¡Oh Señor y Padre mío amantísimo! Por el Precioso Cuerpo y Sangre de vuestro Santísimo Hijo, que, en la noche de su Pasión dolorosa, dio en comida y bebida a sus Apóstoles, y dejó a toda la Iglesia en sacrificio perpetuo y vivífico alimento de los fieles, os suplico humildemente que tengáis compasión de las pobrecitas almas del Purgatorio, y por las fervorosas oraciones de vuestros escogidos, las saquéis de aquellas voraces llamas, en especial a la que más se distinguió por su amor al Santísimo Sacramento, para que con vuestro Hijo Divino y el Espíritu Santo, os alaben y bendigan eternamente en la gloria. Amén.

 

 

DÍA TERCERO

ORACIÓN

¡Oh Dios de bondad y misericordia! ¡Que tormentos tan crueles fueron los de vuestro Santísimo Hijo en la cruz! Duros clavos taladraron sus pies y manos, agudas espinas traspasaron su sagrada cabeza, amargada con hiel la boca, abiertas cada vez más las heridas con el peso del sagrado cuerpo y hecho un retablo de dolores, fueronsele anublando los ojos y palideciendo el rostro con la palidez de la muerte, hasta que, por fin, exhalando un gran suspiro, entregó su espíritu en nuestras manos. Ahora, Dios mío, espero mas que nunca el perdón de mis pecados, y esperan las almas del Purgatorio su rescate y libertad. Concédesela Señor, y apagad la sed ardentísima que tienen de veros en el cielo, de reinar con Vos y bendeciros eternamente. Amén.

 

 

Concedidos a las oraciones del Triduo, 100 día de indulgencia para cada día que lo conforma.

MES DE OCTUBRE A SANTA TERESA - DÍA VEINTINUEVE

 


DÍA VIGÉSIMO NOVENO

GLORIOSO TRÁNSITO A LOS CIELOS DE SANTA TERESA

Fatigada Santa Teresa por sus achaques, edad y trabajos, en el año 1582 quiso retirarse a su amado monasterio de San José de Ávila desde el de Burgos, donde a la sazón se hallaba; más, cuando se disponía a marchar, recibió orden del P. Provincial para que fuese a Alba de Tormes, con el fin de complacer a la Duquesa de Alba, que deseaba mucho tener en su villa a la Santa Madre. Obedeció con gusto Teresa, y llegó allí el día de San Mateo, 21 de septiembre, a las seis de la tarde. Recibiéronla sus hijas y la Duquesa con gran reverencia y devoción, besando su mano y pidiéndola su bendición. Como la Santa se hallaba tan gansada, pues hacia dos días que tenía calentura, se acostó en seguida diciendo a sus hijas: «¡Oh, válgame Dios, hijas, y qué cansada me siento! Más ha de veinte años que no me he acostado tan temprano como ahora; bendito sea Dios, que he caído mala entre ellas». Al siguiente día, con gran trabajo pudo levantarse, y así estuvo, acostándose y levantándose, ocho días, hasta que el día de San Miguel, 29 de septiembre, sintiéndose tan mal, se quedó en cama para no levantarse ya más. Tres días después se confesó con el Provincial, que había ido a Alba y el día 3 de octubre recibió el Santo Viático con gran fervor, dirigiendo luego a sus monjas las siguientes palabras: «Hijas mías y señoras mías, perdónenme el mal ejemplo que les he dado, y no aprendan de mí, que he sido la mayor pecadora del mundo y la que más mal ha guardado la Regla y Constituciones. Pídoles por amor de Dios, mis hijas, que las guarden con mucha perfección y obedezcan a sus superiores». Después de recibir la Extremaunción, el P. Provincial se acercó a la cama de la Santa Madre y la preguntó si quería que la enterrasen en Alba a que llevasen su cuerpo a Ávila, en el caso de que Dios la llevase de aquella enfermedad. La Santa, mostrando gran sentimiento y humildad, respondió: «¿Tengo yo de tener cosa propia? ¿Aquí no me darán un poco de tierra?» El día 4, fiesta de San Francisco de Asís, a las nueve de la noche, expiró abrazada a un Crucifijo. Muchas religiosas vieron en ese momento a Nuestro Señor, a la Santísima Virgen y a San José a la cabecera de su cama que la ayudaban a bien morir. Su alma, en forma de paloma, fué vista salir de su boca por todas las personas allí presentes. Contaba la Santa sesenta y siete años, seis meses y siete días de edad y cuarenta y siete de profesión en la Orden del Carmelo, de ellos veinte en la Observancia de su Reforma.

 

OBSEQUIO

En memoria del glorioso tránsito de Santa Teresa, rezaremos tres Padrenuestros, Avemarías y Gloria Patris.

 

MÁXIMA

Acuérdese que no tiene más que un alma, ni ha de morir más de una vez, ni tiene más de una vida breve, ni hay más de una gloria, y ésta eterna, y dará de mano a muchas cosas.

 

ORACIÓN

Gloriosa Virgen Santa Teresa de Jesús: por aquella felicísima hora en que vuestra purísima alma, rompiendo las cadenas que la sujetaban a vuestro santo cuerpo, salió triunfante de este mundo, acompañada de Jesús, María y José, para remontarse al Cielo, os suplico me alcancéis del Señor una muerte santa, a fin de que mi alma pueda ir a gozar con Vos de la eterna bienaventuranza. Amén.


MES DE OCTUBRE A SAN FRANCISCO DE ASÍS - DÍA VEININUEVE

 


DÍA VEINTINUEVE

Gloria celestial de San Francisco

Fiel es el Señor a sus promesas.  Y si al que por el lo ha dejado todo le promete el cien doblado y la vida eterna, ¿Qué no le dará al que se abraza y desposa con la pobreza, se estrecha con la cruz y sigue tan de cerca que llega como a confundirse con Él?... Si Dios promete exaltación sin límites al que se humilla, ¿Qué exaltación gloriosa será la del humilde Francisco, humilde por antonomasia? Desde la silla que soberbiamente perdió Luzbel, humildemente conquistada por San Francisco, nos dice estas palabras suyas: “¡Oh, para siempre benditos hijos! Oíd a vuestro Padre: grandes cosas hemos prometido, pero mayores nos son prometidas, observemos aquellas, suspiremos por estas” … Piensa tú en la gloria que corresponde al sacrificio de servir a Dios…

 

Máxima: Tan grande es el bien que espero que en las penas me deleito.

 


miércoles, 28 de octubre de 2020

MES DE OCTUBRE A SANTA TERESA - DÍA VEINTOCHO

 


DÍA VIGÉSIMO OCTAVO

DEL GRAN PROVECHO QUE HAN CAUSADO LOS ADMIRABLES ESCRITOS DE SANTA TERESA

Si los ángeles hablasen a los hombres, dice el escritor Mayans, no hablarían otro lenguaje que el que usa Santa Teresa en sus escritos. Nadie los lee, decía el venerable Palafox, que no busque luego a Dios. La dulzura de su lenguaje sencillo a la par que sublime, que, si bien no regala al oído por sus escogidas y variadas frases, lo regala por su estilo humilde, seráfico y lleno del amor sacrosanto de Dios, impresiona vivamente el espíritu del lector y atrae sobre éste gran provecho espiritual, porque le hace amar y desear la virtud, como

repetidas veces la experiencia lo ha demostrado. Todo el que ha leído las obras de Santa Teresa ha sentido mejorado su espíritu en gran manera; porque, como dice la Sagrada Rota: «La doctrina celestial de sus escritos excita sobremanera los corazones de los fieles al deseo de las cosas del Cielo; por eso la Iglesia, en la oración propia de la Santa Madre, nos invita amorosamente a pedir a Dios que nos conceda la gracia de nutrir nuestra alma con el pasto de su celestial doctrina». El provecho que en el mundo han causado los escritos de Teresa ha sido muy grande; por ellos, muchas personas han recibido grandes beneficios, algunas se han convertido, otras han mudado de costumbres, no pocas han tomado el estado religioso, y todas, finalmente, las que se han dado a su lectura, como lo hayan hecho con ánimo de aprovechar, han llegado a tener oración mental, que es camino muy seguro para el Cielo, como dice la Santa; hasta se han dado casos de que muchas personas, con sólo leer algún capítulo de sus libros, encomendándose al mismo tiempo a su poderosa intercesión, han alcanzado singulares gracias temporales, como la salud y otros beneficios.

 

OBSEQUIO

Leamos con frecuencia, y especialmente en este día, algún capítulo de las Obras de Santa Teresa.

 

MÁXIMA

La tierra que no es labrada, llevará abrojos y espinas, aunque sea fértil; así el entendimiento del hombre.

 

ORACIÓN

Gloriosa Virgen Santa Teresa de Jesús, sapientísima en la ciencia de los Santos: por la doctrina celestial que nos dejasteis en vuestros inspirados escritos, os suplico, Santa mía, me alcancéis del Señor luz para entenderlos Bien, a fin de que nos aprovechemos de las amorosas enseñanzas en ellos contenidas, seguir el camino de perfección que nos trazas y gozar con Vos de la Divina Presencia en las eternas moradas. Amén.

 


MES DE OCTUBRE A SAN FRANCISCO DE ASÍS - DÍA VEINTIOCHO

 


DÍA VEINTIOCHO

Santidad de San Francisco

La santidad no consiste en otra cosa que en amar a Dios. A medida que se ama más, crece la santidad, como crece la semejanza con Dios por la unión amorosa con Él. La vida de San Francisco puede afirmarse que es un continuo acto de amor a Dios. Serafín de amor, su misión es amar, y amar como aman los Serafines. Así se puede adivinar su excelsa santidad. En alas del amor voló hasta Dios y con Él se fundió en una sola vida, ¿Qué extraño que San Buenaventura, viéndole así, le llame gran lumbrera que yacía entre las tinieblas y sombras de la muerte?” San Antonio llamóle “candelero encendido para iluminar el universo” … San Francisco fue un portento de santidad… esfuérzate en imitarle, procurando ser cada día más santo…

 

Máxima: Hermanos míos, comencemos de veras a hacer el bien.

 


martes, 27 de octubre de 2020

MES DE OCTUBRE A SANTA TERESA - DÍA VEINTISIETE

 


DÍA VIGÉSIMO SÉPTIMO

TRANSVERBERACIÓN DEL CORAZÓN DE SANTA TERESA

Tan grande fué el amor que la Reformadora del Carmelo tuvo a Dios Nuestro Señor, que el de ninguna criatura puede ser mayor, según hemos visto al tratar particularmente de esta virtud de la Santa. Ahora bien: Dios, que nunca deja sin recompensa el amor de sus hijos, no había de dejar í Teresa sin ella, y así fué, pues la colmó de gracias y mercedes, entre las cuales sobresale muy particularmente la que la Iglesia conoce con el nombre de Transverberaci6n de su santo corazón. La Santa, en el libro de su vida, nos lo refiere de esta manera: «Quiso el Señor viese aquí algunas veces esta visión: veía un ángel al lado izquierdo, en forma corporal, lo que no suelo ver sino como la visión pasada que dije primero. En esta visión quiso el Señor le viese así; no era grande, sino pequeño, hermoso mucho, el rostro tan encendido, que parecía de los ángeles muy subidos, que parece todos se abrazan: deben ser los que llaman serafines, que los nombres no me lo dicen, más bien veo que en el Cielo hay tanta diferencia de unos ángeles a otros, y de otros, que no la sabría decir. Veiale en las manos un dardo de oro largo, y al fin del hierro me parecía tener un poco de fuego. Este me parecía meter por el corazón algunas

veces, y me llegaba las entrañas: al sacarle me parecía las llevaba consigo, y me dejaba toda abrasada en amor de Dios. Era tan grande el dolor que me hacía dar aquellos quejidos, y tan excesiva la suavidad que me pone este grandísimo dolor, que no hay desear que se quite, ni se contenta el alma con menos que Dios. No es dolor corporal, sino espiritual, aunque no deja el cuerpo de participar algo, y aun harto. Es un requiebro tan suave que pasa entre el alma y Dios, que suplico yo a su bondad lo dé gustar a quien pensare que miento». Tal es la Transverberación del Corazón de Santa Teresa de Jesús: un prodigio sin igual, en el que se descubre bien claramente el amor de Cristo a su sierva Teresa y el que ésta tuvo su Celestial Esposo.

 

OBSEQUIO

Recemos tres Padrenuestros, Avemarías y Gloria Patris en honor de la Transverberación del Corazón de Santa Teresa.

 

MÁXIMA

Use siempre el hacer muchos actos de amor, porque encienden y enternecen el alma. Haga actos también de todas las demás virtudes.

 

ORACIÓN

Gloriosa Virgen Santa Teresa de Jesús, que por el grande amor que profesasteis a Dios merecisteis fuese transverberado vuestro purísimo corazón por el dardo de fuego de un abrasado serafín: yo os suplico, Santa amadísima mía, pidáis al Señor transverbere también el mío con el dardo del amor de Dios, para que así pueda luego, como Vos, gozar en el Cielo de las inefables dulzuras que Él tiene reservadas para los que le aman y le sirven. Amén.


MES DE OCTUBRE A SAN FRANCISCO DE ASÍS - DÍA VEINTISIETE

 


DÍA VEINTISIETE

Devoción de San Francisco a la Pasión del Señor

La Pasión de Jesucristo, es el resumen de todo Jesucristo, es la manifestación más grande, más clara y más divina de amor infinito de Jesús a los hombres. De ahí que San Pablo diga que no quiere saber otra cosa que Jesús y Jesús Crucificado. Para el hombre lo es todo la Pasión: antes de Cristo todo mira y se refiere a ella, después de Cristo todo nos proviene de ella. ¡Es el gran misterio del amor divino! ¿Será extraño pues, que San Francisco fuese el amante apasionado de la Pasión Divina? El crucificado fue el blanco amoroso de su vida entera. Desde San Damián, en que el crucifijo le imprime las sagradas llagas, la vida de San Francisco gira en torno a la Cruz. Así dice: “No hay cosa que más me ocupe mi mente, que el meditar la Pasión del Señor, y así lo haría hasta el fin del mundo” … ¿Recuerdas tu frecuentemente cuánto Jesús sufrió por ti?...

 

Máxima: ¡Lloro, lloro la Pasión de mi Señor Jesucristo!

 


lunes, 26 de octubre de 2020

MES DE OCTUBRE A SANTA TERESA - DÍA VEINTISÉIS


DÍA VIGÉSIMO SEXTO

GRACIAS SOBRENATURALES QUE RECIBIÓ SANTA TERESA DE LA BONDAD DIVINA

Así como, entre los ángeles, el que es más aventajado en lo natural lo es también en lo sobrenatural y divino, así del mismo modo sucede muchas veces entre los hombres; pues a quien Dios escoge para ms alta gracia y para mayores obras en su servicio suele conceder más aventajadas gracias en lo sobrenatural, como lo hizo con la bienaventurada Virgen Santa Teresa, para que en todo fuese perfecta. Tuvo la Santa las nueve clases de gracias sobrenaturales que hemos mencionado, distinguiéndose muy particularmente en las de santidad, profecía y discreción de espíritu. En la segunda se distinguió de tal modo, que el Obispo de Ávila, D. Álvaro de Mendoza, hablando de este don de la Santa Madre, solfa decir: «Si la Madre Teresa lo dice, aunque sea imposible, ello se hará». También acredita con su palabra lo favorecida que fué Santa Teresa con el don de profecía el Padre Doctor Rivera, contemporáneo suyo, y el Obispo de Surgento en el libro que escribió sobre la falsa y verdadera profecía. De su sabiduría, santidad y fe ya nos hemos ocupado particularmente en tres distintos días de este mes. Respecto a su ciencia, sus milagros y del don de interpretar las Sagradas Escrituras, podemos decir que su ciencia se descubre en las obras admirables que escribió dictadas por el Espíritu Santo; que sus milagros fueron muchos y notables, entre los que sobresalen la resurrección de un sobrino suyo, el dar

vista a un ciego y curar a muchísimos enfermos con sólo poner su mano sobre ellos; y, por último, del don de interpretar las Sagradas Escrituras, citaremos lo que el P. M. Fray Domingo Bañez decía a una persona grave por su santidad de vida y posición social: «Después que hablo con la Madre Teresa de algunos pasajes de la Escritura, los entiendo muy diferentemente que antes, dándoles inteligencia y sentido muy conforme a la Iglesia y los Santos Padres». Hay que tener presente que Teresa no había hecho jamás estudio detenido de la Sagrada Biblia, por lo que se ve bien claramente que el interpretarla fué un don especialísimo con que Dios la dotó. Puédese, pues, presentar a Santa Teresa, según hemos visto, como modelo perfectísimo de santidad, en quien se hallaron reunidas todas y cada una de las gracias naturales y sobrenaturales con que el Señor suele regalar a sus almas predilectas, cuando en su alto juicio así lo cree conveniente para su gloria.

 

OBSEQUIO

Rezar un Credo en honor de la Santísima Trinidad, en acción de gracias por los dones sobrenaturales con que se dignó honrar a Santa Teresa.

 

MÁXIMA

Hacer todas las cosas como si realmente estuviese viendo a Su Majestad, y por esta vía ganará mucho el alma.

 

ORACIÓN

Gloriosa Virgen Santa Teresa de Jesús: por lo muy favorecida que fuisteis de Dios con tantas gracias sobrenaturales, os pido, Santa mía, me ayudéis con vuestra valiosísima intercesión para que pueda yo corresponder debidamente a los innumerables beneficios que Dios está constantemente derramando sobre mí, a fin de que así pueda hacerme acreedor a nuevos beneficios. Amén.

 

MES DE OCTUBRE A SAN FRANCISCO DE ASÍS - DÍA VEINTISÉIS


DÍA VEINTESÉIS

Amor de San Francisco a la Eucaristía

“”Oh grandeza admirable, oh bondad estupenda, oh humilde excelencia que el soberano del Universo, Dios e Hijo de Dios, se humille hasta esconderse por nuestra salud bajo las especies de pan, reflexionad, hermanos míos, sobre el anonadamiento de un Dios, abrid y dilatad en su presencia los corazones, humillaos ante sus ojos para que os exalte, no os reservéis nada vuestro para que el que todo entero se os da, reciba también de vosotros cuanto sois”… Así describía el Seráfico Padre, y quien así sentía, ¡Como no amaría al Sacramento del Amor! Serafín del sagrario, su corazón fue lámpara encendida ante la Eucaristía, y las frases más ardientes de sus labios y las palabras más seráficas de su pluma dedícolas a predicar el amor a Jesús Sacramentado en nuestros altares. ¿Amas, veneras, visitas tu devotamente el Sagrario?

 

Máxima: Besando vuestros pies, os conjuro a todos, tratéis con respeto y amor el Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo.


 

domingo, 25 de octubre de 2020

VEINTIUNO DE MES A SANTA IFIGENIA

 


VISITA PARA EL VEINTIUNO DE MES A LA GLORIOSA SANTA IFIGENIA, VIRGEN CARMELITA

IMPLORANDO NOS ALCANCE DE DIOS TODO GÉNERO DE FAVORES, ESPECIALMENTE UNA CASA Y SUSTENTO

 

SÚPLICA

Gloriosa Santa Ifigenia, aquí estamos, al pie de tu altar, llenos de sincera confianza. Tú que eres el amparo de los afligidos atiende las súplicas que humildemente te dirigimos. Tener una fe viva, una esperanza firme y una caridad ardiente es nuestro insaciable deseo para extender el reino de Cristo, a fin de que sea el rey de nuestros corazones. Convierte a los duros pecadores; salva a los que están en la oscuridad del pecado; danos pureza de vida y socórrenos en nuestras necesidades. Danos la gracia divina que humildemente pedimos. Así sea.

 

ORACIÓN

Oh virgen ilustre y mártir, Santa Ifigenia, mantenme y postrada ante el trono donde la Santísima Trinidad te colocó y donde más le agradas. Lleno de confianza en tu protección, te pido que intercedas por mí ante Dios, y que, desde lo más alto de los cielos, te dignes mirar piadosamente a este humilde servidor. Esposa de Cristo, sostenme en el sufrimiento, fortaléceme en las tentaciones, protégeme de los peligros que me rodean y obtén las gracias necesarias para mí, en particular la gracia especial de (especifica aquí tu petición). Y, sobre todo, ayúdame en el momento de mi muerte Santa Ifigenia, poderosa con Dios, ruega por nosotros.

 

ANTÍFONA: Ven, novia de Cristo, a aceptar la corona que el Señor ha preparado para ti para siempre. Aleluya.

 

L/: Ruega por nosotros, ¡Oh Ifigenia gloriosa!

R/: Para que seamos dignos de la gloria a vos concedida.

 

ORACIÓN: Te imploramos, Señor, que nos des el perdón de nuestros pecados por intercesión de santa Ifigenia, virgen y mártir, que siempre te agradó, por su eminente castidad y por su profesión de todas las virtudes. Te lo pedimos, por Cristo nuestro Señor. Amén

TRIDUO DE DESAGRAVIOS PARA CARNAVAL

 


DEVOTO EJERCICIO DE DESAGRAVIOS PARA LOS TRES DIAS DE CARNAVAL

POR D. FÉLIX SARDÁ Y SALVANY

PRESBÍTERO

 

CON LICENCIA ECLESIÁSTICA

BARCELONA, 1890

 

Por la señal, etc.

 

¡Soberano Señor Sacramentado! Acércome contrito y fervoroso a vuestros augustos pies para ofrecer mis pobre homenajes de reparación, hoy que os veo por tantos de mis hermanos desconocido y ultrajado, y para juntamente pediros para sus almas luz, misericordia y perdón. ¡Acompañadme Vos Madre mía, y de todos los pecadores, María! Para que a pesar de mis faltas sean bien acogidas estas preces ante el trono de Su Divina Majestad. Glorioso San José, Santos Patronos y abogados míos y de esta población; Ángeles que a millares estáis rodeando en estos momentos el solitario Tabernáculo; vosotros en particular, Custodios fieles de mi alma y de las de mis prójimos por quien voy a rogar, interceded por ellos y por mí. Y haced todos que sea para mayor gloria divina, y para bien mío y de todos los pobrecitos pecadores, este acto de desagravio que me propongo practicar. Amén.

 

 

DÍA PRIMERO

MEDITACIÓN

Cuán gravemente es ofendido nuestro Soberano Señor en estos días

Atiende bien y considera, alma mía, si hay o no justísimos motivos para que te presentes a ofrecer tu homenaje de desagravios al Divino Esposo Jesús en estos diabólicos días de Carnaval. Son días en que realmente parece haber vuelto a tomar completa posesión del mundo Satanás, según son muchos los que se apresuran a mostrarse vasallos suyos. Aquello del Divino Salvador: Nunc princeps ujus mundi ejicielur foras, parece en verdad desmentido por el espectáculo que ofrece en tales días nuestra cristiana sociedad. Un nuevo código parece haberse proclamado en vez del Evangelio, una nueva moral, un nuevo dios, un nuevo culto. Todo se encuentra tolerable, todo se dispensa fácilmente, como si Dios y la Iglesia hubiesen abdicado en tales días su soberana autoridad sobre las costumbres y las conciencias. Ataques a la Religión en groseras parodias de ella hasta de sus más augustos misterios; ataques al pudor у a la honestidad hasta en las calles y plazas más concurridas. Cristo Dios puede asomarse a ese inmundo espectáculo, y exclamar congojoso y angustiado: «¿Son estos los hijos que Yo redimí con mi sangre, llamé con mi gracia y sellé con mi Bautismo?» ¡Si, Dios mío y Jesús mío y amado Esposo mío! Estos son, pero no como los queréis Vos a vuestra imagen y semejanza, sino como a imagen y semejanza suya las ha transformado y disfrazado vuestro enemigo Luzbel. Estos son, pero ya no cristianos, sino de nuevo paganos, como si por ellos no hubieseis padecido y muerto Vos. ¡Oh Bien mío despreciado! ¡Oh sangre pisoteada! ¡Oh santa Cruz renegada y desconocida! ¡Oh espantosa ingratitud! Reflexiona, alma mía, como por estos motivos, aunque en todos los días del año se vea ofendido Dios nuestro Señor, en éstos es cuando más fiero y repetido se le dirige el agravio a su honra divina. Esta, ésta, más que la última de Cuaresma, es su verdadera semana de Pasión. Razón tiene la Iglesia santa en haber puesto por Evangelio de la Misa de Quincuagésima aquel tristísimo: Ecce ascendimus Jerosolymam, que parece escrito para estos días. Sí, volvemos a Jerusalén, volvemos al Calvario, repítase la sangrienta tragedia de que fué autor el pueblo judío. Sólo que ahora lo es con mucha mayor crueldad el mismo pueblo cristiano. Sí, Cristo es de nuevo escupido, abofeteado, puesto en cruz, mofado y silbado en ella. Desde aquí oigo los aullidos de un pueblo brutal que prefiere seguir más que a Cristo al infame Barrabás. Desde aquí se percibe el rumor de las masas seducidas que se burlan de Él y le blasfeman y zahieren. ¡Oh pobre Jesús mío! ¡Y Vos solo aquí soportando la vergüenza de esos escarnios! ¡Vos solo aquí con un reducido grupo de amigos fieles, pocos, muy pocos en comparación de los innumerables que reniegan de Vos o por lo menos os vuelven indiferentes el rostro! ¡Ah! Consolaos, dulcísimo Jesús mío, con mis pobres obsequios, y perdonad. Seguid teniendo extendidas las manos para recibir amoroso a tanto ingrato, si por acaso vuelve más tarde a Vos. Mi corazón os ofrezco; pedid de él algún sacrificio que sea en desagravio de vuestro vilipendiado honor. ¡Ojalá pudiera yo ofrecerme víctima sobre este altar por Vos y por mis infelices hermanos!

 

 

Aquí con mucho fervor se ofrecerá cada cual, al Sagrado Corazón de Cristo sacramentado en expiación por los pecados del Carnaval, aceptando por ellos cualquier tribulación y angustia a que dispusiere sujetarle Su Divina Majestad.

 

Enseguida se rezará la Estación mayor, y después los siguientes:

 

 

OFRECIMIENTOS Y DEPRECACIONES

 

¡Señor mío Jesucristo! Por mis hermanos los pobres pecadores acudo solícito a vuestros soberanos pies, para que les concedáis saludable arrepentimiento y filial retorno a Vos.

 

R/: Perdonadlos, Señor.

 

Por la pureza sin mancha de vuestra Madre y por la virginal limpieza de su santa maternidad, perdonada a tantos infelices las deshonestidades y lascivias con que embrutecen su alma.

 

Por la pobreza de vuestro nacimiento y oscuridad de vuestros primeros años, perdonadles a tantos infelices los excesos del lujo con que rinden tributo al mundo y a Satanás.

 

Por la modestia de vuestros dulces ojos, que nunca miraron mal, y por la prudencia de vuestras palabras, que siempre fueron de edificación y buen ejemplo, perdonadles a tantos infelices las miradas impúdicas que dirigen u ocasionan, y las conversaciones escandalosas ruina del pudor y de la vergüenza cristiana.

 

Por vuestros pasos y fatigas en busca de los pecadores, por vuestras congojas y sed en la predicación evangélica, perdonadles a tantos infelices los sacrificios mil de salud con que sirven al mundo y a su carne, en vez de sacrificarse por Vos.

 

Por aquel amor con que instituisteis el Santísimo Sacramento en la Última Cena, a pesar de que sabias como este vuestro misterio de infinita caridad había de ser escarnecido por tantos infelices en Carnaval.

 

Por la amarga tristeza que en Getsemaní os dieron los excesos de estos días, que claramente veías, y por aquella traición de Judas que tantos infelices repiten hoy.

 

Por aquella bofetada, por aquellos azotes y espinas, por aquella ignominiosa cruz que pidió para Vos el ingrato pueblo judío, menos culpable que los infelices cristianos que en estos días renuevan vuestra Pasión.

 

Por las tres negaciones con que os afligió aquel apóstol cobarde a la voz de una criada, que no os afligieron más que las repetidas negaciones con que en estos días abjuran su nombre y carácter de cristianos tantos infelices hijos vuestros.

 

Por las siete palabras que en la cruz dijisteis, por el vinagre y hiel que allí se os ofreció, por las lágrimas que visteis derramar a vuestra dulce Madre, por vuestras agonías y último suspiro, por vuestra sepultura y Resurrección, que tantos infelices desconocen y olvidan en estos días, como si por ellos no hubieseis padecido, muerto y resucitado.

 

ORACIÓN

¡Señor mío Jesucristo! Dignaos aceptar en reparación de vuestra divina gloria ofendida, y por mis pobres hermanos extraviados, estas súplicas y ofrecimientos que os dirijo, seguro de la benignidad con que los acogerá vuestro misericordioso Corazón. Compadeceos, Jesús mío, de esos hijos vuestros que habéis redimido con vuestra Sangre, y admitidlos un día al dulce abrazo de vuestra reconciliación. Amén.

 

 

 

DÍA SEGUNDO

MEDITACIÓN

Cuán cierta es la perdición de muchas almas en

Si no conmueve, oh cristiano, tu corazón el continuo ultraje que en estos días recibe la honra divina, muévete al menos el gran número de hermanos que por los excesos de ellos se lanzan a la perdición. Si vieses caer a derecha e izquierda de ti miles de hombres víctimas de una cruel epidemia, no sería espectáculo tan doloroso como lo es hoy ver a tantos desdichados precipitarse, víctimas de esa pestilencia del vicio, por los caminos de su eterna desventura. ¿Y dices amar al prójimo como a ti mismo, y no te horroriza este estrago de almas tan general? ¿Y nada harás para disminuirlo, si sabes que en tu mano está librar alguna de esas desventuradas víctimas? Sí, en tu mano está por medio de la fervorosa oración a Cristo sacramentado. Ha querido Dios nuestro Señor que cada uno pudiese ser de este modo brazo de salvación para su hermano. Resuélvete, pues, a serlo de los que puedas en esos días infelicísimos del Carnaval. ¡Señor mío Jesucristo! Conceded a mis ruegos, aunque indignos, lo que tanto necesitan esas pobrecitas almas apartadas de Vos. Un rayo de vuestra luz que las haga ver lo peligroso de su estado, un toque de vuestra gracia que las ayude a salir de él. ¡Señor, mirad que se alegra con esa infernal cosecha el demonio vuestro enemigo! No sea inútil el precio de vuestra Sangre en tantos desventurados por quienes como por mí la habéis derramado. Que vean, Señor, que vean esos ciegos de la más peligrosa ceguera, que vean y os bendigan después por toda la eternidad. Observa bien, alma mía, cuántos lazos especiales tienden en estos días el mundo, demonio y carne, para hacer suyas las almas, y con qué horrible facilidad se dejan coger éstas en tales redes de perdición. La más vergonzosa licencia se encubre bajo las apariencias de gracejo y buen humor; la orgía más desenfrenada se llama sencillamente desahogo propio de la temporada. La vil lujuria que arruina tantas almas y prostituye tantas liornas toma el color de sencillo pasatiempo y distracción; la impiedad volteriana que ríe y hace reír a costa de lo más sagrado no parece sino chiste urbano, y rasgo de ingeniosa y amena galantería. Infinidad de corazones pagan tributo a esa atmósfera de pecado que parece lanzar envenenada sobre la tierra por todos los respiraderos del mismo infierno. ¡Cuantos contraen en estos días la espantosa gangrena que ha de hacer miserable y criminal toda su vida, hasta dar con ellos en los abismos de la eterna condenación! ¡cuantas muertes de réprobo no tendrán otro origen que esos infames desórdenes con que se torció para siempre el curso de una vida tal vez cristianamente empezada, para no parar sino en las inmundicias de una corrompida ancianidad! ¡Oh Dios mío y Señor mío! A Vos acudo en demanda de gracia y misericordia por tantas almas que aún pueden quizá ser dignas de Vos, por un sincero arrepentimiento. Compadeceos de ellas, de la inexperiencia de su edad, de la locura de sus pasiones, de los ardides mil con que las rodea el enemigo, de las falsas máximas con que las seduce un mundo traidor. Dad, Señor, una mirada compasiva a esos extraviados, un rayo de vuestra soberana luz hará de ellos tal vez las ovejas más fieles de vuestro redil. Escuchad por ellos estas mis oraciones, recibid por ellos mi comunión y mis escasos sacrificios, mi salud, mi honra, mi vida, tomadlas en pago de sus deudas, si con aquellas puedo retornar upa alma siquiera de las extraviadas, a vuestros divinos pies. Amén.

 

 

 

DÍA TERCERO

MEDITACIÓN

Lo que agradece Dios nuestro Señor el desagravio

Muchos más serían los corazones consagrados a la dulce tarea de des agraviar a Dios nuestro Señor, si conociesen cuánto agradece y estima. Esta tal muestra de amor de sus fieles amigos. Sabido es que tanto solemos más apreciar un obsequio, cuanto es más singular y menos acostumbrado. Allí brilla más la acendrada amistad y se echa de ver más firme y animoso el verdadero afecto. Considera, pues, con cuán buenos ojos verá el dulce Jesús las horas que has pasado estos días en su devota compañía, mientras los del mundo se entregaban con tan loco afán a sus culpables o siquiera frívolos y peligrosos devaneos. Paréceme ver al Corazón de nuestro dulce Señor inclinarse más amoroso que nunca a los fieles amigos suyos desde su escondido tabernáculo, para agradecerles y recompensarles con nuevos dones de su caridad esas muestras que se apresuran a darle de reparación y desagravio. ¡Oh, cómo las consolará el divino Esposo en sus aflicciones a tales almas que no le han dejado en su soledad! ¡Oh, cómo les hará en sus tristezas amorosa y delicada compañía! Sí, que muy agradecido es el Corazón de nuestro buen Dios, y no sufre que le aventaje nadie en finezas de correspondencia. ¡Alma mía! Esfuérzate en ser fiel a tu dulce Jesús, cuando son tantos los ingratos que le ofenden y los distraídos que le olvidan. Redobla tu celo, duplica tu fervor, reenciendo más y más tu cariñoso anhelo, para suplir con tus adoraciones las que el mundo, demonio y carne roban en estos días a tu adorable Salvador. Hazlo con más ahínco en este último día, y no te pesará en tu última hora haber permanecido constante y fiel a tu ofendido y menospreciado Jesús. Ni merecerás menos, alma mía, por el celo que hayas mostrado en rogar é interceder en tales días, y especialmente en este postrero, por los infelices pecadores, que trae ciegos y locos tras sus banderas el infernal caudillo Satanás. Dios nuestro Señor, después de su propia honra y gloria, que es lo más digno de ser enaltecido y glorificado, ama muy especialmente las almas de esas criaturas que para el cielo formó, y por quienes dio toda su Sangre. Y duélele infinitamente a su Corazón amante verlas precipitarse por caminos de perdición, y que por su severísima justicia hayan de ser condenadas a eterno castigo. Costa, pues, suplica, apremia, para que salga quien se interponga entre ellas y el infierno, quien las aparte de sus pésimos senderos, quien las vuelva a sus brazos arrepentidas y reconciliadas. Y para eso quiere que haya quien ore mucho por ellas, quien por ellas se ofrezca, quien por ellas satisfaga y expíe, para facilitarle así a su misericordia, sin perjuicio de su eterna justicia, la grata obra de perdonar. Así que, bien podemos asegurar que nada agradecerá tanto el Divino Señor, y nada recompensará con tan subidas mercedes con la intercesión de los buenos en favor de sus hermanos pecadores. Se asocia a su obra de Redentor y hácese como redentor con El, quien trabaja y ora, y sufre y expía, para hacer eficaces en las almas de sus hermanos los frutos de la Redención. ¡Oh suavísimo Redentor mío, y que lo sois también de todos mis hermanos pecadores! A ese lauro aspiro yo, y ese espero merecer por vuestra infinita misericordia. ¡Logre yo devolveros alguna de esas almas perdidas que os robó Satanás, logre yo haber alcanzado con mis pobres oraciones y expiaciones algún toque interior de gracia para alguna de ellas en estos días de Carnaval! ¡Poneos de mi parte Vos Señora, Reina y Madre de pecadores, Ángeles y Santos Patronos de esta población, Custodios de los infelices hermanos míos apartados de Dios! Presentad vosotros estas mis últimas súplicas al Altísimo, y alcancen ellas por vuestra recomendación lo que por mis escasos méritos no pudieran tal vez lograr. Amén.

ANOTACIONES

Al hablar sobre la piedad popular, es referirnos a aquellas devociones que antaño se hacían en nuestros pueblos y nuestras casas, cuando se...